Como fósforos de Lucifer - Charlotte Brontë - E-Book

Como fósforos de Lucifer E-Book

Charlotte Bronte

0,0

Beschreibung

Como fósforos de Lucifer propone una selección de cartas de Charlotte Brontë que nos ayuda a iluminar escenas de una vida de escritura en la sombra. Valiente, justa, obstinada y tenaz, Brontë se retrata como una mujer hecha a sí misma que busca un hueco para ella y para sus hermanas en un mundo que no le pertenece y en el que la literatura es el único camino de desahogo y salvación. Gracias a estas cartas es posible revivir los momentos más determinantes de su vida: la muerte de sus hermanas, el amor no correspondido, el afán por ser publicada, el matrimonio... Vivencias que determinaron su obra y que la ayudaron a tallar la literatura que hoy todos admiramos.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 92

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



CRONOLOGÍA ESENCIAL

 

 

 

1816  Nace Charlotte Brontë el 21 de abril en Thornton, Yorkshire. Hija del reverendo Patrick y Maria Brontë.

1817  Nace Brandon Brontë.

1818  Nace Emily Brontë.

1820  Nace Anne Brontë. La familia se muda a Haworth, Yorkshire.

1824  Charlotte y Emily van a la escuela en Cowan Bridge, Lancashire, misma escuela donde estudiaban sus hermanas mayores, Maria y Elizabeth.

1825  Maria muere de tuberculosis tras dejar Cowan Bridge.

1825  Charlotte y Emily abandonan el colegio y vuelven a casa.

1825  Elizabeth muere de tuberculosis tras dejar Cowan Bridge.

1831  Charlotte acude al colegio en Mirfield, Yorkshire, donde conoce a Ellen Nussey y Mary Taylor.

1835  Charlotte vuelve a Mirfield como profesora. Su hermana Anne es su alumna.

1837  Charlotte vuelve a Haworth debido a que Anne está enferma.

1839  Charlotte rechaza la propuesta de matrimonio de Henry Nussey, hermano de Ellen.

1839  Charlotte trabaja como institutriz para los Sidgwicks cerca de Skipton.

1841  Charlotte trabaja como institutriz en la familia de John White, en Upperwood House, Rawdon.

1842  Charlotte y Emily viajan a Bruselas, donde se convierten en alumnas de Madame Zoë Héger. Charlotte conoce al marido de Madame Héger, Constantin Héger. Más tarde, las dos hermanas permanecerán allí unos meses como profesoras.

1844  Charlotte vuelve a Haworth.

1846  Aylott & Jones publica Poemas de Currer, Ellis y Acton Bell, pseudónimos de Charlotte, Emily y Anne.

1847  Se publican Cumbres borrascosas de Ellis Bell y Agnes Grey de Acton Bell. Smith, Elder & Co. publica Jane Eyre, de Currer Bell.

1848  Se publica La inquilina de Wildfell Hall, de Acton Bell.

1848  Muere Branwell Brontë de tuberculosis.

1848  Muere Emily Brontë de tuberculosis.

1849  Muere Anne de tuberculosis. Sus últimas palabras son: «Ten valor, Charlotte, ten valor».

1849  Se publica Shirley, por Currer Bell.

1850  Se publica una edición de Cumbres borrascosas y Agnes Grey con una nota biográfica sobre sus verdaderas autoras.

1852  Arthur Nicholls, uno de los curatos de la parroquia de Patrick Brontë, propone matrimonio a Charlotte, quien lo rechaza.

1853  Se publica Villette, de Currer Bell. Arthur Nicholls se marcha de Haworth, va al sur de Inglaterra y luego vuelve a Yorkshire a otro curato. Ellen se opone a la idea del matrimonio entre Charlotte y Nicholls.

1854  Matrimonio de Charlotte y Nicholls.

1855  Charlotte muere el 31 de marzo tras meses de enfermedad, probablemente a causa de complicaciones por su embarazo.

RECIPIENTES

 

 

 

Emily Brontë (1818-1848)

Hermana de Charlotte Brontë. Al igual que con su hermana, su padre se encargó de que recibiera formación enviándola a un internado, pero debido a su delicada salud se vio obligada a continuar su educación en el hogar paterno en Haworth. Tras trabajar de profesora en una escuela, en 1842 acompañó a Charlotte a Bruselas, donde Emily enseñaba música mientras aprendía francés y alemán. En 1845 su hermana Charlotte descubrió sus poemas y la convenció para que los publicara junto a los de su otra hermana, Anne, bajo el pseudónimo de Ellis Bell. Más tarde, en 1847, publicó Cumbres borrascosas bajo el mismo nombre. Falleció en 1848 tras meses de enfermedad y de oposición al tratamiento médico.

