Carlos VI en la rápita - Benito Pérez Galdós - E-Book

Carlos VI en la rápita E-Book

Benito Pérez Galdòs

0,0
2,99 €

oder
-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

La obra comienza en el año 1860, cuando continúa la campaña africana iniciada en la anterior novela, narrada y protagonizada esta vez por el «profeta» de la paz, el enamoradizo e incorregible don Juan Santiuste. Con la ayuda de El Nasiry, otro miembro de la familia Ansúrez, abandonará Tetuán para llegar a Tánger, desde donde retornará a la península.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



BENITO PÉREZ GALDÓS

EPISODIOS NACIONALES 37

Carlos VI en la Rápita

- I -

Tetuán, mes de Adar, año 5620.

¡Vive Dios, que no sé ya cómo me llamo! Yahia dicen los del Mellah al verme; Alarcón me saluda con apodos burlescos, Profetángano, Don Bíblico; para algunos moros maleantes soy Djinn, que quiere decir diablillo, geniecillo; y mi venerable amigo el castrense don Toro Godo me ha puesto el remoquete de Confusio (con ese). Cuando me recojo en mí, y examino y desdoblo mi personalidad, ahora tan envuelta sobre sí propia, vengo a reconocer que soy aquel Juan que vino de España con el Ejército de O'Donnell, trayendo consigo poco más de lo puesto, un humilde y no manchado apellido, que creo era Santiuste, y una condición que tengo por sencilla y mansa, la cual, dividida en cuartos, me da tres partes de galán enamoradizo y un cuartillo de poeta. Tal soy, tal fui. Quiero reconstruir mi ser sintético, y fundar en él la nueva conciencia [6] que necesito al cabo de tantos trastornos, en ésta mi africana vida tan atropellada y exuberante.

Si apenas sé cómo me llamo, tampoco me doy clara cuenta de la religión que profeso, pues las tres que aquí tenemos, confunden en los espacios de mi espíritu sus viejos dogmas y sus ritos pintorescos. Y

ved aquí que yo, el hombre de las grandes confusiones, el panteólogo desmemoriado que, al descuidar la fijeza de su nombre, borra con igual descuido los nombres de las cosas, me meto a refundir en una sola creencia las tres que aquí los humanos practican, divididos en castas, familias o rebaños, con sus marcas correspondientes. Adviértase que la síntesis religiosa es para mi uso particular y exclusivo goce, sin ningún prurito de apostolado ni cosa que lo valga. Las tres me mandan que ame a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a mí mismo, y que perdone las ofensas; las tres me señalan la vida per-durable como fin sin fin de nuestro ser, y me ofrecen recompensa o castigo conforme al valor moral de mis acciones, mientras me tiene Dios estacado en la sociedad humana, paciendo en las no siempre fértiles praderas de la vida fisiológica.

Ninguna creencia monoteísta me manda matar ni robar; pero veo que todas violan el precepto en las guerras y trapisondas, mayormente si éstas son traí-

das por el furor pietista de los pastores que nos guí-

an en este mundo, y en los caminos para llegar [7]

felizmente al otro. Yo ni mato ni robo, y considero la guerra como el pecado mortal de las naciones. En el tratado del amor de mujer manifiestan las tres hermanas… (que así las llamo por no encontrar nombre adecuado con que designar su indudable parentesco)… manifiestan, digo, divergencias mayores que en otros delicados puntos. Cuál dice que nos casemos con una sola; cuál, que con cuatro; y alguna se nos muestra tan adusta y regañona en lo concerniente al trato mujeril, que, si obedeciéramos con rigor inflexible sus crueles prohibiciones, dentro de un par de siglos no habría ya mundo para contarlo. Pastores y rebaño infringen con tácito acuerdo la inhumana ley que proscribe toda alegría, y así, con el prohibir y el infringir bien alternados, con este ten con ten, como dijo el otro, rebaño y pastores van tirando hasta el fin de los siglos.

Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!

Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!