Querido Eichmann - Marcos Rosenzvaig - E-Book

Querido Eichmann E-Book

Marcos Rosenzvaig

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Beschreibung

Marcos Roszenvaig construye una ficción alucinada sobre el período en el que Adolf Eichmann, el jerarca nazi, trabajó y vivió en Tucumán. En 1950, recién llegado a la Argentina luego de haber huido de un centro de detención en Europa, Adolf Eichmann –uno de los máximos responsables de la "solución final"– se traslada a Tucumán. Viaja contratado por una empresa alemana para desempeñarse como hidrólogo en la construcción de una futura represa que nunca llegó a concluirse. Su nuevo nombre es Ricardo Klement. Su rostro, el mismo: había hecho desaparecer todas las fotografías que pudieran identificarlo. Combinando las herramientas de la novela histórica con las de la trama policial, el escritor tucumano Marcos Rosenzvaig se mete en la mente del criminal nazi y narra, en primera persona, ese período desconocido de su vida. Eichmann intenta armar un IV Reich en Tucumán de la mano de tres lugareños marginales, un comisario y un cura. Proyecta la limpieza étnica en el norte argentino, el contacto extraterrestre y el rescate de Adolf Hitler, supuestamente escondido en la Patagonia. Desde el comienzo de la novela, Klement establece un inquietante vínculo con la preadolescente Cecilia, hija del ingeniero (judío) que dirige la construcción de la represa, y alter ego de su hermana Irmgard, que desde la infancia lejana sigue escribiéndole con tinta invisible las dos palabras que sellaron su destino: "Querido Eichmann". "¿Quién soy? Soy el salvador de todas las personas de sano juicio. Ha llegado la hora de que salga de mi anonimato y me presente: soy Adolf Eichmann. Yo firmé el extermino de un millón de judíos. Un millón de personas que no eran dignas de continuar con vida".

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Contents

PRIMERA PARTE

SEGUNDA PARTE

TERCERA PARTE

EPÍLOGO

EPÍLOGO 2

Landmarks

Cover

Rosenzvaig, Marcos

Querido Eichmann / Marcos Rosenzvaig. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Marea, 2021.

Libro digital, EPUB - (Narrativa)

Archivo Digital: descarga

ISBN 978-987-8303-51-2

1. Narrativa Argentina. 2. Nazismo. 3. Holocausto Judío. I. Título.

CDD A863

Edición: Constanza Brunet

Coordinación editorial: Víctor Sabanes

Corrección: Marisa Corgatelli

Diseño gráfico de tapa e interiores: Hugo Pérez

Fotografía: Adolf Eichmann caminando en el patio de su celda en la prisión de Ayalon, Ramla. CC BY-NC 2.0 Milli John Goverment Press Office (Israel).

© 2021 Marcos Rosenzvaig

© 2021 Editorial Marea SRL

Pasaje Rivarola 115 – Ciudad de Buenos Aires – Argentina

Tel.: (5411) 4371-1511

[email protected]

www.editorialmarea.com.ar

ISBN 978-987-8303-51-2

Impreso en Argentina – Printed in Argentina.

Depositado de acuerdo con la Ley 11.723. Todos los derechos reservados.

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio

o procedimiento sin permiso escrito de la editorial.

A Alberto Milsztein,

por su inmenso aporte creativo.

A Marcelo Katz,

por su insistencia.

PRIMERA PARTE

La celda era un dado sin cielo. Adolf Eichmann hubiese deseado rodar la noche entera, supongo, pero no fue así, porque ese 31 de mayo de 1962 la noche goteó lenta. Y probablemente él la haya pasado al borde de la cama paladeando su vino. Ese había sido el último deseo del condenado. Dos días antes, el 29 de mayo, escribió una solicitud de clemencia dirigida al presidente israelí, Reuven Rivlin, y algunas cartas a su esposa Vera y otras a sus hijos. Tuvo la intención de escribirle a su hermana Irmgard, pero a último momento sintió que ella no lo merecía. Se la imaginó en la hoguera y se vio a él mismo como un Judas en el cadalso. La diferencia era que Judas se ahorcó por decisión propia, en cambio él debía soportar las decisiones ajenas.

Hacía calor y las lagartijas estabandefestejo, esocreo, porqueenIsraellamayorpartedeltiempohacecalor. Tantolasestrellascomolaslagartijasteníanbloqueadoelpasoasucelda.

Esanoche, elúnicohabitantedeldadociegoseaseguródequenadieloobservaray –supongo, solosupongo– quesebajóensecretolospantalonesparacorroborarlalimpiezadesuscalzoncillos. Sehubiesenreídodeélalmirarnubecitasmarronesdespuésdemuerto. Essabidoquealosahorcadosselosdesnudaparadarlessepultura. Almenosélcreíaqueseríasepultado, comounhombre. Perocreyómal. Larealidadindicaquefuequemadocomounbichocercadeunfarol, suscenizasarrojadasbienlejosdeJerusalén, en el mar Mediterráneo.