 

Constatin Héger (1809-1896)

Profesor de Charlotte y Emily en la escuela de Madame Héger, su esposa, en Bruselas en 1842. Durante su estancia, Charlotte comienza a obsesionarse con su profesor. De vuelta en Haworth, Charlotte le escribe varias cartas a Héger en las que demuestra su cariño y enamoramiento y en las que le suplica respuestas menos frías por su parte, las cuales no obtiene.

 

Henry Colburn (1784/5-1855)

Editor inglés que rechazó publicar las novelas de las hermanas Brontë.

 

Smith, Elder & Co.

Editorial fundada por George Smith (1789-1846) y Alexander Elder (1790-1876) que publicó todas las novelas de Charlotte. La autora y Smith desarrollaron una amistad por correspondencia. Fue la inspiración para el personaje John Graham en Villette.

En esta misma casa editorial trabajaba como consultor literario William Smith Williams (1800-1875). Rechazó El profesor, pero recomendó publicar Jane Eyre, y ayudó a Charlotte en el desarrollo de sus obras posteriores.

 

George Henry Lewes (1817-1878)

Novelista, dramaturgo, actor y crítico literario. Alabó el profundo realismo de Jane Eyre y animó a Charlotte a perseverar en ese aspecto, pero también tachó la novela de melodramática e improbable.

 

Ellen Nussey (1817-1897)

Amiga de Charlotte desde que se conocieron en la escuela Roe Head en Mirfield en 1831. No supo de la verdadera identidad de Currer Bell hasta 1848. Ellen expresó sus reservas en cuanto al matrimonio de Charlotte con Arthur Nicholls, lo que llevó a un periodo de distanciamiento entre las dos amigas, resuelto en 1854 gracias a la intervención de Margaret Wooler, amiga de ambas. De su correspondencia con Charlotte se conservan más de 350 cartas que tuvo la intención de publicar censuradas, para no desvelar intimidades de las personas que en ellas se mencionaban. Finalmente vendió las cartas en 1895 pensando que se donarían al Kensington Museum, pero en realidad se vendieron a coleccionistas privados por separado.

 

Elizabeth Gaskell (1810-1865)

Novelista y biógrafa de Charlotte. Entablaron amistad en 1850 y tras la muerte de Charlotte, el reverendo Brontë la motivó para que escribiera la biografía de Charlotte. Para ello recopiló cartas y visitó a muchos de los recipientes de estas durante su investigación. Contó con parte de las cartas de Ellen Nussey.

COMO FÓSFOROS DE LUCIFER

I

 

 

 

A Emily Brontë, Stonegappe, 8 de junio de 1839

 

Queridísima Lavinia:1

 

Te estoy sumamente agradecida por la molestia que te has tomado al reunir mis cosas y enviármelas. La caja y su contenido han llegado bien. Solo me arrepiento de no haberte pedido que me enviaras más papel de carta, solo me quedan dos hojas con esta. Cuando puedas mandarme los vestidos que aún quedan por confeccionar, te lo agradeceré en el alma.

