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«La esfinge» es la primera y más auténtica obra de Miguel de Unamuno.La mujer de Ángel y sus amistades lo empujan a emprender una carrera política, sin embargo, como casi todos los protagonistas unamunianos, Ángel está más preocupado por los asuntos metafísicos y de ultratumba que por los terrenales. Su obsesión lo aleja de la acción política revolucionaria, defrauda a aquellos que habían puesto sus esperanzas en él y su crisis existencial y de valores lo arrastra hacia la tragedia.-
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Seitenzahl: 76
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Miguel de Unamuno
Saga
La esfinge
Copyright © 1909, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726749168
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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τό γάρ φρόνημα τη σαρκός ϑάνατος, τό δέ φρόνημα τού πνεύματος ζωή καὶ είρήνη.
Επιστ. Παυλον προς Ρωμαιους η'σ.
(Proverbio indio)
To die, to sleep...; to sleep;... perchance to dream!
(Hamlet)
joaquín Hay que proponerse en la vida algún fin...
ángel ¿Para qué, si el universo no lo tiene?
joaquín ¡Para dárselo!
(La Esfinge. Acto II, escena IX)
La acción, en España, en la época actual.
Ocurre la acción en él representada en el aposento de una casa de familia regularmente acomodada, donde se hallan reunidas varias personas que han festejado con un refresco cierto fausto acontecimiento. En una mesa se ve el servicio de café y los restos del refresco. Hay a un lado un armario de luna entera.
Eufemia, Ángel, Joaquín, Eusebio, Teodoro, Pepe y Nicolás.
joaquín [Dirigiéndose a Ángel.] Ahora sí que nadie se atreverá a disputarte la jefatura. Te la has ganado por aclamación popular.
eusebio La verdad, no esperaba de ti tanto. Nunca te he oído mejor.
pepe ¡Admirable! ¡Qué fuerza! ¡Qué pasión! ¡Vaya un modo de levantar en vilo al público! Ahora me explico cuanto nos cuentan del efecto que producían un Demóstenes, un Cicerón, un Mirabeau...
ángel ¡Hombre..., hombre..., apea el tratamiento!
pepe ¡Quia! No te lo apeo. Eres todo un tribuno, chico.
[Le da una palmadita en el hombro.]
nicolás Un golpe mortal a esa tiranía mansa que nos deshonra y envilece.
teodoro Es todo un artista de la palabra... Gesto sobrio, entonación solemne y unción; ésta es la palabra, unción...
ángel ¿Hasta unción y todo?
eusebio Sí, algo olió a sermón...
nicolás ¡Protesto de eso!
teodoro Tiene razón el doctor. Trascendía a sermón, lo cual ayudó al efecto dando algo de religioso al acto. El público está acostumbrado a los sermones y...
joaquín ¿Es que una revolución como la que preparamos no es, acaso, un sagrado sacrificio?
nicolás No; una revolución es una revolución, una ley natural, lo más humano que cabe.
joaquín Y de puro humano, divino...
ángel ¡Metafísico estás!
teodoro Fue una obra de arte.
nicolás No; ¡una obra revolucionaria!
teodoro ¡Es lo mismo! Puede usted hacer, don Ángel, una vida muy hermosa, un verdadero alto relieve...
ángel Para que usted la ponga en coplas, ¿no es eso?
teodoro ¡Quién sabe!
pepe Nada, nada, a tus órdenes; aquí me tienes dispuesto a todo.
ángel Descuida, Pepe; serás conmigo en el paraíso...
joaquín ¡Siempre el mismo! Ya usted, Eufemia, a usted es a quien hay que felicitar ante todo, a usted, que es el alma de este hombre, su sostén, su sentido de la realidad. Sin usted, seguro estoy de que en una de sus murrias haría alguna de las que acostumbra.
pepe Esas tristezas y desalientos son propios de todos los escogidos.
ángel Que enseñas demasiado la oreja, Pepe...
eufemia [A Ángel, bajo.] Pero, Ángel, eres implacable...
ángel ¿Es que ellos no me están mortificando...?
eusebio Vamos a dejarte porque necesitas digerir tu triunfo.
eufemia La verdad es que ese pobre pueblo merece cualquier sacrificio...
ángel ¡Ah! ¿Conque tú crees que debo sacrificarme por el pobre pueblo?
pepe ¿Y qué duda cabe?
ángel Mira: ya tienes el apoyo de nuestro buen Pepe, que también es pueblo...
pepe Gracias, maestro.
eufemia Y tengo el apoyo de todo el que sienta con alma. ¿Vas a dejarle?
ángel [Recogiéndose.] Es verdad; hay que servirle. ¡Pobre pueblo! No sabe lo que quiere, pero algo quiere, mientras nosotros sabemos lo que queremos, pero no querer. ¡Libertad, libertad! ¡Santa palabra! Pero libertad efectiva, real. Cuando la herida se cicatriza cae la costra que la protegió en un tiempo; así ha de caer toda autoridad humana. Hay que disolver las formas muertas; hay que romper la costra en que se tiene encerrado al pueblo, y que irrumpa y se derrame su contenido. Fío en él. Es muy grande el instinto de las muchedumbres cuando no se le bastardea con imposiciones de fuera.
joaquín ¡Vamos, hombre, así quiero verte!
eusebio Imposición de fuera es la oratoria...