ElsilenciodelacárceldeRamalaeracasiperturbador, supongo. Paraotros, unainvitaciónapensar, peroélnoteníaesacostumbre, puessurutinaeraobedecer. Sinembargo, esanoche, sentadoenelcamastro, balanceandolaspiernascomounniñocarcomidoporladuda, imaginoquepensóenlasogaapretada, anudadaalagarganta. Leresultóraroestarconlacamisadesabrochaday, cuandoelbotóndearribasedeslizóentresusmanos, esegestolehizoelucubrarpreguntascensuradas: ¿cómoseríaquedarseasfixiadoporunacuerda? Élprefiriósiempreelanonimatoantesqueserelprimeractoranteunaaudiencia.

Elpedidodeclemenciahabíasidodenegadoyyanolequedabamásqueesperardoshoras; despuésvendríaelespartolargo, duroyresistenteparaquesuspiernasbailoteenenelaireanteunamultituddeespectadoresqueloobservaríanenvivoyentelevisión. Esoalmenosfueloqueimaginó: habíavistohombresahorcados. Loqueignorabahastaesemomentoeraqueleataríanlaspiernas.

Teníacincuentayseisaños. Loszapatosesperabanauncostadodelacama, ordenadosenuncuadrantedelpiso. Untantocansadodeaguardarelfinal, selevantóhastarozarlasrejasyaplaudióconambasmanosparaexigirlapresenciaurgentedesucarcelero. Loescuchóllegarlento, arrastrandoloszapatosgordoshastapararsefrenteaél. Eichmann, rejadepormedio, loabordóconunapreguntaindecisa. Casitartamudeósupersistenteinquietudconrespectoaladistanciaquemediabaentrelaceldayelpatíbulo. Elguardiamiróhaciaamboslados, seaseguródequenadielovierayloescupiócerteroenelrostro. Eichmannregresóhumilladoasucamaysedispusoacontinuarlaespera; almismotiempopensóquelehubieseconvenidohaberestadoeneljuiciodeNúremberg. PeroaquiénselehubieraocurridoqueuncomandoisraelíllegaríaalaArgentinaparasecuestrarlo.

¿Estarálloviendo?Laspiernasbailotearonsinotrooficioquelaespera, hastaqueescuchópasosligerosporelcorredor. Eranlospasosdeotroguardia.Sedespidióconunlargosorbodevino. Supusoqueeralahora, queloveníanabuscar, yaprovechóparacolocarseloszapatos. Perono, eraunsacerdoteprotestanteconunCristoespantadocolgadodelcuelloycayendoenelcentrodesushábitos. ElreverendoWilliamHullentróenlaceldayEichmannlorecibiómudo. Elreverendopermanecióenelcentrocomoundomadordeleones. Eichmannnilomiró. Estabaenojado. ¿ConDios? ¿Conelmundo? ¿Conlainjusticiadeloshombres? Elclérigoabrióellibroenunintentoporsosegaralleón. ElreverendolodetuvoconlamiradaylepropusoleerjuntoslaBiblia. Eichmannsesintióavergonzado, supongo, ysenegóahacerloalegandoqueélnoeracristianoyquenocreíaenlavidadespuésdemuerto. Tomóunsorbomásdevinoantelamiradaimpávidadelreverendoydijo: “¡Hastaqueserompanlascopas!”. Supongoquefueunaironíaounavulgarfrasedichaentiemposfelicesentrebebedores. Seestudiaronantesdequeelreligiosollamaraalguardia. Notardóenllegar. Seloveíamásjovenqueelanterior. Leabriólapuertayelreverendoseesfumódejandoenelaireuntibiooloramisales. Eichmannaprovechóparapreguntar, estavezdelejos, cuáleraladistanciaquehabíaentrelaceldayelpatíbulo.

–Cincuentametros –afirmóelguardiaconunasonrisaycerrólapuerta.

Eichmannsequedóensimismadocalculandolacantidaddepasosqueabarcabancincuentametros. Desdeniñocontabalospasosdelacasaalaescuela, el hábito lo continuó de grande cuando abordó la disciplina de la oficialidad, enumeraba los pasos que distaban desde el crematorio de Auschwitz hasta el cuartel de oficiales, y en Buenos Aires contaba 525 pasos desde el descenso del colectivo hasta su casa. La última noche llegó al número 315, lo interrumpieron unos agentes israelíes. Loalterabacuandoenelmediodelconteoalguienlollamaba. Hacerdoscosasinconexasalmismotiemporesultabaalgoquelosuperabahastadejarloexhausto.

Sentadoenelcamastroimprovisólacuentacalculandoeltamañodeunpasomediano, nipequeñotemerosonigrandeyansioso; seimaginólacaminatadeunmártirdandocincuentayochopasosrumboalagloria, unsantoincomprendidorecibiendotodaslasflechasenvenenadasporquienessenegaronaadvertirquenoeslomismoserunadministradordelamuertequeunvulgarasesino. Jamásloentenderán. Llegaráuntiempoenquelahistorianosolomeperdonará –piensaEichmann– sinoquemecubrirádehonras. Seráeldíaenquelospuebloscomprendanqueincineraralosjudíosesunaprendadepaz. Supongoquesehinchódeautoelogiosparadespuéspararseenhiesto, conlamandíbulahaciaadelante, comounoficialnazidecididoarecibirasusverdugosconlamayoraltaneríaposible.

