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El pan de lo irremediable habla de todo aquello, fatal, con lo que hay que "alimentarse", de lo que hay que llevarse a la boca para no perecer; hablade un destino oscuro, presente en los primeros escarceos amorosos, en los numerosos desencuentros, en la muerte de los seres amados. La ausencia es el eje rector de estos poemas que exploran, desde la femineidad, el cuerpo, el erotismo, el amor y la muerte. La primera parte de este poemario reúne los textos del libro La luz inversa, que publicó la UAM en su colección Molinos de Viento en 1996. Hay al final de ese conjunto de poemas textos de largo aliento que, contrario a los que aparecen al principio, muestran una voluntad narrativa. Esta se pone de manifiesto en la segunda sección, dedicada a exorcizar los miedos, escrita en prosa poética. La sección que da título a este libro, "El pan de lo irremediable", es la historia de una traición y una doble pérdida: del padre y del amado. El libro cierra con un viaje al útero, a la gestación y a la vida, que es un canto a la maternidad y a la fe en el futuro, a pesar de todo.
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El pan de lo irremediable
mÓnica braun

UNIVERSIDAD VERACRUZANA
Martín Gerardo Aguilar Sánchez
Rector
Juan Ortiz Escamilla
Secretario Académico
Lizbeth Margarita Viveros Cancino
Secretaria de Administración y Finanzas
Jaqueline del Carmen Jongitud Zamora
Secretaria de Desarrollo Institucional
Agustín del Moral Tejeda
Director Editorial
Primera edición, 13 de diciembre de 2023
D. R. © Universidad Veracruzana
Dirección Editorial
Nogueira núm. 7, Centro, CP 91000
Xalapa, Veracruz, México
Tels. 228 818 59 80; 228 818 13 88
https://www.uv.mx/editorial
ISBN electrónico: 978-607-8923-91-5
Maquetación de forros: Enriqueta del Rosario López Andrade
Fotografía de portada: Engin Akyurt/Unsplash
Cuidado de la edición: Nina Crangle
Producción de ePub: Aída Pozos Villanueva
Entre las sombras somos una mirada en blanco
para ver la ceguera que nos borra.
Tomás Segovia
Con la piel abrumada de seres inauditos
nado hacia el centro del agua
Hay en la sala un estanque sin salida
aquí he nacido pez
sordo pez ajeno a la sal y las escamas
Quisiera saber mi nombre
y solo digo “aguas verdes
aguas turbias” digo
y sigo nadando
hasta encontrar la orilla de mi cama
I
Verse caminar con mudos pasos
entre siluetas pálidas
mujeres
laberintos de vidrios y metales
puertas sin paredes donde ser
la turbiedad del día entre los ojos y las cosas
Como si en el filo de un pozo de ojo ciego
tensos los cabellos y los pasos
seguir andando
II
Seguir andando
hasta que se rompa el hilo en el silencio
Erizados de lluvia
subir corriendo la escalera
Caer en el inverso abismo
Algo peor que el agua en su desprendimiento
peor que un vidrio roto en la garganta
nos espera
III
¿Cómo detenerse desde el sueño y su marea?
Has llegado a la casa de la lluvia
Paredes como espejos
contraluz y espanto
venas que se desbordan como el agua
como si fueras ahogando vísceras y sueños piel adentro
No hay casa posible
no hay lugar
es húmeda por siempre la vigilia
Un hilo de araña me sujeta al centro abismal de tus pupilas
Hilo para atar este cerebro que se mece como una araña loca
Mi razón murciélago cuelga del techo de la sala
No dejes nunca de mirarme
si me niegas tus ojos se derrumba la noche
se derrumba el precario equilibrio de mis ojos
y caen los párpados
arrastrando a los pájaros en su caída
Pasan dos sin darse cuenta
como si el mundo fuera un sereno pedazo de madera
pasan ajenos al cielo caído en el espejo
a sus jirones de aire que se muere
al cerebro que revienta por tu boca en un grito tan largo
¿Qué mano te sostiene en el filo del mundo?
No caiga tu voz hasta estrellarse con la tierra
y algo en silencio se nos rompa
Aunque el sentido del puente esté en el salto
Títere de Huesos
cuando el precipicio se alargue hacia ti
detén el grito en las esquirlas de tus manos
Leolo del frío
niño de los hielos
entre los dientes del agua
flotando noche adentro
Qué lejos tu cuerpo mordido por el sueño
el pájaro sin párpados ni plumas
los blandos insectos para la risa de tu hermana
la gata sacrificada en el altar del miedo
Nada subsiste a las puntuales campanadas de la sangre
En el anverso de tus ojos tan abiertos
todo es sordo latido rumoroso
lejos
Mudo su corazón
arrebatado al día
piedra cayendo desde su afilada estancia
último rumor en el relincho del caballo
para saber del viento en su galope
Cinco años
hundirse desde el grito de la carne
tender los ojos hacia adentro
caerse los cabellos de su tierno tallo
pasear minutos lentos por la sangre
Arranquemos a Cristo de la caja
en que la niña pule su silencio
Una lluvia de apretados dientes
va tapiando las palabras
Iztapalapa
mudas cruces
“El mundo que Dios ha creado según Su voluntad