Borges en 90 minutos - Paul Strathern - E-Book

Borges en 90 minutos E-Book

Paul Strathern

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Beschreibung

Entretejiendo ficción y hechos, materia fantástica con figuras históricas, la idea de Borges de un mundo en el que convergen el tiempo, la cultura y el espacio resulta muy apropiado en nuestro progreso hacia la globalización. Fue perdiendo la vista a medida que cumplía años hasta quedarse ciego pero, según su vista desaparecía, los extraños y exóticos relatos que había puesto sobre el papel cobraron viveza. La obra de Borges, sorprendentemente profunda y conmovedora, es atemporal y emocionante, resultado de un profundo sufrimiento y una incorregible inocencia. En "Borges en 90 minutos", Paul Strathern nos ofrece un relato tan conciso como experto sobre la vida y obra de Borges, y explica su influencia sobre la literatura y la lucha del hombre para entender su lugar en el mundo. El libro incluye asimismo una cronología de su vida y época, así como lecturas recomendadas para quienes quieran saber más.

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Siglo XXI

Paul Strathern

Borges

en 90 minutos

Traducción: Sandra Chaparro

Entretejiendo ficción y hechos, materia fantástica con figuras históricas, la idea de Borges de un mundo en el que convergen el tiempo, la cultura y el espacio resulta muy apropiado en nuestro progreso hacia la globalización. Fue perdiendo la vista a medida que cumplía años hasta quedarse ciego pero, según su vista desaparecía, los extraños y exóticos relatos que había puesto sobre el papel cobraron viveza. La obra de Borges, sorprendentemente profunda y conmovedora, es atemporal y emocionante, resultado de un profundo sufrimiento y una incorregible inocencia.

En Borges en 90 minutos, Paul Strathern nos ofrece un relato tan conciso como experto sobre la vida y obra de Borges, y explica su influencia sobre la literatura y la lucha del hombre para entender su lugar en el mundo. El libro incluye asimismo una cronología de su vida y época, así como lecturas recomendadas para quienes quieran saber más.

«90 minutos» es una colección compuesta por breves e iluminadoras introducciones a los más destacados filósofos, científicos y literatos de todos los tiempos. De lectura amena y accesible, permiten a cualquier lector interesado adentrarse tanto en el pensamiento, los descubrimientos y la obra de cada figura analizada como en su influencia posterior en el curso de la historia.

Diseño de portada

RAG

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Nota editorial:

Para la correcta visualización de este ebook se recomienda no cambiar la tipografía original.

Nota a la edición digital:

Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

Título original

Borges in 90 minutes

© Paul Strathern, 2006

© Siglo XXI de España Editores, S. A., 2016

para lengua española

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.sigloxxieditores.com

ISBN: 978-84-323-1806-1

Introducción

Aunque Borges era un hombre de gran erudición, por una de esas ironías propias de su obra, su vida acabó pareciendo una sencilla fábula antigua. A medida que estudiaba y escribía iba perdiendo vista hasta acabar totalmente ciego, perdido en el mundo de sus propias historias mitológicas.

Borges siempre fue un hombre de libros, que se inspiró mucho más de lo habitual en su biblioteca en vez de en la vida misma, aunque no cabe duda de que la pérdida gradual de visión fue ejerciendo una influencia cada vez mayor sobre su obra. A medida que iba perdiendo la vista y las calles de Buenos Aires a su alrededor se difuminaban en un «gris ceniza pálido e incierto», desvió su mirada interior de su Sudamérica natal para fijarla con nostalgia en la Europa de sus antepasados. Resulta muy sintomático que cambiara sus lealtades. En los inicios de su carrera le había influido mucho la fecundidad casi surrealista del gran poeta nicaragüense Rubén Darío:

El peludo cangrejo tiene espinas de rosa

y los moluscos reminiscencias de mujeres.

Sabed ser lo que sois, enigmas siendo formas;

dejad la responsabilidad a las Normas

Más tarde Borges se volcaría en la visión europea, más austera, de Franz Kafka:

Cuando una mañana Gregor Samsa se despertó de un sueño lleno de pesadillas se encontró en su cama convertido en un bicho enorme. Se hallaba tumbado sobre su acorazada espalda y, si levantaba un poco la cabeza, veía su barriga ovalada de color marrón, cubierta de surcos longitudinales demasiado prominentes para sostener la colcha, que estaba a punto de resbalarse al suelo. Se le nublaba la vista al contemplar las numerosas y esmirriadas patas, que no tenían nada que ver con las proporciones de sus piernas de antaño.

Tras una horrenda metamorfosis, parecida a la de Gregor Samsa, Borges despertó un día para comprobar que estaba ciego. La vida del mundo exterior, que tan poco apreciara incluso en sus mejores tiempos, le había sido arrebatada. Hubo de cambiar la luz y la vida por la oscuridad y el estudio.

Tanto sufrimiento y aridez hubieran abrumado a cualquier hombre normal, pero Borges distaba mucho de ser normal. A lo largo de toda su vida conservó en su carácter un elemento ingenuo, casi infantil, y la poesía derivada de esa fuente de inocencia insufló vida al desierto seco y libresco del que extraía su inspiración. Las flores que creó en el desierto tuvieron una vida casi tan corta como la de las auténticas flores del desierto, pero había algo raro y extrañamente exótico en ellas. Entre las espinas del cactus de la erudición brotaron pétalos de una penetrante belleza. Su obra sorprendía como un truco de magia al ser a la vez profunda y conmovedora, eterna y emocionante, producto de un profundo sufrimiento y de una inocencia incorregible.

