Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
El tacaño Salomón es una obra de teatro de Benito Pérez Galdós. En ella, el hermano del protagonista vuelve de Buenos Aires tras amasar una fortuna. Éste finge ser un tacaño y ocultar su naturaleza despilfarradora. Se sucederán los enredos tras esta confusión.-
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 56
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Benito Pérez Galdós
COMEDIA EN DOS ACTOS
Representóse en el Teatro de Lara la noche del 2de Febrero de 1916. 1.000
Saga
El tacaño SalomónCopyright © 1876, 2020 Benito Pérez Galdós and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726495218
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
JOSÉ SALOMÓN
Sr. Thuillier.
PELEGRÍN MENDRUGO
» Mora.
DONATO RUIZ, joyero
» Ramírez.
BELÉN, esposa de Pelegrín
Sra. Ariño sánchez.
NATALIA, hija mayor
Srta. Abadía.
CRUCITA, hija menor
» Pardo.
ALFREDO, marido de Natalia
Sr. Valentí.
DOÑA ELADIA
Srta. Alba.
POLONIA
» Seco.
Esta obra es propiedad de su autor, y nadie sin su permiso podrá traducirla ni reimprimirla en España, ni en ninguno de los países con los cuales se haya celebrado ó se celebren tratados internacionales de propiedad literaria.
DECORACIÓN
Sala modesta donde Pelegrín tiene su taller de grabador en metales; mesa con los enseres de su industria; junto á la mesa un sofá de paja y dos sillones, todo muy usado; en las paredes algunos cuadros; puertas á izquierda y derecha.
Izquierda y derecha se entiende del espectador.
pelegrín, belén, crucita . Pelegrín es hombre de cincuenta años, avejentado por una vida laboriosa y sin fruto. Belén, su mujer, envejecida antes de tiempo por el trabajo y la pobreza. Crucita, hija menor del matrimonio, es una chiquilla de diez y siete años, ágil y vivaracha. Traje y peinado conforme á su edad de transición. Al alzarse el telón Pelegr í n se ha quedado dormido, fatigado del trabajo. Viste blusa larga.
BELÉN
(Sacudiendo el hombro de su marido para despertarle.) Pelegrín... Pelegrín.
PELEGRÍN
(Sin abrir los ojos; desperezándose.) ¿Qué...?
BELÉN
Tienes una visita.
CRUCITA
Una visita, papá. (Arreglando los objetos que hay en la mesa.)
PELEGRÍN
¿Es Donato? ¿Me trae dinero?
BELÉN
No es Donato. Es un señor que se llama Salmón.
CRUCITA
(Vivamente.) No ha dicho Salmón, sino Sa... lo... món.
BELÉN
¡Ay, hija, qué oído tienes! Sí, Salomón.
PELEGRÍN
(Despertando muy excitado.) ¡Salomón!
BELÉN
Es un señor que viene de América.
PELEGRÍN
(Despabilándose.) ¿De Buenos Aires? ¿Y me traerá noticias de mi hermano Jacobo?
CRUCITA
Sí; algo ha dicho del tío Jacobo.
PELEGRÍN
Puede que me traiga algún socorro de mi hermano, que es tan rico... ¡Salomón! ¿Pero no te acuerdas de José Salomón, el primo de Donato?
BELÉN
Sí; el que se fué á Buenos Aires hace dos ó tres años.
CRUCITA
¿Le digo que pase?
PELEGRÍN
Sí, sí; que dispense el plantón, y... Anda, corre, hijita, y tráele en seguida. (Vase Crucita.—Muy excitado, abrazando á su mujer.) ¡Abrázame, Belén! Me dice el corazón que hoy será un día venturoso para nosotros. Mi hermano Jacobo...
BELÉN
Quita, quita; tú siempre viviendo de ilusiones. Esperemos á ver...
pelegrín, belén, salomón, que entra por la izquierda precedido de crugita.
SALOMÓN
(Secamente.) ¡Hola, Pelegrín! (Con marcado acento argentino.) ¿Cómo dice que le va?