Semeacusadeserungenocida, perosiloúnicoquehicefuematarlainvisibilidaddelosmuertos. Quépudohaberdemaloenfirmardocumentosyorganizarlosenvíosdecientosdemilesdepersonasentrenes. Entalcasomedeberíanacusardehabersidounmaladministrador, peroaunhombrequeyerraenlacontabilidadseleasignauncastigodemenosdecincoaños; jamáslahorca.

–Elmundosevolvióloco. ¿Noleparece? –dijo hablándole a las paredes de la celda.

Se sorprendió divagandosoloy, justoeneseinstantevergonzoso, sintiólospasosdevariaspersonasacercándose. Tresdeelloseranguardias. Losesperóerguido, conloszapatospuestos, elmentónhaciaadelanteyelbotónsuperiordelacamisaabrochado. Lapuertadelcalabozoseabrióencámaralenta. Tuvotiempodebeberelúltimosorbodevino. Lasmanosdeesoshombreserangigantes. Permaneciómudo. Unodeellosseacercóparallevarsusbrazoshacialaespaldayatarlos. Elotropreguntó: “¿Vamos?”. Élasintióconlacabezaysedispusoacaminar, nosinantescontarminuciosamentelospasos. Elconteocomenzóconloscuatropasos, desdelacamahastalosbarrotes, tuvotiempoparaobservarlacamatendida, yelfríodeundadoenvenenado. Conjeturóqueotrohombreloocuparíaaldíasiguiente, peroabandonóesepensamientoporeltemordeolvidarlospasosdados. Habíacalculadoquedesdelaceldahastaelpatíbulodaría58pasos. Cuandodioelnúmerocinco, sedetuvopararecomponerse, siempreerguidoyconlamandíbulahaciaadelante. Dosdelosguardiaslollevaronsujetandosusbrazos; noobstante, élcontinuóensilencioelconteocalculandounpasodetipomediano. Alllegarfinalmenteal58, detuvoelconteoylevantólacabeza: ahíestabaelpatíbulo. Todavíarestaban, aproximadamente, unosdocepasos. Loscontóconelorgulloherido. Lostresguardiasdetuvieronsumarchaparaatarlaspiernasalaalturadelostobillosyluegolasrodillas. Eichmannpidióqueleaflojaranlasataduras. Losguardiaslohicieronylepreguntaronsipreferíaunacaperuzanegra. Élseresistióyfinalmenteobservóelrelojenlaparedquemarcabalasonceycuarentaycinco. Miróalauditorio, alosguardias, lasogacolgando. Losubieronalestrado y pusieron la soga alrededor de su cuello. Lepreguntaronsiqueríadeciralgo. Convozcalmaymonótonadijo: “Dentrodemuypoco, caballeros, volveremosaencontrarnos. Taleseldestinodetodosloshombres. ¡VivaAlemania! ¡VivaArgentina! ¡VivaAustria! Nuncalasolvidaré”. Supongo, solosupongo, quealosqueasistieronlesfueimposibleolvidarese31demayo, másauncuandoobservaroncómoconvulsionabanlaspiernasdelreo. Despuésquedócolgadolargorato, goteando, comounasábanasucia.

Salíalrecreo. Quisealejarmehaciéndomeeldistraído, peroloscolmillosdeHelmutmeencandilaron. Elsolpegabaenesasdosgotasdemercuriocomounfrontónrefractandolaluz. Desulengualargayrojacolgabaunhilopegajosodebabablancaqueseextendíahaciaelsuelo. Notuvetiempodealejarmeporquealgunoscolegasmeestabanesperandoentrelapareddelaulaylosdoscañostubularesquehacíandebarandadecontención, lamismaquenoimpidióquearrojaranauncolegadesdelaalturadedospisosprovocándolelamuerte. Losceladoresargumentaronquesecayósolo, esofueloqueeldirectortransmitióasuspadres, peroyoséquelotiraronporjudío.

Lasotrascabezasseamontonabanamedidaquesalíandelaclase. Unossubidosalasespaldasdelosotrossimulabanserniñosenlosespinazosdesuspadres. Lafiestahabíacomenzadomuchoantes, serefregabanlaspatascomomoscasalbordedeldulce, delpostredeldía, yelpostresoyyo. Merodean. Lasbocasgrandesmuestranloscolmillosylasencíasproyectansangre, queconlaluzrecreanunpaisajeimpresionista. Hayuncolegaquetieneeltonodeunespantapájarosdesteñido. Nopareceario. Ríelargoyangostoyprovocalarisadelosotrosquesebabean. Laclasetieneunpayaso. Sesospechadesangregitana. Susmanossongrandesydepegadafirme. Élsostienequeesariopuro. Helmutloestuvoinvestigando. Losperrosladranconlasmandíbulasabiertas. Enelcorredordondeestamosesperandoquetoqueneltimbreparalaentradaalaulanotransitanadie, niprofesoresniceladores. Podríanmatarmeytodoquedaríasilenciadocomolamuertedeljudío. Uncolegaestámontadosobreelcuerpodelcompañeroylamesucabello, loatiza. Elsilencioseprolonga. Seescuchaunrugidolevequedeapocosehaceensordecedor. Notengoescapatoria. Todoslosflancosestánbloqueados. MearrodilloybesolamanodeHelmut. Noessuficiente. Meincorporoyprotesto ¿Quélespasa? ¿Nosedancuentadequesoyigualaustedes? Estánempecinadosenvermediferente. Dehecho, losoy, perolooculto. Nomegustametermeenproblemas. LosojosglacialesdeHelmutdeamomentoscentelleanydanórdenes: formarfila, hacersilencio, levantarlamanoy, cuandoéllodecide, atacar. Unamáquinaquenocesadedarórdenes. Unmurmullodechiquerohambriento, despuéslesigueunarisotadaásperadepaletasatascadasdeventilador. LarisadeGustavsobresale. Hayquienesloincitanahacerseelgraciosoyaélleplacedivertirlos. Enlasduchassemasturbaconmuchojabónytodosríenyélmuestraorgullososuváricelargaydelgada, yríe, ríegolpeandoconlatoallamojada, amaneradebroma, lasnalgasdeloscolegas.

