Cartas que no llegan a su destinatario - Gabriela Cantú Westendarp - E-Book

Cartas que no llegan a su destinatario E-Book

Gabriela Cantú Westendarp

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De los poemarios que más llegan y llagan son los elegíacos destinados a la muerte del padre. ¿Por qué es así? Quizá se debe a que la madre está inscrita como gestadora «de todo cuanto existe» en las más antiguas tradiciones y porque, en lo simbólico, de ella nacen y en ella mueren las cosas. Sin embargo, poco se habla de los vínculos con el padre, ese ser que en su silencio da la vida, no del alumbramiento, sino la que nace del desear. El padre educa a la hija en el deseo. Tal parece ser la relación entre Gabriela Cantú Westendarp y el padre. Él es presencia, paisaje, rumbo. Mark Strand, en su elegía al padre, escribe que los adioses nunca son definitivos. Elegías al padre tenemos entre otras las de Jaime Sabines, Xavier Villaurrutia, Octavio Paz, Carlos Aganzo, Guadalupe Grande, Adam Sagajewski... La lista es grande, mas el acercamiento de cada uno de los poetas diverso. Gabriela Cantú hace una reposada reflexión transida de dolor y pena. Como en las coplas de Jorge Manrique, Gabriela pasa de la narración a la abstracción más humana. Mientras que en Manrique hay un tono moralizante, en este poemario elegíaco existe una bellísima asimilación de lo ido que permanece en la naturaleza, la música, la pintura, permitiendo que el duelo se transforme en un regreso espiritual, en una indeleble compañía.

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Primera edición: febrero, 2022

© Gabriela Cantú Westendarp, 2022

© Vaso Roto Ediciones, 2022

ESPAÑA

C/ Alcalá 85, 7° izda.

28009 Madrid

[email protected]

www.vasoroto.com

Grabado de cubierta: Víctor Ramírez

Queda rigurosamente prohibida, sin la

autorización de los titulares del copyright,

bajo las sanciones establecidas por las leyes,

la reproducción total o parcial de esta obra

por cualquier medio o procedimiento.

Impreso y gestionado por Bibliomanager

ISBN: 978-84-124882-0-3

eISBN: 978-84-125196-5-5

BIC: DCF

Depósito Legal: M-5433-2022

Gabriela Cantú Westendarp

Cartas que no llegan a su destinatario

Índice

YACES EN LA CAMA DE SÁBANAS BLANCAS

¿DÓNDE ESTÁ MI PADRE?

MI SER ESTÁ EN LA BOCA

TODOS ESTAMOS ENFERMOS

ESA OTRA CIUDAD

LA LUZ DE MI PADRE

CARTAS QUE NO LLEGAN A SU DESTINATARIO

YACES EN LA CAMA DE SÁBANAS BLANCAS

I

Tu boca se detiene a la mitad, no abre ni cierra del todo.

Los músculos pierden fuerza y comienzan las fallas,

todo indica que tu cuerpo decidió emanciparse.

En esa suspensión prevalece la duda,

la interrogante nos obliga a guardar silencio y a quedarnos quietos.

Desde tu rostro se tensa la cánula por donde viaja la vida

que nace de un pulmón metálico y en cuya eficacia recae la posibilidad.

Tu delicado peroné casi desprovisto de piel asoma por las sábanas

queriendo dejar constancia de su desgaste.

Tu ojo izquierdo como una lente averiada decide no cerrar por

[largos ratos.

La alineación de tus costillas

se estampa en la fina camiseta que te cubre.

Los elementos antes descritos forman un cuadro para un museo.

¿Qué es un museo sino un conjunto de imágenes que nos agitan

[las entrañas?

La habitación está interrumpida por la silleta.

Y entre las cortinas titubea la luz,

un toque que favorece a la estética del cuadro pues da para varias

[interpretaciones.

Todo mientras las pisadas del enfermero, única pieza en movimiento,

lleva y trae: compresas, termómetro, ungüentos

y cuyos pasos emiten un chillido, un sobresalto.

II

Tus ojos se clavan hacia dentro de tu rostro,

dos pozos profundos en la batalla contra la sequía.

La piel delgadísima que te cubre pierde vigor

y con el paso de los días expone tus huesos.

Para manipular tu cuerpo dos brazos son suficientes,

no hacen falta grúas o aparatos sofisticados,

te has convertido en un pedacito, un hombre pequeñito.

III

Hicimos crecer los muros, blindamos las ventanas,

reforzamos el cielo de tu habitación.

Te construimos un escudo.

De cualquier manera,

tu cuerpo te traiciona y vas desmontando.

Yaces sobre la cama de sábanas blancas, aquellas que mamá

[dispuso para esto,