Berkeley en 90 minutos - Paul Strathern - E-Book

Berkeley en 90 minutos E-Book

Paul Strathern

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Beschreibung

La filosofía de Berkeley niega la existencia de la materia. Según él, no existe el mundo material, solamente la experiencia, de modo que, cuando algo no se ve, es que no existe. Entonces, ¿cómo es que subsiste el mundo? Pues porque lo sustenta la percepción constante de un Dios que todo lo ve. Las ideas de Berkeley parecen llevar el empirismo hasta extremos absurdos, pero ¿acaso no tenemos nosotros que dejar el sentido común y lo obvio a un lado para ir más allá de la pura existencia cotidiana?

En Berkeley en 90 minutos, Paul Strathern expone de manera clara y concisa la vida e ideas de George Berkeley. El libro incluye una selección de sus escritos, una breve lista de lecturas sugeridas para aquellos que deseen profundizar en su pensamiento, y cronologías que sitúan a Berkeley en su época y en una sinopsis más amplia de la filosofía.

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Siglo XXI

Paul Strathern

Berkeley

en 90 minutos

Traducción: José A. Padilla Villate

La filosofía de Berkeley niega la existencia de la materia. Según él, no existe el mundo material, solamente la experiencia, de modo que, cuando algo no se ve, es que no existe. Entonces, ¿cómo es que subsiste el mundo? Pues porque lo sustenta la percepción constante de un Dios que todo lo ve. Las ideas de Berkeley parecen llevar el empirismo hasta extremos absurdos, pero ¿acaso no tenemos nosotros que dejar el sentido común y lo obvio a un lado para ir más allá de la pura existencia cotidiana?

En Berkeley en 90 minutos, Paul Strathern expone de manera clara y concisa la vida e ideas de George Berkeley. El libro incluye una selección de sus escritos, una breve lista de lecturas sugeridas para aquellos que deseen profundizar en su pensamiento, y cronologías que sitúan a Berkeley en su época y en una sinopsis más amplia de la filosofía.

«90 minutos» es una colección compuesta por breves e iluminadoras introducciones a los más destacados filósofos, científicos y pensadores de todos los tiempos. De lectura amena y accesible, permiten a cualquier lector interesado adentrarse tanto en el pensamiento y los descubrimientos de cada figura analizada como en su influencia posterior en el curso de la historia.

Diseño de portada

RAG

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Nota editorial:

Para la correcta visualización de este ebook se recomienda no cambiar la tipografía original.

Nota a la edición digital:

Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

Título original

Berkeley in 90 minutes

© Paul Strathern, 2000

© Siglo XXI de España Editores, S. A., 2004, 2015

para lengua española

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.sigloxxieditores.com

ISBN: 978-84-323-1756-9

Introducción

Berkeley pertenece a esa clase de filósofos que dan mala fama a la filosofía. Cuando se lee por primera vez su obra se piensa que es absurda. Y es verdad, lo es. La filosofía de Berkeley niega la existencia de la materia. Según él, no existe el mundo material.

La filosofía moderna fue iniciada en el siglo XVII por el filósofo francés René Descartes, quien sostuvo que el único conocimiento verdadero del universo se basa en la razón. Menos de medio siglo más tarde, el cartesianismo, como fue llamado, encontró la oposición del filósofo inglés John Locke, fundador del empirismo. Locke adoptó un punto de vista más próximo al sentido común al afirmar que el único conocimiento verdadero del universo se basa en la experiencia.

Fue quizá inevitable que la filosofía permaneciera durante mucho tiempo dentro de la camisa de fuerza del sentido común. Justamente 20 años después del Ensayo sobre el entendimiento humano de Locke apareció Un ensayo acerca de una nueva teoría de la visión de Berkeley, que liberó a la filosofía de la mayoría de lo que nosotros consideramos como realidad, y llevó el pensamiento empirista de Locke a conclusiones lejanas al sentido común. Según Berkeley, si el conocimiento se basa enteramente en la experiencia, solo podemos conocer nuestra propia experiencia. No conocemos en realidad el mundo, solo nuestra percepción particular de él. ¿Qué le sucede al mundo cuando no lo estamos experimentando? En lo que nos concierne, cesa simplemente de existir.

De modo que, según Berkeley, si algo no es visto, es que no existe. Esta es la postura que adoptan los niños cuando cierran apretadamente los ojos para evitar comer más espinacas o puré de ciruelas. Pero para cuando hemos llevado al elevado status de comer las espinacas y las ciruelas por separado (o ya no las comemos), hemos superado por lo general esta actitud. Berkeley no. Según él, el árbol no existe si no lo vemos o percibimos de algún otro modo, como tocarlo u olerlo. Por tanto, ¿qué le pasa al árbol? Berkeley era un hombre temeroso de Dios que llegó a obispo, lo que le indujo a encontrar una explicación ingeniosa de cómo persiste el mundo cuando no lo experimentamos. Su postura se explica con sencillez en las siguientes coplillas:

Dijo una vez un joven, pensativo:

Dios pensará que es muy raro

que el árbol siga en el parque,

existiendo,

si no hay nadie por allí.

Y la réplica:

Querido señor:

Lo sorprendente es su asombro,

pues siempre estoy en el parque,

vigilando,

y por eso sigue allí,

pues lo observa

su afectísimo

Dios

En otras palabras: podemos saber que el mundo existe solo cuando lo percibimos, pero cuando no lo hacemos nosotros directamente está siendo sostenido por la percepción continua de un Dios que todo lo ve.

La conclusión empírica de Berkeley (no hay una realidad permanente) y su milagrosa solución (un Dios eterno y omnipresente) suenan a sofistería. La sensibilidad actual no tiene por lo general tiempo para trucos aparentemente intelectuales, que más parecen cosa de la Edad Media que de nuestra época científica. De modo que nos asalta la sorpresa cuando vemos que la física de las partículas subatómicas se ha visto forzada a sacar una conclusión asombrosamente similar a la de Berkeley. Según el principio de indeterminación de Heisenberg, no es posible medir a la vez el momento y la posición de una partícula subatómica. Si se mide (esto es, si se percibe) una de las dos propiedades, la otra queda indeterminada. Así, en un sentido muy real, solo la cualidad que es percibida (la posición medida, digamos) es real, y la otra cualidad (su momento: masa por velocidad) no existe de manera determinable. Únicamente podemos «conocer» aquella que estamos percibiendo. El otro elemento está, en cierto sentido, «allí» (como si fuera percibido por un Dios que todo lo ve), pero no puede alcanzar una existencia determinada hasta que lo percibimos.

La filosofía de Berkeley parecía llevar al empirismo hasta un extermo absurdo. Pero si llevamos las implicaciones de las suposiciones del sentido común hasta sus conclusiones lógicas, el resultado tiene a menudo muy poco que ver con las suposiciones «obvias» del sentido común de las cuales partimos. El sentido común es la manera en que intentamos manejar la vida cotidiana. Pero si queremos progresar más allá de la imprecisión y el embrollo de la existencia diaria para llegar a una verdad más cierta, frecuentemente tenemos que abandonar lo obvio. Como observó Einstein: «El sentido común es el cúmulo de prejuicios adquiridos a la edad de dieciocho años».

Vida y obra de Berkeley