Duranteelprimerrecreonuestrocursodetercerobajóunpisoparagolpearaunjudíodelaprimeradivisión “A”.Yopreferíquedarmeacomerlamerienda. Yesonocayóbien. Medisculpé, peronofuesuficiente, yahoraestoyenvísperasderecibirlalecciónmerecida.

Algunosmuestranelfilodelosdientesyalmismotiempoafilanlaspezuñas. Lamanadasudayseenvalentona. Estáalacecho. Esperanlaorden. Helmutsedemorayyoquisieraquelohaganya, quesetermine; perono, unonodecidecuándoseproducenlascosas. Yaestáncasilistos. Peoresescapar. Helmutmeacariciaconunasonrisa. Despuésmepegaunacachetada. Mimejillaenrojeceysientounestruendobrutalderisas. AlarisotadaagudadeHelmutlaacompañanrisitasbajasycómplicesdesuscolegasquedantarasconesalaire. UnrelámpagodesolcaecomounazoteenlosojosazuleseinhumanosyenlapielblancayariadeHelmut. Losmuchachosmegustanasí, gélidosyresolutivos; alosdócilesytaciturnoslosaplastocomounacucaracha. MeinclinounavezmásylebesolamanoyséquealgúndíayoseréHelmut. Mecubrolacabezaylostestículoscuantopuedo. Ahoraestiempoderecibirelcastigoquecaehechountropeldemanosypatadas. Podríanalzarmeyarrojarmedelsegundopiso. Porsuertenolohacen. Megritan: “¡Zigui! ¡Parecésunjudío! ¡EljudíoroñosoZigui!”.

Lacampanamesalva. Sealejan. Yocontengocuantopuedolaslágrimas. Tengoquinceañosynosoyjudío. Soyario, elmayordecincohermanosyorgullosodehabernacidoenAlemania, enSolingen, un19demarzode1906. MinombreesAdolfEichmann. Peroellosnoescuchan, caminanhaciaelaulaparaasistiralaclasedeTeoríaRacial. Ellossigueninsultándomeconesemalditoapodode “Zigui”. Meincorporo. Todosríenyyosonrío, comodiciendo “loven, nomepasónada, soyfuerteyséperdercuandosetienequeperder. ¿Loven? Peroyavendráeldíaenelquemebesaránlasmanos, yaverán”, esonolodigo, aunquelopienso. Lasrisasylasburlasdeelloscontinúanmientrasentranen elaula. Comentanconsuscompañerosdebancoeltamañodecadapatada, lavelocidaddelosgolpesdepuño. Sesientan. Aguardanlaentradadelaprofesora. Soyelúltimoenllegar, alsentarmemedoycuentadequetengoelpantalónrotoenlarodilla. Porsuertenadiememira, escomositodosyahubiesenevacuadoyahoraestáninstaladosenlafuturaclase. Helmut, desdesubanco, selevantayleshablaaloscompañerospidiéndolesclemenciahaciamipersona. “Deahoraenmás, élnosellamarámásZigui. Escucharonbien”. Todosasienten, Helmutcontinúayagrega: “LollamaremosporsucabellonegroysunarizsemíticaKleineJude” (pequeñojudío). Laclaseenteraestallaenrisas. Laentradadelaprofesoraenmudecelascarcajadasy la claseselevantacomounresorte. Elmentónhaciaadelante, elpechoerguidoyseislíneasdecabezasauncostadodelosbancos.

Laprofesoraesjoven, blancayrubia. Llevauntapaditomarrónconunapielnegraenelcuello. Sequitalosguantesyeltapadolocuelgadeunpercheroubicadoenlaentradadelaula. Tomalista. Mientrassonnombrados, cadaunodemiscompañerossealzabrevementedelbancolevantandounadesusmanos. Laprofesoracierralacarpetadeasistenciaydice:

–Saquenelcuadernoyescriban: Laeugenesia, unacienciaqueestudiaelmejoramientodelarazahumanapormediodeunamejorreproducción, esunaformalegítimaderesolverlosproblemashumanos… ¿Algunapregunta? Elotrotemaeslaantropologíadelcráneoylacienciallamadafrenología. Sepanustedes, alumnos, quefrutodelosestudiosalemanesmáscalificadossellegóalaconclusióndequelosjudíostienenuncráneodistintoaldelarazaaria. Laformadelcráneonosdainformaciónsobrelasfacultadesyrasgosmentalesdelaspersonas. Unavezmás, lacargavienesobremí. Gustavselevantaydice, amaneragraciosa: “Ziguitieneunaterriblecabeza, ¿sediocuenta, profesora? Paramíqueesjudío”.

