LAS TRES EDADESY DIJO LA ESFINGE:SE MUEVE A CUATRO PATAS POR LA MAÑANA,CAMINA ERGUIDO AL MEDIODÍAY UTILIZA TRES PIES AL ATARDECER.¿QUÉ COSA ES?Y EDIPO RESPONDIÓ: EL HOMBRE.
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HISTORIAS VERDADERAS DE LA INFANCIA DE LOSIMPULSORESDELCAMBIOROBINSTEVENSONILUSTRACIONESDEALLISONSTEINFELDTRADUCCIÓN DEL INGLÉS DEJULIO HERMOSO
Todos los derechos reservados.Cualquier forma dereproducción, distribución, comunicaciónpública o transformación de esta obra solo puede ser realizadacon la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por laley.Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmentodeesta obra.Títulooriginal:Kid Activists: True tales of childhood from Champions of Change© 2019 by Quirk ProductionsAll rights reserved. First published in English byQuirk Books, Philadelphia, Pennsylvania. This book was negotiated through Ute Körner Literary Agent, S.L.U., Barcelona - www.uklitag.com© De la traducción, Julio HermosoDiseño de la colección: Gloria Gauger© Ediciones Siruela, S. A.,2022c/ Almagro25, ppal. dcha.28010 Madrid. Tel.: +34 91355 57 20www.siruela.comISBN: 978-84-19419-30-9Composicióndigital:www.acatia.es
Dedicado a todos los niños valientesy apasionados de todo el mundoque defienden la justiciay la igualdad.
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Introduccción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8PRIMERAPARTE ABRIENDOCAMINOFrederick Douglass: la determinación de ser libre. . . . . . . . . . 14Susan B. Anthony: es imposible el fracaso. . . . . . . . . . . . . . . . . 28Harvey Milk: salir a defender la igualdad . . . . . . . . . . . . . . . . . 40Dolores Huerta: ¡sí, se puede!. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52SEGUNDAPARTEPLANTARSE Y HACER FRENTERosa Parks: sentarte para ponerte en pie. . . . . . . . . . . . . . . . . . 66Martin Luther King Jr.: grandes discursos, grandes cambios. .78James Baldwin: escribir como forma de activismo. . . . . . . . . . 90Nelson Mandela: el padre de una nación. . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
77TERCERAPARTEINFANCIASINUSUALES,VOCESATRONADORASEmma Watson: de Hogwarts a las Naciones Unidas. . . . . . . .116Janet Mock: contar tu verdad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126HelenKeller:elmisteriodellenguaje. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138Alexander Hamilton: un comienzo insólito. . . . . . . . . . . . . . . 150CUARTAPARTEACTIVISMOINFANTILRuby Bridges: la pequeña y valerosa Ruby. . . . . . . . . . . . . . . . 164Iqbal Masih: acabar con la explotación infantil. . . . . . . . . . . . 176Malala Yousafzai: la joven que luchó por la educación. . . . . . 188AutumnPeltier:protectoradelagua. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 200Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .214Índice onomástico y de materias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
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e has fijado alguna vez en algo que no te parecíajusto? ¿No has pensado a veces que ojalá pudieras hacer de este mundo un lugar mejor para todos? Si es así, ¡quizá te conviertas en un activista!Los activistas son personas que intentan lograr que se produzca un cambio en la sociedad. Se esfuerzan por convencer a los Gobiernos para que retiren leyes que son injustas y hagan otras nuevas que traten a la gente de manera más justa y que ayuden a proteger el planeta en que vivimos. Quieren que la gente se dé cuenta de los problemas que a ellos les preocupan. Algunos activistas escriben y hablan sobre lo que les gustaría arreglar, otros participan en protestas y manifestaciones, organizan boicoteos o ponen en marcha peticiones. Hay muchas maneras de conseguir un cambio. 8
9La gente ha participado en los movimientos de defensa de la justicia social a lo largo de la historia. Ha luchado por abolir la esclavitud o a favor del derecho al voto de las mujeres, por poner fin a la segregación racial, por defender los derechos civiles y la igualdad para los afroamericanos. La gente ha luchado por conseguir una mejor protección para los trabajadores, el acceso a la educación para la gente con discapacidades, el matrimonio en igualdad de condiciones y muchas otras cosas más. Muchos de los derechos humanos más básicos que disfrutamos ahora existen gracias a los sacrificios y esfuerzos de activistas como los que estás a punto de conocer.Todos los activistas de este libro decidieron actuar para hacer frente a la injusticia. Es probable que hayas oído hablar de alguno de ellos, pero habrá otros que sean nuevos para ti. Algunos se hicieron activistas cuando eran niños. Ruby Bridges solo tenía seis años cuando se alzó frente a multitudes airadas como la primera alumna negra en un colegio solo para blancos. 9
