Los habitantes del Mediterráneo Oriental - Ernesto Ballesteros Arranz - E-Book

Los habitantes del Mediterráneo Oriental E-Book

Ernesto Ballesteros Arranz

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Beschreibung

eBook Interactivo. La costa oriental del Mediterráneo se distinguió netamente de Egipto y Mesopotamia, dedicando su trabajo al comercio en lugar de hacerlo a la agricultura. Esta peculiaridad cambió radicalmente su cultura y su arte, como puede verse en estas breves colecciones que demuestran su originalidad con respecto a las dos civilizaciones antes mencionadas.

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ÍNDICE

1. LOS HABITANTES DE LA COSTA DE LEVANTE

II. EL PUEBLO HEBREO

III. LOS PUEBLOS DEL MAR EGEO

OTRAS PUBLICACIONES

1. LOS HABITANTES DE LA COSTA DE LEVANTE

La costa sudoriental del Mediterráneo ha sido llamada costa de Levante. Es un país montañoso, accidentado por las cordilleras del Líbano y Antilíbano, poco propicio para el cultivo según todos los pronósticos. La única riqueza natural que producen sus tierras son los magníficos bosques de cedro que se empleaban en arquitectura y construcción de barcos.

No es suficiente, sin embargo, que un país no tenga condiciones agrícolas idóneas para que sus habitantes se dediquen a otra actividad. Los habitantes de la costa de Levante no fueron navegantes por una simple determinación geográfica. Esto sería caer en el más ingenuo de los determinismos. Otros pueblos habitantes de zonas estériles -hititas y asirios- no se han dedicado a la navegación, ni siquiera al comercio. Tampoco puede decirse que estos últimos pueblos no podían sentir la atracción del mar como los habitantes de la costa. ¿Qué diríamos entonces de los incas? ¿Cómo explicar la vocación agrícola de los pueblos costeros sudamericanos, obligados por la naturaleza a vivir en terribles desiertos y sobre una costa muy propicia para la pesca y la navegación? ¿Cómo se puede todavía defender una teoría tan contradictoria? No hay más que una explicación: el tremendo poder de la inercia. Pero la realidad es que no podemos contentarnos, como nuestros tatarabuelos, diciendo que los habitantes de Levante fueron un pueblo lanzado al mar por la circunstancia geográfica. Es necesario buscar explicaciones más razonables, de acuerdo con nuestros actuales conocimientos.

No fue la geografía quien “obligó” a los habitantes de la costa a ser navegantes, sino su auténtica vocación comercial, típica del pueblo semita. Eso si que puede transformase en ley: donde ha habido semitas, ha habido comercio. Los habitantes costeros no tenían otro medio para comerciar que el mar y la costa, porque en el interior unos parientes suyos -los arameos- monopolizaban el comercio terrestre. Esta es, a nuestro parecer, la correcta explicación de la vocación marinera de los pueblos de la costa de Levante.

Los griegos dieron el nombre de “fenicios” a estos pueblos, pero es muy complicada la formación de todos ellos. Seguimos llamándolos fenicios por comodidad, pero debemos saber lo que este nombre realmente significa. Los griegos bautizaron todas las tierras mediterráneas con nombres que actualmente nada nos dicen sobre las razas que ocupaban esta demarcación. ¿Podríamos llamar, por ejemplo, medos a los persas, porque los griegos lo hicieron? ¿O iberos a todos los pobladores de Iberia? Los griegos ponían nombres geográficos y llamaban a los habitantes de esa zona por ese nombre. A la luz de los conocimientos modernos no podemos hacer lo mismo.

El problema no puede reducirse a hablar de los clásicos fenicios de Tiro. Es preciso remontarse a tiempos más antiguos para hallar el origen de estos pueblos. La costa de Levante fue desde tiempos neolíticos (8000 a. de J. C.) sede de ciudadesestado de poca importancia. Hacia el año 3000 a. de J. C. podemos distinguir dos pueblos establecidos en esa costa (FIG. 1). Al norte, los amoreos, cuya cultura tenía gran influencia mesopotámica y hurrita. Al sur, los cananeos, que tenían más influencia egipcia. Las ciudades amoreas más importantes de esta época son Biblos y Mari. De Biblos tenemos noticias desde 2700 antes de J. C. porque consta que un faraón de la IV dinastía compró gran cantidad de madera de cedro en esta ciudad. Además se han encontrado en Biblos recipientes de alabastro egipcios, aún más antiguos (II dinastía). El esplendor de Biblos podemos situarlo hacia el 1900 a. de J. C. De esta época son las ricas sepulturas reales de los acantilados costeros. Ciudades cananeas del sur eran Sidón y Tiro, que no empezaron a tomar auge hasta tiempos más recientes. En estas costas vivió una temporada el egipcio Sinuhé, y nos ha dejado un relato muy curioso de sus costumbres y modos de vida.

Estas ciudades sufrieron entre 2000 y 1700 el avance de unos pueblos del norte, portadores de dos nuevas técnicas de combate: el caballo y las armas de hierro. Son los “hicsos” o reyes pastores, que arrasan la zona y llegan a Egipto, donde permanecen hasta 1550 a. de J. C. En esta época aparecen en la costa de Levante nuevas ciudades, como Arados, Si-mira, Meggido, Arpad y otras. Eran pequeñas plazas que estaban siempre a merced de los grandes conquistadores. Tutmosis III, Ramsés II, etc., las saquearon repetidas veces. Por eso las ciudades costeras se veían obligadas a mantener unas relaciones de vasallaje y a pagar tributos a los mesopotámicos, hititas o egipcios.

Hacia el año 1500 a. de J. C., el puerto más importante de la costa era Ugarit, de la que tenemos noticias por las tablillas de Tel-el Amarna. Ugarit fue el primer gran puerto internacional de la Historia. Una plataforma de primer orden para el comercio de estos pueblos fue Chipre, donde las naves de Ugarit se encontraban con las cretenses y egipcias.