Cuentos fantásticos que dan miedo - Fitz James O'Brien - E-Book

Cuentos fantásticos que dan miedo E-Book

Fitz James O' Brien

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Beschreibung

Antología de cuentos fantásticos de aparecidos, escritos por verdaderos maestros del terror y adaptados especialmente para esta edición, perturbarán y, al mismo tiempo, atraparán a los lectores.

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Cuentos fantásticos que dan miedo

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Versiones  -  Patricia Roggio

Ilustraciones  -  Fernando Baldó

COLECCIÓN La Puerta Secreta REALIZACIÓN: Letra Impresa AUTORES: Fitz James O’Brien, Guy de Maupassant, Charles Dickens, Ambrose Bierce, Montague Rhodes James y Howard Phillips Lovecraft ADAPTACIÓN: Patricia Roggio EDICIÓN: Elsa Pizzi DISEÑO: Gaby Falgione COMUNICACIÓN VISUAL ILUSTRACIONES: Fernando Baldó

De Maupassant, Guy Cuentos fantásticos que dan miedo / Guy De Maupassant ; Charles Dickens ; adaptado por Patricia Roggio. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Letra Impresa Grupo Editor, 2021. Libro digital, EPUB Archivo Digital: online ISBN 978-987-8933-11-5 1. Cuentos de Terror. I. Dickens, Charles. II. Roggio, Patricia, adapt. III. Título. CDD 863.9282

© Letra Impresa Grupo Editor, 2021 Guaminí 5007, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Teléfono: +54-11-7501-1267 Whatsapp +54-911-3056-9533contacto@letraimpresa.com.arwww.letraimpresa.com.ar Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total, el registro o la transmisión por un sistema de recuperación de información en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin la autorización previa y escrita de la editorial.

Esta colección se llama La Puerta Secreta y queremos invitarlos a abrirla.

Una puerta entreabierta siempre despierta curiosidad. Y más aun si se trata de una puerta secreta: el misterio hará que la curiosidad se multiplique.

Ustedes saben lo necesario para encontrar la puerta y para usar la llave que la abre. Con ella podrán conocer muchas historias, algunas divertidas, otras inquietantes, largas y cortas, antiguas o muy recientes. Cada una encierra un mundo desconocido dispuesto a mostrarse a los ojos inquietos.

Con espíritu aventurero, van a recorrer cada página como si fuera un camino, un reino, u órbitas estelares. Encontrarán, a primera vista, lo que se dice en ellas. Más adelante, descubrirán lo que no es tan evidente, aquellos “secretos” que, si son develados, vuelven más interesantes las historias.

Y por último, hallarán la puerta que le abre paso a la imaginación. Dejarla volar, luego atraparla, crear nuevas historias, representar escenas, y mucho, mucho más es el desafío que les proponemos.

Entonces, a leer se ha dicho, con mente abierta, y siempre dispuestos a jugar el juego.

¡Cuidado! Jason podría perseguirnos un fatídico Viernes 13. Y FreddyKrueger invadir nuestras pesadillas. Drácula nos amenaza con mordernos el cuello. En algún lugar, el Dr. Frankenstein podría estar creando nuevas criaturas infrahumanas. O recibir La llamada, en la que le dicen: Sé lo que hiciste el verano pasado. O perderse en La niebla una noche de Halloween. En la tele, el espantoso guardián de la cripta nos espera con una de sus espeluznantes historias.

¿Y acaso elmiedo no entra en las computadoras y en la play? Sí, claro, con su ejército de zombis, mutantes, fantasmas y todo tipo de abominaciones, nos amenaza en Resident Evil, Alone in the dark, The Thing, Fatal Frame. Eso sí es terror, dicen los fanáticos.

Pero el terror no solo vive en el cine, la televisión y los videojuegos. Esmás, nace y crece en elmundo de los libros. Frankenstein es originalmente una novela escrita en 1818 por Mary Shelley. Bram Stoker es el autor de la novela Drácula, de 1897. Desde 1835, Edgar Allan Poe escribió los cuentos más terroríficos que se hayan leído jamás. Ymuchos fueron llevados al cine.Hoy, elmaestro indiscutido del terror es Stephen King. Quien lea su novela It o vea la película no las olvidará.

Si lo que sentimos es tan desagradable, ¿por qué nos gustan estas historias de casas hechizadas, cementerios y venganzas más allá de la muerte? Pegamos saltos en la butaca del cine y después no dormimos. Los cuentos nos impresionan tanto que no queremos quedarnos solos, ni a oscuras. Es que el miedo nos molesta pero también nos atrapa. Entonces, allá vamos.

Entre todos los cuentos de terror elegimos los de este libro por varios motivos: son muy antiguos y seguramente no los conocen; sus autores son “maestros” del terror; todos inspiraron nuevos cuentos, novelas y películas. Y todos son de aparecidos, seres muy interesantes.