Norespondoylaprofesoraalegaquemiorigenesario, queminombreesAdolfyqueantesdeentraralcolegiofueronanalizadaslascaracterísticasgenéticashastadedosgeneracionesantes, yquelatotalidaddeestaclaseesariapura. Helmutaplaude. Todoslosiguen, yohagolomismo.

Alterminarlaclasedeeducaciónfísicaíbamosdirectoalasduchas. Porentoncesyoeraapocado, másbienvergonzoso, portodoslosmediosintentabapasarinadvertido. Laduchaeraobligatoriayelevitarlopodíasuscitarunadenuncia. Demaneraquemedesnudabaapenasllegabademaneracasiviolentaparaabreviarensoledadladuchaohaciaelfinalcuandolamayoríasehabíamarchado. Habíaquienesmemanoseabanoapoyabansuváriceenmisnalgas. Debíaabofetearlosparaquemedejaranenpaz. Yesomevalíaelcastigodelustrarzapatosycepillarsacos.

Todoquedólejos. Medejosumergirenelsueñoycruzacomounaráfagapormisojoselrostroylavozdemipadreenlahabitacióncontiguajuntoamimadrastra. Ellaeramásseveradeloquefuemimadre. Muriócuandoyoteníaochoaños. Soyelmayordecincohermanos. Tengoquinceañosynosoydepravado, alcontrario, sonmiscolegasdelaescuelalosquedisfrutanconlastetasdelaprofesora. Setocanmientrasellaescribeenlapizarra. Medistraenlosperversosqueenguantanlamanoenelbolsilloyyoquedoobnubiladoporsusmuecasdegoce. Yoestoyallíenlaclasecuandounmalditopozoenelcaminopedregosomedespiertadelsueñode1921paratransportarmea1950: Peróneselpresidentedelosargentinos.

Todavíaconfuso, envueltoenesossueñosquearrastrodesdesiempre, miroporlaventanilladelacamionetaempapadodesudor, yobservoquelaruedadelStudebakercaminabordeandoelinfartodelprecipicio. Mepreguntosielqueconducetienebuenavisión. Lacuestaesempinada. Nollevalentesylaresolanaesfuerte. Estamosenotoñoyunacapaespesadehojassecascolorealatierrayescomosideellasalieseunhumoquepersistealaalturadelasrodillas. Latardeensucaídatraeunrocíolevedesol. Deapoco, elvientoayudaalavisibilidaddespejandoamediaslasnubesdelacumbre. Tengolospieshelados. Mehagounovillo. Maldormidoymalcomido, exijoalchoferquecierrelaventanilla. Lohaceadesganoyargumentaqueelairefrescoleimpidedormirse.

–MedicenelTucu –explicaconelcaminoenlosojosysonriendoconpetulancia. Tienelosbrazosgrandesylasuñassucias. Cantagolpeandolasmanossobreelvolante.

–¿Legustalachacarera?

–Noséquées.

–¿Ustéesalemán? ¿Quéno? ¿Apolillalindo? ¿Quéno? ¿Tenímiedodelcamino, chango?

EnAlemanialohubiesemandadoafusilarporimpertinente, peroantesdematarlo, conlavejigabienllena, hubieseorinadosobreél. PeroestoyenlaArgentina. Meabstengodecontestar.

–Miravé, chango, quehastaanosotrosnosdacagazoestecamino. Acásehanhechopingomásdeuno, compañero. ¿Cómotillamá?

–¿Yo? –desconcertado, demasiadodormido, llevolamanoconurgenciaalbolsillointeriordelsaco, palpolaexistenciademidocumentodelaPolicíaBonaerensenúmero1.378.538ymequedopensandocuándoylamaneraenqueconseguíen1948uncertificadodeidentidadenlaciudaddeTermeno, enelinstanteenquepaséallamarmeRicardoKlement: soltero, naturaldeTermeno, deprofesiónmecánicoenelnortedeItalia, conundocumentoqueteníadosañosdevalidez, razónporlaquehuirumboaBuenosAires. Todopasótanrápido. Lleguéalomásaltoydescendíalamismavelocidad. MipadrefueamigodeErnstKaltenbrunner, élfuequienauspiciómiingresoalPartidoNacionalsocialistaObrero. FuitransferidoaBerlínen1934, alaseccióndejudíos. Miascensofuevertiginoso. Paraalguiencomoyonoresultadifícilestarysercomoelcomúndelagente. CatorceañosdespuésmeembarquéenGénovajuntoaotrosdosSSenelGiovannaC; entotalviajábamosunosquinceoficialesqueescapábamosdeEuropa. ElbarcoatracóenelpuertodeBuenosAiresel14dejuliode1950, dejoescritoenmicuaderno.

–¿Lepasaalgo, don?

–No, no. RicardoKlement –digodesafiantecomoparaqueenelrestodelviajenomevuelvaahacerpreguntas. Peronoacusamimodo.

–¿Ycómotellaman?

