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El Sueño retoma la historia de Lek, su familia y sus amigos dos años más tarde. Anteriormente, siempre había sido Lek la que daba el ultimátum, pero esta historia comienza con ella recibiendo uno que la desconcierta. Se le ofrece la realización de su sueño más antiguo, pero ¿puede aceptarlo? La realización de cualquier sueño requiere sacrificios, pero ¿Lek estará dispuesta a hacerlos ahora que su objetivo está a su alcance? Es difícil, lo que significa un momento duro para ella, aunque su familia y sus amigos la apoyan como siempre. ¿Qué camino tomará? El instinto de seguir su sueño y la inercia de una vida cómoda en el pueblo, a medida que se hace mayor, compiten por la supremacía en su mente. Como es habitual en esta serie, no se oculta nada al lector, estamos al tanto de todos los angustiosos pensamientos de Lek.
La Serie Detrás de la Sonrisa es la historia de Lek, una chica de bar en Pattaya, Tailandia. Lek nació como la hija mayor de cuatro hermanos en una típica familia de agricultores en la franja arrocera del norte de Tailandia. Un buen día ocurrió una catástrofe inesperada - su padre murió joven dejando una enorme deuda de la que la familia no sabía nada. Lek, con solo tenía veinte años de edad, era la única que podía prevenir el inminente cierre hipotecario de la granja familiar, y que su hermana y sus dos hermanos menores pudieran continuar su educación. Sin embargo, la única forma que ella conocía de trabajar era en el bar de su primo, en Pattaya. ¿Una chica de bar de Pattaya puede volver a una vida normal, como novia o como esposa? Detrás de la Sonrisa es una mirada al interior de una parte de Tailandia, un país conocido alrededor del mundo como ”la Tierra de las Sonrisas”. El Sueño retoma la historia de Lek, su familia y sus amigos dos años más tarde. Anteriormente, siempre había sido Lek la que daba el ultimátum, pero esta historia comienza con ella recibiendo uno que la desconcierta. Se le ofrece la realización de su sueño más antiguo, pero ¿puede aceptarlo? La realización de cualquier sueño requiere sacrificios, pero ¿Lek estará dispuesta a hacerlos ahora que su objetivo está a su alcance? Es difícil, lo que significa un momento duro para ella, aunque su familia y sus amigos la apoyan como siempre. ¿Qué camino tomará? El instinto de seguir su sueño y la inercia de una vida cómoda en el pueblo, a medida que se hace mayor, compiten por la supremacía en su mente. Como es habitual en esta serie, no se oculta nada al lector, estamos al tanto de todos los angustiosos pensamientos de Lek.
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Seitenzahl: 557
EL SUEÑO
Derechos de autor
Detalles de contacto
Dedicatoria
Citas inspiradoras
1. LA GRAN DECISIÓN
2. EL INVITADO INESPERADO
3. EL CUMPLEAÑOS DE CRAIG
4. AFRONTAMIENTO
5. HORA DE CONFERENCIA
6. LLEGANDO A UN ACUERDO
7. EL PRIMER DÍA
8. BUSCANDO UNA VIDA
9. LA BOLA RODANTE
10. LA ENTREGA
11 REFLEXIONES
12. PATTAYA
13. VIEJOS Y NUEVOS AMIGOS
14. AEROPUERTO DE SUVARNABHUMI
15. ¡LA CASA!
16. PUEBLO LINDO
17. INSTALANDOSE
18. LAS SPICE GIRLS
19. PERDIENDO EL TIEMPO
20. LA PAELLA DE CONSUELA
21. PROMOCIÓN
22. ¿DÓNDE VIVIR?
23. UN RECORDATORIO
24. EN LA CARRETERA DE NUEVO
25. LLE Y DDRAIG
Glosario
EL COMIENZO
Sobre el Autor
Otros libros del mismo autor:
EL SUEÑO
Libro Seis de la Serie
Detrás De La Sonrisa
La Historia de Lek, Una Chica de Bar en Pattaya
por
OWEN JONES
Traductor:
Mabel Lugo
Derechos de autor
Derechos de autor Owen Jones 2024 ©
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Dedicatoria
Este libro está dedicado a mi esposa y a su familia, quienes siempre me han cuidado de la manera más maravillosas, dándome el tiempo y espacio necesarios para emprender esta carrera de escritor. Nadie podría haberme hecho sentir más bienvenido a ser parte de una familia que ellos. He amado cada minuto de mi vida en Tailandia y la razón de eso se debe principalmente a ellos.
Citas inspiradoras
No creas en algo simplemente porque lo hayas escuchado,
No creas en algo simplemente porque fue dicho y rumoreado por muchos,
No creas en algo simplemente porque está escrito en tus textos religiosos,
No creas en algo meramente por la autoridad de maestros y ancianos
No creas en tradiciones solo porque éstas han sido transmitidas por generaciones
Pero tras la observación y el análisis, si algo concuerda con la razón y conduce al bien y beneficio de todos y cada uno, entonces acéptalo y vive de acuerdo con eso.
Gautama Buddha
–
Gran Espíritu, cuya voz está en el viento, escúchame. Déjame crecer en fortaleza y conocimiento.
Déjame contemplar siempre la roja y púrpura puesta de sol. Permite que mis manos respeten las cosas que me has dado.
Enséñame el secreto oculto detrás de cada hoja y cada piedra, tal como has enseñado a las personas durante siglos.
Déjame usar mi fuerza, no para ser mejor que mi hermano, sino para pelear con mi mayor enemigo: yo mismo.
Déjame presentarme siempre ante ti con las manos limpias y el corazón abierto, para que cuando mi estancia terrenal se desvanezca como el ocaso, mi Espíritu regrese a ti sin vergüenza.
(Basado en una oración tradicional Sioux)
–—
No Busco caminar por las sendas de los Sabios de antaño.
¡Busco lo que ellos buscaron!
Matsuo Basho
Lek descansaba sobre una delgada colchoneta en el piso de la sala, entre su esposo y su nieta, pensando en la bomba que Craig le había soltado más temprano ese mismo día. Ellos no usaban sus hermosas camas y sus colchones caros desde hace más de cinco años porque las baldosas del piso, de cemento sólido de un metro y veinte centímetros de espesor, siempre estaban frías al tacto. Ahora tenían aire acondicionado, pero estaban tan acostumbrados a usar el suelo que les daba dolor de espalda si dormían en camas suaves. Además, cuanto más cerca estuviese la bebé del piso, más corta también la distancia de la que podría caerse, así que ahora las camas y ambos dormitorios se reservaban para las visitas.
Mientras yacía bocarriba mirando al techo, Craig le puso la mano en el vientre -aún-plano.
–¿Estás despierta, querida? No parecen cosas tuyas. ¿Todavía estás pensando en lo que te dije antes?
–No –mintió– tú duérmete, yo solo estoy intentando recordar lo que tengo que hacer mañana.
–Yo sé que es una gran decisión, amor, pero hay muchas razones por las cuales ahora es el momento adecuado para hacerlo… te das cuenta, ¿cierto?
Él le acarició la barriga suavemente y ella puso su mano sobre la de él por unos segundos, antes de voltearse para mirar a Shell. Un par de lágrimas rodaron por su cara. Anteriormente, siempre había sido él quien tenía dificultades para agarrar el sueño, mientras que ella normalmente podía dormir en donde sea en cualquier momento.
Sin embargo, parece que esta noche se rompería el molde, pensó ella.
Ella y Craig habían estado juntos por quince años, más o menos. Cuando se conocieron, su objetivo era encontrar un “falang” e irse a su país con él para trabajar y así ganar “mucho dinero” o emigrar para allá con su hija y buscar un pasaporte extranjero. Sin embargo, el destino tenía otros planes reservados para ella, porque el hombre del cual se enamoró, ese que estaba acostado a su lado, había querido vivir en Tailandia, y ella le había seguido la corriente, porque había ahorrado para que Soom siguiera estudiando y Craig tenía sus ahorros, y parecía capaz de ganar dinero.
