Alceste - Benito Pérez Galdos - E-Book

Alceste E-Book

Benito Pérez Galdòs

0,0

Beschreibung

Alceste es una obra de teatro de Benito Pérez Galdós. Basada en el personaje homónimo de la mitología griega, recrea la historia en forma de drama teatral.-

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 99

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Benito Pérez Galdós

Alceste

TRAGICOMEDIA EN TRES ACTOS

(El tercero dividido en dos cuadros.) Representóse en el Teatro de la Princesa la noche del 21 de Abril de 1914. 1.000

Saga

AlcesteCopyright © 1880, 2020 Benito Pérez Galdós and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726495225

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 2.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Á los espectadores y lectores de “Alceste„

Tiempo ha que me sentí cautivado por la tradición de Alceste, reina de Tesalia, ejemplo y cifra de abnegación sublime, alma candorosa y poética que ilumina las edades remotas en que la Historia se confunde con la Mitología.

Asunto tan bello parecióme muy adecuado para presentarlo en forma teatral con procedimiento y estilo modernos. Mi primera labor fué escudriñar en las lejanías obscuras de la vida helénica los hechos que determinaron aquel caso de altruísmo heroico, desde la sentencia de Admeto hasta la muerte y resurrección de la joven y amorosa reina.

En la confusión que envuelve esta leyenda he podido determinar la fecha probable. Eumelo, hijo mayor de Alceste, á quien presento con ocho años de edad, figura en la Ilíada, canto segundo, mandando once de las naves que fueron á la conquista de Troya. Estaba casado con una hermana de Penélope, y combatió valerosamente en las huestes de Aquiles y Agamenón. En la Odisea también habla el padre de la Poesía de las proezas del hijo de Alceste. Determinemos, pues, con la vaguedad de la cronología helénica, que nuestro asunto fluctúa entre los años 950 y 980 antes de la Era Cristiana.

Viejecillo es el tema: estamos en la época arcaica. Decidido á llevar al Teatro la leyenda de Alceste, la opinión de José Ramón Mélida y las expresivas observaciones de María Guerrero, maestra insuperable en todas las artes de la escena, moviéronme á trasladar la acción al tiempo de Pericles, el más apropiado para dar esplendor á los accesorios de la fábula teatral. Ya en el terreno de las licencias, hube de tomarme otras. La primera fué sustituir el personaje de Apolo por Mercurio, pues esta divinidad, más en contacto con los mortales, me facilitaba la modernización de mi tragicomedia, dando á tal figura el carácter irónico y familiar que me convenía. Otra licencia, de la que no me arrepiento, es sacar á escena á la madre de Admeto con el nombre imaginario de Erectea, formando con ella un carácter tan acentuado como el del anciano Pherés, padre del rey de Tesalia. Nuevas licencias ó libertades lícitas en todo arte advertiréis en la presentación de los parásitos, agasajados en el palacio y mesa de los reyes: el historiador Gorgias, el filósofo Aristipo, Cleón el astrónomo y el citarista Polícrates.

Reforma tan arbitraria como legítima es utilizar el Anfictionado ó Federación tesálica como resorte dramático que determina y refuerza el hermoso acto de Alceste.

Ni esto, ni los parásitos, ni los caracteres de Pherés y Erectea, encariñados con la Regencia Trina; ni la intervención de Hermes humanizado y ecléctico, ni el indumento vistoso, se acomodaban á la época arcaica, en la cual la tosquedad de la arquitectura, la simplicidad de los trajes y la barbarie de las costumbres amenguarían el encanto del artificio teatral.

La más famosa obra, entre las muchas que inspiró la leyenda de Alceste, es la tragedia de Eurípides, representada en Atenas el año 438, antes de Jesucristo. Atentamente leída una y otra vez, pensé que para interesar al público de nuestros días órame forzoso desarrollar la acción con método absolutamente distinto al seguido por el maestro helénico, que, naturalmente, se cuidaba de agradar á sus coetáneos. La prolija disputa entre Apolo y el Genio de la Muerte; las lamentaciones del Coro, por cuyas bocas expresa el poeta sus pensamientos, supliendo en ocasiones el sentir de los personajes vivos; la Parabase; el discurso del Escoliasta ante la caterva de comediantes, huelgan en nuestro tiempo, como no revistan el carácter de curiosidad arqueológica. Pero he prescindido de ello en la firme creencia de que tales curiosidades son más para leídas que para representadas.

