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Adaptación a Lectura Fácil de la novela de Edith Wharton. Todas las personas con dificultades de comprensión lectora podrán acercarse a esta obra clásica y desconocida, pero que es un verdadero tesoro literario. Ana Elisa y Evelina Bunner tienen una tienda de costura en un barrio humilde de Nueva York. Llevan una vida tranquila y sin lujos y viven juntas en una pequeña habitación. Cuando compran un reloj en la tienda del señor Ramy no saben que sus vidas van a cambiar para siempre. Lecturia es una editorial especializada en Lectura Fácil, que pretende acercar la literatura a todas aquellas personas que tienen dificultades para comprenderla y para disfrutarla.
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Seitenzahl: 68
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Edith Wharton
Las hermanas Bunner
Adaptación de Colectivo Wharton
Ilustraciones de Rosa Álamo
Las hermanas Bunner
Edith Wharton
© De la adaptación de Colectivo Wharton, formado por:
Ana Soriano Imbang, Blanca María Figueroa Gómez de Salazar, Blanca Mata Fauri, Dominica Fernández Moreno, María Luisa Ortega Leonardo, Marta Walewska
Coordinación de la adaptación: Red Lectura Fácil
Validación de la adaptación: Sangita Alía Ramos y Adrián López Morcuende
© De las ilustraciones: Rosa Álamo, 2023
Diseño de colección y maquetación: La Granja Estudio Editorial
Corrección ortotipográfica: María Campos Galindo
Composición digital: Pablo Barrio
ISBN: 978-84-19502-17-9
Este logo identifica los materiales que siguen las directrices internacioles de la IFLA (International Federation of Library Associations and Institutions) para personas con dificultades lectoras. Lo otorga la Asociación Lectura Fácil. Para más información: www.lecturafacil.net
© Logo europeo de la lectura fácil.
Más información en www.easy-to-read.eu
Todos los derechos reservados. Cualquier tipo de reprodución, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo podrá realizarse con la autorización de los titulares, con la excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra, a través de la web www.conlicencia.com o por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47
Introducción
1. La tienda de las hermanas Bunner
2. Las hermanas Bunner
3. El regalo de cumpleaños
4. El relojero
5. La salida de Ana Elisa
6. La avería del reloj
7. La visita del señor Ramy
8. Una tarde de visitas
9. Salida a la exposición de fotos
10. Paseo por Central Park
11. ¿Qué le pasa al señor Ramy?
12. En la tienda del señor Ramy
13. Escapada al campo
14. ¿Se quiere casar conmigo?
15. Otra declaración de amor
16. Preparando la boda
17. La boda de Evelina
18. La vida sin Evelina
19. En busca de la señora Hochmuller
20. El pasado del señor Ramy
21. Ana Elisa pierde la esperanza
22. El infierno de Evelina
23. La enfermedad de Evelina
24. La despedida de Evelina
25. “Se alquila esta tienda”
Cubierta
Portada
Créditos
Índice
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Notas
Edith Wharton nació en Nueva York,
Estados Unidos, en 1862.
Pertenecía a una familia rica
y recibió una buena educación en escuelas privadas.
Se casó a los 23 años y comenzó a pasar
temporadas en Europa junto a su marido.
Acabó divorciándose de él porque era infiel.
En 1907 decidió irse a vivir a París
y allí convivió con grandes escritores y artistas.
Escribió novelas, libros de viajes, relatos y poemas
que tuvieron mucho éxito.
Durante la Primera Guerra Mundial
visitó a los soldados en el frente
e hizo muchas obras de caridad
para ayudar a mujeres y artistas
que lo estaban pasando mal.
Su novela más famosa es “La edad de la inocencia”,
que ganó el Premio Pullitzer en 1921.
Fue la primera mujer que recibió la medalla de oro
del Instituto de las Artes y las Letras
de Estados Unidos.
Durante su vida recibió otros premios
y fue miembro de importantes academias.
Pasó el resto de su vida en Francia,
donde murió a los 75 años.
Antes de empezar el siglo 20,
Nueva York ya era una ciudad conocida en el mundo.
En aquellos años, era el centro económico y cultural
más importante de Estados Unidos.
Allí se instalaban grandes empresas, bancos y fábricas
y era el lugar de trabajo de muchos escritores y artistas.
La población había crecido mucho.
En Nueva York vivían ya entonces
más de 3 millones de personas.