–¿Amí? –piensoconorgulloenlosdistintosapodosconlosquemebautizarondurantelaguerra: “elzardelosjudíos”, “elkáiserdelosjudíosdeDoppl” yhastamellegaronallamar “elpapadelosjudíos”.

–Klem, mellamanKlem.

–Amí, medicenel “Tucu”. ¿LegustaTucumán, donKlem? –diceelchofermirándomeporelespejito, almismotiempoqueintroducehojitasverdesenlaboca.

–¿Quécosacome?

–Coca. ¿Quiere?

Tieneelbuchehinchadocomoconunflemón.

–No, gracias.

–Allánotienenestasmontañas, ¿quéno?

Hagoquemeduermo, peroélcontinúaunpocohablandoparamíyotropocoparaél. Mimanovuelvealbolsillointeriordelsacoparaacariciareldocumento.

–Miravé, Klem, acánollegannilosburros.

Nolecontesto. Sedacuentademisilencioeinsiste.

–¿Ylaobraavanza?

–Nosénada, aunnollegué –digodemaneraparcayagregoquelaobrasellamaPotrerodelClavo. Loobservoatravésdelespejo. Tienelacarademacrada, untantoamarillaycomidadebarba; podríatenerhepatitis, unaenfermedadsumamentecontagiosa.

–¿Faltamucho?

–Ahicito, nomá. Ustedes, simepermite, maestro, sonchuroparahacerpuentesyconstruirlosdiques, peronosemetanmásenguerras. –Loescucho. Mirúbricaesseranónimo–. Yolovoyadejarunoskilómetrosantes. Muydifícilllegarhastaallí. Nohaycaminos, don. Yolehedichoaunoschangosparaqueloesperen. –Enesemomentonosdetienelamarchaungrupograndedegentequellevanalgoenloshombrosyqueocupanelanchodelcamino.

–¿Quéeseso?

–NuestraSeñoradelValle, ¿havistoquébonita? Morenitacomoestosindios. ¿Quéno?

LaVirgenespequeñayestáresguardadaporunreceptáculodecristal. Elsonidodelosbomboshaceecoentreloscerrosyloacompañanalgunosviolinesyunaarmónica.

–¡Malhoyo! Espéremeaquí.

ElTucudesciendedelautoysemezclaentrelagenteparadejarunbesoalasparedesdecristalquepreservanalaVirgen. Labovedillaestangrandequebienpodríaencerraraunapersonaallídentro. Avecestambaleapeligrosamente. AlaVirgenlasostienenloshombrosdeunosochocostaleros, todosseinternanenlamontañahastadesaparecer. Elchoferregresa. Entraen lacabinayesperaqueterminedepasarelnutridogrupodefieles.

–¿Quiénesson?

–Coyas, indígenasdelazona. ¿Ustedesporallásoncatólicos, quéno?

–Sí, aunqueanteseraprotestante.

–¿Ah…?

Nosquedamosmirandohastaquelaprocesióndesapareceyelcaminodepedregulloquedasinrastrosdegente; reciénentonceselchoferintentadarlearranquealmotor. Golpeaconbroncaelvolanteydesciendeconunacajadeherramientas. Abreelcapó. Adesganodesciendodelhabitáculo. Estirolaspiernasydesatascolacabezadelairepestilentedelacabina. Elaromadelbosquemedevuelvealatierra. Niunsoloauto. Soloseescuchaelviento. Lasnubesocupanelcielodelamontaña. Estáapuntodellover. Eltipoestáenfrascadodentrodelcapó.

–Usteddijoquefaltabapocoyyotengoprisa.

Nomecontesta, entonceslepreguntosipuedollegarcaminando.

–Oiga, donKlem, simehablanopuedoarreglarelmotor –lodicesinmirarmeycontonoofuscado.

Quieromanifestarlequenomepreocupacaminar, siempreycuandonoselargueunaguacero. Peroprefierocallar. Nuncasesabeconestosindios. Unoskilómetrosparamíesunpaseo. CaminéhastalafronteraentreAlemaniayAustria, nadamenosque120kilómetros. EnesaépocacontabaconunpasaportesirioymiidentidaderaHadadSaid. HabíacruzadolosAlpesyllegadoaBarienmifugaporEuropa. Losdosoficialesquemeacompañabanenlahuidafuerondetenidos. YoalcancéRoma, ydeallímecontactéconlaIglesiaalemanaqueeraunadelasquinientasiglesiasquehabíaenesaciudad. Conocíasupárrocoyobispo, AloisHudal; graciasaélestoyvivo. CómoolvidarelsantuariodeSantaMaríadelÁnimaylasmisasmemorablesqueseconsumaronallícuandoocupamosesabellaciudadconnuestrastropas. Enesaiglesiareinabalaarmonía, enelexteriorelhorror. ¡Quétiemposaquellos! ¿Quéhagoacá? Piensoenlovividomientrasabrolapuertadelacamionetaymesientoaesperar.

Labestiadelchoferregresaalacabinaconlasmanosengrasadas. Llevapuestaunacamperamarrónqueconcadamovimientolanzaunalluviadeolorespesoatraspiración, sumadoaesashojasinmundasdecoca. Lapestilenciaaceitosadelencierromellevaabajarlaventanilla. Élgiralallavedearranqueyelmotorruge. Desciendeparacerrarelcapóypasarseuntrapoporlasmanos. Conungestodesatisfaccióndice:

–¡Elquesabe, sabe, chango! ¿Quéno?