Me está costando mucho esfuerzo encontrar satisfacción en este lugar. La zona, la casa y los campos son, como ya te he dicho, divinos. Pero, ¡ay de mí!, es horrible observar toda la belleza que me rodea —agradables bosques, sinuosos senderos blancos, verdes prados y un brillante cielo azul— y no tener un momento de paz o un pensamiento libre para disfrutarla. Los niños están conmigo constantemente y son los muchachos más rebeldes, perversos e ingobernables que jamás han nacido. En cuanto a castigarlos, descubrí pronto que era imposible: hacen lo que quieren. Si me quejo a la señora Sidgwick solo obtengo miradas de reproche y excusas injustas y parciales para proteger a los niños. Ya lo intenté una vez y resultó tan sumamente mal que no lo volveré a intentar. En mi anterior carta te conté que la señora Sidgwick no me conocía. Ahora empiezo a comprender que no tiene intención ninguna de hacerlo, que yo no le importo absolutamente nada excepto para pensar cómo explotarme al máximo posible, y con ese fin me abruma con océanos de costura, yardas de batista a las que hacer el dobladillo, gorros de muselina que tejer y, sobre todo, muñecas a las que vestir. No creo que yo le resulte en absoluto de agrado porque no puedo evitar ser tímida en un escenario tan nuevo, rodeada como hasta ahora de caras extrañas en constante cambio. Solía pensar que me gustaría rodearme de la alta sociedad, pero ya he tenido suficiente, me parece horrible poder tan solo mirar y escuchar. Ahora soy capaz de ver con más claridad que nunca que una institutriz privada es algo que no existe, no se la considera un ser vivo y racional excepto para sus tediosas tareas. Mientras enseñe a los niños, trabaje para ellos y los divierta, todo está bien. Si una roba un momento para sí misma, se convierte en una molestia.

Aun así, todos consideran a la señora Sidgwick como una mujer agradable. Sus modales son escrupulosamente amables; habla mucho, pero a mi parecer con poco sentido. Quizá me resulte más agradable después de un tiempo, ahora mismo no tengo necesidad de llamar su atención. El señor Sidgwick es, en mi opinión, cien veces mejor —menos exigente, menos rebosante de condescendencia, pero un corazón mucho más bondadoso—. Casi nunca me habla, pero cuando lo hace me siento más feliz y tranquila durante unos minutos. Nunca me pide que les suene las sucias narices a los niños o que les ate los zapatos o que vaya a buscar sus delantales o que les coloque una silla. Una de las tardes más placenteras que he pasado aquí —de hecho, la única— fue cuando el señor Sidgwick salió con sus hijos y me ordenó seguirlos unos pasos por detrás. Mientras paseaba por los campos con su magnífico terranova al lado, se asemejaba mucho a lo que un caballero conservador, honesto y rico debe ser. Hablaba con libertad y de manera sencilla a la gente con la que se encontraba, y aunque era indulgente con sus hijos y los dejaba burlarse de él demasiado, no permitiría que insultaran a los demás.

Estoy empezando a cogerle cariño a los Carter. En casa no les tenía mucha estima, pero aquí son mis amigos. El señor Carter estuvo en Mirfield ayer y vio a Anne. Dice que tenía muy buen aspecto, fuera de lo común. Pobrecilla, ella sí que deseará estar en casa. En cuanto a lo que dice la señora Collins sobre que la señora Sidgwick pretende conservar mis servicios de manera permanente, no creo que esa haya sido nunca su intención. Además, no me quedaría si no hiciese algunos cambios. Por ejemplo, la responsabilidad de la costura tendría que quitármela. Es demasiado. Nunca en mi vida he estado tan ocupada. La semana que viene marcharemos a Swarcliffe, a casa del señor Greenwood cerca de Harrogate, nos quedaremos tres semanas o un mes. Después, espero que la señorita Hoby regrese. No le enseñes esta carta a papá o a la tía, solo a Branwell, porque si no, pensarán que nunca me satisface el lugar donde estoy. Me quejo contigo solo para aliviarme, y de verdad pienso que tengo que aguantar algunas humillaciones que no esperaba. No obstante, las cosas todavía pueden mejorar, pero la señora Sidgwick espera que haga cosas que no puedo hacer —como querer a sus hijos y estar completamente dedicada a ellos—. De verdad que estoy muy bien. Tengo tanto sueño que no puedo escribir más. Lo dejo. Transmíteles mi cariño a todos. —Adiós.

Dirige el próximo paquete a: J. Greenwood, Esq., Swarcliffe, cerca de Harrogate.

 

C Brontë

II

 

 

 

A Ellen Nussey, Upperwood-House, 7 de agosto de 1841

 

Querida Ellen:

 

Es sábado por la tarde, he acostado a los niños y ahora me siento a contestar tu carta. Estoy otra vez sola —ama de llaves e institutriz— pues el señor y la señora White se han quedado con una tal señorita Duncome de Brook-Hall, cerca de Tadcaster. Si te digo la verdad, aunque esté sola mientras ellos están fuera, este es de lejos el momento más feliz de mi estancia: los niños al menos ahora se están comportando de manera