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Martina está convencida de que los monstruos no existen, o al menos, eso cree ella, hasta que comprueba que en casa de su amigo Darío vive uno. Un monstruo que grita, da golpes, rompe cosas y tiene aterrorizados a Darío, a su hermano y a su mamá. Martina idea un plan para que Darío no tenga que continuar viviendo con el monstruo, pero las cosas no son siempre tan sencillas. VALORES IMPLÍCITOS: A través de este cuento, se pretende acercar a los más pequeños al problema de la violencia de género. A lo largo de la historia aparecerán valores como la empatía, la solidaridad o las relaciones de ayuda.
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Seitenzahl: 24
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© del texto: Ángela Miguel Pellón
© de las ilustraciones: Nora
© corrección del texto: Equipo BABIDI-BÚ
© de esta edición:
Editorial BABIDI-BÚ, 2023
Avda. San Francisco Javier, 9, P 6ª, 23
Edificio SEVILLA 2,
41018 - Sevilla
Tlfn: 912.665.684
www.babidibulibros.com
Primera edición: enero, 2023
ISBN: 978-84-19602-90-9
Producción del ePub: booqlab
«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra»
Me llamo Martina, tengo 6 años, y este año he empezado primero de primaria. Se nota que ya somos mayores, porque nuestra profe Paula nos encarga ir a hacer fotocopias, y eso en infantil no pasaba. Siempre me ha gustado ir al cole porque es un lugar donde aprendo muchas cosas, hay juguetes, columpios y tengo un montón de amigos con los que jugar y divertirme; además, este año ha entrado un niño nuevo que se llama Darío, y como dice la profe, hemos congeniado muy bien. Los fines de semana, me gusta montar en bicicleta con mis padres. Solemos ir por un sendero al lado de un río, y cada cierto tiempo paramos a ver qué bichos nuevos encontramos. Cuando llegamos al final del camino nos damos un baño, comemos unos bocadillos y ¡vuelta a casa! Otra de mis aficiones es saltar encima del sofá, es divertido hacer la rana de un cojín a otro. Mis padres suelen reñirme cuando me ven haciéndolo, pero creo que no les importa mucho, porque pronto dejan de insistir y veo una pequeña sonrisita en sus caras.
Por cierto, ¡no os he hablado de mis padres! Si en el colegio aprendo cosas, con mis padres ya ni os cuento… Ambos son científicos y saben casi todo acerca de los animales. Mamá es una experta en animales marinos, y por eso su móvil está lleno de fotos de ballenas, delfines, tiburones, algas, medusas y una infinidad de peces que solo ella conoce. Papá prefiere los animales terrestres, y sus favoritos son los leones, los elefantes, los rinocerontes y los hipopótamos. Trabajan en el mismo laboratorio, pero hacen cosas diferentes, y me encanta que me cuenten cómo se alimentan las ballenas, cómo portean los canguros a sus crías, o cómo cazan los leones en la sabana. Yo de mayor quiero ser científica como ellos, pero quiero ser científica de monstruos.