La mayoría era gente que llegaba
de otros países de Europa
en busca de una vida mejor.
En la parte de la ciudad
conocida como la isla de Manhattan
se empezaban a construir grandes edificios de empresas
e incluso los primeros rascacielos.
Pero también había barrios más pobres,
donde la gente vivía en malas condiciones,
sin ninguna comodidad ni servicio público.
Es en uno de estos barrios
donde comienza la historia de las hermanas Bunner.
Esta historia ocurrió en la ciudad de Nueva York
hace más de 100 años.
En aquella época, Nueva York era muy diferente
a la ciudad que es hoy:
no se había construido ningún rascacielos,
se acababa de abrir el famoso parque “Central Park”
y de la mayoría de coches tiraban caballos.
Cerca del centro había un barrio sencillo, casi pobre,
donde vivía gente trabajadora
que no conseguía ahorrar mucho.
Era un barrio muy tranquilo y estaba algo descuidado,
como si se hubieran olvidado de él.
Las calles estaban llenas de baches
donde se acumulaba la basura,
que se mezclaba con el barro cuando llovía.
En una de esas calles,
entre un hostal sucio y un restaurante barato,
había una casa de ladrillo más baja que el resto.
En ella había una tienda muy pequeña,
que llamaba la atención
por lo limpia y ordenada que estaba.
En el cartel se podía leer el nombre de la tienda,
“Hermanas Bunner”, con letras doradas.
En el escaparate había sombreros, cintas,
botones y flores artificiales.
Todo estaba tan limpio y bien ordenado
que la mercería parecía un museo.
Todas las vecinas del barrio conocían
la mercería de las hermanas Bunner.
Ellas estaban orgullosas de su tienda,
aunque fuera pequeña y estuviera un poco anticuada.
Las hermanas Bunner eran dos, Ana Elisa y Evelina.
Ana Elisa era la mayor,
aunque resultaba difícil saber su edad.
Tenía la cara pequeña
y siempre mostraba un gesto de angustia.
Evelina era un poco más alta que su hermana,
tenía la nariz grande y la barbilla un poco hundida.
Se ondulaba el pelo y lo cubría con un velo transparente
que le llegaba hasta la nariz.
Por su voz, siempre parecía nerviosa.
Las dos vestían ropa negra y pasada de moda,
que les hacía parecer mayores de lo que eran.
Gracias a su mercería ganaban dinero suficiente
para pagar el alquiler, alimentarse y vestirse
sin deber nada a nadie.
Les gustaba su vida sencilla, sin lujos.
Vivían juntas en la trastienda,
que servía de dormitorio, de cocina
y de salón al mismo tiempo.
En la trastienda no había muchas cosas:
una cama anticuada de madera
con un cuadro religioso encima,
dos mecedoras y una máquina de coser.
También había una estantería de madera muy vieja
y una mesa que les servía para comer y para trabajar.
En un rincón tenía una mesita cubierta con un paño,
donde solían apoyar la Biblia y el libro de oraciones.
Una tarde de invierno,
Ana Elisa estaba sola en la mercería.
Su hermana pequeña había ido a llevar ropa a la tintorería.
Después de cerrar la tienda y limpiar el mostrador,
Ana Elisa se puso su vestido de seda negra,
que solo usaba en los días especiales.
Aunque ya estaba muy gastado le quedaba bien
y le hacía parecer 10 años más joven.
Luego, puso el mantel en la mesa,
sacó dos tazas, dos platitos, el azucarero
y un trozo de bizcocho grande.
También puso a hervir agua para el té.
Parecía que iban a celebrar algo importante.
Ana Elisa encendió la pequeña lámpara,
que usaban cuando cosían para ver un poco mejor,
y se puso a envolver un paquete con una cinta.
Cuando oía algún ruido de la calle,
se daba la vuelta para mirar si era su hermana.
No quería que Evelina la sorprendiera
envolviendo su regalo.
Cuando terminó de atar la cinta,
puso el paquete al lado del plato de Evelina.
Justo en ese momento, su hermana llegó.
Al ver a Ana Elisa vestida así y la mesa puesta,
dijo un poco nerviosa:
—Vaya, vaya. ¿Por qué te has puesto
tu vestido especial?
—Querida hermana, ¿por qué no me lo iba a poner?
¡Hoy es tu cumpleaños! —respondió Ana Elisa.
Ana Elisa, se acercó para abrazar a su hermana.
Evelina, sin mirarla, contestó: