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eBook Interactivo. Se conoce por arte mudéjar o morisco la producción artística de los musulmanes que trabajaron al servicio de los cristianos. A medida que iba avanzando esa oleada histórica que tan desafortunadamente conocemos con el nombre de Reconquista, grandes masas de población musulmana iban sometiéndose a la administración de los reinos cristianos. Estos guerreros del norte no contaban la mayor parte de las veces con suficientes arquitectos para erigir sus obras, y recurrían en gran medida al trabajo de los "alarifes" musulmanes, que conocían su oficio a la perfección.
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ÍNDICE
1. San Tirso de Sahagún. León
2. San Martín de Arévalo. Ávila
3. San Nicolás de Arévalo
4. La Lugareja de Arévalo
5. San Esteban de Cuéllar. Segovia
6. San Martín de Cuéllar. Segovia
7. San Andrés de Cuéllar. Segovia
8. Ábside de la Iglesia del Salvador. Cuéllar. Segovia
9. Iglesia de Santiago. Salamanca
10. San Salvador de Toro. Zamora
11. San Román de Toledo
12. Santiago del Arrabal. Toledo
13. Torre de la Iglesia de la Asunción. Illescas. Toledo
14. Puerta del Sol. Toledo
15. Decoración de lacería de Santa María la Blanca
16. Sinagoga del Tránsito. Toledo
17. Convento de las Clarisas. Tordesillas
18. Convento de las Clarisas. Patio y artesonado
19. Armadura mudéjar del convento de San Francisco. Palencia
20. Claustro mudéjar del monasterio de Guadalupe. Cáceres
21. Iglesia de Santa María de Lebrija. Sevilla
22. Salón de las Doncellas del Alcázar sevillano
23. Patio de las Muñecas. Alcázar de Sevilla
24. Salón de Embajadores del Alcázar. Sevilla
25. Portada Interior del Alcázar. Sevllla
26. Torre de San Martín. Teruel
27. Santa María de Calatayud
28. Catedral de Tarazona. Zaragoza
29. Muro de la Catedral de La Seo de Zaragoza
30. Torre de la Catedral de Teruel
31. Torre de Utebo. Zaragoza
32. Loza de Manises
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Se conoce por arte mudéjar o morisco la producción artística de los musulmanes que trabajaron al servicio de los cristianos. A medida que iba avanzando esa oleada histórica que tan desafortunadamente conocemos con el nombre de Reconquista, grandes masas de población musulmana iban sometiéndose a la administración de los reinos cristianos. Estos guerreros del norte no contaban la mayor parte de las veces con suficientes arquitectos para erigir sus obras, y recurrían en gran medida al trabajo de los «alarifes» musulmanes, que conocían su oficio a la perfección. De este modo, la técnica musulmana, avalada por muchos siglos de tradición, se ponía al servicio de los cristianos, de sus ideas y caprichos estéticos.
El nombre de mudéjar, acuñado por el estudioso Amador de los Ríos, se alterna con el de morisco para denominar este arte producto mixto de dos civilizaciones coetáneas. No podemos hablar de estilo original, sino más bien de una simbiosis original de sistemas constructivos y decorativos románicos, góticos y musulmanes. En esta mezcla reside la personalidad indiscutible del mudéjar. No se trata de un arte similar en todas las regiones, sino que, por el contrario, tiene tantas variedades como zonas en las que se localiza.
La dispersión de sus monumentos es abrumadora. Encontramos arte mudéjar en todo el territorio nacional, desde León hasta Andalucía y desde Cáceres al Ebro. Existe, sin embargo, una zona (Cantábrica y Pirineos) en la que estos monumentos son casi inexistentes, y otra (Toledo y valle del Ebro) en que son especialmente abundantes. Para comprender esta disposición de los hallazgos basta con repasar la cronología del avance cristiano. Hasta el siglo XII no existe propiamente arte mudéjar, pues los cristianos sólo poseían unos pequeños reinos en el valle del Duero y el elemento islámico derramaba su imperio sobre la península. Sólo a partir de las conquistas de Fernando I y Alfonso VI de Castilla, con la ocupación del valle del Tajo y la toma de Toledo, se ponen en contacto los dos pueblos.
Existe un arte de genealogía muy similar, aunque bastante anterior, y es el llamado arte mozárabe. También consiste en una asimilación de las técnicas islámicas a las necesidades constructivas de los cristianos primitivos (siglos IX y X), pero se trata de emigrantes voluntarios que abandonan las tierras del sur por su propia voluntad y acuden al reclamo de la civilización cristiana cuando ésta aún se debate en la precaria estabilidad de los nacientes reinos cristianos. Los mudéjares, por el contrario, comienzan a trabajar para los cristianos a partir del siglo XII, y continúan haciéndolo hasta el XVI, pero ya no se trata de un desplazamiento voluntario, sino de una absorción forzosa por la cultura cristiana, más fuerte y juvenil. Siendo, por tanto, mudéjar y mozárabe dos estilos que funden los elementos islámicos y cristianos, resultan en la realidad muy distintos uno de otro.
Entremos ahora en las consideraciones esenciales sobre el arte mudéjar. En arquitectura se trata de un estilo original que aporta nuevas teorías y elementos constructivos a la Historia del Arte. Sus novedades son: un nuevo tipo de material, el ladrillo, y un nuevo tipo de decoración musulmana superpuesta a los elementos constructivos cristianos.