PELEGRÍN
(Queriendo abrazarle; pero Salomón se mantiene rígido.) Perdone que le hiciera esperar. Siéntese, amigo.
SALOMÓN
Me dijo su señora que usted se había quedado dormido.
PELEGRÍN
Sí, hijo, me rindo al cansancio.
BELÉN
¡Tanto trabajar noche día en esta esclavitud!...
PELEGRIN
¿Cuándo ha llegado usted?
SALOMÓN
Anoche.
BELÉN
Crucita: vete por el arroz, y de paso te traes el vinagre. Di en la tienda que ya lo pagarás. (Vase Crucita.)
PELEGRÍN
¿Vendrá usted muy fatigado del largo viaje?
SALOMÓN
(Secamente.) Yo no me canso, soy muy duro.
BELÉN
¿Tres años ha estado usted por allá?
SALOMÓN
Algo más.
PELEGRÍN
¿Vendrá usted rico, porque tres años de América dan mucho de sí?
SALOMÓN
Pobre fuí y vuelvo con un pasar modesto.
PELEGRÍN
(Impaciente.) Y de mi hermano Jacobo, ¿qué me dice usted?
SALOMÓN
Está viejo, enfermo y arruinado. (Pelegrín y Belén se miran con asombro.) Todo lo que ganó trabajando en la Pampa lo ha perdido en malos negocios.
PELEGRIN
¡Pobre Jacobo!
BELEN
(Displicente.) No le tengas lástima. Muy poco tenemos que agradecerle. Que tenga paciencia, y si no, le mandaremos una buena remesa de la que á nosotros nos sobra.
PELEGRIN
(Desconsolado.) Según eso, señor Salomón, ¿mi hermano no nos manda nada?
SALOMON
Memorias y afectos. Todo lo que no sea esto, lo necesita para sí. ¿Y qué tal? ¿Se trabaja mucho en el grabado de metales? (Observando cuanto hay en la mesa.) Ya, ya veo las herramientas.
PELEGRIN
¡Ay, ay, trabajar!... Yo creo que nací con el buril en la mano, y que no lo he de soltar ni para morirme.
BELEN
El pobrecito, con esta labor tan menuda y tan fina, se está quedando ciego.
SALOMON
Pero ¿ganará usted mucho?
PELEGRIN
¡Psch! Gano para ir viviendo con estrechez; escasamente puedo cubrir las atenciones de mi familia.
SALOMON
Y su familia, ¿es la misma que yo he conocido?
BELEN
La misma, con los retoños de nuestra hija Natalia.
SALOMON
Ya; que casó con uno de los chicos de aquel maestro de obras... Y la otra hija de ustedes, es esa que me abrió la puerta.
BELEN
Crucita.
SALOMON
Y ¡qué lista es, que vivaracha! Yo creo que me Conoció. (En actitud de levantarse.)
BELEN
No se le escapa nada.
PELEGRIN
¿En qué fonda está usted?
SALOMON
En una de regular aspecto, que está muy cerca de aquí. No recuerdo cómo se llama; pero deseo un alojamiento baratito, más conforme con la flaqueza de mi bolsillo.
PELEGRIN
¡Vaya, vaya! Venir de las Américas con el bolsillo flaco...
BELEN
(Vivamente.) Oiga usted, señor Salomón: si quiere usted vivir con economía...
SALOMON
Ya sé lo que usted quiere decirme. En la puerta he visto un cartelillo que dice: «Se cede un gabinete, con asistencia ó sin ella, á un caballero solo.» Pues ese caballero solo seré yo, si ustedes me admiten.
BELEN
Sí, sí, con mil amores. ¿Quiere usted ver la habitación? Es independiente y con buenas luces.
SALOMON
No necesito verla; la tomo, y aquí haré vida familiar. Voy á traer mi equipaje, y volveré en seguida. (Suena la campanilla.)
PELEGRIN
Debe de ser Donato, que viene á traernos...