Romancero del destierro - Miguel de Unamuno - E-Book

Romancero del destierro E-Book

Miguel de Unamuno

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Beschreibung

Colección de poemas escritos por Miguel de Unamuno durante su destierro en Canarias en la dictadura de Primo de Rivera, en los que se aprecian muchos de los temas que obsesionarían al autor: la angustia espiritual, el dolor provocado por el silencio de Dios, el tiempo y la muerte, amén de la contundente crítica política a la situación de España.-

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Seitenzahl: 55

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Miguel de Unamuno

Romancero del destierro

 

Saga

Romancero del destierro

 

Copyright © 1928, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726598599

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

PROLOGO

Un libro de poemas, y sobre todo de poemas en verso, no debería en rigor llevar prólogo, que es algo lógico, conversacional. Al canto le precede un preludio, pero no un prefacio o prólogo. Mas ¿son estos poemas canto en palabras?, ¿no contienen un elemento lógico y por lo tanto literario? Lo que nos llevaría a la cuestión de lo que acaban de dar en llamar poesía pura. Cuya pureza no he llegado a comprender, como ni tampoco los que de ella hablan. Los cuales son, por lo demás, tan avisados como para admitir poesía pura hasta en poemas didácticos. Y es que la lógica no excluye la estética. Por lo cual hago este prólogo.

Entre otras cosas para explicar el título de esta colección: Romancero del destierro que propiamente no se podría aplicar más que a los dieciocho romances octosílabos con que termina, escritos los dieciocho aquí, en Hendaya, e inspirados en la triste actualidad presente política de mi pobre España. Mas aun las otras poesías, hechas las primeras de ellas en París, están más o menos inspiradas en esa misma actualidad y algunas de ellas podrían ser llamadas políticas.

Durante mi confinamiento en la isla hispano-africana de Fuerteventura escribí unos cuantos sonetos que con otros escritos en París en los primeros meses de mi destierro allí y acompañados de notas intercaladas entre ellos compusieron mi libro De Fuerteventura a París que en esta ciudad me publicó la casa editorial “Excelsior”. Tampoco todos aquellos sonetos son de circunstancias políticas aunque todos ellos, hasta los que se podría llamar religiosos, y aun místicos, están inspirados por la actualidad política de mi España.

Actualidad política! La actualidad política es eternidad histórica y por lo tanto poesía. Y nada más actual que lo circunstancial cuando se le siente en eternidad. Las obras más duraderas — se ha dicho mil veces — son las de circunstancias.

Primero actualidad y actual. Por encima del pasado, el presente y el futuro, cerniéndose sobre ellos y envolviéndolos concebimos la eternidad, pero por debajo de ellos — en metáfora —yaciendo y juntándolos y sustentándolos la actualidad. Lo actual es lo que del pasado queda en el presente y va al futuro. Y ¿no es lo mismo que lo eterno? Pero lo eterno es acaso del orden natural, pertenece a la naturaleza, y lo actual del orden histórico, pertenece a la historia. En la naturaleza no hay actualidad y en la historia lo eterno es lo actual. El Dios natural, el aristotélico, el primer motor inmóvil, el de las pruebas lógicas es el Dios eterno, pero el Dios histórico, el cristiano, el Padre del Hijo del Hombre, de Jesús, el de la experiencia íntima es el Dios actual. Y por eso decía Leopoldo de Ranke, el gran historiador alemán, que cada generación humana está en la presencia inmediata de Dios. Sentimiento que no concuerda con ese pobre concepto mecánico, naturalista, del progreso que han dado los evolucionistas aristotélicos. Concepto muy poco helénico. Un griego de la casta espiritual de Tucídides, el que dijo que escribía la historia de la guerra del Peloponeso para siempre, se sonreiría ante esa pobre concepción naturalista del progreso. El para siempre de Tucídides está en la misma cumbre — o abismo si se quiere — de concepción histórica, actualística, que lo de que cada generación humana está en la presencia inmediata de Dios de su hermano y sucesor Ranke. Y uno y otro, Tucídides y Ranke — dos máximos poetas, creadores — concibieron la historia políticamente. Para ellos la historia era política, era historia civil. Como era para San Agustín que escribió su Ciudad de Dios, Civitas dei. Y ya el Cristo mismo, el Cristo de San Agustín y de Ranke, al decir que su reino no era de este mundo, supuso reino o sea ciudad, o sea política. Ni es la religión otra cosa que una política a lo divino.

Actualidad, pues, y actualidad política. Y en ella historia viva y en la historia poesía o sea creación.

Con lo que creo justificar este prólogo. No porque con él me proponga decir lo que voy a hacer, que esto lo estimo absurdo. Detesto todo manifiesto programático. Al que me viene diciendo: “voy a hacer esto o lo otro” le digo: “haga no más lo que sea, y déjenos de cuentos”. Los manifiestos programáticos se los dejo a los futuristas, ultraistas, vanguardistas y demás artesanos de escuela. No expongo aquí doctrinas que precedieron a mis poemas y me guiaron en hacerlos sino el ámbito íntimo mental en que me brotaron. Mental digo porque la mente es visión, sentimiento y voluntad, Se ve, se siente y se quiere con el entendimiento.

Y ahora sólo me queda añadir que en cuanto al orden de colocación de estos poemas he procurado seguir el cronológico, que es el histórico.

Al final del libro he puesto unas Notas que pueden muy bien saltar los que sólo de poesía pura, o puramente de poesía sola, se cuiden. Aunque tal vez a ellos mismos les ayuden en algo.

Y no más prólogo.

Miguel de Unamuno

 

Hendaya, 28 julio 1927.

Si caigo aquí, sobre esta tierra verde

mollar y tibia de la dulce Francia,

si caigo aquí donde el hastío muerde

celado en rosas de sutil fragancia,

si caigo aquí, oficina del buen gusto

donde sólo el olvido da consuelo

llevad mi cuerpo al maternal y adusto

páramo que se hermana con el cielo.

Llevadlo a la jugosa enjuta roca

que avara da sus frutos de secano,

tape su polvo mi sedienta boca

que en sed de amor se ha consumido en vano;

esta boca de Dios con que he maldito

bendiciendo a mi patria envilecida,

esta boca en que Dios me puso el grito

que ha sido toda el alma de mi vida;

este cráter que al fuego de mi entraña

le da respiro de aire y clara lumbre,

fuego que del abismo de mi España

trepó a mi boca como a altiva cumbre.