Pero ella había actuado tontamente y despilfarró sus ahorros y algo más. Craig se había metido en la lucha para pagar la Universidad, pero le había costado todos sus ahorros y su apartamento. En parte porque la tasa de cambio había jugado en su contra en un treinta y tres por ciento. Ella recordaba lo ingrata que había sido en esa época, cuando estaba considerando dejarlo y regresar al trabajo, lo cual lo habría obligado a él a regresarse al Reino Unido en bancarrota.
Ahora le costaba creer que ella hubiera podido considerar ser tan insensible. Sin embargo, aunque él la había apoyado y ella a él, ella nunca había renunciado a sus dos sueños más antiguos: tener un carro propio y trabajar o vivir en el extranjero.
Ya tenía el carro, y habría podido conseguirlo unos años antes, pero tal como había dicho Craig: ella no lo necesitaba. El carro que estaba en la entrada había costado un millón de baht, lo que equivalía a seis años de salario neto para alguien con un empleo decente, pero rara vez lo usaba. Tenía que buscar excusas para sacarlo a cualquier sitio a pesar de tener a Shell y trabajar en la ciudad unos cuantos días a la semana.
Él tenía razón, pero ella también, pensaba ella. Su argumento en aquella ocasión fue que él había aprendido teniendo uno, y ella también quería aprender por sí misma. Ambos habían usado también el mismo argumento para vivir o no en Europa.
Y entonces hoy, sucedió. Craig había dicho que ya era hora de ir al Reino Unido. Después de quince años, le estaba ofreciendo completar su último sueño, pero eso le asustaba mucho. Tenía todo lo que siempre había querido, excepto a su hija viviendo con ella, y haber trabajado en el extranjero, y él le estaba pidiendo dejarlo todo para marcharse y comenzar de nuevo.
Eso le daba mucho miedo. Por más de doce años se había quejado amargamente por no poder trabajar fuera y ahora podía, o podía simplemente ser una dama ociosa por allá, aunque sus ahorros tailandeses no serían suficientes en Europa, y ella lo sabía. En su pueblo y alrededores ella era alguien. Era una Orbortor, una supervisora en el área financiera, y una exitosa mujer de negocios, pero en Gran Bretaña, sería una donnadie, con un sueldo promedio.
¿Y qué pasaría con su familia? Ahora que su madre estaba en sus setentas, sus hermanos la buscaban a ella para pedirle ayuda y consejos, como cabeza de familia. También tenía una hija y una nieta por quien velar. Ahora empezaba a desear no haber hecho tanto alboroto sobre vivir en Europa durante todos estos años.
Ella nunca se lo había dicho a Craig, por orgullo, pero sabía de muchas chicas que se habían arrepentido de marcharse de Tailandia en busca de dinero, hacía países fríos, distantes y sin amigos, donde no tenían familia que las apoyara moralmente, a pesar del Internet. Ahora estaba aterrorizada porque pronto podría ser una de esas mujeres viviendo en la gélida Gran Bretaña, arrepintiéndose de haberse aferrado a su sueño.
Craig también le había dicho que eso les había sucedido a muchas de las mujeres tailandesas hace una década, pero ella se había reído de él y le había preguntado como demonios lo sabía. Él lo sabía porque había hablado con muchos extranjeros en Pattaya, quienes le habían contado de sus experiencias, eso le respondió. Ella mintió y dijo que nunca había conocido a ninguna chica que haya regresado y haya dicho eso. Muchas mujeres decían que ellas habían tenido que volver para cuidar a sus madres, o a alguien más. Ahora pensaba que esas eran excusas para evitar la vergüenza
Simplemente podía negarse, pensó, pero eso no le parecía correcto, por alguna razón.
Ella escuchó que Craig comenzó a roncar. Era la primera vez que podía recordar que él se había dormido antes que ella y se preguntaba si era porque se regresaba a casa. Él siempre decía que vivir en el extranjero era agradable pero agotador, si no había suficiente dinero. Ella no quería volver a pasar por eso de preocuparse por no tener dinero, y en especial si estaba viviendo en un país costoso como Gran Bretaña.
Proyectó que su estilo de vida se vería recortado en un veinte a veinticinco por ciento, y eso hizo que el futuro luciera sombrío.
Se maldijo nuevamente por no escuchar y quejarse tanto.
Sabía que su madre sería valiente y diría que su lugar era al lado de su marido. También sabía que Soom encontraría una manera de cuidar a Shell, pero ella no quería ser excluida de sus vidas.
Cuando por fin se durmió, fue un sueño fugaz. Craig la despertó, porque le pareció que tenía pesadillas. Eran las cuatro de la madrugada, y ella estaba soñando que se estaba muriendo en una cama de hospital en Gran Bretaña y a su lado solo estaban Craig y una enfermera.
–Fue horrible, Craig –dijo– No creo que pueda irme contigo. ¿Tú podrías regresar a visitarme de vez en cuando?
–¿Qué? ¿Después de todo lo que he tenido que aguantar todos estos años? ¿De qué carajos estás hablando?
Ella le agarró la mano y le contó todas sus preocupaciones. Las lágrimas cayeron por sus mejillas, el sol salió mientras ella lloraba.
Desayunaron más temprano que de costumbre y continuaron su conversación en el jardín, mientras Shell dormía ajena al enorme cambio de vida que estaba siendo discutido por las dos personas más importantes en su vida.
–No digo que tengamos que irnos el próximo mes, Lek. Podemos esperar un año, y ni siquiera te estoy diciendo que tengas que responderme ahora mismo. Pero, si vienes conmigo, como yo había asumido, tengo que hacer las cosas de cierta forma y hacer planes adecuadamente, y si tú no vienes, entonces, bueno, tendré que irme solo a vivir en España.
–¿España? ¿Creí que habías dicho Gran Bretaña?
–¿Y por qué eso haría alguna diferencia? Mira, yo soy europeo, puedo vivir donde sea que yo quiera en Europa, pero tú, por ser asiática, no puedes. Por lo menos, no sin cierta planificación. Una vez que logremos que entres a Europa legalmente, ambos podremos ir a donde sea. Yo pronto seré pensionado y puedo pedir que me envíen mi pensión a cualquier lugar del mundo, incluso Japón.
–No, yo no quiero vivir en Japón… no, no gracias.
–¿Ah? No estoy sugiriendo que vayamos a vivir en Japón, era solo un ejemplo.
–Bueno, porque yo preferiría quedarme aquí que irme a vivir allá. No conocería a nadie… ni podría hablar el idioma.
–Ok, olvídate de Japón. Ahora me arrepiento de haberlo mencionado.
–¿Por cuánto tiempo quieres irte?
–Bien, eso no dependerá solo de mí, pero estaba pensando en cinco años.
–Está bien, déjamelo a mí, Craig, tengo que seguir ahora y pensarlo en mi tiempo libre. ¿Recuerdas que Soom viene para el día de las Madres y nuestros cumpleaños?
–Si, será bueno volver a verla y quizás puedas conversarlo con ella…
–Si, quizás… ya veremos como sale eso.
Craig besó a Lek en la mejilla y la abrazó. Ella le rodeó la cintura con los brazos y continuaron con sus rutinas matutinas.
∞
Lek alistó a Shell para la guardería, la llevó en el carro y después regresó a casa para hablar con su madre sobre su último dilema.
–Pero si tú siempre has querido vivir en el extranjero… solíamos hablar de eso a menudo.
–Si, pero yo ahora tengo un buen empleo, y a Shell, y soy mayor…
–Supondría que Shell es la más importante de todas esas excusas, pero antes cuando hablábamos de irte fuera, tenías a Soom, tu propia niña, y eso no te habría detenido en aquel entonces.