Uncaminoestrechoyempinadoconunmotoresforzadoparaalcanzarlacimaydesdeallísobrevieneunabajadaprofundaparaqueacontezcaunasubidamás, yentresubidasybajadasfuicabeceandoconeltraqueteodelvehículo.

–¿Ustedescasado? –preguntaelchofer.

–No.

–Quéraro.

–Noséquétienederaro –reaccionomolesto.

Elchoferconversadordevieneentaciturno. Esamentirapuedetraermeconsecuenciasenelfuturo. Siyomientosobremiestadocivilpuedohacerloconrespectoamiidentidad. Acabodehablardemás. Ensayounaenmienda, ydigoquenoestoycasadoparaestepaís, perosíparaelEstadoalemán. Sucedequeparaestarcasadoenestepaísdeberíavolveracasarme. Enesemomentomehundomásenelfango. Noparecedemasiadosatisfechoconmirectificación. Continúamanejandoensilencio.

–¿Faltamucho? –pregunto.

–Ahicito, nomá.

Mereprochonohaberusadolapalabra “soltero”. ElplanelaboradojuntoamiesposaVeraeshacermepasarporeltíodemishijos, yporelcuñadodeellacuandolleguenalaArgentina.

Elchofercontinúacomiendoesabasuradecocaydudandodemispalabras. Tieneunamiradainquisidora. Lociertofuequeélescuchólapalabra “casado” ynoquedómuyconformeconmirazonamiento. Lapruebafuequenocontestó. Siguiómirandoelcamino. Yoestabatrastocandomiplanoriginalqueerahacermepasarporuntíosolterón. Lafaltadeprácticademinuevahistoriamehacecaerenpozosinescrutables, yaesosesumamiescasezdepalabrasencastellano. Erasencillo: soloteníaquehaberdichosoltero. Entoncesdecidocallarmeelrestodelviaje.

Solosenelcaminonosdesplazamosalritmodelasnubes. Elchofercontinúaensusilenciocerrado. ¿Indignado? ¿Cómopudedudardeminuevoestadocivil? Cadatantomeobservacomoqueriendohacermealgunanuevapregunta, hastaqueseanimaymeinterpelasivivoenSanMigueldeTucumán. Notengoporquécontestarle. Mehagoeldesentendidoyélsedacuentadequeloestoyengañando, entoncesleexplicoquelaempresamealquilaunacasaenLaCocha, alsurdelaprovincia.

–Conozco, chango –diceelcamionero.

–¿Ustedescasado? –preguntoparacambiardetema.

–Claro, don, yconcincochangos.

Derepenteelcaminosepuebladecabritosquebajandelcerrojuntoaunpastor. Elchofertocabocinayelpastorlosaluday, cuandolacamionetapasacerquitadeél, elpastoraprovechóparadecirlequeuntalChichílosestáesperandoalfinaldelcamino. Elchofersesonríe, muestralospocosdientesquelequedanygrita: ¡VivaPerón, carajo!

Lacamionetavadesacelerandoalveratresjóvenesdemalaspectosentadossobreunasrocas. Unburro, aunosmetrosdeellos, lanzaunameadainterminable. Haciaelladodelprecipicio, descendiendolamontañaescarpada, estáemplazadaunacarpagigante.

–Songitanos, ¿havisto? Esosvagoslovanaacompañarhastasucasa –diceconlasatisfaccióndehaberllegado. Desciendesindetenerelmotor. DelacúpulaabiertadelStudebakersacamivalija, elbolsoymisinstrumentosdemedición. Losjóvenesseacercanparadarmelabienvenidaymepalmeanlaespalda. Detestosertocado. Saludanalchofer –alparecerseconocían– yrecibenmicargamento. Élpegalavuelta, nosinantescomentarme: “Enestospagosvaaencontrarunabuenachinita”.

–¡Viejochinitero! –diceelmásaltodelostresjóvenesamaneradedespedida.

Lacamionetaaceleraynosenvuelveenunanubenegradeaceitequemado. Miroamistresacompañantescargadosconmiequipaje. Tenemospordelanteunsenderopronunciadodetierraycostosodeescalar.

–¡Quétasudoesechango! ¿Yde ahí? ¿Quélepareceelviaje? ¿DonRicardosellama, quéno? –diceelmásaltoydesgarbado, extrañamenterubio, deojosclaros.

Ensegundoscarganelburroconmispertenencias. Lecontestoconunapequeñasonrisa. Noentiendoloquemedice, yélcontinúa.

–¿Ciertoqueesalemán, quéno?

Odioconversardespuésdeunviajecansador. Vuelvoasonreír.

–MellamanUncaca –diceestirandolamano–, porquemeparezcoaunalombrizlargayrefalosa –seechaareírdeélmismo, losotrosfestejan.

Noquedaotroremedioquedarlelamano.

–Tóquelo –amaneradelisonjadiceelmáspequeñodelostres– yyavuaaverquerefala.

Vamossubiendolacuesta. EstáclaroqueUncacaesellíder, sedetieneenlamitadparacontinuarconlaspresentaciones.

