Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
En una historia envuelta en misterio, un joven se encuentra encantado por la enigmática figura de una mujer vestida de negro. En medio de encuentros llenos de pasión y secretos, descubre que hay más de lo que parece. Entre miradas y revelaciones, Machado de Assis explora los matices de la intriga humana, donde el deseo y lo desconocido se entrelazan en un desenlace sorprendente.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 42
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
En una historia envuelta en misterio, un joven se encuentra encantado por la enigmática figura de una mujer vestida de negro. En medio de encuentros llenos de pasión y secretos, descubre que hay más de lo que parece. Entre miradas y revelaciones, Machado de Assis explora los matices de la intriga humana, donde el deseo y lo desconocido se entrelazan en un desenlace sorprendente.
Misterio, Pasión, Intriga
Este texto es una obra de dominio público y refleja las normas, valores y perspectivas de su época. Algunos lectores pueden encontrar partes de este contenido ofensivas o perturbadoras, dada la evolución de las normas sociales y de nuestra comprensión colectiva de las cuestiones de igualdad, derechos humanos y respeto mutuo. Pedimos a los lectores que se acerquen a este material comprendiendo la época histórica en que fue escrito, reconociendo que puede contener lenguaje, ideas o descripciones incompatibles con las normas éticas y morales actuales.
Los nombres de lenguas extranjeras se conservarán en su forma original, sin traducción.
La primera vez que el Dr. Estêvão Soares habló con el Sr. Meneses fue en el Teatro Lírico, en la época de la memorable lucha entre los lagruistas y los cartistas. Un amigo común les presentó. Al final de la velada se separaron, cada uno ofreciendo sus servicios e intercambiando tarjetas de visita.
No volvieron a verse hasta dos meses después.
Estêvão Soares tenía que ir a casa de un ministro de Estado para comprobar unos papeles relacionados con un pariente de la provincia, y allí se encontró con el Sr. Meneses, que acababa de celebrar una conferencia política.
Ambos se alegraron sinceramente de encontrarse por segunda vez, y Meneses le hizo prometer a Estêvão que iría a su casa dentro de unos días.
El ministro despachó rápidamente al joven médico.
Al llegar al corredor, Estêvão fue sorprendido por un tremendo aguacero, que en aquel momento caía y empezaba a inundar la calle.
El joven miró a su alrededor para ver si pasaba algún vehículo vacío, pero buscó en vano; todos los que pasaban estaban ocupados.
Sólo en la puerta había un cupé vacío esperando a alguien, que el chico supuso que era el diputado.
Al cabo de unos minutos bajó el representante de la nación, que se sorprendió al ver que el médico seguía en la puerta.
- ¿Qué quiere? -le dijo Estêvão
- La lluvia me impidió salir; me quedé aquí para ver si pasaba un trolebús.
- Claro que no, y en ese caso le ofrezco un asiento en mi cupé. Acompáñeme.
- Disculpe, pero es una molestia...
- ¡Una molestia! Es un placer. Te dejaré en casa. ¿Dónde vive?
- Rua da Misericordia...
- Bueno, sube.
Estêvão dudó un momento, pero no pudo evitar subir sin ofender al hombre digno que tan gustosamente le estaba haciendo un favor.
Subieron.
Pero en vez de mandar al cochero a la Rua da Misericordia, el diputado gritó:
- ¡João, vete a casa!
Y entró.
Estêvão lo miró atónito.
- Lo sé -dijo Meneses-; te sorprende ver que he faltado a mi palabra, pero sólo quiero que conozcas mi casa para volver allí lo antes posible.
El cupé rodaba ya calle abajo bajo la lluvia torrencial. Meneses fue el primero en romper el silencio de unos minutos, diciéndole a su joven amigo:
- Espero que el romance de nuestra amistad no termine con el primer capítulo.
Estêvão, que ya había notado los modales serviciales del diputado, se quedó completamente estupefacto cuando le oyó hablar del romance de la amistad. La razón era sencilla. El amigo que los había presentado en el Teatro Lírico dijo al día siguiente:
- Meneses es un misántropo y un escéptico; no cree en nada, ni estima a nadie. En política como en sociedad, desempeña un papel puramente negativo.
Esta fue la impresión con la que Estêvão, a pesar de la simpatía que le embargaba, habló con Meneses por segunda vez, y lo admiró todo, los modales, las palabras y el tono de afecto que parecían revelar.
El joven médico respondió al lenguaje del diputado con la misma franqueza.
- ¿Por qué estamos terminando el primer capítulo? preguntó; un amigo no es algo que se desprecie, se acoge como un regalo de los dioses.
- De los dioses! dijo Meneses riendo; veo que eres pagano.
- Es cierto, pero en el buen sentido -respondió Estêvão, riendo también-. Mi vida se parece un poco a la de Ulises...
- Él tiene al menos una Ítaca, su patria, y una Penélope, su esposa.
- Ninguna de las dos.
- Entonces nos entenderemos.
Mientras decía esto, el diputado volvió la cara hacia el otro lado, observando la lluvia que caía sobre el cristal de la ventana.
Pasaron dos o tres minutos, durante los cuales Estêvão tuvo tiempo de contemplar a su compañera de viaje a su antojo.
Meneses se dio la vuelta y empezó a hablar de otro tema.
Cuando el cupé entró en la Rua do Lavradio, Meneses le dijo al médico:
- Vivo en esta calle; estamos cerca de casa. ¿Me promete venir a verme de vez en cuando?
- Mañana.
- Bien. ¿Cómo va su clínica?
- Acabo de empezar, dijo Estêvão; trabajo muy poco, pero espero hacer algo.
- Tu compañero, la noche que me lo presentaste, me dijo que eras un joven muy digno.
- Quiero hacer algo.
Diez minutos después, el cupé se detuvo ante una casa de la calle del Lavradio.
Los dos subieron y subieron.