–Probablemente no, pero es que yo no sabía de la dicha que sería ver crecer a tu bebé. Ahora me alegra no haberme ido, y tampoco quiero perderme de ver crecer a Shell.
–No, pero en realidad ella no es tu responsabilidad. Ella es tu nieta y tú solo estás ayudando. Hace tiempo que lo vengo pensado, que tú te estás encariñando mucho con Shell. Creo que quedarías devastada si algún día surgen circunstancias, que impliquen que ella se aleje de ti, muy lejos. Eso podría suceder, y tú, como su cuidadora, tienes que estar preparada para ese día, o se te romperá el corazón. Ahora no suena posible, pero ¿qué pasaría si terminas odiando a Soom por haber alejado a Shell de ti? Eso sería como perderlas a ambas.
–Eso sería muy cruel, mamá.
–Un giro cruel del destino, sí, pero no necesariamente sería por elección de tu hija. Aun así, ¿serías lo suficientemente fuerte para verlo así, si alguna vez sucediera? Está bien ir por la vida ayudando a otros cuando puedes, pero recordando siempre que ellos tienen… que cada quien tiene su propia vida que llevar según las elecciones que hizo antes de nacer y a su Karma. No puedes alterar el destino de alguien, eso está predestinado, y también lo está la cantidad de ayuda que puedas dar. Tú solo puede hacer tu mejor esfuerzo, Lek, solo estás aprendiendo, como la mayoría de nosotros aquí en la Tierra.
–Si dependiera de mí, nos quedaríamos aquí, y las cosas seguirían tal cual como están ahora. Esta es la época más feliz de mi vida y no quiero que termine.
–Estás hablando mucho sobre ti misma en esa última frase, querida. Yo sé que tú no eres una persona egoísta, pero esa frase lo desmiente. ¿Tienes miedo de irte a vivir a Europa?
–No, mamá, ¡al menos no en el mismo sentido que hace quince años cuando todas esas viejas me decían que podrían venderme como esclava sexual! Pero quizás tengo miedo de que mi familia me olvide si me quedó por allá mucho tiempo, de la misma forma en que ahora la familia de Craig apenas se comunica con él.
–No sabía que era así. Qué triste por Craig. Conociste a su familia, ¿son parecidos a nosotros?
–Eran muy agradables, pero parece que se acostumbraron a no hablarle, pero no, mi familia y la suya no son ni de lejos parecidas.
–Entonces, ¿qué es lo que te preocupa sobre ellos? Algunas veces vemos cosas que no existen, incluso problemas. Entiendo que Europa no es una cárcel, así que seguramente podrás volver a casa siempre que quieras, puede ser de vacaciones o para quedarte. Al menos lo habrás intentado, lo cual ya es mucho decir para el noventa y nueve por ciento de la gente aquí. ¿Por cuánto tiempo se quedarían?
–No estamos seguros, pero de tres a cinco años. No es seguro que podamos costearnos unas vacaciones aquí…
–Ya veo… esa es tu mayor preocupación. Ahora lo entiendo… Shell tiene casi tres años y probablemente te olvidaría en tres o cinco años. Sin embargo, puedes ser parte de su vida otra vez. Ella te aceptaría con los brazos abiertos, eso te lo garantizo.
–Lo sé, mamá, lo sé, supongo que solo estoy asustada.
–Tú piensas bastante, Lek, así que considera esto. Craig renunció a todos sus amigos y familia para venir acá, y al tomar esa decisión, probablemente también renunció a todo su dinero. Si quieres darle crédito por eso, deberías ir con él hasta que ya no puedas más. Como siempre digo, ayuda hasta que ya no puedas ser capaz de hacerlo. Eso es todo lo que puedes hacer, y es todo lo que cualquiera esperaría de ti. Yo tengo claro que tu lugar es al lado de tu marido, entre otras cosas por el compromiso que él te ha demostrado por más de una década y media. Aun así, la decisión es tuya en última instancia, como siempre. ¿Soom vendrá para tu cumpleaños, cierto?
–Si, hablaré con ella sobre esto. Aparte, no quisiera que te enfermes y que yo no esté aquí para ayudarte, mamá.
–Te lo agradezco, pero estoy segura que hice los preparativos para eso hace muchos años, cuando se presente la ocasión, hay muchas personas aquí alrededor… y si yo muero mientras tú estás lejos, entonces nos encontraremos de nuevo algún día, no temas por eso. Yo he disfrutado mi paso por la Tierra y tú has sido una hija responsable y cariñosa, me aseguraré de buscarte viva o no.
–Gracias, mamá, eso significa mucho para mi… yo siento lo mismo.
Lek estaba a punto de llorar y sabía que su madre lo sabía, pero aún era difícil para ella llorar delante de alguien.
–¿Ya es la hora? –exclamó ella mirando su reloj– será mejor que vaya a ver la tienda y el hotel. Gracias por la charla, mamá. Te quiero.
–También te quiero, Lek. Primero cuídate tú y después a aquellos que te quieren, o ya no podrás ser capaz de cuidar a nadie. Recuerda eso. Nos vemos luego, cariño.
Lek comprobó ambos establecimientos, pero las chicas a cargo se habían encargado de todo sin ninguna ayuda, entonces Lek telefoneó a Ayr y arregló para encontrarse con ella en un pequeño restaurant de un pueblo cercano, donde era poco probable que las molestaran.
–Surgió algo –le dijo a Ayr– pero no es de vida o muerte, así que no hay necesidad de preocuparse.
–Ok, entonces te recogeré a las once. Tengo curiosidad y no tiene sentido que llevemos los dos carros.
Cuando ellas estaban sentadas en el restaurant y ya habían ordenado gambas y una ensalada mixta de mariscos, Ayr no se aguantó más.
–Vamos, suéltalo, me has tenido en ascuas por horas.
–Es realmente muy simple; Craig quiere regresar a Europa por unos años y quiere que yo vaya con él.
–¡Genial! ¿Y eso qué tiene de malo?
Lek le contó todo lo que había pasado antes entre su madre y ella
–Si, entiendo tu punto, pero estoy de acuerdo con tu madre. Creo que deberías ir. Craig te ha apoyado, ahora es tu turno de apoyarlo a él… y ni mencionar el hecho de que lo has molestado por años para que te lleve.
–Pero, ¿qué hay de ti y los negocios? No puedo simplemente escabullirme y dejar que te encargues de todo tú sola.
–Escucha, Lek, nosotras no nos encargamos de ellos ahora… nuestros gerentes lo hacen. De cualquier manera, yo no te lo había dicho antes, pero Ross me ha estado pidiendo que me vaya con él a Australia casi todo este año…
–Bien, ¿Por qué no habías dicho nada?
–Por las mismas razones que tú acabas de dar…
–Oh, ya veo. Gracias. ¿Y ahora qué?
–¿Cuál es el problema, no quieres ir?
–Te lo acabo de explicar…
–Si, pero ¿en serio?
–La verdad es que no sé…
–Está bien, querida, pero no hay necesidad de usar excusas conmigo; nosotras nos conocemos desde hace mucho tiempo. Guárdatelas para los demás, y si quieres yo te respaldaré.
Ellas se abrazaron y Lek empezó a llorar de nuevo, segundos antes de que Ayr lo hiciera.
–Si hacemos esto, hermana menor, puede que nunca nos volvamos a ver. No vamos a estar en lados opuestos del país, sino en lados opuestos del mundo.
–Ese pensamiento también hace que mi decisión sea difícil, pero Ross ha sido muy paciente. Él es rico, así que podríamos visitarte si quisiéramos, pero yo sé que ese no es tu predicamento…
–También sé que las visitas, así como las llamadas telefónicas, van escaseando… incluso más rápido que las llamadas telefónicas.
