Expansión del islam a partir del siglo XIII - Ernesto Ballesteros Arranz - E-Book

Expansión del islam a partir del siglo XIII E-Book

Ernesto Ballesteros Arranz

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Beschreibung

eBook Interactivo. Aunque el gran peso del arte islámico se desarrolla especialmente en la arquitectura y en la cerámica, por tener prácticamente prohibidas la escultura y la pintura, en estas series podemos contemplar la gran originalidad de la mentalidad islámica a partir del siglo XIII, en el que el genio islámico ha madurado lo suficiente para producir algunas obras que van a quedar como testimonios inolvidables de su arte.

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ÍNDICE

ARTE SELJÚCIDA

ARTES DECORATIVAS SELJÚCIDAS

ARQUITECTURA DE MONGOLES Y TIMÚRIDAS

ARTES MENORES DE MONGOLES Y TIMÚRIDAS

PERSIA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII

EL ARTE DE LOS MAMELUCOS

ARTE DE LOS TURCOS OTOMANOS

OTRAS PUBLICACIONES

La situación que hemos dibujado en el tema anterior se mantiene hasta el siglo XII, mientras árabes, sirios y persas gobiernan el mundo musulmán. Pero en este siglo el poder islámico pasa a razas orientales mucho más primitivas y fanáticas: mongoles, turcos, etc...

Aunque los califas abbásidas siguieron nominalmente en el poder hasta el siglo XIII (1258), lo cierto es que, desde el siglo XI, vivieron bajo la tutela de turcos seljúcidas, cuyo ejército garantizaba el poder religioso de los abbásidas. Los turcos seljúcidas introducen ciertas novedades en el Islam que son como el preludio de una nueva época. El siglo XI es el siglo de máximo esplendor de la cultura islámica, pero a la vez es el inicio de su decadencia. Ocurrió lo mismo que en el Imperio Romano, que dos siglos antes de su desmembración ya estaba en poder de los ejércitos bárbaros.

El año 1157, a la muerte del sultán Sandjar, los pequeños sultanes turcos provinciales rompen con Bagdad y se independizan del poder central, originando gran número de emiratos y sultanatos independientes gobernados por nobles turcos.

El último califa llamado Almutasim que sólo conservaba el título religioso de forma honorífica es destituido y muerto el año 1258 por los mongoles de Hulagú. Este conquistador de las estepas siberianas era un enviado del Gran Khan Mongka que había conquistado China en 1252.

Los mongoles de Hulagú siguiendo órdenes de Pekín destruyen el califato de Bagdad y someten a todos los sultanatos turcos independientes convirtiendo este gran mosaico decadente de los últimos tiempos del califato en un poderoso y flamante kanato de Quitchac.

Mientras tanto los turcos ayubitas se habían apoderado de Egipto asimilando la cultura islámica como en el caso de los seljúcidas. Saladino, monarca ayubita, eleva a Egipto a un período de esplendor máximo como en los mejores días del reino fatimita. En el siglo XIII los turcos mamelucos derriban a los monarcas ayubitas y se apoderan de Egipto. Estas oleadas son progresivos pasos en la barbarización de la cultura Islámica.

En el mismo siglo XIII los mongoles de Hulagú aliados con los príncipes Cruzados europeos hostigan sin cesar a los turcos y destruyen ciudades tan importantes como Alepo y Damasco. La Cristiandad se alía así con los mongoles para destruir el Islam turco. Pero los mongoles de Quitchac se islamizan y llegan a una dispersión feudal similar a la que habían tenido con los turcos seljúcidas. Los sultanes turcos se adueñan de nuevo de la situación en los pequeños estadículos recién formados porque los mongoles que habían venido como una minoría invasora se desgastaron en las continuas guerras del siglo XIII. Por ello el gran Imperio mongol que durante este siglo se había extendido desde Rusia al mar de la China se fragmentó en el siglo XIV en numerosos reinos independientes regidos por sultanes turcos o mongoles sin ningún vínculo común.

