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Deentro de los estilos que rodean los últimos años del siglo XIX sólo uno merece la calificación de original: el modernismo catalán, exaltado en la figura de Antonio Gaudí. Esta manifestación va a ser, como es natural, el vértice y piedra de toque de la selección presente. Pero en la misma época construyen en España muchos otros arquitectos representantes de tendencias nacionales o importadas que no podíamos dejar marginados a la hora de presentar una visión completa de la arquitectura española.
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ÍNDICE
1. Eduardo Adaro. Banco de España. Madrid
2. José Grasés y Riera. La Equitativa. Madrid
3. José Grasés y Riera. Monumento a Alfonso XII. Madrid
4. Marqués de Cubas. Catedral de la Almudena. Madrid
5. Fernando Arbós. Iglesia de San Manuel y San Benito. Madrid
6. Emilio Rodríguez Ayuso. Escuelas Aguirre. Madrid
7. Enrique Repullés. Iglesia de San Ginés. Madrid
8. Enrique María Repullés. Ayuntamiento de Valladolid
9. Aníbal González. Plaza de España. Sevilla
10. Luis Aladrén. Casino de San Sebastián
11. Elias Rogent. Universidad vieja de Barcelona
12. José Vilaseca. Arco del Triunfo. Barcelona
13. Antonio Gaudí. Casa Vicens. Barcelona
14. Antonio Gaudí. Villa «El Capricho». Comillas. Santander
15. Antonio Gaudí. Finca Güel (con corte axonométrico). Barcelona
16. Antonio Gaudí. Palacio Arzobispal de Astorga
17. Antonio Gaudí. Casa de los Botines. León
18. Antonio Gaudí. Colegio de Santa Teresa de Jesús. Barcelona
19. Antonio Gaudí. Finca de Bellesguard. Barcelona
20. Antonio Gaudí. Santa Coloma de Cervelló, de la familia Güell. Barcelona
21. Antonio Gaudí. Columnata del parque Güell. Barcelona
22. Antonio Gaudí. Banco del parque Güell. Barcelona
23. Antonio Gaudí. Casa Batlló. Barcelona
24. Antonio Gaudí. Casa Milá. Barcelona
25. Antonio Gaudí. la Sagrada Familia. Barcelona
26. Luis Domenech y Montaner. Palacio Montaner. Barcelona
27. Luis Domenech y Montaner. Palacio de la música. Barcelona
28. Luis Domenech y Montaner. Hospital de San Pablo. Barcelona
29. Luis Domenech y Montaner. Museo de Historia Natural. Barcelona
30. José Puig y Cadafalch. Casa Amatller. Barcelona
31. Antonio Palacios. Palacio de Comunicaciones. Madrld
32. Antonio Palacios. Banco Central. Madrid
OTRAS PUBLICACIONES
Los últimos años del siglo XIX siguen marcados por una arquitectura falta de energía, adocenada y decadente. Dentro de estos estilos que rodean el gozne del siglo sólo uno merece la calificación de original: el modernismo catalán, exaltado en la figura de Antonio Gaudí. Esta manifestación va a ser, como es natural, el vértice y piedra de toque de la selección presente. Gaudí, Domenech, etc. van a desfilar sobre las diapositivas con la atención y la importancia que sin duda, merecen. Pero en la misma época construyen en España muchos otros arquitectos representantes de tendencias nacionales o importadas que no podíamos dejar marginados a la hora de presentar una visión completa de la arquitectura española.
Al lado de los últimos neoclásicos, como Jareño o Velázquez Bosco, comienzan a surgir unos arquitectos que reciben la impronta del romanticismo europeo, en sus facetas medieval y renacentista. Ya hemos visto (cf. serie 44) que el neoclasicismo es también un retorno al pasado, pero al pasado clásico de Grecia y Roma. A mediados del siglo XIX comienzan a sentirse en la arquitectura europea otras nostalgias que empujan a los constructores hacia el mundo medieval y el mundo renacentista. Ahora van a abandonarse paulatinamente los frontones y las columnatas clásicas para dejarse seducir por el misterioso encanto de lo popular, encarnado en el gótico medieval. El arquitecto y teorizante más característico de estas tendencias es Viollet le Duc (muerto en 1871). Comienzan los románticos del segundo tercio del XIX a resucitar un desconocido fervor por los monumentos góticos, que se creen obra anónima del genio popular y que encaja muy bien en las doctrinas políticas y filosóficas de la época, que exaltaban el mito del pueblo y la nación, como entidades históricas independientes y esenciales. El estilo medievalista o neogótico se extiende por toda Europa y tiene su más destacado representante (junto a Viollet le Duc) en el inglés Barry, que construye el Parlamento de Londres dentro de unos cánones afectadamente medievales, en un intento de resucitar el gótico perpendicular inglés.