10En Pakistán, Iqbal Masih luchó contra la esclavitudinfantil después de que lo obligaran aponerse atrabajaren una fábrica de alfombras con solo cuatro años.Malala Yousafzai levantó la voz cuando los talibanes atacaron los colegios de niñas en su país y obligaron a cerrar la escuela de su padre. 10
11Otros se convirtieron en activistas siendo adultos. Frederick Douglass nació siendo un esclavo, pero aun de niño, estaba decidido a ser libre. Y cuando lo consiguió, se puso a trabajar para poner fin a la esclavitud en Estados Unidos. Las personas de este libro cambiaron el mundo, pero todas ellas fueron niños, igual que tú. El líder de los derechos civiles Martin Luther King Jr. trabajaba como repartidor de periódicos y le gastaba bromas a su profesora de piano, ¡y Helen Keller robó una tarta cuando era pequeña y se la comió entera!Es posible que cada uno tuviese una infancia distinta, pero todos estos activistas tienen una cosa en común: les importaba la igualdad y la libertad, y se esforzaron muchísimo con tal de hacer del mundo un lugar mejor. ¡Ojalá sus historias te inspiren a ti para que tú también defiendas aquello en lo que crees!11
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rederick Douglass se pasó la vida luchando por poner fin a la esclavitud de los negros americanos. Creía en la igualdad de todas las personas, y más adelante apoyó el derecho al voto de las mujeres. Eso sí, antes de poder luchar para cambiar el mundo a su alrededor tenía que escapar de su cautiverio y ser libre.
15Frederick Augustus Washington Bailey nació hacia 1818. En aquellos tiempos había más de un millón de africanos esclavizados en Estados Unidos, y muchas familias blancas tenían esclavos a los que consideraban de su propiedad. Frederick nació esclavo porque su madre era una esclava, y él jamás llegó a conocer su fecha exacta de nacimiento. Cuando era niño, se entristecía mucho al ver que los niños blancos sabían cuántos años tenían, pero a él ni siquiera le permitían preguntarlo.De pequeño, Frederick vivía con sus primos, sus hermanas menores y sus abuelos. Compartían una pequeña cabaña en una granja que formaba parte de una plantación enorme en el estado norteamericano de Maryland. A Frederick lo habían separado de su madre cuando era un bebé. Ella se llamaba Harriet Bailey,
16y era esclava en otra granja a veinte kilómetros de distancia. Más de una vez, Harriet recorría a pie aquella distancia de noche para ir a ver a su hijo, se tumbaba en la cama con él y, cuando el niño se dormía, regresaba de nuevo a pie a la otra granja. Si no estaba en el campo trabajando al amanecer, recibía un castigo a base de latigazos. Frederick era todavía pequeño cuando murió su madre, y nunca tuvo oportunidad de conocerla bien. Más adelante escribió: «No recuerdo haber visto jamás a mi madre a la luz del día».Aun así, estos primeros años de la infancia deFrederick fueron más felices que los siguientes. Queríamuchísimo a su abuela, que también era una esclava,pero la consideraban demasiado mayor para trabajar,así que se dedicaba a cuidar de Frederick y los demásniños. Hizo cuanto pudo para proteger a su nieto de lacruda realidad de la esclavitud, pero Frederick a vecesoía hablar del «viejo amo», un hombre que solo permitíaque los niños vivieran con su abuela durante un breveperiodo antes de que se los llevaran de allí, a vivir con él.Frederick pasó esta época explorando los bosques y el arroyo, o jugando en «actividades gozosas» con otros niños, pero tenía una sensación de temor cada vez más grande. Más adelante escribió: «En aquellos tiempos, la abuelita lo era todo para mí, sin la menor duda, y la sola idea de que me separasen de ella durante un tiempo considerable era algo más que una molestia desagradable. Era insoportable».
