Aprende a dormir mejor - Dani Olivert Salgado - E-Book

Aprende a dormir mejor E-Book

Dani Olivert Salgado

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Beschreibung

¿Te cuesta dormirte por las noches? ¿Te despiertas de madrugada y ya no puedes volver a conciliar el sueño? ¿Te levantas con una molesta sensación de cansancio a pesar de haber dormido más de ocho horas? Saber dormir bien es algo que deberíamos aprender de pequeños, pero como eso no suele ocurrir mucha gente pasa gran parte de su vida durmiendo mal y teniendo problemas a la hora de dormir, sin saber que todo eso puede cambiar entendiendo el proceso del sueño y siguiendo algunas pautas básicas. El sueño es calidad, no cantidad. Y entender esto es clave para empezar a cambiar nuestros hábitos y mejorar el proceso de dormir. Este libro te da las pautas para entender el proceso del sueño y conseguir un sueño realmente reparador y, por lo tanto, una vigilia con más bienestar y felicidad. ¿No es lo que buscamos todos?

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¿Te cuesta dormirte por las noches? ¿Te despiertas de madrugada y ya no puedes volver a conciliar el sueño? ¿Te levantas con una molesta sensación de cansancio a pesar de haber dormido más de ocho horas?

Saber dormir bien es algo que deberíamos aprender de pequeños, pero como eso no suele ocurrir mucha gente pasa gran parte de su vida durmiendo mal y teniendo problemas a la hora de dormir, sin saber que todo eso puede cambiar entendiendo el proceso del sueño y siguiendo algunas pautas básicas.

El sueño es calidad, no cantidad. Y entender esto es clave para empezar a cambiar nuestros hábitos y mejorar el proceso de dormir. Este libro te da las pautas para entender el proceso del sueño y conseguir un sueño realmente reparador y, por lo tanto, una vigilia con más bienestar y felicidad. ¿No es lo que buscamos todos?

Aprende a dormir mejor

Dani Olivert Salgado

www.ushuaiaediciones.es

Aprende a dormir mejor

© 2022, Dani Olivert Salgado

© 2022, Ushuaia Ediciones

EDIPRO, S.C.P.

Carretera de Rocafort 113

43427 Conesa

[email protected]

ISBN ebook: 978-84-16496-67-9

Primera edición: 2022

Diseño y maquetación: Dondesea, servicios editoriales

Todos los derechos reservados.

www.ushuaiaediciones.es

Contenido

Introducción

PRIMERA PARTE. Qué es eso de dormir

¿Dormir? Sí, gracias

La necesidad del sueño

Las fases del sueño

SEGUNDA PARTE. Trastornos del sueño

Trastornos

Los labortorios del sueño

TERCERA PARTE. Recomendaciones para un buen dormir

El sueño y los niños

Envejecimiento y sueño

La mujer y el sueño

CUARTA PARTE. Los sueños como terapia personal

Consejos para para recordar los sueños

El autor

Introducción

El Hombre ha debido preguntarse desde que tiene capacidad de hacerse preguntas acerca de sus sueños. «¿Por qué esas imágenes extrañas, situaciones ilógicas, recuerdos de sucesos que creíamos olvidados o historias que luego se convierten en realidad?», pensaría.

Para algunos estudiosos, los sueños dieron origen a las religiones: cuando el Hombre del Paleolítico soñaba y el jefe de la tribu se aparecía en sueños a los demás miembros del clan después de haber sido devorado por una fiera, estos, abrumados por su impotencia ante el control de los acontecimientos, afianzaban su creencia en un más allá. Esto podría haber dado comienzo a un lento proceso evolutivo que culminaría en las grandes religiones que todos conocemos. Pero fuese o no así, la verdad es que el sueño y los sueños, estudiables y estudiados hoy científicamente, traspasan todavía en los tiempos que vivimos las fronteras de nuestra comprensión. No sabemos por qué son útiles y necesarios los sueños, pero el hecho es que lo son. Si no, muy probablemente no soñaríamos.

