Sombras de sueño - Miguel de Unamuno - E-Book

Sombras de sueño E-Book

Miguel de Unamuno

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Beschreibung

Sombras de sueño es una obra de teatro de Miguel de Unamuno que versa sobre la obsesión de una joven que vive en una isla perdida con un héroe nacional a quien conoce solo a través de una biografía. La llegada de um misterioso joven pondrá toda vida del revés.-

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Seitenzahl: 53

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Miguel de Unamuno

Sombras de sueño

 

Saga

Sombras de sueño

 

Copyright © 1926, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726598643

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

DON JUAN MANUEL DE SOLÓRZANO ELVIRA, SU HIJA TOMÁS, CRIADO DE LA CASA SOLÓRZANO RITA, su MUJER JULIO MACEDO LA MAR

ACTO PRIMERO

ESCENA PRIMERA

SOLÓRZANO y TOMÁS

 

SOLÓRZANO.-Otro año más de desgracia, Tomás. . . A este paso. . . Nada, que tengo a Dios de espaldas

TOMAS.-Cierto, señor; hogaño ha sido fatal. . . Con estos tiempos... Dios no quiere llover. Mas no desespere. . .

SOLÓRZANO.-Mi pobre hacienda,lo que me queda de la antigua hacienda de los Solórzano, siempre más honrada que opulenta, mengua de un modo alarmante, y a ti, al viejo criado de la casa, a ti que eres como de la familia más bien. . .

TOMÁS.-Mi padre fue criado del suyo, de su abuela mi abuelo. . .

SOLÓRZANO.-A ti que estás en todos los secretos de esta hoy Pobre casa, debo decirte que temo su ruina completa, si Dios no lo remedia.....

TOMÁS .-¡En viviendo yo, no!

SOLÓRZANO.-Sí, ya lo sé, Tomás,ya lo sé...

TOMÁS.-Lo mío es suyo y basta para no morirse de hambre. Usted me ha hecho hombre. . .

SOLÓRZANO.-Y créeme que no lo temo por mí, sino por mi pobre hija, por la pobre Elvira. . . El último retoño de los Solórzano de esta isla. ¡Y una hija! ¡Una mujer! Ni mi nombre va a quedar en esta isla que descubrió, conquistó y colonizó mi antepasado don Diego. . . (Señala un gran retrato al óleo que cuelga de la pared.) Y a cuyo estudio he dedicado mi vida. . . TOMÁS.-Cierto, señor. Nadie sabe de ella lo que usted sabe. Porque ¡cuidado que ha recogido libros en su librería!

SOLÓRZANO.-Sí, sí, creo tener todos,todo lo que sobre nuestra isla se ha escrito, directa o indirectamente; todo libro en que se haga mención de ella o de sus hombres. Y luego el archivo de don Diego de Solórzano y de sus sucesores... ¡Una riqueza!

TOMÁS.-Y la hacienda. . .

SOLORZANO.-Sí una pobreza. Enriqueciendo el alma, la historia, me he empobrecido. ¿Te pesa, Tomás? Porque te he arrastrado en mi ruina...¡Perdónamelo!

TOMÁS.-¿Yo? ¿Yo tener que perdonar al señor? Si se lo debo todo.. ¡Más que la vida. . . , el alma!Le debo lo poco que sé; le debo el no vivir como las bestias; le debo el ser de esta casa. . . , de la casa. Tuviera yo mil vidas y se las daría para que siguiera empobreciéndose en enriquecer esa historia. . .

SOLÓRZANO.-(Emocionado.)Gracias,Tomás, gracias. Comeremos del mismo pan. Pero lo que más me acongoja es esa pobre hija, hija mía,esa pobre Elvira. . . Sola, siempre aquí sola. . . aislada. ¡Qué terrible palabra esta de aislamiento! Solo los. que vivimos en una isla así, sin poder salir de ella, lo podemos comprender... Va para los veintidós y no he podido aún sacarla decentemente. Y aquí se consumirá. . .

(Se enjuga una lágrima.)

TOMÁS.-No se apesadumbre, señor.¡A lo hecho, pecho, y cara al viento!