En el siglo XIV una nueva raza va a ensayar la formación de un imperio universal en las tierras asiáticas. Los turcos otomanos avanzan hacia el Este y el Oeste e intentan apoderarse de Persia por un lado y de Constantinopla por otro. Pero este esfuerzo de los otomanos se va a estrellar contra las armas de otro conquistador, Tamerlán, que pasó de ser un reyezuelo feudal, a gobernar uno de los mayores Imperios de la Historia. En 1363 se apodera de Turquestán. En 1370 se establece en Samarcanda que convierte en capital de su fastuoso Imperio. Se convirtió al islamismo y resucitó la idea de guerra santa de los primeros tiempos del Islam fanatizando al ejército turco que en medio de horribles matanzas conquistó el antiguo khanato de Quitchac. En 1398 entró en Deihi que se había independizado muchos años antes. En 1401 expugnó Bagdad capital tradicional del Islam. Poco después se apoderó de Alepo, Damasco, etcétera... Derrotó a los otomanos de Bayaceto en Ankara el año 1402 impidiendo que este sultán se apoderase de Constantinopla a la que había sitiado repetidas veces. No contento Tamerlán con el vasto Imperio que había conquistado en cuarenta años se dispuso a invadir el Turquestán chino (provincia de Dyagatai) cuando le sorprendió la muerte en 1405. Su imperio militar y cesarista creado por la fuerza se deshizo inmediatamente en numerosos reinos pero su labor negativa fue inmensa porque impidió la unificación de la cultura islámica que habían intentado los otomanos, además de destrozar materialmente India, Persia, Siria, etc...

Destruido el poderoso ejército de Tamerlán, los otomanos continúan creando su Imperio. En el siglo XV (1453) el sultán otomano Mohamet II conquista Constantinopla. Más tarde los otomanos atacan Europa siguiendo el valle del Danubio. Los duques magiares y checos se aprestan a defender sus posesiones pero los turcos avanzan sin cesar revitalizados por las ideas islámicas y llegan a Viena donde son detenidos por Carlos V en 1529. Al mismo tiempo que avanzan por el Danubio, atacan Egipto, que cae en poder de los otomanos de Selim lo mismo que la isla de Rodas. Los otomanos que no tenían escuadra toman a su servicio a los piratas berberiscos como Barbarroja para extender su poder político por el Mediterráneo.

El Imperio turco del siglo XV y XVI fue un Imperio militar que sometía a los habitantes de los territorios conquistados y así continuó hasta comienzos del siglo XX en que fue definitivamente aniquilado por las potencias europeas dando lugar a lo que se llamó Cuestión de Oriente.

Este Imperio aisló Oriente (India y China) de Occidente (Europa y América) durante mucho tiempo pues se sintió enemigo de unos y otros. El gran desconocimiento que tienen los europeos actuales del lejano Oriente se debe en gran parte a que ha llevado un desarrollo histórico totalmente desconectado de su órbita desde el siglo XV, es decir, desde que los turcos otomanos de religión islámica primitivamente entendida cerraron las vías de acceso por Asia Central.

Lo que más interesa destacar en este caso es la amplia zona fecundada por la cultura islámica a raíz de los movimientos turcos y mongólicos del siglo XIII y posteriores. Estos nuevos pueblos de las estepas asiáticas rejuvenecieron la idea islámica infundiéndole un aliento peculiar que se manifiesta tanto en sus obras de arte como en su cultura toda. Durante siete siglos los musulmanes han ocupado miles y miles de kilómetros cuadrados y han diseminado por todas partes el Corán y el arte musulmán si bien profundamente transformado como vamos a ver.

Iremos viendo los distintos estilos desde un punto de vista cronológico, es decir, a medida que se sucedieron las invasiones asiáticas sobre el viejo corazón islámico de Bagdad y Damasco.