Brenda es abogada, y una vez tuvo el privilegio de aparecer ante el Tribunal Supremo de Canadá. Hace cinco años que dejó la abogacía para ser mamá, estar en casa y seguir su sueño secreto de escribir un libro. Se inscribió en un curso de cómo escribir novela romántica en una universidad local y terminó el primer libro antes de que acabara el curso. Después de tres años, cinco manuscritos y otro bebé, Brenda decidió entrar en el concurso de los premios de Romance Writers of America y acabó vendiendo su manuscrito a Harlequin. Le encanta formar parte de la familia de Harlequin, a pesar de las constantes interrupciones de su marido en la vida real, dos hijos y dos perros neuróticos, y lo que más desea es seguir escribiendo finales felices.