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La filosofía se puso realmente difícil con Hegel. Su método dialéctico produjo el más grandioso sistema metafísico que ha conocido el hombre. El propio Hegel admitió que "sólo existe un hombre que me entiende, y, en realidad, tampoco él". El sistema de Hegel abarca absolutamente todo, pero su elemento más vital es la dialéctica de tesis, antítesis y síntesis. El método se originó en la ambición de Hegel de superar las deficiencias de la lógica y ascendió hasta el Espíritu como realidad última. Su visión de la Historia como un proceso de autodesarrollo de la humanidad inspiró a Marx en su sintetización de la filosofía del materialismo dialéctico. En Hegel en 90 minutos, Paul Strathern presenta un recuento conciso y experto de la vida e ideas de Hegel, y explica su influencia en la lucha del hombre por comprender su existencia en el mundo. El libro incluye una selección de escritos de Hegel, una breve lista de lecturas sugeridas para aquellos que deseen profundizar en su pensamiento y cronología que sitúan a Hegel en su época y en una sinopsis más amplia de la filosofía.
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Siglo XXI
Paul Strathern
Hegel
en 90 minutos
Traducción: José A. Padilla Villate
Diseño de portada
RAG
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Título original
Hegel in 90 minutes
© Paul Strathern, 1997
© Siglo XXI de España Editores, S. A., 2000, 2014
para lengua española
Sector Foresta, 1
28760 Tres Cantos
Madrid - España
Tel.: 918 061 996
Fax: 918 044 028
www.sigloxxieditores.com
ISBN: 978-84-323-1683-8
Introducción
En 1770, el año del nacimiento de Hegel, Kant dictaba su disertación inaugural en la Universidad de Königsberg. El mismo año, nacían los poetas Hölderlin y Wordsworth. Se sembraban las semillas de un lirismo exaltado y de una sistematización profunda y desapasionada: los dos extremos de subjetividad y objetividad. Europa se encontraba al borde de su mayor transformación desde el Renacimiento. La Revolución francesa fue la manifestación política de este cambio y el romanticismo su expresión cultural.
Entretanto, la Revolución industrial comenzaba a modificar la faz de todo el continente. Y a pocos años de la muerte de Hegel, Marx iniciaba otra transformación que había de cambiar la fisonomía del siglo xx.
Hegel se vio profundamente involucrado en estas dos transformaciones. En un giro de ciento ochenta grados que solo podía ser descrito por su célebre método dialéctico, el Hegel estudiante dio la bienvenida a la Revolución francesa y el Hegel maduro cantó las alabanzas del conservador Estado prusiano.
En manos de Hegel, el método dialéctico produjo el más elefantiásico sistema filosófico que ha conocido el hombre, un monolito en loor de un Estado monolítico. Y en las manos de su ambicioso seguidor Marx, el método de Hegel había de dar origen a la revolución más importante desde la Revolución francesa, que a su vez produciría el más gigantesco sistema político que ha conocido el hombre (de un extraño parecido, en muchos aspectos, con el Estado prusiano). Así es, en gran medida, como el sistema filosófico de Hegel estaba destinado a funcionar, aunque él, probablemente, no lo habría visto así.
Vida y obra de Hegel
«Hegel alcanzó tal audacia al servicio del disparate, y de extravagantes combinaciones de amasijos de palabras sin sentido, como solo se había conocido antes en los manicomios; se convirtió en el instrumento de la más descarada y generalizada mistificación nunca vista, con resultados que habían de parecer fantásticos a la posteridad y que quedarán como un monumento a la estupidez germana.» Esto lo escribió Schopenhauer, colega de Hegel en la Universidad de Berlín. Esta cita no tiene la intención de prejuzgar, sino de advertir. Con Hegel, la filosofía pasa a ser asunto de suma seriedad, de modo que será mejor que, desde un comienzo, dejemos de lado los chistes. Como dijo un fervoroso predicador inglés del periodo que comentamos, a una audiencia elegante y distraída y en un sermón lleno de amenazas con el fuego del infierno, «No hay esperanza para los que ríen».