–ÉlesChichíylollamanCemento –meextiendesumanocargadademicrobios, cuadrada, dededosgruesosycortosdecarnicero. Eselmásbajoymásmorrudodelostres. Hacegaladesubigoteanchoatusándoselo.

–Yesteotrochangoeselúniconerviosodelostres, poresolollamanLámparasinQuerosén, perolamadrelollamóMena.

–Menaesmiapellido –sequeja. Losotrosdosríenyélagrega: –LostressomossusayudantescontratadosporelingenieroAlfredo.

Esofueloquedijooloquecreíentenderdebocadelnervioso, nosequedabaquietounsegundo. Lacaralateníaatiborradadegranosrojos. Cuandonocaminaba, hacíasubirybajarlasrodillaspermanentemente.

–¡Chuiquecaminarporaquíespeligroso! ¡DiositoylaVirgen, losabe! Ynoseandeporlasnochesporquehaypumasychanchosdelmonte, yesossíqueestánhambrientos –diceChichícontonodeconquista.

–¡Caminá, ocotudo, ycallate! –gritaUncaca.

Vamossubiendoelcerroensilencio. Comotelóndefondotenemosunacadenamontañosaconpicosnevados. ChichíyMenacaminanadelanteydetrásdemíavanzaUncacallevandoelburro. Cuandoelsilenciosehaceespeso, pregunto, soloporcuriosidad, sisabenalgodeAlemania. Laconsultalosencandila. Hacenunaltoenelcaminoysepeleanporhablar. Elburroaprovechaparapastarysoytestigodelamordeesagentepornuestrossoldados. “Somosfanadelosalemanes, maestro”, diceUncaca. YChichíagrega: “Ymásdelasalemanas”. Todosríen. Nomecausangraciasusdichos. Uncacacuentaquesubisabuelo, segúnlecontósumadre, habíallegadodesdeAlemaniaalParaguay. “EstoquelecuentofuehacemuchísimosañosyjuroporDiosqueescierto, segúnchamuyómiabuelo, losgringoshabíanhechounpueblollamadoLaNuevaGermania. LesfuemalyélsevinoalaArgentina, conocióamiabuelayasítuvieronamimadreydespuésvineyo. ¿Quéno? Soyelúnicoblanquitodemifamilia. Yotambiénsoymedioalemán. Somoscomocompadres”, dice, ylosotrosseagarranelvientrederisa.

ChichílointerrumpediciendoqueleyóenlarevistaSeleccionesdelReader’sDigest acerca de nuestros blindados Panzer y las famosas pistolas Luger: “Tengo la colección entera”. Hablan con admiración de nuestro Führer. Mena permanece en silencio. Uncaca me toca el hombro y me dice: “Chango, has visto que soy alemán, como usted, ¿qué no?”.

Al parecer nuestras ideas habían llegado lejos. La razón me indica tener cautela y estudiarlos desde el silencio y la complicidad de sus dichos. Me regocija la alta estima de estos jóvenes por nuestras fuerzas armadas. Chichí y Uncaca quieren decir algo, pero no se animan. Uncaca los mira como quien dice: “Recién llega el hombre y…”. Ninguno de los tres pronuncia palabra, de ese modo seguimos trepando la cuesta.

–No lo tome a mal, don Ricardo –interviene Uncaca–, pero estas tierras esconden muchos secretos y mejor es ir sabiéndolos de a poco.

Al llegar a la cumbre nos detenemos a beber agua y allí Uncaca, que a mi juicio es el más inteligente de los tres, me cuenta haber leído sobre la Operación Robley el increíble rescate de Benito Mussolini llevado a cabo por el paracaidista Hans Ulrich Rudel. Desde mi llegada al país es la primera vez que escucho elogios encendidos a nuestro Reich. Me miran como a un dios. Por un momento me siento en mi patria, y entonces imagino que estos jóvenes pueden ser un eslabón de la Nueva Alemania.

La vegetación es frondosa y por momentos me recuerda mi estancia en el Cáucaso. Nos sentamos en el suelo y convido cigarrillos. Fumamos con la vista en las montañas nevadas. Lo único que se escucha es el sonido de un río. Del otro lado del cerro está mi destino de trabajo, Las Estancias, provincia de Catamarca, un lugar al que, según me contaron, solo se accede desde Tucumán.

Los tres me observan sin hablar. A Mena lo percibo más bien como mudo, tiene por costumbre mordisquearse el dedo índice roñoso. Después de mirarme fijo un largo rato me dice como en secreto:

–Herr Ricardo, ¿se dice así, qué no?

–Sí, claro.

–Ah –se hace un silencio y continúa mordisqueándose las uñas–, ¿tiene cigarrillos Lexington o Atiza?

Miro sus manos y pienso que las ratas no se muerden las uñas, además es difícil creer que sucios ignorantes, a miles y miles de kilómetros, sepan las marcas de nuestros cigarrillos.

–Y usted, maestro, ¿estuvo allá en la guerra?

–No, si él vua está de vacaciones –dice Chichí, y todos ríen.

Se muestran incómodos, como si Chichí hubiera estado a un paso de develarme algo que al parecer no me correspondía conocer. Yo no me confío demasiado.