El único contacto que tiene la obra que váis á leer, con la tragedia de Eurípides, está en el pasaje de ternura en que la reina moribunda se despide de sus hijos, de su esposo y de su servidumbre. Por caminos enteramente distintos á los de Eurípides llego al desenlace, la resurrección de Alceste. Presento á Hércules como el héroe invicto, cuya misión es limpiar de monstruos toda la tierra y restablecer la justicia entre los mortales. Dignifico al personaje omitiendo los actos crapulosos y de glotonería, que daban ocasión á las risotadas y bullanga de los espectadores atenienses en la representación de la obra de Eurípides. La solemnidad trágica se convertía en jácara bufonesca, según consta en documentos literarios que han llegado hasta nosotros. Para precipitar la solución final, el hijo de Júpiter, que se ha expresado con la mesura y elocuencia propias de su abolengo divino, se convierte en taumaturgo ante el cadáver de la hermosa reina, y con ardoroso conjuro la saca del sombrío imperio de la Muerte.

Termino asegurando que la abnegación de la reina de Tesalia tiene todo el valor ético de un sacrificio cristiano. Ni en la mitología india, ni en la caldea, ni en la escandinava encontramos un acto semejante al de la divina Alceste, consumado diez siglos antes de Jesucristo.

B. PÉREZ GALDÓS.

 

Madrid, 21 de Abril de 1914.

PERSONAJES

ALGESTE, Reina, esposa de Admeto.

SRA. GUERRERO.

ADMETO, Soberano de Tesalia

SR. CODINA.

PHERÉS, Príncipe de Pherés, padre de Admeto

SR. VILCHES.

ERECTEA, Princesa de Pherés, madre de Admeto

SRA. TORRES.

EUMELO, niño de 8 años, Príncipe de Tesalia, hijo de Alceste y Admeto

SRTA. HERMOSA.

DIOMEDA, niña de 4 años, ídem, id.

NIÑA CANDELAS.

EL DIOS MERCURIO (Hermes)

SR. DÍAZ DE MENDOZA (F.).

HÉRCULES, héroe, semidiós

SR. THUILLIER.

HÍPERIÓN, custodio de los Archivos de Tesalia

SR. CIRERA.

DEMOFONTE, sacerdote de Delfos

SR. GUERRERO.

GORG1AS, parásito consagrado á la Historia

SR. JUSTE.

ARISTIPO, filósofo

SR. MEDRANO.

CLEÓN, físico y astrónomo

SR. CARSI.

POLÍCRATES, músico, flautista

SR. MESEJO.

EL GENIO DE LA MUERTE (no habla).

TISBE, nodriza y camarera de Alceste

SRTA. CANGIO.

FRINÉ, esclava muy hermosa

SRA. SALVADOR.

PERIANDRO, mayordomo de la Casa de Admeto

SR. BAYLES

Otras esclavas, también muy guapitas. — Doncellas, guerreros, próceres, magnates, patricios y dignatarios de la Corte.

 

Esta obra es propiedad de su autor, y nadie sin su permiso podrá traducirla, ni reimprimirla en España, ni en ninguno de los países con los cuales se haya celebrado ó se celebren tratados internacionales de propiedad literaria.

ACTO PRIMERO

Sala baja en el Palacio de los Soberanos de Tesalia. En el foro izquierda puerta grande que comunica con el exterior. En el resto del paramento tapices, que oportunamente se descorren para dar paso al comedor. Á derecha é izquierda, puertas que dan acceso al interior del edificio. En el proscenio, hacia la izquierda, una mesa, sillas, banquetas ó escaños. Es de día. La acción se desarrolla en Larissa, capital del Anfictionado de Tesalia.

Derecha é izquierda se entienden del espectador.

ESCENA PRIMERA

admeto, que entra por la derecha con marcadas demostraciones de pena y desesperación; tras él gorgias.

GORGIAS

Admeto, soberano de Tesalia, sosiégate; óyeme...

 

ADMETO

Déjame. Mi dolor busca la soledad.

 

GORGIAS

¿Rechazas la compañía de tu mejor amigo? Pon una pausa á tu dolor y hablemos.

