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Celia en los infiernos es una obra de teatro de Benito Pérez Galdós. Narra la historia de una joven adinerada la cual, a través de los tejemanejes de su secretario, consigue acceder a los bajos fondos madrileños. Allí tendrá contacto con la auténtica miseria vital y moral.-
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Seitenzahl: 122
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Benito Pérez Galdós
COMEDIA EN CUATRO ACTOS
Representóse en el Teatro Español la noche del 9 de Diciembre de 1913. 3.000
Saga
Celia en los infiernosCopyright © 1887, 2020 Benito Pérez Galdós and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726495232
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
A Serafín y Joaquín Alvarez Quintero, gloriosos mantenedores de un Teatro resplandeciente de inefable gracia y alegría, arte bienhechor que endulza los amargores de la existencia humana.
Su apasionado admirador y amigo,
B. Pérez Galdós.
CELIA, Marquesa de Monte-Montoro, huérfana de padre y madre (23 años)
Nieves suárez.
DON ALEJANDRO, tío paterno y tutor de Celia (50 años)
Federico gonzálvez.
DON CRISTOBAL, tío materno y padrino de Celia (48 años)
José portes.
DOÑA MARGARITA, señora cegata y un poco trastornada de la cabeza: es tía de la madre de Celia (80 años)
Amalia sánchez ariño.
DON JOSE PASTOR, antiguo empleado en la administración de la casa; después ayo de Celia, y su mejor amigo y consejero (52 años).
Pedro sepúlveda.
GERMAN, empleado en las oficinas de la casa; joven de buena figura, simpático, elegantito, con extraordinaria facilidad de palabra y talento más brillante que sólido: carácter inconsistente (25 años)
Ricardo calvo.
ESTER, hermana de leche de Celia, que se ha criado en la casa y la asiste como doncella ó costurera: es muchacha lista, bien educada, carácter enérgico un poco adusto, temperamento vivo con apariencia de frialdad (23 años)
María palou.
MELCHORA, hembra lozana, planchadora
Carmen muñoz.
LUCIA, doncella de Doña Margarita.
Ana navagerrada.
PATERNA, ricachón amigo de la casa (50 años)
Antonio gimbernat.
TERESA, su esposa (42 años)
Pilar castejón.
LA CONDESA DE ANGOSTURA, amiga de la casa (50 años)
María millanes.
UN NOTARIO
Francisco cejuela.
SIMON, criado, con librea
Salvador marín.
Esta obra es propiedad de su autor, y nadie sin su permiso podrá traducirla, ni reimprimirla, en España, ni en ninguno de los países con los cuales se haya celebrado ó se celebren tratados internacionales de propiedad literaria.
Gabinete elegantísimo de Celia en el palacio de Monte-Montero. Al fondo, cristalera por donde se ve parte del jardín. A la izquierda del foro, paso para las oficinas de la casa. A la derecha, paso hacia las dependencias inferiores: cocina, plancha, y servidumbre. A la izquierda primer término, puerta que conduce á las habitaciones de Doña Margarita y al salón. A la derecha, la puerta de la primera caja conduce al oratorio, la segunda al tocador y baño de Celia. A la izquierda segundo término, un elegante mueble con libros encuadernados lujosamente. En el proscenio izquierda, frente al público, un pupitre de señora donde Celia tiene sus enseres para escribir. Entre los objetos preciosos que hay en este mueble, descuella un retrato de la madre de Celia con marco de bronce. En el proscenio derecha, frente al público, un sofá donde pueden sentarse dos ó tres personas. Repartidos en la escena sillas y sillones de alta novedad. Es de día. La acción del primer acto se desarrolla en Madrid en el mes de Marzo.