Se dice con cierta frecuencia que el inconsciente que no puede hacerse consciente se manifiesta en sueños, visiones y alucinaciones. En algunas ocasiones, en los sueños damos rienda suelta a la ira que no nos atrevemos a expresar o incluso a sentir conscientemente mientras estamos despiertos. La estudiosa Gayley M. V. Delaney comenta: «Podemos ser demasiado orgullosos como para llorar en un momento de enfado. En nuestros sueños podemos derramar lágrimas más sentidas, lágrimas que nunca necesitaremos reconocer». Y también podemos dar rienda a nuestras ideas más reprimidas, a nuestros deseos más ocultos. Cuando soñamos, se abre el telón de una obra que nosotros mismos producimos, dirigimos y protagonizamos. Toda esta libertad de emociones y pensamientos permite liberarnos lo suficiente para obtener un sueño totalmente restaurador.

Hay mucha gente que todavía cree que mostrar interés por los sueños es síntoma de se una persona poco culta y supersticiosa. Por fortuna esto está cambiando, aunque si bien despacio, de manera ya imparable.

Cuando despertamos por la mañana, en lugar de pensar en la noche que hemos tenido pensamos en el día que vamos a tener, y es que no nos damos cuenta que el sueño es la fábrica del día que está por comenzar. No somos conscientes de que de igual manera que en los sueños hay cosas de la vigilia, en la vigilia hay también restos de los sueños. El escritor británico D. H. Lawrence lo razonó de la siguiente manera: «Nunca pude determinar si mis sueños son el resultado de mis pensamientos, o mis pensamientos el resultado de mis sueños». Entender esto es fundamental: los sueños son un factor que condiciona nuestro día a día.

Y además de no ser ajenos a nosotros, tampoco son irreales, ni tan si quiera un poco más que lo que vemos estando despiertos; podemos decir que vigilia y sueño son dos modos o estados distintos de percepción, ya que vigilia y sueño, o lo que vivimos durante la vigilia y lo que vivimos durante los sueños es igual de real. De forma metafórica, el sabio chino milenario Tchouang-tseu ya lo decía de la siguiente manera: «¿Qué soy en realidad? ¿Una mariposa que sueña que es un filósofo o un filósofo que sueña que es una mariposa?».

Por eso mismo, porque no conocemos con exactitud por qué y de qué manera se generan los sueños, podemos decir que los sueños son misteriosos, mágicos.

Dejando a un lado los sueños, y hablando del acto de dormir, que es de lo que trata el presente libro, aún hay quien piensa que hacerlo es perder el tiempo. Bien, pues debe de cambiar rápidamente de opinión ya que dormir, y sobre todo hacerlo bien (que no es lo mismo que dormir mucho) no solo no es perder tiempo, sino que es invertir en salud y bienestar. Es un tiempo que debemos de aprovechar, pero no para aprender idiomas mientras dormimos, sino siendo conscientes de que la jornada que se acaba de vivir determina la noche que se va a pasar, y la noche que pasaremos determinará asimismo la próxima jornada. Y así durante toda nuestra vida. Además, podemos conocer mejor nuestros sueños y trabajarlos, por lo que nos puede ayudar en muchos aspectos. Luka Domich, neurofisiólogo de la Universidad de Alicante, cuenta: «Para olvidar o almacenar, el cerebro debe primero comparar y asociar la información, y estas tareas las realiza durante los sueños». Pero para conocer y trabajar nuestros sueños es imprescindible primero saber dormir bien. Sí, he dicho saber dormir bien. Aunque suene a broma, lo cierto es que por regla general no sabemos dormir correctamente. Esto en realidad no es extraño, ya que no existe una educación del sueño. Es algo que debería de enseñarse en la educación escolar, como las matemáticas, la geografía o la educación física. Dormir mal puede acarrear irritabilidad, pérdida de memoria y de concentración, fatiga... Además, con una buena educación del sueño se evitarían por ejemplo muchos de los accidentes de tráfico provocados por la somnolencia del conductor.