ángel Sí, que podamos cerrar los ojos para siempre habiendo servido al porvenir, y que pise luego la Humanidad libre el polvo a que habremos de reducirnos. Día llegará en que a esta vieja tierra le tocará su turno y, hecha también polvo, se esparcirá por los espacios llevándose nuestra ciencia, nuestro arte, nuestra civilización toda reducida a aerolitos pelados. Y entonces cantarán las esferas celestiales el himno a nuestra libertad tan soñada. ¡Pobre pueblo! Tienes razón, Eufemia; merece cualquier sacrificio...
teodoro [Que mientras hablaba Ángel estaba arreglándose la corbata al espejo.] ¡Hermosa evocación! ¡Trágico de verdad!
eusebio Son los nervios agitados por la emoción. Dejémosle, que necesita reposo...
joaquín ¡Vaya! Te dejamos. Mi enhorabuena de nuevo. ÁNGEL Tú, Pepe, espera, y tú también... Venid a mi despacho. Tú [Dirigiéndose a Eusebio.] ponme, en tanto, esa receta.
Se van Ángel, Joaquín, Teodoro, Pepe y Nicolás, después de despedirse estos cuatro de Eufemia y Eusebio.
teodoro [Aparte, al irse.] Se queda este lagarto... ¡Intimidades!
Eusebio y Eufemia.
eusebio No descuides a tu marido; me parece que emociones como la de anoche le perjudican.
eufemia Al contrario. ¡Vida, vida, mucha vida! La vida ahogará sus pueriles temores y extrañas tristezas.
eusebio No sea que le ahogue a él...
eufemia ¡Quia! No le conoces. Sólo necesita quien le sostenga.
eusebio ¡Ah, ya! [Se sienta a la mesa, aparta una taza de café, saca del bolsillo un «block» de donde arranca una hoja.] Tintero...
eufemia [Mientras va a un extremo de la estancia y trae un tintero con su pluma.] Parece providencial su situación, libre y desembarazado para poder entregarse en cuerpo y alma a su verdadera misión...
eusebio [Escribiendo.] Providencial..., su verdadera misión... No conocía en ti esas doctrinas. ¡Enseña mucho la vida!
eufemia Sueles pasarte de listo, Eusebio.
eusebio ¡Psé! Quieres llenar el vacío de su alma tupiéndolo de gloria. Ese vacío no se llena así...
eufemia Siempre que hablas de mi Ángel lo haces de un modo... Cualquiera diría...
eusebio Sí, que no olvido que me dejaste por él... Habla claro, Eufemia.
eufemia ¡A otra cosa!
eusebio Mira, Eufemia: seamos sinceros siempre; es la eterna cantinela de tu gran hombre. Sé que empiezas a ver claro.
eufemia Ves visiones.
eusebio Veo realidades, y las veo por dentro. Es inútil que luches; has visto al grande hombre en..., en..., en bata, ¡vamos!
eufemia ¿Sabes, Eusebio, que si fueses otro te echaría de casa...?
eusebio Eso sucede siempre; si fuésemos otros... [Al sentir a Ángel despidiéndose de sus amigos, baja la voz.] Ya está aquí. Si algún día, Eufemia...
eufemia Me basto sola, Eusebio. O con él todo, o sin él nada. Y no vuelvas a hablarme así.
Dichos y Ángel.
ángel [Entrando.] Qué, ¿os quedan todavía antiguas cuentas que ajustar?
eusebio ¡Oh, no! Pero ya comprenderás que las viejas amistades...
ángel Tú siempre tan sinuoso, Eusebio. Me has oído mil veces que la absoluta sinceridad acabaría con todas las rencillas y reconcomios. Si nos viésemos todos desnudas las almas, fundiríase en amor una inmensa compasión mutua...
eusebio [Alargándole la receta.] ¡Ahí está! Una cucharada antes de comer, y antes de cenar otra. ¡Y mucho reposo!
ángel ¡Prescripción de la ciencia! Seamos con la señora ciencia respetuosos para que con nosotros lo sea ella...
eusebio Ahora te dejo descansar, porque observo los síntomas premonitorios de tu acceso sermonario. ¡Mucho reposo! [Ángel se detiene ante él, cruzándose de brazos, como esperando a que siga.] ¡Mucho reposo!
ángel Bien, sigue.
eusebio Ya te lo he dicho.
ángel ¿Todo?
eusebio ¡Hombre!
ángel ¡Bueno! [Le alarga la mano, y cuando Eusebio se la coge, tómasela con las dos, se le acerca y añade:] Sé franco: ¿qué te parecí anoche?
eufemia ¿No te lo ha dicho ya?
ángel ¡Hablo con él y no contigo! ¿Qué te parecí?
eusebio Que no eras tú el que hablaba, sino otro. Te excediste a ti mismo. En cuanto al público, creo que les decías una cosa y te entendieron otra.
ángel Te entiendo. ¡Adiós!
eusebio ¡Adiós, Eufemia!
eufemia ¡Adiós, Eusebio!
Se va Eusebio.
Eufemia y Ángel.
ángel ¡Pobrecillo!
eufemia Tienes, Ángel, una manera de compadecer que hiere...
ángel