Por otro lado, esa inocencia y la timidez que conllevaba arruinaron su vida. Sexual y emocionalmente la mayor parte de su existencia fue una auténtica catástrofe para este hijo de mamá, que permaneció soltero hasta bien entrados los 60. No fue por voluntad propia, se enamoraba continuamente, pero las mujeres no lo encontraban sexualmente atractivo. Cuando por fin se casó, a la edad de 68 años, el matrimonio no funcionó. De manera que volvió con su madre. Pero, como hubo de reconocer, el «yo» que vivía su vida se vio gradualmente eclipsado por el «Borges» que escribía y cuyas palabras llegaron a ser su único consuelo.

Vida y obra de Borges

Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires, la capital de Argentina, en agosto de 1899. A principios del siglo XX, Buenos Aires ya era una ciudad considerablemente rica y sofisticada, más que muchas capitales europeas, y se la consideraba el centro cultural de Sudamérica. Borges formaba parte de una distinguida familia; uno de sus ancestros fue oficial de la caballería argentina y desempeñó un importante papel en la lucha emprendida en el siglo XX para independizarse de España. La otra rama de la familia era británica y Borges aprendió a hablar inglés antes que castellano. Le llamaban «Georgie», una versión inglesa de su nombre. Era hijo de un abogado con ambiciones literarias frustradas, que también ejercía de profesor de psicología a tiempo parcial en un prestigioso colegio inglés para niñas de la ciudad. En su vasta biblioteca había numerosas obras de escritores ingleses como Robert Louis Stevenson, H. G. Wells y Mark Twain que el joven y precoz Borges absorbería ávidamente años después.

Aunque era una familia de clase media, vivían en Palermo, por entonces un suburbio venido a menos situado en las afueras de la ciudad, lleno de antros de mala muerte y clubs nocturnos baratos, famoso por sus bailarines de tango (por entonces muy poco respetable) y las riñas mortales a navajazos entre los inmigrantes italianos y los elementos nativos de los bajos fondos. En un momento posterior de su vida, Borges sintió la inquietud de investigar intelectualmente ese territorio prohibido.

Aunque el padre de Borges era un poco mujeriego a la manera tradicionalmente tolerada en la época, su vida familiar fue feliz y el joven Georgie estableció una excelente relación con su madre, su hermana Norah y su abuela inglesa. La madre de Borges solía llevar al joven Georgie al cercano zoológico de Palermo, donde este desarrolló una curiosa obsesión con un tigre. Insistiría en quedarse ante su jaula hasta la puesta de sol, cuando cerraba el zoológico, y una de sus primeras creaciones fue un dibujo infantil de este tigre que pintó cuando solo contaba cuatro años de edad. Georgie estudió en su casa hasta los nueve años. Muchos de los amigos de su padre eran poetas y escritores. Uno de ellos, Evaristo Carriego, solía ir a casa de los Borges y organizar recitales dramáticos de su poesía. Borges recordaría más tarde:

No entendía nada, pero me reveló lo que era la poesía cuando comprendí que las palabras no eran solo un medio de comunicación, sino que había algo mágico en su interior.

Debido a esa experiencia, Borges empezó a escribir enseguida su propia poesía infantil.

En 1914 la familia Borges pasó unas largas vacaciones en Europa. Cuando esta se sumió en el caos, tras el inicio de la Primera Guerra Mundial en julio de 1914, la familia se trasladó a la neutral Suiza, donde Borges asistió al colegio en Ginebra y disfrutó de largos paseos en barca por el lago con su hermana Norah. Era un buen estudiante, ávido de conocimiento, que logró hablar alemán y francés con fluidez rápidamente y comenzó a devorar omnívoramente la literatura de ambos países. Le atraían especialmente la lírica musical del poeta alemán Heine y el lúgubre romanticismo de Baudelaire. También se interesó por la filosofía pesimista del pensador y ensayista alemán Schopenhauer, así como por los escritos más robustos de escritores católicos ingleses como G. K. Chesterton. Los versos que Borges escribió por entonces mostraban la influencia de estos poetas y pensadores, pero aún eran la obra de un aprendiz.

Tras la guerra, en 1919, la familia Borges viajó a España. Los argentinos de la época consideraban a España una madre patria algo atrasada y a Argentina un país americano moderno. Sin embargo España seguía siendo un centro cultural boyante y, por aquel entonces, contaba con una vanguardia artística muy activa de la que formaban parte artistas como Pablo Picasso y Juan Gris, así como el poeta Antonio Machado y la famosa generación del 98. Representaban a la vanguardia literaria española los ultraístas, una versión española del modernismo que barría Europa. Los ultraístas españoles afirmaban que la generación anterior de poetas románticos era decadente e insistían en la necesidad de innovar y renovar la visión del mundo moderno. Fue entonces, bajo la influencia de los ultraístas, cuando Borges empezó a escribir sus primeros poemas de madurez.

Cuando Borges volvió con su familia a Sudamérica en 1921, difundió el ultraísmo y empezó a ganar rápidamente influencia entre los jóvenes poetas de Argentina. Aunque ya sentía un profundo amor por la cultura europea, el retorno suscitó en él un amor entusiasta hacia su ciudad natal. Buenos Aires se estaba convirtiendo en una metrópolis en auge, con metro y un nuevo horizonte de rascacielos. Era un escenario adecuado para los poemas modernos y ultraístas de Borges que se empezaban a publicar en las revistas literarias locales.

En 1923, a los 24 años, Borges publicó su primer libro de poemas titulado Fervor de Buenos Aires.