Calderón de la Barca decía que la vida es sueño. Es muy bello, sin embargo, la vida no es sueño sino vigilia, al menos para el Hombre actual. Poco a poco el Hombre ha ido restando la cantidad de horas dedicadas al sueño, por lo que podemos decir que la vigilia es una conquista de la raza humana. ¿Quiere decir eso que el Hombre de hoy duerme peor que el de antaño? En absoluto; duerme menos, pero no peor. Esto es uno de los elementos claves que veremos en el libro: dormir más no significa dormir peor, y viceversa.

No me cansaré de repetirlo: el sueño es calidad de sueño, no cantidad. Se pueden dormir diez horas y no tener un buen sueño reparador, y se pueden dormir cinco horas y sí tener un buen sueño reparador. Dormir bien le ayudará a combatir el cansancio excesivo durante el día, a memorizar mejor, a reducir o eliminar el estrés... en definitiva, a sentirse mejor, que es la antesala obligatoria de la felicidad. Ha de saber que dormir mal es un efecto; hay que buscar la causa.

PRIMERA PARTE.

Qué es eso de dormir

¿Dormir? Sí, gracias

Dormir es un acto fisiológico, por lo que no lo pueden hacer los seres que carezcan de sistema nervioso central. El sueño es mucho más que la falta de vigilia. En ocasiones, estamos tumbados o sentados cómodamente pensando en algo y nos quedamos dormidos, a veces incluso soñando en eso mismo que estábamos pensando. ¿Cómo establecer entonces la línea divisoria entre pensar y dormir? José Ramón Valdizán, jefe de la Unidad del Sueño del Departamento de Neurofisiología del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, responde: «El pensar es una actividad de la vigilia; es un acto muy elevado del cerebro humano y por lo cual solo se puede dar despierto. El soñar es una actividad intelectual que se desarrolla en el cerebro durmiente, y que no está controlada por la corteza».

Experimentalmente, se sabe el momento preciso en el que dejamos de estar despiertos y pasamos a ser durmientes. Es una cuestión de «ya». Pero en verdad no se explican aún esos momentos en los que soñamos estando despiertos, aunque si bien cercanos al sueño; o sea, cuando nuestro cerebro comienza a crear imágenes, incluso una historia, sin que nosotros participemos en su creación conscientemente, y sin embargo, no estamos durmiendo, sino en estado de vigilia. En inglés, a esta situación la han denominado daydreaming, o sea, soñar de día.

Charles Tart, profesor de la Universidad de California, acuñó el término «Estados Alterados de Conciencia» (EAC) para designar a todo el amplio abanico de situaciones mentales que un individuo experimenta cuando no se halla en estado consciente normal. Bajo esta denominación, el sueño es, pues, un Estado Alterado de Conciencia.

Como digo, soñar es un acto fisiológico y se desarrolla únicamente cuando dormimos. Es entonces cuando creamos los sueños. En castellano suele haber confusión lingüística entre el hecho de dormir y soñar; lo técnicamente correcto sería llamar sueño al hecho de dormir y ensueño a lo que conocemos como los sueños. En inglés está mejor diferenciado: sleep para el acto fisiológico de dormir y dream para soñar (los ensueños).

A lo largo de la noche, independientemente de la fase del sueño en que nos encontremos y de las que luego hablaremos, se producen unos despertares que no serán recordados al levantarnos por la mañana. En los niños y adultos no sobrepasan los treinta segundos pero en los ancianos pueden durar hasta cinco minutos. Pueden darse entre seis y ocho de estos eventos cada noche y son los momentos en los que, por ejemplo, nos tapamos más si tenemos frío, algo habitual pues durante el sueño se reduce el consumo de oxígeno del cerebro, por lo que la temperatura corporal baja.

La necesidad del sueño