–Si, es cierto. No voy a discutir eso.
–Nuestras vidas nunca volverán a ser las mismas, nunca…
–No, lo sé. Entonces, lejos pero no ausentes, ¿uhm?
Lek se quedó mirando a su amiga por un rato y luego miró por la ventana. Era tan doloroso contemplarla.
–¿Qué opina Soom de todo esto?
–No lo sabe todavía, pero ella vendrá para el día de las Madres, el día antes, de hecho.
–Qué bueno… yo no tengo nadie más con quien discutir esto sino contigo… No hay nadie más a quien le importe, incluso cuando mis padres estaban vivos, yo me hubiera ido de todas maneras. Estoy de acuerdo con el punto de vista de tu madre.
–Igual que yo, en serio, pero tener alguien más que te diga este tipo de cosas hace que te sientas aliviado, ¿cierto?
–Tú no eres cobarde, Lek, pero yo sé a qué te refieres.
–Me preguntó qué pensará Goong de todo esto.
–Creo que ella está sentada, no muy lejos de aquí, sonriendo y preguntándose de que se trata tanto alboroto… ¿No es asi, Goong?
Se sonrieron una a la otra y desearon que así fuera.
∞
–Mike, entonces ¿no vas a ir conmigo al pueblo para el día de las Madres, el cumpleaños de mi mamá y el de papá?
–No, querida, yo fui al pueblo el año pasado, ¿te acuerdas? Entonces, es justo que este año yo pase el día de las madres con la mía, y si lo hago, podría hacer un día más de trabajo en el banco. Yo quisiera ir contigo. Me encantaría volver a ver a Shell, y tu familia será más divertida que la mía, pero también tengo que tener presente los sentimientos de mi mamá… es lo justo.
–Si, lo sé, pero aun así me gustaría que fueras también …
–Iremos juntos un fin de semana, a principios del próximo mes. Dales mis saludos a Shell y todos, ¿lo harías? También te hablaré por videollamada todos los días. Él la besó, se puso cómodo y se preparó para dormir, pero algo incomodó a Soom.
Ella se quedó allí mirando al techo hasta que escuchó que Mike comenzó a roncar y luego se enrolló en su lado. Ella sabía que era lo que la estaba molestando. Era la primera vez que Mike no había insistido para hacer el amor con ella aun sabiendo que estarían separados por varios días. En el pasado, él se le habría lanzado encima. Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas y se preguntaba si esto era la primera señal de que ellos se estaban convirtiendo en un “matrimonio viejo” a pesar de que solo tenían cuatro años de casados, o si sería un síntoma de problemas de raíces más profundas.
Y si así fuera, quizás por eso no le importaba mucho no poder acompañarla a ver a su propia hija. A lo mejor él tenía otras actividades planeadas, las cuales solo incluían una breve visita para desearle a su madre un feliz día de las Madres.
La idea la atormentó toda la noche y durante el viaje al pueblo al día siguiente. Claro, él la había llevado al aeropuerto en la mañana y la despidió con un beso, pero eso podría ser solo actuación. La evidencia circunstancial la preocupaba, y no desaparecía.
–Gracias por recogerme, mami, feliz cumpleaños y feliz día de las Madres. Tengo algunos regalos para ti en mi maleta. ¿Y cómo está mi niñita hoy? ¿Cómo están tú y papá? y ¿qué han planeado para esta tarde?
–Tu papá está bien, está escribiendo su próxima obra maestra, ya sabes. Yo estoy bien y Shell también. La llevé a la guardería esta mañana a las nueve como de costumbre, y luego conduje hasta acá para recogerte. Me tomé un par de cafés en la estancia del aeropuerto y leí una revista mientras esperaba. En serio me gusto. Fingí que hacía esto frecuentemente para parecer una viajera internacional, sabes.
–Lo haces con frecuencia; yo vengo por lo menos una vez al mes… ¿y que hay esta noche?
–Si, supongo que lo hago, ¿verdad? ¡Oh! ¿esta noche? Nada especial… lo mismo de cada año. Tenemos una pequeña reunión familiar en la casa de tu abuela para nosotras, las tres mamis… tres generaciones de madres celebrando. Es una pena que mi abuela no haya podido vivir unos añitos más para ver esto… pero no se puede tener todo, ¿verdad? ¿Cómo está Mike?
–Está bien también, pero tiene que estar pendiente de su madre, por eso intenta dividir su tiempo cada vez que puede, pero haciéndole creer a ella que tiene al león dentro de la jaula. Él vino acá el año pasado, así que le toca a ella. Además, significa que puede hacer tres días laborales extra lo que mantendrá más feliz al jefe en vez de que ambos salgamos al mismo tiempo. ¿Me puedes llevar a ver a “La Vieja del Árbol” hoy o mañana?
–Claro, hoy todos vamos a estar ocupados, pero mañana con seguridad iremos. ¿Por qué, algo te preocupa?
–No, nada en particular, pero siempre salgo de esas visitas sintiéndome “mejor”, por alguna razón… más en paz conmigo misma y el mundo. ¿Sabes a qué me refiero? ¿Cuándo fue la última vez que fuiste?
–Si, sé de lo que hablas. Una visita tiene el mismo efecto en mí. Sabes, es curioso, aún no he ido este mes, pero tengo algo que me gustaría hablar con ella también. Qué bueno que hayas sacado el tema. ¡Oh! Espera un momento… esta noche iremos a una fiesta cuatro en uno, tendremos que esperar a ver como amanecemos mañana… no podemos ir con resaca, eso no sería correcto.
–No, está bien, pero espero al menos poder verla, aunque sea una vez antes de regresar.
Soom sabía que lo mejor era no preguntarle a su madre sobre que quería hablar con la anciana. Eso podría ser desagradable y grosero, pero, aun así, ella tenía curiosidad.
–Bueno, primera parada La Gran C para comprar algunas provisiones esenciales para la noche; luego almorzar, y después a casa a ver a Craig y comenzar las fiestas de la noche. ¿te parece bien?
–Lo que tu digas, mami, ¡todo suena genial!
Para ahorrar tiempo, ellas decidieron almorzar solo un tazón de sopa de fideos de arroz en el restaurante del piso de arriba del supermercado. Se sentaron al borde del gran restaurant, por lo que podían mirar a los clientes con sus carritos de supermercado en la parte de abajo.
–¿Cuántos esperas que asistan esta noche, mami?
–Bueno, Shell y tú, Craig y yo, la abuelita, mi hermana y mis hermanos con sus esposas… eso hace… uhm, once, así que, si preparamos para veinte, estaría bien… y con un poco de suerte tendremos comida para recalentar mañana, solo en caso de que nos sintamos un poco cansadas.
Soom se rio. –¡Buena idea!
Lek bajó la velocidad mientras pasaban por la guardería a las afueras del pueblo, pero los niños estaban adentro, así que ella siguió, desacelerando de nuevo cuando se acercaban al hotel en el centro del pueblo.
–Pensé que estaría aquí. Él lo llama “buscar inspiración en las actividades del día a día del pueblo”, pero yo creo que es más como beberse unas botellas de cerveza Chang. La comida puede esperar, si quieres que paremos por media hora.
–Si, por favor, mami. –ella se inclinó y besó a su madre en la mejilla y saludó a Craig con la mano, mientras que Lek estacionaba el carro en la explanada, a la sombra de su tienda.
Soom salió del vehículo tan pronto como éste se detuvo y corrió hacia Craig que se levantó con los brazos abiertos mientras ella se acercaba.
–Hola, cariño, que gusto verte de nuevo, –dijo él mientras la abrazaba, ella hizo un sonido como si le hubiesen sacado todo el aliento, como siempre lo hacía. Ella se levantó, lo besó en la mejilla y él se lo permitió. Ella pesaba unos cuarenta kilitos mientras que él ciento veinte. –¿Qué van a tomar, damas? –preguntó él al tiempo que Nong llegaba.