17Aquel temido día llegó cuando Frederick tenía seis años: se lo llevaron a vivir con el «viejo amo», un hombre conocido como el capitán Anthony. Fue un largo viaje, y la abuela y Frederick lo hicieron juntos, a pie. Cuando llegaron, la abuela le dijo a Frederick que se marchase a jugar, y ella se fue sin hacer ruido. Desconsolado, Frederick lloró y lloró aquella noche hasta que se durmió.Al día siguiente, pusieron a Frederick a trabajar a la fuerza. Tenía que mantener limpio el patio, traer de vuelta las vacas al establo por la noche y hacer recados. Aunque solo tenía seis años, nadie se ocupaba de cuidar de él. No tenía zapatos, ni pantalones, ni abrigo ninguno: lo único que les daban a él y a los demás niños esclavos eran tan solo dos camisas al año. Si se les estropeaban, no tenían nada que ponerse.A Frederick y al resto de los niños les daban de comer una papilla espesa de maíz, como unas gachas;
18se la servían en un abrevadero en el suelo, y ellos tenían que comer con las manos o utilizar conchas o guijarros a modo de cuchara. Nunca había suficiente comida, y Frederick solía quedarse con hambre. ¡Y en invierno se helaba de frío! No tenía cama donde acostarse, así que agarró un saco que utilizaban para cargar el maíz y lo usó para meterse dentro y dormir en el suelo gélido y húmedo. Cuando Frederick tenía ocho años, su vida volvió a cambiar. Murió su amo, y a él lo entregaron a unos dueños nuevos: Thomas y Lucretia Auld. Lo enviaron a vivir a Baltimore con el hermano de Thomas, Hugh Auld, y su familia. En su nuevo hogar, Frederick disponía de una habitación en un desván encima de la cocina, y la señora Auld le hizo una cama con un
19colchón de paja. También tenía una manta de lana, ropa y una mejor alimentación, pero lo más importante es que la señora Auld enseñó a Frederick el abecedario y a leer algunas palabras sencillas. Cuando su marido lo descubrió, se puso furioso y le dijo a su mujer que si enseñaba a leer a Frederick, «ya nunca nos servirá como esclavo, se volverá ingobernable y no le valdrá de nada a su amo».Aquellas palabras cambiaron el curso de la vida de Frederick, que escribió más tarde: «Entonces comprendí cuál era el camino de la esclavitud a la libertad». Si al leer dejaba de servir para ser esclavo, ¡entonces, aprendería a leer!Siempre que podía, Frederick le echaba un ojo al periódico y a cualquier libro. Cuanto más leía, más aprendía sobre la esclavitud… y más odiaba a las personas que lo tenían esclavizado. Soñaba con ser
20libre, pero le parecía imposible. Escribió: «Siempre tenía presente la libertad, y me atormentaba sentirme tan desgraciado».Cuando tenía quince años, su vida volvió a dar otrogiro, a peor: lo enviaron de regreso a vivir con sudueño. Thomas Auld y su mujer «hacían una buenapareja: eran crueles y malvados por igual», escribióFrederick, que ya era alto, fuerte y muy hábil con lapalabra, y discutía con Thomas Auld. Recibió latigazosen muchas ocasiones, y, por fin, su dueño alquiló susservicios y lo envió a trabajar para un hombre llamadoEdward Covey, que tenía reputación de ser muy duroy violento. Obligaban a Frederick a labrar los camposde sol a sol, y a veces incluso hasta bien entrada lanoche. Tenía que trabajar con caballos de tiro y yuntasde bueyes, y aquellos animales tan grandes le dabanmiedo.
21Pero lo peor de todo era el maltrato despiadado por parte de Edward Covey. Exhausto y siempre dolorido, Frederick no veía la manera de salir de allí.Un día decidió plantar cara a Covey: se pelearon durante dos horas hasta que Covey se rindió. Después de aquello, el hombre parecía tener miedo de Frederick, y nunca volvió a azotarlo. Esa pelea, decía Frederick, fue un punto de inflexión: «Avivó los escasos rescoldos de la libertad, que ya se apagaban […]. Me trajo de vuelta la confianza perdida y de nuevo inspiró en mí la determinación de ser libre».Cuando Frederick tendría unos dieciséis años, lo enviaron a trabajar a otras granjas. Se hizo amigo de otros dos jóvenes esclavos, Henry y John Harris, y comenzó a enseñarles a leer en secreto. Había más esclavos que también querían aprender a leer, así que Frederick comenzó a dar clases los domingos en casa de otro negro que era un hombre libre, y llegó a tener más de cuarenta alumnos en alguna ocasión.
