Schopenhauer en 90 minutos - Paul Strathern - E-Book

Schopenhauer en 90 minutos E-Book

Paul Strathern

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Beschreibung

Schopenhauer, el "filósofo del pesimismo", ve el mundo y nuestra vida en él como un mal chiste. Pero si bien el mundo es indiferente a nuestro destino, no es su propósito fastidiarnos adrede. La fachada del mundo se apoya en lo que Schopenhauer llama la voluntad universal, ciega y sin propósito. La voluntad nos acarrea toda nuestra miseria y todo nuestro sufrimiento. la única esperanza es la de liberarnos de su poder y de los atavíos superficiales del individualismo y el egoísmo, que están a su merced.

En Schopenhauer en 90 minutos, Paul Strathern expone de manera clara y concisa la vida e ideas de uno de los grandes pensadores de la modernidad. El libro incluye una selección de sus escritos, una breve lista de lecturas sugeridas para aquellos que deseen profundizar en su pensamiento, y cronologías que sitúan a Schopenhauer en su época y en una sinopsis más amplia de la filosofía.

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Siglo XXI

Paul Strathern

Schopenhauer

en 90 minutos

Traducción: José A. Padilla Villate

Schopenhauer, el «filósofo del pesimismo», ve el mundo y nuestra vida en él como un mal chiste. Pero si bien el mundo es indiferente a nuestro destino, no es su propósito fastidiarnos adrede. La fachada del mundo se apoya en lo que Schopenhauer llama la voluntad universal, ciega y sin propósito. La voluntad nos acarrea toda nuestra miseria y todo nuestro sufrimiento; la única esperanza es la de liberarnos de su poder y de los atavíos superficiales del individualismo y el egoísmo, que están a su merced.

En Schopenhauer en 90 minutos, Paul Strathern expone de manera clara y concisa la vida e ideas de uno de los grandes pensadores de la modernidad. El libro incluye una selección de sus escritos, una breve lista de lecturas sugeridas para aquellos que deseen profundizar en su pensamiento, y cronologías que sitúan a Schopenhauer en su época y en una sinopsis más amplia de la filosofía.

«90 minutos» es una colección compuesta por breves e iluminadoras introducciones a los más destacados filósofos, científicos y pensadores de todos los tiempos. De lectura amena y accesible, permiten a cualquier lector interesado adentrarse tanto en el pensamiento y los descubrimientos de cada figura analizada como en su influencia posterior en el curso de la historia.

Diseño de portada

RAG

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Nota editorial:

Para la correcta visualización de este ebook se recomienda no cambiar la tipografía original.

Nota a la edición digital:

Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

Título original

Schopenhauer in 90 minutes

© Paul Strathern, 1999

© Siglo XXI de España Editores, S. A., 2004, 2015

para lengua española

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.sigloxxieditores.com

ISBN: 978-84-323-1758-3

Introducción

La Edad Moderna de la filosofía comenzó con Descartes, quien formuló la duda acerca de todo y redujo el conocimiento a una certeza central: «Cogito ergo sum» («Pienso, luego existo»). Desafortunadamente, procedió entonces a reconstruir el conocimiento como si nada hubiera sucedido. Después, los empiristas ingleses Locke, Berkeley y Hume se embarcaron en un proceso destructivo igualmente riguroso, con la pretensión de que el conocimiento solo podía basarse en la experiencia. Para cuando Hume hubo completado este proceso, el conocimiento humano había quedado reducido a una ruina. Según él, todo lo que en realidad experimentamos es un guirigay de sensaciones y las conclusiones que sacamos de ellas no tienen ninguna validez filosófica.

Este fue el absurdo que hizo que Kant, según sus famosas palabras, despertara de su «sueño dogmático». Tomando en cuenta el empirismo, aunque sin dejarse intimidar por él, Kant construyó el más grande de los sistemas filosóficos.