–Yo quiero una Chang helada, Nong, pequeña. ¿Soom?
–Lo mismo, por favor
–Guao, eso sí es raro, Soom. Bien por ti. ¿Lek?
–Lo de siempre, por favor, Nong
–No nos quedaremos mucho, solo una cerveza porque Soom quería saludar. Tenemos comida en el carro que se dañaría con este calor, así que tenemos que llevarla a casa de mamá pronto y luego empezar con los preparativos para esta tarde. No te vas a emborrachar mucho antes de regresar ¿Verdad?
–¿Por qué lo haría? Jeez, Lek… Ah, gracias, Nong. ¡Feliz cumpleaños, Lek, mi querida esposa, y que cumplas muchos más!
–¡Feliz cumpleaños, mami y Feliz día de las Madres!
–Gracias, a ambos, y ¡Feliz día de las Madres para ti también, Soom!
–Si, ¡Feliz día de las Madres, Soom!
–¡Gracias! –y todos chocaron sus botellas varias veces
2. EL INVITADO INESPERADO
A las tres de la tarde, Soom y Lek dejaron a Craig con su cerveza y su escritura y llevaron la comida a la casa de la mamá de Lek para comenzar el serio trabajo de preparar la rumba, incluso si era solo una pequeña fiesta. Guardaron la carne, el pescado y las aves en el congelador y comenzaron a limpiar; a pelar y cortar las verduras y vegetales al ritmo de música popular tailandesa y una ocasional copita de lao khao para Lek, ya que las otras dos nunca tomaron el licor fuerte.
El sonido de la música, las risas y golpeteó de las mazas en los morteros salía de cada casa del pueblo, a medida que los hijos e hijas que trabajaban lejos iban llegando a casa para desearle un feliz día a sus madres.
El día de las Madres es una de las celebraciones no religiosa más grande en Tailandia.
Sin embargo, la preparación de una fiesta era el momento que las mujeres podían soltarse el cabello en compañía casi exclusivamente femenina. La mayoría de los hombres aún estarían trabajando, así que ellas que se quedaban en casa podían tener su propia hilarante pre-fiesta, porque más tarde estarían ocupadas cuando llegaran sus invitados.
Por eso Lek estaba feliz de dejar a Craig en el hotel, donde no estorbaría.
Eso también funcionaba para Craig. Él aún no entendía bien a un grupo de tailandeses hablando alegremente entre sí, a menos que ellos bajaran un poco la velocidad por él, y Lek decía que eso le quitaba las ganas a cualquiera. Él vio mujeres por todo el camino llamando a sus amigas para que se unieran a la algarabía y se tomaran su vasito de lao.
Era como ir de casa en casa en Año Nuevo para tomar con los vecinos.
Él no estaba esperando ninguna visita, porque todos estarían tan ocupados con sus propias familias y los que no tenían hijos, como Murray y Ross estaban fuera del país, a él no le importaba, estaba acostumbrado a estar solo y, a fin de cuentas, así trabajaba más.
Miró la hora en el Kindle que ahora solía usar para la mayoría de sus escritos fuera de oficina; ya eran más de las tres, así que tenía tres o cuatro horas antes de que lo echaran de menos. Le pareció gracioso al recordar cómo solía estimar su trabajo en cervezas. En aquellos tiempos, no tan lejanos, él podía tomar una cerveza en una hora y escribir seis mil palabras. Aún podía escribir seis mil palabras en una hora, pero le tomaba noventa minutos tomarse la cerveza.
Se estaba volviendo lento, o por lo menos su cuerpo y él podía sentirlo. Era la verdadera razón por la cual quería pasar algo de tiempo en Gran Bretaña.
Tenía casi sesenta y cinco y se sentía bien, excepto por una pequeña molestia en la espalda una o dos veces al año, pero quería una opinión profesional. Confiaba en los doctores tailandeses de hospitales grandes, pero no mucho en aquellos que trabajaban en las provincias. Además, él tenía que solventar lo de su pensión, aunque sabía que eso podía hacerse por internet.
No tenía un motivo real para volver a casa, era más como un presentimiento. Quería echar una última cana al aire, hacerse una revisión general completa, porque él no esperaba vivir mucho más de los setenta, ninguno de sus familiares varones había llegado a los setenta y cinco. No se lo había dicho a Lek porque no quería preocuparla, así que aprovecharía para cumplir su vieja promesa de llevarla a vivir al Reino Unido cuando Soom terminara la universidad. Si, bueno, se había retrasado por cinco años, pero ella nunca se quejó por eso.
De hecho, ella no se había quejado de nada en estos últimos días, era feliz con sus trabajos, sus puestos de autoridad y de cuidar a Shell. También estaba orgullosa por Soom. Él era el único que no estaba “realizado”, así se sentía, y pensó que tendría más oportunidad de hacerlo si viviera en un país donde la mayoría de las personas hablaran inglés, así él podría participar firmas de libros y cosas así.
Allí donde vivía, Murray era la única persona en seiscientos kilómetros a la redonda que sabía que había leído uno de sus libros.
Era una forma de matar tres pájaros con una sola piedra, pero le preocupaba que Lek no fuera con él. Estaba lejos de ser algo certero, pero aun así se tenía que hacer y si él se tenía que irse solo, sería la primera vez en quince años que ellos estarían separados por más de un fin de semana.
Era una perspectiva que lo asustaba, pero mucho menos cada día que la iba encarando.
Antes de dejar el hotel, invitó a Nong y a Kurt a la casa de su suegra antes de que cerraran. Ellos se lo agradecieron, pero dijeron que ya habían hablado con Lek y con Ayr, que era uno de los mejores días del año para el negocio y que a medianoche ya estarían listos para caer rendidos en sus camas. Él esperaba que dijeran algo así y se marchó sin decir más. Ellos estaban totalmente contentos con sus negocios y su propia empresa y no necesitaban más nada ni a nadie más.
Cuando llegó a la fiesta, justo después de las seis, lo sentaron y le sirvieron los platos de comida y cerveza. Su comida estaba menos picante que la del resto y ellos tomaban lao.
–Tuvimos un visitante extraño, te encantará si aún está por acá, pero a los tailandeses nos asusta, en especial a los más ancianos –dijo Lek– Se metió debajo de la casa.
–¿Qué es? –preguntó Craig– una serpiente.
–No, no es una serpiente, –respondió ella– es un dua heer, no sé cómo se dice en inglés. Soom ¿cómo se dice dua heer en inglés?
Ella miró a Craig e hizo una expresión de repulsión en su rostro –Un lagarto, un enorme lagarto. Espera…
–Un varano nebuloso, –dijo ella después de más o menos un minuto. Él no estaba familiarizado con esa especie en particular, así que Soom buscó la página en inglés en su teléfono y se lo pasó.
–¡Es demasiado enorme! ¿Tan grande es el nuestro?
–No, quizás un setenta y cinco por ciento, –respondió Lek.
–Ellos llegan a alcanzar el metro ochenta. ¡Ese tiene metro ochenta! Y ¿está debajo de la casa?
–Si, muy mala suerte. Mi mamá no está feliz. Algunas personas se los comen.
–Aquí dice que han sido una especie en peligro de extinción por cuarenta años y eso significa que puedes ir a la cárcel si matas uno.
–Aquí la gente no sabe eso… a ellos no les agradan y pueden tener comida gratis, así que se los comen.
–Bueno, espero que tú no te comas nuestro dua heer o tendré que denunciarte y espero que corras la voz de que estos animales son raros.