La filosofía se volvió realmente difícil con Hegel, exigiendo la máxima concentración, de modo que parece como si Schopenhauer, a pesar de su sutilísimo intelecto, no se hubiera esforzado lo bastante. Por otra parte, el propio Hegel admitió que «solo existe un hombre que me entiende, y, en realidad, tampoco él». Algunos críticos piensan que Hegel exageraba. ¿Existió realmente ese hombre?
Georg Wilhelm Friedrich Hegel nació el 27 de agosto en Stuttgart, en una familia de generaciones de funcionarios; su padre trabajaba en la oficina de impuestos de Württemberg. Hegel mantuvo toda su vida el fuerte acento suabo de su infancia, al igual que la creencia en que la discreción es una de las virtudes cardinales de la verdadera cultura.
Fue un niño enfermizo y hubo de pasar varias enfermedades serias antes de alcanzar la edad adulta. A los seis años, enfermó tan gravemente de viruela que estuvo al borde de la muerte. Estuvo ciego durante más de una semana y su tez quedó muy picada. A los once años, sobrevivió a la fiebre que atacó a toda su familia y que se llevó a su madre. En sus años de estudiante tuvo que guardar cama durante meses por una infección de malaria.
Al tiempo que iba creciendo, leía vorazmente literatura, periódicos y tratados sobre casi todos los temas. Pero su método era sistemático ya desde edad temprana, y copiaba meticulosamente en su diario extractos de todo lo que leía. Este ejercicio minucioso de pedantería (el «molino extractor», como lo llamaba) contenía citas de todo, desde fisiognomía hasta filosofía, desde los hiperbóreos a la hipocondría. Los asuntos personales entraban en el diario solo si ilustraban algún principio abstracto, y en los días en que no encontraba nada lo bastante serio que reseñar, Hegel tomaba esto lo suficientemente en serio como para referir por qué había ocurrido hecho tan lamentable. Los estudiosos que se interesen por esta quincallería mental, pueden encontrar juntos un informe sobre un incendio en la localidad y la crítica de un concierto al que ha asistido, seguidos de la descripción y análisis del tiempo frío, un breve tratado sobre la homilía «El amor al dinero es la raíz de todo mal», y una lista de los méritos que ha encontrado en un diccionario de latín que acaba de recibir de regalo. Un profesor observa: «Compone una oración en latín, argumenta en contra de dictar un tema en alemán para ser transcrito al latín, anota su horario escolar al margen, dice que él y sus amigos han visto unas chicas bonitas, hace anotaciones sobre Virgilio y Demóstenes, expresa su curiosidad acerca de un reloj musical y un atlas de las estrellas, y el domingo estudia trigonometría».
Es inestimable la importancia de este «molino extractor», tanto como ejemplo de lo excepcional de sus conocimientos como de una prematura sequedad. Los enormes tomos que producirá Hegel posteriormente contienen referencias a una casi sobrehumana amplitud de saberes. Los errores de menor importancia en que incurre solo confirman el ámbito enciclopédico de la mente de Hegel. Eran casi siempre citas de memoria, pues Hegel no gustaba de interrumpir el hilo de sus pensamientos para buscar fuentes o verificar citas.
Según Caird, el primer biógrafo de Hegel, «su padre era hombre de costumbres ordenadas y del instinto conservador natural en su cargo». Este empleado arquetípico de la oficina provincial de impuestos parece haber sido un padre algo distante. El contacto más humano que tuvo Hegel durante ese periodo fue con su hermana Christiane, tres años menor que él. Los dos hermanos sin madre se apegaron fuertemente el uno al otro. Esta singular emoción personal hizo deducir a Hegel el principio abstracto de que el amor de una hermana por su hermano es la forma más elevada de amor, principio que ejemplificará en su filosofía posterior citando la Antígona