Yendo de lo sublime a lo ridículo, Hegel creó entonces su denso sistema. Schopenhauer, contemporáneo suyo, trató esta monstruosidad con el menosprecio que se merece. Schopenhauer mantuvo un punto de vista manifiestamente kantiano respecto de la epistemología (la manera como conocemos el mundo). Pero Kant creó además un sistema moral de una belleza y una altura grandiosas. Para Kant, el mundo tiene un fundamento moral. «Es ist gut» («Está bien») se dice que fueron sus últimas palabras. Y en su última gran obra, que trata del propósito del mundo, concluye: «Dos cosas llenan el alma de un asombro y de una admiración siempre renovadas, y tanto más grandes cuanto más a menudo y más intensamente reflexionamos sobre ellas: el firmamento estrellado sobre mi cabeza y la ley moral dentro de mí». Como veremos, Schopenhauer entendió todo esto de manera muy distinta.

Vida y obra de Schopenhauer

Con Schopenhauer regresamos –y con brío– al planeta Tierra. Schopenhauer dejaba bastante que desear como hombre, pero sus escritos son inmensamente valiosos. Entre los grandes filósofos, fue el mejor estilista desde Platón. También su filosofía es muy atractiva. Es la primera, desde la de Sócrates, que está impregnada de toda la personalidad del hombre que la propone. A través de los escritos de Schopenhauer se obtiene un cuadro muy claro de lo que fue como persona, siempre que al leerle se tenga continuamente presente lo siguiente: lo que sobre el papel parece ser ingenioso, penetrante y desmitificador puede resultar sarcástico, egotista y agresivo en la vida real. Los comediantes no suelen ser famosos por sus cualidades humanas fuera de los escenarios; el solo hecho de que los filósofos con ingenio sean tan escasos no les convierte en una excepción a esta regla. (Sócrates tiene la gran suerte de que no nos ha llegado ningún testimonio de su esposa Xantipa.)

Pero Schopenhauer fue original en otro aspecto más fundamental. Por algo se le conoce como el «filósofo del pesimismo». Con la mayoría de los filósofos importantes uno no puede sino sentir que el escritor nos muestra lo mejor de sí mismo, y se espera que uno se comporte también así. Todo es muy serio y moral. (Hasta Hume toma la filosofía en serio mientras que realiza su labor de demolición.) Por su parte, Schopenhauer deja muy claro que considera el mundo, y nuestras vidas en él, como un mal chiste. No hay duda de que está más cerca de describir el estado de cosas real que quienes ven el mundo desde un punto de vista optimista, o quienes le asignan un propósito. Este pesimismo resultó inmensamente refrescante en su día, después de siglos de cristianismo y del moderno racionalismo. Pero Schopenhauer era pesimista solo en cuanto a que afirmaba que el mundo es indiferente a nuestro destino, es decir, no nos malogra adrede.

Esta postura no había sido expresada en todo su alcance desde los estoicos, farisaicos partidarios de retirarse de los males de este horrible mundo. Schopenhauer abogaba por lo mismo, pero lo hacía de manera claramente combativa y mundana. Y era demasiado egotista como para llevar a cabo la negación de sí mismo en su propia vida (aunque, si hemos de creerle, soportó una existencia de ascetismo ejemplar). Estas paradojas explican una buena parte de la popularidad de Schopenhauer. Tienen su origen en una contradicción hondamente arraigada en su carácter y permanecieron sin resolver durante toda su vida.

Arthur Schopenhauer nació el 22 de febrero de 1788 en la ciudad báltica de Dantzig (ahora ciudad polaca de Gdansk), al otro lado del golfo respecto de Königsberg, lugar donde vivió su héroe de toda la vida, Immanuel Kant. El padre de Schopenhauer era un comerciante procedente de una familia patricia, y su madre era una mujer vivaz y con una naturaleza artística no del todo desarrollada. La familia tenía costumbres cosmopolitas (el nombre de Arthur fue escogido porque también se escribe de la misma manera en francés y en inglés). Cuando los prusianos, que no compartían esta actitud xenófila, marcharon sobre Dantzig en 1793, el padre de Schopenhauer trasladó inmediatamente su hogar y sus negocios a la libre ciudad portuaria de Hamburgo, donde los Schopenhauer se instalaron en una buena casa situada en la Altstadt (centro antiguo).

El nuevo hogar de los Schopenhauer era lo bastante importante como para contar con un salón de baile revestido de madera y con techo decorado al estuco; la parte trasera se transformaba en unos grandes almacenes que albergaban el negocio familiar y daban al Fleet