22A Frederick le encantaba enseñar, y más tarde escribió: «El trabajo de instruir a mis queridos compañeros esclavos fue la tarea más maravillosa de todas las que se me han concedido».El deseo de libertad de Frederick se hacía más fuerte cada día. Tratar de escapar era peligroso, se imponía un severo castigo a quienes capturaban intentándolo. No obstante, Frederick y sus amigos decidieron arriesgarse, y trazaron un plan: robarían una canoa, remontarían a remo la bahía de Chesapeake y continuarían a pie guiados por la Estrella Polar hacia el norte, hasta que llegaran a la frontera del estado de Maryland. Por desgracia, alguien se enteró de sus planes. Los llevaron a rastras a la cárcel y separaron a Frederick de sus amigos. Estaba solo y desesperado. «Ya me
23imaginaba a salvo en una tierra de libertad, y ahora me hundía en el pesimismo […]. Creía que se habían esfumado mis posibilidades de alcanzar la libertad», escribió.Sin embargo, Frederick no se rindió. Cuando le dejaron salir de la cárcel, lo llevaron a trabajar a unos astilleros, donde conoció a muchos marineros negros que eran libres. También conoció a una mujer negra y libre, Anna Murray, y se enamoró de ella. Cuando Frederick tenía unos veinte años, un amigo marinero le prestó un salvoconducto, un documento que certificaba que el portador era un hombre libre, un marinero, y no un esclavo. Aquella maniobra era peligrosa para ambos hombres: más tarde, Frederick la describió como un actode confianza suprema por parte de su amigo, que arriesgó su libertad para ayudar a
24otro hombre a obtenerla. Dado que los papeles decían que Frederick era un marinero, Anna le arregló el atuendo para que encajase en el papel y vendió una cama con el colchón de plumas para pagar el viaje de Frederick hacia la libertad: cogió un tren que se dirigía al norte.Cuando el revisor del tren le pidió que le mostrara los documentos que tenían que llevar todas las personas negras libres, Frederick le dijo: «Yo nunca me llevo mis papeles de hombre libre a bordo de un barco». A cambio, le enseñó su documentación de marinero. El revisor le echó un vistazo rápido a los papeles y se los devolvió, y fue una suerte que no se fijara mucho en ellos, porque describían a un hombre que no se parecía en nada a él.Acto seguido, Frederick cogió un ferri para cruzar el río Susquehanna hasta Pensilvania, donde volvió
25a salvarse por los pelos. Un conocido lo vio allí y le expresó su sorpresa al verlo vestido de marinero. Frederick esquivó las preguntas de aquel hombre y se marchó a otra parte del barco. Por fin llegó a la otra orilla, donde se subió a un último tren: hacia Nueva York, un estado libre en el norte.Anna Murray viajó al norte para unirse a él, y la pareja se casó y se fue a vivir al estado de Massachusetts. Preocupado por que los cazadores de esclavos pudieran estar buscándolo aún, Frederick se cambió el apellido Bailey por el de Douglass.Ahora que era libre, Frederick Douglass quería liberar a otros. Conoció a muchos abolicionistas (personas a favor de abolir la esclavitud), y en 1841 ofreció su primer discurso en contra de la esclavitud en una reunión abolicionista. Habló con una gran
26intensidad sobre sus propias experiencias, y le pidieron que volviese a participar en muchas reuniones más. Cuatro años después, escribió un libro sobre su vida que leyeron miles de personas, y sus palabras convencieron a muchas de ellas de que la esclavitud era algo que estaba moralmente mal. Poco después fundó un periódico antiesclavista que se llamó North Star («Estrella Polar»).Cuando los Ejércitos del Norte y del Sur se enfrentaron en la guerra de Secesión —que puso fin a la esclavitud en Estados Unidos—, Frederick Douglass fue uno de los hombres más famosos del país. Su complicado viaje de ser un esclavo a ser un hombre libre y abolicionista había ayudado a cambiar el curso de la historia.
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arriet Tubman nació en Maryland apenas dos años después que Frederick Douglass, y a ella también la hicieron esclava. Poco antes de cumplir los treinta años, Harriet consiguió escapar utilizando una red conocida como el Ferrocarril Subterráneo —un grupo de personas más o menos organizadas, esclavas y libres, blancas y negras—, que ayudaba a los esclavos a viajar al norte, a los estados libres o a Canadá. Un año después de su huida, Harriet se arriesgó a regresar a Maryland y ayudó a otros miembros de la familia a escapar. A lo largo de la siguiente década ayudó a más de trescientos esclavos a alcanzar la libertad, pero Harriet quería que todos los afroamericanos fuesen libres. Así, cuando comenzó la guerra de Secesión, Harriet apoyó al Ejército del Norte, primero como enfermera y cocinera, y, más adelante, como espía. Las informaciones que obtuvo condujeron a una exitosa ofensiva con la que se liberó a más de setecientos esclavos, muchos de los cuales se alistaron en el Ejército del Norte para luchar contra el Sur.