Derecha é izquierda se entienden del espectador.
celia, doña margarita , sentadas en el sofá; don alejandro, don cristóbal y el notario , sentados junto al pupitre; detrás de éste, en pie, don josé pastor y germán . Antes de terminar la escena, se asoma por el fondo ester , curioseando . el notario , después de leer el acta en que se declara terminada la tutoría de Celia, deja los papeles sobre la mesa.
notario
He terminado; ahora ya pueden ustedes ir firmando.
don alejandro
(Disponiéndose á firmar.) Ya eres mayor de edad, sobrina mía; ya eres dueña de tus actos.
doña margarta
De tus actos y del inmenso caudal que te legaron tus padres. ¡Ay! Contentos estarán en la gloria tus buenos padres al verte en tu nuevo estado, dirigiendo tus pasos por el camino de la más estricta rectitud.
celia
Así lo haré. No se me oculta que con la libertad tengo la responsabilidad de mi conducta. Haré honor á mis buenos padres, que en gloria estén, y seguiré el ejemplo de mis queridos tíos que me han gobernado hasta este día supremo de mi vida.
don alejandro
(En pie junto al sofá.) Te hemos gobernado fielmente, con plena conciencia de nuestro deber. Ya eres dueña de todo. Disuelto hoy el consejo de familia, ya no tenemos autoridad sobre ti.
don cristóbal
(Después de firmar.) Poco á poco; la ley establece una excepción. (Coge el acta y se la da á Germán.) Lleva esto á la oficina, que allí vendrán á firmar los demás señores. (Vase Germán por el foro izquierda. Pasa don José Pastor á colocarse detrás del sofá, y da palmaditas cariñosas en el hombro de Celia.)
pastor
Ciertamente, la ley previene una excepción. Fíjate bien, niña.
doña margarita
Justo; tendremos que intervenir de nuevo cuando llegue el caso de tomar estado, ya sea en el orden matrimonial, ya en el eclesiástico.
celia
¿Qué dice usted, tía?
doña margarita
No sé cómo tengo hoy la cabeza. He querido decir, ó que te casas con un caballero, ó entras en una santa congregación.
celia
¿Congregación ha dicho? ¡Ay, querida tía! No tengo, ni creo tendré nunca vocación de monja.
doña margarita
Muy pronto lo dices, chiquilla. ¿Qué sabes tú? Desconoces aún los goces más puros del alma.
don alejandro
El estado matrimonial es el de más cuidado, y por eso la ley establece la permanencia temporal en nuestras funciones.
doña margarita
Sí; porque estas niñas que en edad tan temprana ejercitan el derecho de gobernarse á sí mismas, no tienen criterio ni pulso para escoger ese apoyo moral y material que llaman marido.
don cristóbal
Mi tesis es que estas plantas tiernas corren el peligro de ajarse y perderse, si las personas mayores no acuden en su auxilio para proporcionarles un injerto feliz.
doña margarita
De eso me cuido yo, que he sido siempre la mejor casamentera. Yo casé á tu padre con mi sobrina Eloísa, tu santa madre. ¿Qué tienes que decir de aquella boda? Pues, como hice aquélla, haré ahora la tuya. Yo me encargo de buscarte el esposo que más te conviene.
celia
No se tome usted ese trabajo, querida tía de mi madre y propiamente abuela mía; no se tome ese trabajo, que resultaría quizás muy fatigoso para usted, y además enteramente inútil. Si puedo disponer libremente de los dineros que me legaron mis padres, ¿por qué no he de disponer de esta pobre mano mía, que es más propiamente mía que los miserables intereses? (Vuelve á la escena Germán, y se coloca detrás de todos, atento y silencioso.)
doña margarita
¡Ah! Ya tenemos en campaña á la chicuela respondona que quiere saber más que los viejos.
celia
No es eso, tía; es que... (Levántase, y se pasea por la escena.)
don alejandro
(Aparte á Celia, en la izquierda.) (No hagas Caso de la tía Margarita; la pobre está un poco...) (Indicando chifladura.)
notario
La ancianidad peca siempre de suspicaz y excesivamente previsora.
don alejandro
Nuestro deber es aleccionarte.
don cristóbal
Escogerte lo mejor.
celia
(Sentándose junto al pupitre, mientras don Alejandro y el Notario pasan hacia el sofá.) Bueno, bueno: es prematuro hablar de eso. Ya me figuro que las ideas de mi buena tía serán casarme con un rico...
doña margarita
Conviene, sí, cortar el paso á los pelagatos ambiciosos.
