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En "Calaveras En Las Estrellas" de Robert E. Howard, Solomon Kane, un sombrío aventurero puritano, debe cruzar un páramo encantado a pesar de las inquietantes advertencias. A medida que se adentra en el páramo cargado de niebla, se enfrenta a una fuerza sobrenatural ligada a un oscuro secreto. El relato teje una atmósfera de tensión, peligro y castigo moral, mostrando la intrépida determinación de Kane contra el mal de otro mundo.
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Seitenzahl: 20
Veröffentlichungsjahr: 2024
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En "Calaveras En Las Estrellas" de Robert E. Howard, Solomon Kane, un sombrío aventurero puritano, debe cruzar un páramo encantado a pesar de las inquietantes advertencias. A medida que se adentra en el páramo cargado de niebla, se enfrenta a una fuerza sobrenatural ligada a un oscuro secreto. El relato teje una atmósfera de tensión, peligro y castigo moral, mostrando la intrépida determinación de Kane contra el mal de otro mundo.
Embrujado, Solomon Kane, sobrenatural.
Este texto es una obra de dominio público y refleja las normas, valores y perspectivas de su época. Algunos lectores pueden encontrar partes de este contenido ofensivas o perturbadoras, dada la evolución de las normas sociales y de nuestra comprensión colectiva de las cuestiones de igualdad, derechos humanos y respeto mutuo. Pedimos a los lectores que se acerquen a este material comprendiendo la época histórica en que fue escrito, reconociendo que puede contener lenguaje, ideas o descripciones incompatibles con las normas éticas y morales actuales.
Los nombres de lenguas extranjeras se conservarán en su forma original, sin traducción.
Contó cómo los asesinos caminan por la tierra Bajo la maldición de Caín Con nubes carmesí ante sus ojos Y llamas alrededor de sus cerebros: Porque la sangre ha dejado en sus almas Su mancha eterna. —Hood
Hay dos caminos a Torkertown. Uno, la ruta más corta y directa, conduce a través de un páramo estéril, y el otro, mucho más largo, serpentea por su tortuoso camino dentro y fuera de los mogotes y lodazales de los pantanos, bordeando las colinas bajas hacia el este. Era un camino peligroso y tedioso; por eso Salomón Kane se detuvo asombrado cuando un joven sin aliento de la aldea que acababa de dejar lo alcanzó y le imploró por el amor de Dios que tomara el camino del pantano.
—¡El camino del pantano! —Kane se quedó mirando al muchacho. Era un hombre alto y demacrado, Solomon Kane, con el rostro sombríamente pálido y los ojos profundamente meditabundos, aún más sombríos por la monótona vestimenta puritana que llevaba.
—Sí, señor, es mucho más seguro —respondió el joven a su sorprendida exclamación.
—Entonces el camino del páramo debe de estar embrujado por el mismísimo Satanás, porque tus paisanos me advirtieron que no atravesara el otro.
—Debido a los lodazales, señor, que no podría ver en la oscuridad. Será mejor que regrese al pueblo y continúe su viaje por la mañana, señor.
—¿Tomando el camino del pantano?