 

ADMETO

¡Ay, Gorgias, mi leal amigo! Tus palabras no han de darme ningún consuelo. (Se sienta. Apoya los codos en la mesa y la cabeza en las palmas de las manos.)

 

GORGIAS

No desesperes. Aguarda...

 

ADMETO

Aguardo, sí, esta noche la hora fatal de una muerte instantánea. Cesará mi vida como una luz que se apaga súbitamente. ¡Es horrible, horrible! El Padre de los Dioses, el inexorable Júpiter, me ha condenado á perecer en la plenitud de la vida, arrebatándome al cariño de mi esposa y de mis hijos, al gobierno de estos reinos y al amor de mis súbditos. ¿Y por qué? Por un arrebato mío que no merecía, sin duda, pena irreparable.

 

GORGIAS

Ya sé que en la floresta del monte Hymeto, cazando con tus amigos, mataste al bello Corydón, hijo de la ninfa Liriope. Lo sé por Demofonte, el sacerdote de Delfos.

 

ADMETO

Pero no sabrás que Liriope es protegida de Juno...

 

GORGIAS

¡Por Saturno y su estirpe! ¡Qué desdicha la tuya! Las ofensas á la orgullosa June atraen siempre la cólera y el rayo de su esposo.

 

ADMETO

Pero yo digo: si Júpiter es la justicia, si es la razón y el orden de todo el Universo, ¿cómo no ha tenido en cuenta mis méritos, mis trabajos por el bienestar del género humano, antes de condenarme á perder la vida? ¿Pues qué? ¿No significan nada las hazañas, los actos heroicos del que acompañó á los Argonautas en la conquista del Vellocino? ¿Por ventura nada valen mis campañas guerreras y mi destreza política para confederar los Estados esparcidos de Tesalia, y hacer con ellos una nación poderosa y fuerte?

 

GORGIAS

Sí, nadie conoce como yo tus altos hechos. Escribo la Historia, y transmito las hazañas de todos los héroes á las generaciones venideras. Aunque es grande tu gloria, ¡oh, Rey!, no te rebeles contra la voluntad de Júpiter. Dios es Dios, y nuestras vidas miserables están y estarán siempre en su mano.

 

ADMETO

Eso decimos, sí, obedientes á una fácil rutina que nos enseñaron de niños. Pero en nuestras almas alienta siempre la protesta. (Cogiéndole del brazo le obliga á sentarse á su lado.) Ven aquí, hablemos con el más puro acento de la verdad. (Bajando la voz.) ¿Crees tú en la justicia de los Dioses?

 

GORGIAS

Creo, sí; pero... (Temeroso de expresar su pensamiento.)

 

ADMETO

No temas. Nadie nos oye.

 

GORGIAS

Creo en los Dioses: creo en su poder, del cual tenemos los mortales pruebas bien visibles y dolorosas...

 

ADMETO

En el poder de la divinidad creo yo también... Pero no es eso lo que te pregunto.

 

GORGIAS

Ya, ya. Quieres saber si amo á los Dioses. Pues te diré... A ratos, sí; á ratos, no. En ellos veo las mismas pasiones que constituyen nuestra imperfección. Si en algunos casos proceden con piedad y justicia, en otros ¡ay! son crueles, injustos...

 

ADMETO

(Vivamente.) Y vengativos. Digámoslo bien claro.

 

GORGIAS

Desde niño acariciaba mi mente estas ideas. Y ahora que consagro todas mis horas al estudio...

 

ADMETO

(Trascordado.) ¿Qué estudias tú, Gorgias?

 

GORGIAS

(Asombrado de la pregunta.) La Historia... ¿No sabes?...

 

ADMETO.

¡Ah, sí! La Historia... Perdona...

 

GORGIAS

Por mi afición á esta ciencia y por el amor que ¡tongo en cultivarla, me has admitido en tú palacio. La divina Alceste cree ilustrar su Corte rodeándose de los que nos consagramos á las diferentes artes y ciencias.

 

ADMETO

Sí, sí, querido Gorgias. Y tú eres el primero en nuestras preferencias... por tu ingenio, por tu afabilidad... ¡Ah, la Historia... cosa muy buena!... Entiendo que es la poesía de los acontecimientos.

 

GORGIAS

La poesía de la realidad, digo yo.

 

ADMETO

¿Y no será mejor decir la filosofía de los hechos humanos?

 

GORGIAS