don alejandro
No es eso precisamente. Debemos traer á tu lado á una persona de alta distinción...
don cristóbal
Aliar las dos noblezas, la de la cuna y la de...
celia
Ya, ya. El dinero no me hace falta, pues lo tengo tan de sobra, que no sabré qué hacer con él. La alcurnia tampoco me seduce. ¿Quieren que les diga con toda sinceridad mi pensamiento? Pues allá va. Si prevalecen las ideas que hoy tengo en mi cabeza, pueden suceder dos cosas: ó que no me case nunca, y me dedique á vestir imágenes, ó me case con un pobre...; entiéndase bien... con un pobre decente y de buenas costumbres. (En este momento de la escena, aparece Ester cautelosa curioseando, y Germán con un gesto le manda salir.)
doña margarita
(Riendo.) Muy bonito, muy bonito, y hasta poético.
don alejandro
Romanticismo de la estofa más cursi, hija mía.
celia
(Riendo.) Me alegraría mucho ser ante el mundo una cursi solterona, inmensamente rica. (Se ríen todos.)
don alejandro
Sobrinita querida, ya estás en edad de refrenar tu ingenio festivo.
doña margarita
(Nerviosa, levantándose, coge del brazo al Notario, creyendo que es don José Pastor.) Oye tú, Pastor, ¿no crees como yo que tu cara discípula está un tantico desconcertada?
notario
No soy Pastor, señora; soy el notario, Anselmo Urízar, para servir á usted.
doña margarita
¡Ay! ¡cómo estoy hoy de la vista!
celia
(Dirigiéndose á Pastor, le pone la mano en el hombro.) Este es Pastor, querida tía. Habla en favor mío tú que has sido testigo de mi vida infantil, desde que yo andaba gateando por esta sala.
pastor
Niña querida; yo que te he dado mimo y caramelos cuando eras buena, y no pocos azotitos cuando tus travesuras pasaban de la raya; yo que te enseñé á leer y escribir amándote con ternura paternal, tengo el derecho de decirte hoy, que al entrar en la mayor edad, debes acortar los vuelos de tu imaginación y ponerte á tono con las realidades de la vida. Te sobra inteligencia; tu corazón es excelente: obedece sus inspiraciones; pero no será malo que, para andar por el mundo, domestiques tus nervios y sometas á disciplina tus antojos. (La acaricia.)
doña margarita
No le hagas fiestas, Pastor; dale unos azotitos.
don alejandro
Azotes, como cuando hacía volatines en los árboles del jardín.
doña margarita
O Cuando se escapaba á la callo para corretear con los chiquillos desarrapados.
don cristóbal
O cuando te tiznaba la cara, querido Pastor, si vencido del cansancio te quedabas dormido.
celia
Tan juiciosa he de ser ahora que, por exceso de juicio, han de querer castigarme.
simón
(Por la izquierda, anunciando.) La señora Condesa de Angostura y su hijo Ricardito, están en el salón.
doña margarita
Vamos.
simón
Y en este momento descienden de su automóvil los señores de Paterna y su hijo don Luis. (Vase Simón.)
don alejandro
Ven tú también, Celia.
celia
En seguida iré.
don cristóbal
No te descuides, Alejandro; tienes que irte á Barcelona esta tarde.
don alejandro
Hay tiempo todavía para preparar mi viaje.
notario
(Despidiéndose de Celia.) Mi más cumplida enhorabuena, señorita; me tiene á sus órdenes, para cuanto se le ocurra.
celia
Gracias, don Anselmo; ya sabe cuánto le estimo.
doña margarita
Voy al salón.
celia
Yo iré al momento. Hoy, tiíta, estás un poco alterada de los nervios... de la cabeza. Reaparece por el fondo Ester, curioseando.) ¿Has tomado el bromuro?
doña margarita
Se me olvidó... ¡Con estas cosas!...
don alejandro
Venga, Margarita. (A Celia.) No tardes. (Salen por la izquierda don Alejandro, don Cristóbal, doña Margarita, Pastor y el Notario.)
celia
No tardaré. (Reparando en Ester.) Ester, oye.
