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eBook Interactivo. Como resultado del desarrollo técnico de los distintos estilos de la Alta Edad Media, hacia el siglo XI aparece un nuevo estilo arquitectónico que va a imponerse definitivamente durante siglos y va a dejar una huella imborrable en la historia de la cultura europea. La arquitectura románica es la mejor muestra del esfuerzo germánico por encontrar un estilo semejante al de los antiguos más desarrollados.
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
GENERALIDADES SOBRE EL ARTE ROMÁNICO
ARQUITECTURA ROMÁNICA
ARQUITECTURA ROMÁNICA FRANCESA
ARQUITECTURA ROMÁNICA EN ITALIA
ARQUITECTURA ROMÁNICA INGLESA
ARQUITECTURA ROMÁNICA ALEMANA
ARQUITECTURA ROMÁNICA ESPAÑOLA
ARQUITECTURA ROMÁNICA PORTUGUESA
OTRAS PUBLICACIONES
Este tema se encuentra íntimamente relacionado con el anterior. El arte románico es la manifestación plástica del feudalismo europeo.
La cultura es un conjunto de órganos y funciones que se unen sustantivamente para formar un todo unitario. Ningún aspecto cultural puede estudiarse por separado de la época que lo ha producido.
Si presentamos en temas diferentes el feudalismo, la vida monástica y las artes románicas, es por razones metodológicas no esenciales.
El feudalismo es el tipo de vida, la organización política, social y económica de Europa Occidental durante los siglos IX a XI. Pues bien, en esta época aparece un arte plástico característico: el románico. La gran cantidad y variedad de monumentos que nos ha dejado este estilo aconseja dedicar al estudio de la arquitectura, su más gloriosa y ejemplar manifestación, un tema completo. A la escultura y a la pintura, que, a pesar de ser en general artes subsidiarias de la arquitectura, descubren ante nuestros ojos los aspectos más enigmáticos y cautivadores de la Alta Edad Media, dedicaremos el tema siguiente.
Es innegable la gran sugestión que el arte románico ha ejercido sobre los hombres del siglo XX. El arte románico es el arte de una época que no se preocupa por la razón, que está obsesionada por los problemas de ultratumba. A partir del siglo XII, y hasta fines del XIX, el europeo se alejó cada vez más del románico y emprendió una dirección humanística que culmina en la filosofía alemana, la democracia y el arte impresionista. El protagonista de este gran espacio de tiempo es, indudablemente, la razón humana. Pero en el siglo XX se ha experimentado un nuevo cambio de valores y perspectivas. El hombre ha dejado de interesarse por lo racional para descubrir nuevos horizontes al quehacer humano. Ha surgido así un arte «deshumanizado», en frase de Ortega y Gasset; comienza una «nueva Edad Media», según afirma Nicolás Berdiaeff. El arte moderno tiene muchas de las características del románico: abstracción, expresionismo, despreocupación por la imitación de la realidad, etc... Por ello, el románico resulta muy atractivo para la sensibilidad del siglo XX. Las imágenes románicas han sido evocadas continuamente por los decoradores modernos hasta provocar su «re-fabricación» en serie. Existe hoy día una fiebre por lo medieval. La gente, incluso el público más profano, se complace admirando las primitivas tallas románicas, claras, simples, expresivas, rotundas. Todos los gobiernos europeos han dedicado grandes presupuestos a restaurar monasterios y recomponer obras románicas. La pintura románica ha saltado a la arena de la popularidad y se ha «puesto de moda» como estilo decorativo y culto, evocador de secretas vanidades. Los libros de arte románico se suceden y multiplican en un alarde editorial nunca conocido, y amenazan saturar los escaparates de las librerías. No se trata sólo de libros especializados o eruditos, sino de obras de divulgación que ponen el arte románico al alcance de una gran cantidad de lectores de preparación media. No hace falta estudiar bachillerato para conocer el arte románico. Creemos que sólo existe un periodo histórico que ha sufrido similar auge; la arqueología de Oriente Medio. También en este campo se han multiplicado las ediciones populares de divulgación. ¿Qué quiere decir todo esto? Que son temas actuales, ni más ni menos. Parece un poco raro afirmar que el románico es un tema actual, pero lo es, en tanto interesa a los hombres de nuestra época. Es un hecho muy significativo sobre todo si tenemos en cuenta que el arte románico fue olvidado y frecuentemente despreciado a partir del Renacimiento. El Romanticismo empezó a reivindicar el arte medieval, pero fijó preferentemente su atención en el gótico. Fue necesario esperar a los últimos años del XIX y principios del XX para ver el estilo románico colocado en los altares del fervor europeo.
Era preciso referirse al feudalismo antes de entrar en este tema. Y también a la vida monástica, porque el arte románico es la producción plástica de la aristocracia feudal y de los monjes altomedievales. Es un arte monástico y feudal. Ya hemos visto en el tema anterior que había una especie de alianza entre el clero y la nobleza. Formaban una sociedad, tenían intereses comunes en muchos aspectos. Los principales magistrados de la Iglesia (obispos y abades) eran nobles y tenían castillos y vastas posesiones, siervos y huestes feudales. Los obispos cuidaban sus feudos como lo hacía el conde o el barón, con idénticos medios. El alto clero se sentía solidario de la nobleza feudal. La reforma cisterciense es el primer movimiento de corte democrático, el primer impulso de la Iglesia para acercarse a las formas de vida serviles y plebeyas. Los monasterios y algunas catedrales eran frecuentemente poderosas construcciones, similares a castillos, y tenían una función defensiva como aquéllos. El arte románico se origina en estos monasterios de la Alta Edad Media y tiene características feudales.
Ya hemos dicho que la sociedad feudal es una sociedad aristocrática y cerrada, basada en una «economía natural sin mercados». Es decir que la inmovilidad de las clases sociales viene determinada por la falta de comercio y dinero. El único bien rentable es la tierra, poseída siempre por las mismas manos. Por eso, mejor que hablar de clases se habla de «estamentos» o grupos sociales cerrados y jerarquizados. La falta de competencia comercial, material, impidió la competencia intelectual. Sólo en los monasterios se respira cierto ambiente científico. El público está completamente alejado de todo problema teórico. Es una época «irracionalista». Aquí encontramos un parecido con el siglo XX, que también quiere ser «irracionalista», como reacción al XIX excesivamente racionalista. Es, pues, una época conservadora, inmóvil, que produce un arte tranquilo, de escasas variaciones.
La Alta Edad Media no es progresista, porque el progreso es un síntoma de la racionalización. Está completamente segura de las verdades eternas y no siente necesidad de replanteárselas. A este respecto, dice Arnold Hauser: «Es una época tranquila, segura de sí misma, robusta en su fe, que no duda de la validez de su concepción de la verdad ni de sus leyes morales, que no conoce ningún conflicto del espíritu ni ningún problema de conciencia, que no siente deseos de novedad ni se cansa de lo viejo». No estamos totalmente de acuerdo con esta fórmula, porque nos parece demasiado extremista -sin duda, los románicos tendrían algún problema y de hecho se conocen varios conflictos espirituales de su época-, pero en conjunto refleja muy bien el sentido ideal del período.