Craig pasó un buen rato buscando al gran lagarto, pero poco a poco volvió a la fiesta al verse contagiado por el ambiente y, en vista de que su señal de Wifi no llegaba hasta la casa de Pang, él le pidió prestado el celular a Soom para leer acerca del reptil. Al parecer, el varano estaba activo en el día y comía escarabajos, a pesar de que él le había dicho a Lek que comían caracoles, cucarachas y geckos para darle una presa más favorable, ya que estos eran los tres animales que más odiaban las amas de casa rurales tailandesas. Pensó que era razonable, además, porque se necesitaría una cantidad exagerada de escarabajos para poder llenar a un lagarto de metro y medio.
Lek le contó a su madre y a los demás y comenzó un murmullo que duró un rato, y al parecer hizo que Pang se sintiera un poco mejor sobre al “mal agüero” debajo de su casa, donde probablemente ya estaba acurrucado para pasar la noche.
Pronto se olvidaron del varano y trajeron el aparato de karaoke para juntarlo con la música que estaba sonando en la mayoría de las otras casas de la calle, Soom y Lek bailaban a Shell en su corralito.
La mañana siguiente, después de que ella había llevado a Shell a la guardería en su pequeño triciclo, cosa que hacían de vez en cuando para fortalecer las piernas, Soom fue a la oficina de Craig.
–¿Quieres que te ayude a buscar ese lagarto, Craig? Mamá se ha ido a trabajar, y a mí también me gustaría verlo mejor.
–Si, claro. ¿entonces no te da miedo que te traiga mala suerte?
–No, me encantan los animales. Tailandia ha cambiado mucho desde la época de mi abuela y sigue cambiando más rápido que nunca. Ni siquiera sé si la abuela fue a la escuela, pero no me gusta preguntar. Mi madre solo fue hasta los doce y su abuela, con certeza, nunca fue. Es increíble cuando lo piensas. Mi bisabuela no pasó por la escuela, mi abuela quizás tres o cuatro años, mi madre seis años y yo, dieciséis años, incluyendo la universidad. Eso es ir de cero a dieciséis en cuatro generaciones… ¡en un siglo!
–Si, no lo había pensado de esa manera. En Gran Bretaña sería, supongo: seis; ocho; diez y dieciséis para mí también…
–Si, pero tu familia es de ciudad, la mía es del campo, y en la Tailandia la gente del campo es mucho más supersticiosa que los citadinos, así que yo pasé de una familia completamente supersticiosa a una no-supersticiosa en una generación. Eso abre una gran brecha entre nosotros… incluso entre mi mamá y yo, y ella ha vivido en una ciudad y ha viajado al extranjero.
–Me he dado cuenta, creo, que la gente joven es menos religiosa, y menos… digamos “tradicionalmente educada”. Ya no ves adolescentes hacienda reverencias, y muchos de ellos son bastante maleducados, especialmente los varones… son maleducados, ósea, no las chicas.
–Si, supongo que si… ellos… nosotros asociamos todas esas tonterías con la gente mayor y las viejas costumbres. Puede que no sea justo, pero es como es. Es más culpa del Budismo que de los malos monjes que usan el Budismo para sus propios fines; además hacer reverencias, arrodillarse y permanecer en el piso, es considerado degradante por los muchachos, que han tenido el doble de educación que sus padres. Quizás, eso los hace… nos hace arrogantes.
–Todos los viejos son supersticiosos y estúpidos, todos los jóvenes son educados e inteligentes ¿Eh?
–Si, algo así. ¿yo soy así, Craig?
–No, no pienso eso. Nunca te he visto comportarte así con tu familia ni conmigo, de todas maneras.
–Bueno, me alegro por eso. ¿Estás listo para ir a buscar a Lizzy Lagarto?
–Claro, vamos. ¿dónde comenzamos, en la casa de tu abuela?
– Claro, pero podría estar en cualquier parte. Probablemente se despertó a primera hora y puede recorrer cientos de metros, así que no tenemos mucha probabilidad de encontrarlo. No me gusta decir esto, pero incluso puede que alguien esté preparándolo para su cena ahora mismo.
–pero…
–La gente no sabe que es ilegal… ellos no saben que es una especie en peligro. Solo saben que es de mala suerte y que es comida gratis. A eso me refiero cuando hablo de ignorancia y superstición, los niños aprenden esas cosas en programas sobre vida salvaje, especialmente por la TV satelital y la Internet, en la escuela, gracias a los maestros extranjeros, así que la cosa esta mejorando, y muy rápido, además.
–Eso es algo, supongo, pero ya se habrán comido a todos esos animales raros para ese entonces…
–Aún tenemos a los tigres salvajes y a los elefantes… si, bueno, no hay muchos tigres salvajes ni cocodrilos, pero tenemos grandes serpientes, las encuentran cada cierto tiempo, “monstruos, de ocho a diez metros de largo” ¡los has visto en la TV!
–Si, pero ¿Qué pasa con ellas después de que el equipo de la TV las deja? ¿las despellejan para hacer zapatos y las venden para barbacoa?
–No sé… supongo que es difícil mantener algo así en un zoológico…
–Si, no pueden ubicarlas todas en zoológicos, y no pueden regresarlas a la naturaleza porque simplemente las encontraron por talar el bosque para urbanizarlo. Te apuesto a que las mantienen por unos pocos días y si nadie quiere comprarlas, entonces es hora de barbacoa.
–Si, probablemente. –ella asintió tristemente, mientras Craig cerraba la puerta de la cerca detrás de ellos– No hables tan alto ahora, o lo asustaremos. Busca un gran lagarto marrón con puntos amarillos, podría estar al lado de un árbol o en el suelo entre las hojas caídas, pero será difícil de ver.
Ellos caminaron por el sendero entre la casa de Lek y la de su madre, parecían un par de Sherlock Holmes, agachándose a veces, para observar debajo de las casas o en los cobertizos sobre pilotes pequeños, y a veces irguiéndose para inspeccionar los árboles. Cuando ya habían revisado el camino y luego la casa de la abuela, siguieron a la siguiente puerta con la intención de pasar unas cuantas horas barriendo la manzana y luego se irían a comer al hotel.
–¿Podemos revisar tu jardín, por favor? –le preguntó ella a su tía, que vivía en la siguiente casa.
–¿Qué se te perdió? A lo mejor puedo ayudarte.
–Vimos un dua heer anoche y quiero encontrarlo.
–Esas cosas asquerosas, ¿te lo vas a comer?
–Craig escuchó las palabras “dua heer” y “falang” pero no entendió mucho del resto. Después de que la tía se levantó de su mesa y Soom comenzó a buscar por los alrededores, él le preguntó que había dicho.
–Ella creía que nosotros íbamos a matarlo, pero le dije que para la policía internacional es ilegal y se pena con gran multa y sentencia de cárcel. No quedó muy impresionada con lo de la “policía falang” y dijo que eso no era asunto de ellos.
A eso de las doce en punto aún no habían encontrado a Lizzy, así que pasaron por el hotel para ordenar algo de tomar y comer.
–Hace calor, ¿verdad? –dijo Nong cuando ella vino a tomar su orden y a sacudir la inevitable capa de arena sobre la mesa– ¿Qué estaban haciendo ustedes dos?
Craig la interrumpió, –Disculpa, Soom, pero Nong, ¿primero puedes traernos una cerveza helada y un jugo de naranja frío, por favor?
Ella se marchó apresurada. –Disculpa esa, Soom, es que de lo contrario ella se pondría a hablar todo el día. Cuéntaselo cuando regrese.
Soom le echó el cuento.
–¡Si, lo vi esta mañana! Lo perseguí con mi bastón de serpiente de dos metros, pero fue muy rápido para mí. Bajó por ahí detrás del hotel y saltó por encima del muro.
Ella tradujo para Craig.
–¿Le contaste sobre la “policía falang”?
–Todavía no, pero ahora lo haré.
–¿Qué dijo?
–Casi lo mismo que todos a los que les he dicho; que esto es asunto de los tailandeses no de los “falangs”.