ester
¿Qué me mandas? (Corre hacia ella.)
celia
Dale la medicina á la tía. Ya sabes, una papeletita de bromuro. Llévaselo al salón.
ester
Voy corriendo. (Vase por el foro derecha.)
celia , germán ; después pastor y ester
germán
(Besando la mano rendidamente á Celia.) Mi felicitación á la rica hembra, á la dama ilustre que hoy ha subido al pináculo de la sociedad, donde tiene su trono excelso.
celia
(Con donaire, intentando taparle la boca.) Calla, calla; charlatán, embustero.
germán
Déjeme seguir.
celia
Calla, te digo. Tus palabras son de oro. Si tus ideas correspondieran á tus palabras, serías millonario.
germán
Principio y fundamento de la riqueza es el propósito de conquistarla. Soy pobre; pero el camino para dejar de serlo, me lo enseñarán mi inteligencia y mi trabajo.
celia
Ya te entiendo. Tu cerebro es una torre con campanas que constantemente lanzan al aire sonidos vibrantes... (Entra por el foro derecha Ester, con un vasito de agua que agita con la cucharilla. Al oir el tintín de la cucharilla detiénese Celia.) Date prisa, Ester. (Ester sigue con paso ligero hacia la izquierda, agitando la cucharilla; detiénese en la puerta, mirando un instante á Celia y Germán. Continúa Celia la frase interrumpida.) Tu cerebro es un campanario, tín, tín, ton. Debajo de ese campanario no hay más que una iglesia vacía y sin culto.
germán
Fácilmente demostraré á usted que en esta iglesia hay devociones ardientes, y no faltan imágenes bellas, adoradas.
celia
Eres poeta. Ya sabes que los poetas no son santos de mi devoción. Yo, como el personaje de Molière, hablo prosa sin saberlo.
germán
Yo también.
celia
Pero tú, Germán, sin saberlo eres poeta, poeta positivista. Trinas en la enramada pidiendo á Dios que te dé buenos negocios. (Riendo.) Me parece que estoy en lo cierto.
germán
¡Ah, señora! Ya le explicaré. En efecto, los pobres nos pasamos la vida trinando, y...
pastor
(Entra por la izquierda seguido de Ester con el vaso ya vacío.) Tienes el salón lleno de gente; te están esperando.
celia
(Disgustada, levantándose.) Allá Voy.
ester
(A Celia.) ¿Me mandas algo más?
celia
Ahora no, retírate; ven luego por aquí. (A Pastor.) Además de los Paternas y la Angostura, ¿quién ha venido?
pastor
Ahí están el Barón de la Cinta con su hijo el Marquesito de Rocafiel; la viuda de Quimondo con sus hijas y el chico mayor; la Duquesa de Cumbres Pardas, y los de... En fin, vete al salón, que hay que cumplir con la sociedad.
celia
¡Ay, qué fastidio! ¡Sociedad! Debieras llamarte... vaciedad. (Vase lentamente por la izquierda.)
pastor, germán ; después ester
pastor
Germán, vete á tu oficina, que no conviene holgar tanto.
german
Dispénseme el amigo Pastor; hoy es fiesta en la casa; además, esta mañana, cuando vine á la firma de las cartas, me dijo la señorita Celia: «en cuanto acabe la lectura del acta notarial, vienes aquí para hacerme un estado de...»
pastor
¿De qué?
germán
Un estado de las cantidades que tiene en cuenta corriente en los Bancos.
pastor
Lo primero es dar cuenta á los Bancos de la mayor edad de Celia. Hay que poner tres oficios, uno para cada Banco; así lo entiendo yo. Vete á la oficina, extiende los oficios, y los traes con la copia del acta notarial que debe estar allí. (Entra Ester por el foro derecha.) Ester, ¿qué buscas aquí?
ester
Me dijo Celia que me llamaría.
germán
Pues no te ha llamado.
pastor
(A Germán.) ¡Ea! despabila tú. (Vase Germán presuroso por el foro izquierda.)
pastor, ester
ester
¿De veras no me ha llamado Celia?
pastor