Vida y cultura del siglo XX - Ernesto Ballesteros Arranz - E-Book

Vida y cultura del siglo XX E-Book

Ernesto Ballesteros Arranz

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Beschreibung

eBook Interactivo. La tensión social y económica del siglo XIX desemboca en una dura convulsión política en la Europa del XX, que se manifiesta en dos guerras mundiales que superaron toda la violencia humana conocida hasta entonces. Al mismo tiempo que estas conmociones bélicas, se inician infinidad de movimientos culturales que nadie hubiera podido prever. La industria empuja a las naciones europeas a un nivel económico antes desconocido, pero mientras algunas de ellas (Inglatera, Francia, etc.) tienen colonias para extender su producción industria, otras (Alemania, Italia, Japón) carecen de colonias similares para entrar en la competencia económica de este siglo.

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ÍNDICE

ACONTECIMIENTOS GENERALES

LOS AVANCES TÉCNICOS

CULTURA DEL SIGLO XX

OTRAS PUBLICACIONES

ACONTECIMIENTOS GENERALES

Ya vimos que a finales del siglo XIX se dibujaban en Europa dos grandes predominios. Alemania se erigía líder continental, mientras que Inglaterra extiende su dominio sobre los mares. Esta duplicidad de predominios desata tempranamente la rivalidad entre ambos Estados. A principios de siglo se forman dos bloques opuestos. Alemania, Austria e Italia forman la TRIPLE ALIANZA, mientras que Francia, Inglaterra y Rusia forman la TRIPLE ENTENTE.

La Triple Alianza es un contrato defensivo entre las tres naciones centrales. La Triple Entente es mucho más débil. Entre Francia y Rusia había una alianza firme. Más tarde, entre Inglaterra y Francia se firmó un Tratado de ayuda mutua llamado la Entente.

La Triple Alianza tenía un problema interno: la rivalidad tradicional de Austria e Italia. La Triple Entente también daba síntomas de fragilidad en las relaciones anglo-rusas, siempre precarias, cuando no francamente hostiles, porque Inglaterra no veía bien la expansión asiática del Imperio ruso y procuraba detener a éstos por todos los medios.

Los dos enemigos tradicionales eran Francia y Alemania. Situadas ambas en la fachada occidental de Europa, tenían los mismos objetivos económicos y políticos, por lo que chocan continuamente en sus direcciones históricas. Alemania prepondera en todo momento sobre Francia. Vence a Napoleón lll en 1870 y toma Alsacia y Lorena, que antes le pertenecían. Además, Alemania comienza una política de predominio sobre Turquía y Siria, consiguiendo la construcción de un ferrocarril hacia el Este. Con este ferrocarril aspiraba a dominar el comercio del Próximo Oriente, que era un mercado sin explotar. Alemania tiene una industria muy potente, la segunda del mundo después de la inglesa. En 1910 tiene unas exportaciones de 21.500 millones, mientras que Inglaterra tiene 28.000 millones; pero es importante señalar que el porcentaje de aumento de la exportación alemana es mucho mayor que el de la inglesa, porque Alemania tiene diez años antes (1900) sólo 10.000 millones, mientras que Inglaterra tiene ya 22.000 millones por esas fechas. Inglaterra no puede ver con buenos ojos el aumento industrial y comercial germano, porque comienza a sentir la competencia de los productos alemanes en sus mercados. Ello le mueve a un acercamiento a Francia -tradicional enemiga de los alemanes- e incluso a Rusia, porque ve en esta gran potencia un colosal enemigo situado a la espalda de la industria alemana. Inglaterra, con la Entente, está rodeando a Alemania, mientras que ésta prefiere crecer internamente, tener siempre a mano los recursos totales de su política y su economía. La postura de Alemania a principios de siglo recuerda la táctica de Napoleón en sus grandes batallas.

La industria del siglo XX necesita desesperadamente grandes mercados en crecimiento constante. Necesita aumentar día a día sus posibilidades para rebajar los precios y poder hacer frente a la competencia.