–Es como estrellar tu cabeza contra un muro de ladrillos ¿verdad?
–¿Qué?
–Es decir, contarles a todos que este es un animal raro… a nadie le importa… no avanzas si tu cabeza choca contra un muro de ladrillos.
–¡Oh, ya entiendo!, No, no avanzas, menos con los más viejos, pero se lo diré a los jóvenes. Puede que ellos si me escuchen. De esto estaba hablando antes. Esto me ha dado una idea. ¿Quieres buscar otra vez esta tarde?
–No, hace demasiado calor ahora. Solo me quedaré aquí y escribiré algunas cosas en mi Tablet.
–Eso pensé que dirías. Hace mucho calor, podemos intentarlo más tarde o mañana, si tú prefieres.
–Si, me gustaría.
Cuando ella se terminó su jugo de naranja y un pedazo de strudel de manzana y crema preparado por Kurt, se despidió de Craig y lo dejó con sus pensamientos
Regresó a las cinco junto con su madre.
–Hola, Señoras, ¿Dónde está Shell?
–En casa de mi madre; pídenos un par de jugos de naranja con tu tableta, ¿puedes? Por favor. Hace mucho calor hoy.
–Claro, ¿Qué han estado haciendo ustedes dos esta tarde?
–Estuvimos sentadas en la tienda. Estaba revisando los libros, y Soom estaba actualizando la página web de nuestra empresa.
–Puse una advertencia sobre Lizzy en la página, con una foto. Diciendo que, si alguien la mata, o a uno como ese, se debe informar a la Policía Internacional y la Policía Tailandesa, para que puedan llevar a esa persona a los tribunales para su sentencia. También dice que es una especie rara y que está protegida, y que estamos ofreciendo cinco mil Baht de recompensa si alguien lo captura sano y salvo. Creo que podríamos sacarlo del pueblo y liberarlo.
–Buena idea –dijo Craig
–Buena idea… si fuera tan buena idea, no tendrías que pagarle a la gente para que te ayude. Anoche casi muero de la risa cuando le dijiste a mi mamá que es lo que come esa cosa. ¿Crees que ella y la gente de aquí no saben lo que comen? ¿Crees que ella es tan tonta como para no saberlo?
–¡Escarabajos, insectos, caracoles y geckos! ¡Verdad!
–Eso es lo que dice en los libros y en Internet, –intercedió Craig y Soom asintió con la cabeza.
–Bueno, eso es lo que come una cría, pero uno de metro ochenta y sus padres pronto se acabarían todos los escarabajos de Tailandia si ese fuera su único alimento. ¡Estos grandulones comen gallinas! Uno pequeño como tu Lizzy come pollitos y uno grande se comería a las gallinas adultas, y la mayoría de los campesinos tiene a las gallinas sueltas en el jardín o en el patio ¿no? Esa es la razón por la cual ellos odian a los dua heer.
–Comen perros muertos y también otros animales muertos. Por eso es que las personas dicen que son asquerosos. A veces, muerden a un niño y la mordida se infecta y se hincha, y tienen que ir al hospital una y otra vez durante una semana o más. Me gustaría que de vez en cuando nos dieras algo de crédito a los campesinos, en serio.
–Yo solo estaba repitiendo lo que leí. Yo no sabía que…
–No, no sabías, y tampoco el autor de tus libros ni de las páginas web, pero nosotros si lo sabemos. Ellos deberían venir acá y preguntarle a la gente que de verdad sabe, no a alguien que tiene uno encerrado en una vitrina.
–Un vivarium. ¿Por qué ni tu mamá ni tú nos dijeron eso anoche?
–Mi madre es muy educada para discutir contigo, y menos en público, y yo pensé que no era el momento correcto, era una fiesta. En fin, ¿Qué es un guiguarium?
–Vivarium, una caja de vidrio que se usa para guardar reptiles, eh, animales, pero no peces porque eso sería un aquarium.
–¡No me importan esos grandes nombres, son cajas de vidrio!
–No, disculpa, pensé que a Soom le gustaría saberlo, –dijo él intentando escapar del hueco. Soom lo ayudó, repitiendo las palabras en voz baja, como si tratara de recordarlas.
–Gracias, –dijo ella– intentaré recordar eso.
Él le guiñó un ojo y sonrió
–Ya lo he dicho antes, que los del gobierno han lanzado una advertencia por TV para que los tailandeses no creamos en lo que vemos en Internet, porque está lleno de estafas, mentirosos, tramposos y ladrones.
–Hay cosas buenas y cosas malas, mamá, como en todas las cosas de la vida…
–Quizás, pero en vivo tú te encuentras con alguien cara a cara, y formas tu opinión sobre éste, pero en Internet, son solo palabras detrás de una pantalla y no sabes quien las escribió, o por qué, o si es verdad o no. Concuerdo con el Gobierno en esto.
–¡El Gobierno solo dijo eso para que la gente dejara de buscar que se decía en otros países sobre el golpe! –dijo Craig.
Lek lo fulminó con la mirada y Soom bajó su vista hacia sus manos. Él había quebrantado una regla cardinal: Nunca hablar de política en un lugar público.
–¿Qué quieren hacer para mi cumpleaños? –preguntó él, intentando cambiar el tema mientras que Nong ponía las bebidas sobre la mesa.
–Discútelo con Soom, tengo que ir a ver a mi madre, –dijo ella, se levantó y se fue.
–Ups, se me olvidaba.
Soom levantó la ceja y esbozó una mueca falsa, pero no dijo nada.
–Entonces, ¿Qué quieres hacer para mi cumpleaños?
–¿Qué quieres hacer tú?
–Bueno, siempre hemos hecho una fiesta, todos los años que he estado aquí, pero yo en realidad no disfruto mucho en las fiestas… o no las disfruto cuando se trata de celebrar en mi honor.
–No, eso lo sé, pero a mamá le gusta presumirte, –dijo ella tapando la sonrisa con su mano.
–Si, bueno, no es tan divertido. Es muy lindo de parte de tu madre… pero es que no me gusta eso. Usualmente me doy unas vueltas por los bares del pueblo antes de llegar a la fiesta en la casa.
–Yo puedo acompañarte en tu vuelta por los bares, si quieres y luego podríamos ir todos a comer.
–Si, eso suena mejor, pero temprano, ¿eh? Son como cinco horas rondando por el pueblo y me gustaría comer a las seis.
–Si, está bien, me sirve… ¡Oh! Disculpa, es mi teléfono…
Ella se volteó para atender la llamada, y Craig volteó para observar a la gente que pasaba por la calle delante de él. No estaba escuchando a Soom, pero si notó un cambio en su voz y la miró de perfil. Una lágrima le rodaba cerca del ojo, entonces ella colgó la llamada y lo miró.
–¿Qué pasa, Soom, no son malas noticias? Espero. –Él notó que ella estaba luchando con sus emociones, pero solo porque la conocía muy bien. Ella era muy buena en eso, al igual que su madre.
–No estoy muy segura, podría ser, pero no es algo por lo cual preocuparse. Mejor me voy a ver que está haciendo Shell y a darle una manito a mi abuela y a mi mamá. ¿Estarás bien aquí solito?
–Si, chica, vete tranquila. –Ella le puso la mano en el hombro y le dio un beso en la mejilla.
–Gracias, papi, te veo más tarde.
Luego, esa misma noche, después de la cena, cuando Soom estaba en la ducha, Lek se acercó a la oficina de Craig.
–Mira, los tres nos vamos a dormir ahora… tenemos algo que discutir. ¿dormirás con nosotras esta noche, o en la oficina?
–Bueno, tenía pensado dormir en el piso de la sala contigo y la bebé como siempre hacemos, pero con Soom ahora que ella se está quedando… como anoche. ¿Por qué?
