Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
«Ya no tengo nada. Solo una fuente inagotable de noches frías, metálicas». «Lo que me hace falta es dejar de sentir esperanza». «A mí nadie puede envidiarme». Estas líneas son parte de la profundidad, de la belleza y de la verdad que atraviesan la memoria del dolor y la voluntad de sobrevivir en una mujer que ha visto irse a su amado entre sus brazos. Con la construcción de un diario, la mirada poética y el cromatismo de los recuerdos, Socorro Venegas nos muestra el proceso oscuro del duelo que recorre un cuerpo y un alma embestidos por la ausencia, la espera y la búsqueda. Las estrellas observan. La luz está ahí. Un mundo enmudecido, de gritos en silencio, retratado con la maestría del ilustrador Gabriel Pacheco.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 28
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Socorro Venegas
Ceniza roja
Ilustrado por Gabriel Pacheco
Socorro Venegas, Ceniza roja
Primera edición digital: mayo de 2022
ISBN epub: 978-84-8393-684-9
© Socorro Venegas, 2022 c/o Schavelzon Graham Agencia Literaria www.schavelzongraham.com © De las ilustraciones: Gabriel Pacheco, 2022
© De esta portada, maqueta y edición:
Nuestro fondo editorial en www.paginasdeespuma.com
Colección Voces / Literatura 328
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.
Editorial Páginas de Espuma
Madera 3, 1.º izquierda
28004 Madrid
Teléfono: 91 522 72 51
Correo electrónico: [email protected]
A quienes se les han dilatado las pupilas con la pérdida. La luz volverá.
Si miramos atentamente un muerto, sucede un fenómeno curioso: la ausencia de vida en un cuerpo equivale a la ausencia total del cuerpo o más bien a su huida ininterrumpida. Aunque nos acerquemos, creemos que no lo tocaremos nunca.
Jean Genet,Cuatro horas en Chatila
Sangre, ese eufemismo para lo que se mueve en nuestro interior.
Anne Michaels,El peso de las naranjas & Miner’s Pond
Una vez dijo amor.
Se poblaron sus labios de ceniza.
Luis García Montero,«Las razones del viajero»
22 de agosto
Tres meses. La pluma en mi mano, la tinta en la pluma, el rasgueo sobre el papel.
Cada palabra nombra el vértigo.
Han pasado tres meses.
Para celebrar mi cumpleaños, Kenia y Fernando me llevaron a cenar.
No sé si sepas, si puedas saber. Ellos dos eran un espejo, y ahora veo lo que tú y yo no somos más, lo que no tenemos, lo que no amaremos.
Al mismo tiempo, me contemplo a tu lado. Un nosotros que en algún lugar cristalizado, seco, sin savia, será para siempre.
Agosto...
No hay palabras.
Acercar el fuego a los ojos.
Gritar.
14 de septiembre
Mi tercera persona y el pretérito.
¿Vivir?
Cerró las tapas rojas del cuaderno despacio, ausente. Unos meses después de que él muriera empezó un diario, agotada y con una ceguera que la hacía desvariar. Esas letras. Hubiera sido necesario quemarlas, que ardieran vivas, brujas perversas: para todo había un nombre, un tiempo, una conjugación. Y sin embargo, la llama que se ha apagado, ¿por qué parece inexpresable? Tantas maneras de decir nunca más, pero la ausencia queda intacta.
Hace falta un momento de claridad para ver qué tan cerca se ha estado de la orilla. A punto de abismarse con el amado.
No hay muerte apacible. Su voluntad, su acostumbrada brutalidad.
Él olía a leche dulce y a hogar. Se derrumbó, y nada de cuanto ella hizo logró retenerlo. Le abrió la boca y sopló con todo su terror, le dio su aliento. No sirvió. Lo vio irse. Un dedo supremo, inamovible sobre su cuerpo inmóvil.
Cómo puede ser la muerte esta nueva presencia. Él es el movimiento de las hojas en los árboles, la luz donde reverbera el polvo y la estaca clavada en el pecho que no mata: contiene en un lugar que no es la vida.