Otro motivo de tensión era la libertad de los Estados balcánicos. Después de la Paz de Bucarest de 1813, las potencias quedaron en tensión. Austria se había apoderado de ciertos territorios balcánicos (Servia, Bosnia, Herzegovina, etc…) y los europeos temían este engrandecimiento de la Triple Alianza y pretendían deshacerlo por cualquier medio.

En 1914, cuando el heredero de Austria visitaba Bosnia oficialmente, fue asesinado en Sarajevo (FIG. 1). Austria amenazó a Servia, por creer que el asesinato había sido planeado por nacionalistas servios. Rusia se puso al lado de Servia y Alemania al lado de Austria. El día 1 de agosto, después de un corto espacio de amenazas y tensiones, Alemania declara la guerra a Rusia y comienza la Primera Guerra Mundial, que va a durar cuatro largos años.

Alemania invadió Bélgica y Francia, donde fueron detenidos en el río Marne por el mariscal Joffre. Los rusos atacaron la frontera oriental, pero fueron vencidos estrepitosamente por Hindemburg en la famosa batalla de los lagos Masurianos. Los ingleses declararon también la guerra a Alemania, poniendo como pretexto la invasión de Bélgica y Holanda. En 1915 la guerra se complicó para las potencias centrales. Los rusos seguían retrocediendo, pero los franceses se mantenían firmes y los ingleses iban recuperando posiciones en los Balcanes. Lo peor fue la deserción de Italia, que declaró la guerra a Austria y desniveló visiblemente la contienda.

En 1916 los alemanes, cuya alianza con Austria era más bien una carga que les había enemistado con Italia, hicieron un soberano esfuerzo y pusieron en acción armas nuevas y terribles (FIG. 2). Los franceses resistieron en Verdún y el Somme, defendidos por el mariscal Petain. El Alto Mando Alemán se entrega a Hindemburg y Ludendorf, que consiguen apoderarse de Rumania, equilibrando la guerra en el frente balcánico. Los ingleses intentaron bloquear por mar a Alemania, pero esta nación equipó una gran flota submarina que causó grandes bajas en la Escuadra inglesa. Es conocida la gran batalla naval de Jutlandia, donde los ingleses perdieron 120.000 toneladas de barcos, mientras los alemanes se retiraron con la mitad de esta cifra en pérdidas.

La Guerra de 1914 fue una guerra de resistencia. Los frentes se mantuvieron prácticamente inalterables y todo se resumió a un forcejeo interminable. El carro de combate (FIG. 3) y los gases letales, además de la ametralladora, fueron dos armas mortíferas, empleadas en esta contienda.

En 1917 entran en guerra los Estados Unidos, poniendo como pretexto que los submarinos alemanes no habían respetado su neutralidad. Los aliados de la Entente, con el gran refuerzo de Estados Unidos, se lanzaron a la ofensiva, pero tuvieron grandes pérdidas en todo el frente occidental. Un nuevo acontecimiento equilibró la contienda. Los rusos, que se habían retirado lentamente hacia sus posiciones, provocaron una revolución interna cuyas consecuencias trataremos más adelante. Esta revolución deshizo todas las alianzas y compromisos de Ios zares. Los revolucionarios se retiraron de la contienda, dejando libre el frente oriental de Alemania (Tratado de Brest-Litowsk). Los germanos retiraron de allí sus divisiones y las lanzaron sobre el frente occidental.

La implacable resistencia de Foch hizo inútiles los esfuerzos germanos. Por otro lado, Estados Unidos no dejaba de enviar tropas y material de refresco. El 20 de octubre de 1918, los alemanes comenzaron a retirarse del frente occidental. El día 11 de noviembre Alemania pidió la paz. Lo mismo hicieron Austria, Bulgaria y Turquía, que habían combatido junto a Alemania (FIG. 4).

La paz tuvo un protagonista fundamental: el presidente Wilson de los Estados Unidos, que estipuló unas condiciones claramente favorables a los vencedores y perjudiciales para los alemanes y austríacos. En el Tratado de Versalles, de 28 de junio de 1919, se estipularon las condiciones de la victoria. Hubo otros Tratados en los que se precisaron las condiciones impuestas a Austria (Saint-Germain), Bulgaria (Neuilly), Hungría (Trianón) y Turquía (Sevres).