SOLÓRZANO.-¡Aquí se consumirá,aislada y. . . soltera! ¿Va a casarse con cualquiera de estos patanes? Ni aun la quieren. . . por pobre. Solórzano no les dice nada. ¿Va a venir nadie de fuera a buscarla? Y ella no puede salir, ni. . . para eso. . .debe. Aquí se consumirá aislada y sin consuelo. Y la pobre corderita ni se queja. . . No se queja, ¿eh, Tomás? Tu mujer, Rita, su ama de cría, la que le ha hecho de madre desde que mi pobre Rosa se murió al darla a luz, tu Rita, ¿no le ha oído quejarse?

TOMÁS.-Jamás, señor, que yo sepa. Y además su hija tiene un consuelo...

SOLORZANO.-¿Cuál?

TOMÁS .-¡El mismo de usted. . .:los libros!

SOLÓRZANO.-Que por cierto ahora le trae como loca esa historia de Tulio Montalbán, el caudillo de las luchas de aquella republiqueta, que escribió, luego de muerto Tulio, su suegro. Y me parece que mi pobre Quijotesa hasta se halla enamorada de él. . .

TOMÁS.-Algo hay de eso. A Rita no le habla de otra cosa. Se lleva el libro a todas partes; con él se pasea; con él se acuesta; con él duerme,con él sueña. , .

SOLORZANO.-Dirás que con Tulio,el héroe. . .

TOMÁS.-No, sino con el libro,pues que al hombre no le ha conocido...

SOLÓRZANO.-¿Y qué quieres que haga, la pobre?

TOMÁS.-A mi Rita la abraza y mostrándole el retrato ese del libro, le dice: “Pero ¿no ves qué hermoso? ¿Qué arrogante?” Y creo que cuando se va con el libro a orillas de la mar es a ver si resucita el hombre. . . Porque me parece haber oído que se murió. . .

SOLORZANO.-Al menos así dice esa historia.

TOMÁS.-A ver si resucita y pasa y...

SOLÓRZANO.-Se la lleva.

TOMÁS.-¡Quién sabe!

SOLÓRZANO.-El príncipe encantado y encantador. Y eso ¿lo sabe...?

TOMÁS .-¡Toda la isla! Y todos hablan de la extraña manía de la señorita Elvira, . .

SOLÓRZANo.-De la pobre Elvira... Y se ríen...

TOMÁS.-“¡Cosas de la Solórzano!”dicen,

SOLORZANO.-De la pobre Solórzano...,de la pobre, . . Y esto es lo que más amarga mis años. Porque estos patanes, . .

TOMAS.-Aquí todo el mundo le respeta, señor.

SOLÓRZANO.-Me compadece, Tomás,me compadece, que no es lo mismo. Y un descendiente de don Diego de Solórzano no quiere, no debe, no puede ser compadecido por los descendientes de aquellos a quienes dió la isla. . . Mas hablemos de otra cosa. ¿Quién es ese hombre extraño,..?

TOMÁS.-¿Ese que llegó en un barco de paso y se quedó como a descansar unos días y no se va. . .?

SOLÓRZANO.-¡El mismo!

TOMÁS.-Nadie lo sabe y todos hablan de él. Es la novedad. . . SOLÓRZANO.-Una novedad que, como todas, se va ya haciendo vieja, una vieja novedad. . ,

TOMÁS.-Con nadie se relaciona; paga lo que gasta, se pasea y ni se le ve hacer nada. . , Ni lee. . .

SOLÓRZANO.-¿Que no lee?

TOMÁS .-Parece que no. . .

SOLÓRZANO.-Hombre extraño, en verdad. . .

TOMÁS.-Se habla ya de sus cosas..

SOLÓRZANO.-Sí como de las mías... “¡Cosas de Solónano!” ¡Mentecatos! Ellos no tienen cosas.., las cosas son ellos. . . Sí, sí, ya sé que ese majadero de Saldaña dice:“¡ solorzanadas!” Pero no tengas cuidado, que jamás se dirá: “¡saldañadas!”, porque esa cosa no tiene nada propio. . . , ni el sentido.

Pero dejémosles. Y el hombre ése, ¿se llama. . .?

TOMÁS.-Julio Macedo, y es de allá. . ., ultramarino.