¿Qué sentirán al leerlos? Después, ¿podrán acostarse en su cama sin esperar sorpresas, visitar un cementerio o una casa deshabitada?

Si se animan, léanlos y luego vean qué pasa. ¿O acaso les tienen miedo a los fantasmas?

· 1 ·

La cosa

Basado en el cuento del mismo nombre, de Fitz James O’Brien

~

He decidido contar con toda honestidad ciertos hechos que viví hace unos años y, como son tan extraordinarios, estoy dispuesto a aceptar que el lector dude de ellos.

Esos sucesos ocurrieron en el número 30 de la calle Veintiséis, en Nueva York. La casa, que todavía existe, es enorme y está rodeada por un extenso terreno. Una vieja fuente sin agua y algunos frutales sin podar demuestran que, en otra época, ese lugar fue un agradable jardín lleno de flores, de frutas y de un suave murmullo de agua.

Cabe agregar que esa casa siempre tuvo fama de estar encantada. La había construido quince o veinte años antes un próspero comerciante de Nueva York. Sorpresivamente, sus negocios fracasaron y, poco tiempo después, el hombre murió.

Los acreedores se quedaron con la propiedad en la que solo vivían un guardián y su mujer. La pareja afirmó que era molestada por ruidos sobrenaturales. Según ellos, las puertas se abrían y cerraban solas y durante la noche, los muebles eran amontonados unos sobre otros por manos desconocidas. Pies invisibles subían y bajaban los escalones en pleno día, acompañados por el ruido de manos también invisibles, deslizándose a lo largo de la baranda. Finalmente, el guardián y su mujer dijeron que no deseaban seguir viviendo en ese lugar y fueron reemplazados por otros. Pero los ruidos y las manifestaciones sobrenaturales continuaron.

Nuevamente la casa quedó sin ocupantes y el rumor de lo que pasaba en ella se difundió en el vecindario. Durante los siguientes tres años, muchas personas se interesaron en alquilarla. Pero antes de que se decidieran, las historias desagradables que llegaban a sus oídos los hacían cambiar de idea.

Fue en esa época cuando la señora Moffat, la propietaria de la pensión de la calle Blecker donde yo vivía, tuvo la idea de instalarse en el número 30 de la calle Veintiséis para estar más cerca del centro. Entonces nos comunicó sus proyectos y nos contó francamente todo lo que había oído sobre las cualidades fantasmagóricas de aquella casa. Y con excepción de dos cobardes, todos sus huéspedes decidimos acompañarla en su incursión almundo de los espíritus.

Nos mudamos en mayo y estuvimos encantados con nuestra nueva residencia. La zona donde se encuentra la casa es uno de los sitios más agradables de Nueva York. Los jardines traseros bajan hasta las orillas del río Hudson y durante las noches de verano, el nuestro, aunque descuidado, era un fresco lugar donde conversar, mirando brillar las luciérnagas entre la hierba.

Naturalmente, apenas nos instalamos en la nueva casa nos preparamos para ver fantasmas. Esperábamos con impaciencia su llegada y nuestras conversaciones giraban siempre alrededor de lo sobrenatural. Si una mesa o un armario crujían cuando estábamos reunidos en la sala, de inmediato se hacía un silencio y cada uno se preparaba para oír el golpeteo de cadenas, o para ver aparecer un espectro. Pero después de unmes tuvimos que reconocer, desilusionados, que no había ocurrido nada que pudiera asemejarse a una presencia sobrenatural.

Así estaban las cosas cuando se produjo un acontecimiento tan extraordinario y tan inexplicable que con solo recordarlo siento que pierdomi capacidad de juicio. Era el 10 de julio.Cuando terminamos de cenar salí al jardín con mi amigo, el doctor Hammond, a fumar una pipa. Habíamos bebido de más y, sugestionados por la historia de la casa, la conversación se convirtió en un alucinante desfile de monstruos y fantasmas.

Era muy tarde cuando nos separamos y volvimos a nuestras habitaciones. Me desvestí y me metí en la cama con un libro, pues tengo la costumbre de leer algunas páginas todas las noches. Pero muy pronto lo dejé. Era la Historia de monstruos de Goudon y, teniendo en cuenta mi estado de ánimo, resultaba una compañía desagradable.

Entonces decidí dormirme y apagué la luz. La habitación quedó en la más completa oscuridad. Aún así, puse el brazo delante de mis ojos y traté de no pensar en nada. Fue en vano. Los malditos personajes de los que habíamos hablado con Hammond no dejaban de aparecer en mi cabeza. Luchaba contra ellos. Y mientras permanecía extendido, inmóvil como un cadáver, intentando calmarme, se produjo un horroroso incidente. Algo pareció caer del cielo raso sobre mi pecho y, un instante más tarde, sentí mi garganta apretada por dos manos huesudas que trataban de estrangularme.