–No, por nada, todo está bien, pero ¿a qué hora vas a ir a dormir?
–No sé… la misma hora de siempre, supongo, cerca de medianoche.
–Tres horas –dijo ella mirando al reloj de pared– sí, está bien. Es que quiero conversar en privado. Cosas de madre e hija, y no quiero tener que estar traduciendo para ti. ¿Comprendes, verdad, cariño?
–Si, claro. Yo vi a Soom llorando esta tarde después de que ella recibió una llamada. Me imagino que alguien la hizo molestar y probablemente sea Mike, ya que ella no uso ni su nombre ni dijo cariño. ¿Qué habrá hecho ese tipo ahora?
–No sé. Tal vez Soom te lo dirá mañana. Gracias de todas maneras. No vengas antes de las doce, a menos que una de nosotras te llame. Buenas noches, querido. Siento esto, pero gracias. –y ella lo besó.
–Buenas noches, querida, –dijo ella cuando escuchó que la puerta del baño se abrió.
–Si, buenas noches papi, –dijo Soom llegando a la oficina envuelta en una toalla– No trabajes hasta tan tarde ¿está bien? Mañana es otro día.
Él no podía apartar los ojos de ella y se sintió culpable.
–¿Qué pasa, papá?
–Nada, es solo que te pareces tanto a tu madre, la primera vez que yo la vi… es extraño, pero nunca antes había notado el parecido.
Ella sonrió inclinándose y le dio en beso en la mejilla, y lo mismo hizo Lek, luego se fueron, riéndose por algo que él no pudo entender. Unos minutos después, se oyó el portazo de la puerta de la sala y Soom, en pijamas, se apareció en su escritorio.
–Aquí está, papá, te traje esto, un gran vaso de cremoso irlandés de Baileys. Mamá y yo nos tomaremos uno antes de dormir, así que pensé que a ti también te gustaría. Es mejor que una cerveza a esta hora de la noche. Hablamos en la mañana.
–Si, querida, gracias por el Baileys y el pensamiento. Buenas noches. –Él observó su reflejo dejar la habitación en el vidrio polarizado de la ventana frente a él, y se preguntó cómo podría vivir sin su familia tailandesa en la gélida Gales, donde no había hablado con nadie por varios años. Sería más difícil de lo que se imaginaba, ahora que había vuelto a ver a Soom, pero sería aún más difícil para Lek que era su madre biológica. Pronosticó cambios bruscos de humor, frustración y discusiones en una ciudad donde ninguno de los dos conocía a nadie, eso pronto obligaría a Lek a regresarse sola a Tailandia; solo porque él quería darles una oportunidad a sus libros, arreglar su pensión y asegurarse estaba tan saludable como debía estar.
¿Valdrá la pena todo esto, o este lio ha sido para nada? Se preguntó.
Solo el tiempo lo dirá, pero la cosa lucía sombría, y él sabía de muchas otras parejas que no habían sobrevivido a las tribulaciones de mudarse a Gran Bretaña y dejar a sus familias tailandesas atrás, solo mirándose por videollamadas once meses del año.
Lek y Craig habían dejado de darse regalos hace una década, porque Craig no podía ir al pueblo a comprarle algo a Lek a menos que ella lo acompañara, entonces las fiestas que ella organizaba eran su regalo y la torta que él podía conseguir localmente era el de él. Sin embargo, Soom solía darle algo a él. Cuando ella era joven, podía ser algo como una rosa; cuando estaba en la universidad, pero un poco “ajustada” le daba algo útil como un anotador o un organizador de escritorio, pero desde que ella estaba trabajando ellos, con frecuencia, recibían regalos costosos y muy bien pensados
En el desayuno, ella le pasó una caja bien pesada que contenía un juego de seis sujeta libros exquisitamente tallados en teca con las cabezas de animales legendarios del folklore tailandés.
–¡Son fantásticos, Soom! El mejor regalo que he recibido jamás. Irán a ocupar su lugar de honor justo después del desayuno. ¿Todavía piensas acompañarme a mi ronda de bares por mi cumpleaños?
–Claro, no puedo esperar.
–¿Vienes con nosotros también, Lek?
–No, por desgracia, no puedo, –respondió sarcásticamente– pero Soom dijo que se aseguraría por mí de que no tomes mucho.
Soom intentó expresar con su sonrisa que ella no lo había dicho, pero no quiso contradecir abiertamente a su madre.
–Okey, bueno, cumpleaños o no, ese libro no se va a escribir solo, así que será mejor que me ponga en ello. Gracias de nuevo por tu adorable regalo, Soom. Te veré afuera del hotel entre la una o dos.
–No tenías que decir eso, mamá. No me gusta que me metas en tus burlas hacia él.
Lek no respondió, sino que se levantó, recogió las cosas del desayuno y las llevó al fregadero.
–Será mejor que vayas a bañar a Shell y la alistes para la escuela. –Soom se levantó triste y se fue adentro.
∞
Soom llegó a diez minutos después de la una, y se disculpó por llegar tarde.
–No llegaste tarde, para los estándares de Baan Suay, vas llegando temprano.
–Si, yo sé, pero hace diez años aprendí que las clases comienzan a tiempo, y cuando empecé en el banco descubrí que “ser puntual” significa llegar diez minutos antes. Así, que disculpa la tardanza.
–Okey, no te preocupes. ¿Qué vas a tomar?
–Agua mineral, por favor.
–Por supuesto, –dijo él, ordenando desde su tableta.
–¡Salud! –dijo ella cuando llegaron las bebidas– feliz cumpleaños, papá. ¿A dónde iremos esta tarde?
–Solo a dar una vuelta por el pueblo. Nos iremos por este lado, y regresaremos por aquí. –dijo él señalando con el dedo.
Cuando estaban entre el primer y segundo establecimiento, Soom le hizo una pregunta seria.
–Anoche mi mamá me contó que quieres irte a casa, y que quieres llevarla contigo. ¿Te molesta si conversamos sobre esto, aunque sea tu cumpleaños?
–No, para nada.
–¿Por qué quieres dejarnos? –preguntó cuando se sentaron.
Craig volvió a pedir lo mismo.
–No es que yo quiera dejarlas, Soom, ¿así te lo ha dicho tu madre?
–No, pero es lo que se entiende de eso ¿no?
–Solo en el sentido de que, si voy al Reino Unido, las dejaremos acá, pero esa no es la razón por la cual yo quiero ir. Para ser honesto contigo, a mí no me provoca en lo absoluto, pero hay algunas cosas que tengo que resolver allá. Además, hace quince años le prometí a tu madre que la llevaría allí unos años cuando tú ya estuvieras establecida. Nosotros regresaremos.
–¿Qué es eso tan importante que tienes que hacer? Si no te importa que pregunte.
–No me molesta. Cuando me mudé para acá, yo aún era un jovencito, no te rías, lo era, en el esquema de las cosas, pero quince años de mi tiempo de vida es mucho más de lo que probablemente me queda, así que yo debo hacer ciertos preparativos. Cosas de las que tú no tendrás que preocuparte por otros cuarenta años o más. ¿Entiendes?
–Si, ¿y quieres tener a tu esposa contigo?
–Si, nosotros somos una pareja. ¿A ti no te gustaría llevarte a tu esposo contigo, si tuvieran que irse lejos por un año o más?
–Si, mi mamá dice que probablemente sean cinco años.
–Si, hasta cinco años, sí tu mamá quiere la residencia británica. Ella la quería hace quince años y yo diría que no ha cambiado de idea, pero eso será un poco complicado para nosotros. No significa que tú no puedas visitarnos, y yo creo que tu madre puede salir del país después de los dos años.
–Todavía hay muchos detalles que averiguar. Nos visitarás, ¿verdad?
–Si, si es que puedo… no me importaría ir con ustedes por como las cosas están en este momento, pero sé que eso no es posible.