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Plutarco

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Beschreibung

 "Cómo sacar provecho de los enemigos"  es una obra clásica de la filosofía que examina cómo las adversidades, representadas en la figura de los enemigos, pueden ser transformadas en oportunidades para el crecimiento personal y el fortalecimiento del carácter. Plutarco, un destacado ensayista griego de la Antigüedad, argumenta que los enemigos, en lugar de ser meramente una fuente de conflicto, pueden servir como maestros involuntarios que nos obligan a reflexionar sobre nuestras propias debilidades y mejorar.   El texto se centra en la idea de que las críticas y las ofensas de los adversarios son una oportunidad para la autoevaluación. Plutarco sostiene que los enemigos, al señalar nuestros errores, actúan como un espejo que nos permite ver aspectos de nosotros mismos que podríamos ignorar o evitar. Así, se nos ofrece la posibilidad de corregir nuestras faltas y cultivar virtudes como la paciencia, la prudencia y la moderación. En lugar de tomar la hostilidad de manera destructiva, Plutarco insta a sus lectores a adoptar una actitud filosófica que vea el valor en los desafíos impuestos por los demás.   Desde su publicación, la obra ha sido apreciada por su enfoque práctico y su visión positiva de las adversidades, inspirando a filósofos y pensadores a lo largo de los siglos. Al abordar la naturaleza del conflicto humano desde una perspectiva filosófica, "Cómo sacar provecho de los enemigos" se convierte en un tratado que trasciende el tiempo, ofreciendo lecciones valiosas para la vida moderna sobre la resiliencia, el autocontrol y el crecimiento personal a través de la adversidad. 

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Seitenzahl: 131

Veröffentlichungsjahr: 2024

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Plutarco

COMO SACAR PROVECHO DE LOS ENEMIGOS

Título original:

"Πώς άν τις ύπ έχθρών ώφελοϊτο y Πώς άν τις διακρίνειε τον κόλακα τού φίλουf"

Sumario

PRESENTACIÓN

COMO SACAR PROVECHO DE LOS ENEMIGOS

CÓMO DISTINGUIR A UN ADULADOR DE UN AMIGO

PRESENTACIÓN

Plutarco

c. 46 – 120 d.C.

Plutarco (d.C. 46-120 d.C.) fue un escritor, filósofo y biógrafo griego, conocido principalmente por sus obras que exploran la moralidad, la historia y el carácter humano. Nacido en Queronea, Beocia, en el Imperio Romano, Plutarco es célebre por su obra "Vidas paralelas", en la que compara a grandes figuras de la historia griega y romana. Su enfoque en la ética, el liderazgo y la virtud ha ejercido una influencia duradera en la filosofía moral y la historiografía occidental.

Primeros años y educación

Plutarco nació en una familia acomodada, lo que le permitió recibir una excelente educación en filosofía, retórica y matemáticas. Estudió en Atenas, donde estuvo en contacto con las corrientes filosóficas de la época, especialmente el platonismo. También viajó por diversas ciudades del Imperio Romano, incluyendo Roma, donde adquirió conocimientos sobre las instituciones romanas y mantuvo amistad con figuras influyentes de la política y la sociedad.

Carrera y contribuciones

La obra más conocida de Plutarco es "Vidas paralelas", una colección de biografías en las que empareja a figuras ilustres de Grecia y Roma, comparando sus vidas con el fin de extraer lecciones morales. Algunos de los emparejamientos más famosos incluyen Alejandro Magno con Julio César, y Licurgo con Numa Pompilio. Plutarco no solo relataba hechos históricos, sino que exploraba el carácter y la virtud de sus sujetos, lo que refleja su enfoque filosófico.

Además de sus biografías, Plutarco escribió "Moralia", una serie de ensayos sobre temas variados, como la ética, la política, la religión y la filosofía. A través de estos escritos, buscaba orientar a sus lectores en la búsqueda de una vida virtuosa y equilibrada. Su estilo accesible y su enfoque en la vida práctica lo convirtieron en un autor popular durante siglos.

Impacto y legado

El impacto de Plutarco en la historia de la literatura y la filosofía es inmenso. "Vidas paralelas" influyó en escritores renacentistas como Shakespeare, cuyas obras "Julio César" y "Coriolano" se basan en las biografías de Plutarco. Además, su enfoque ético influyó en pensadores como Montaigne y Ralph Waldo Emerson.

Plutarco también es reconocido por haber transmitido valores filosóficos griegos al mundo romano y, posteriormente, a la cultura europea. Sus obras, que fusionan historia, filosofía y moralidad, han sido leídas y estudiadas por generaciones, y siguen siendo una fuente de inspiración en debates sobre la naturaleza humana y el liderazgo moral.

Muerte y legado

Plutarco murió en su ciudad natal, Queronea, alrededor del año 120 d.C. Aunque vivió en un período de relativa calma bajo el dominio romano, sus escritos reflejan una profunda preocupación por el declive de los valores morales y políticos de su tiempo. Hoy, Plutarco sigue siendo recordado como uno de los grandes escritores de la Antigüedad, y sus obras continúan siendo estudiadas tanto por su valor literario como por su aguda percepción de la condición humana.

Sobre la obra

"Cómo sacar provecho de los enemigos"es una obra clásica de la filosofía que examina cómo las adversidades, representadas en la figura de los enemigos, pueden ser transformadas en oportunidades para el crecimiento personal y el fortalecimiento del carácter. Plutarco, un destacado ensayista griego de la Antigüedad, argumenta que los enemigos, en lugar de ser meramente una fuente de conflicto, pueden servir como maestros involuntarios que nos obligan a reflexionar sobre nuestras propias debilidades y mejorar.

El texto se centra en la idea de que las críticas y las ofensas de los adversarios son una oportunidad para la autoevaluación. Plutarco sostiene que los enemigos, al señalar nuestros errores, actúan como un espejo que nos permite ver aspectos de nosotros mismos que podríamos ignorar o evitar. Así, se nos ofrece la posibilidad de corregir nuestras faltas y cultivar virtudes como la paciencia, la prudencia y la moderación. En lugar de tomar la hostilidad de manera destructiva, Plutarco insta a sus lectores a adoptar una actitud filosófica que vea el valor en los desafíos impuestos por los demás.

Desde su publicación, la obra ha sido apreciada por su enfoque práctico y su visión positiva de las adversidades, inspirando a filósofos y pensadores a lo largo de los siglos. Al abordar la naturaleza del conflicto humano desde una perspectiva filosófica, "Cómo sacar provecho de los enemigos" se convierte en un tratado que trasciende el tiempo, ofreciendo lecciones valiosas para la vida moderna sobre la resiliencia, el autocontrol y el crecimiento personal a través de la adversidad.

CÓMO SACAR PROVECHO DE LOS ENEMIGOS

1

Veo, querido Cornelio Pulcher1 que has elegido la forma más suave de la administración del Estado, en la que, siendo muy provechoso a los asuntos públicos, te muestras a ti mismo, privadamente, muy amable con los que tienen trato contigo. Porque es posible encontrar un país, como se cuenta de Creta2, sin animales salvajes, pero un Estado que no produzca envidia, celo o rivalidad, pasiones que son las más capaces de engendrar la enemistad, hasta ahora no ha existido (pero, si no otra cosa, nuestras amistades nos enlazan con enemistades; entendiendo esto también el sabio Quilón3, quien a uno que decía que no tenía ningún enemigo le preguntó si no tenía tampoco ningún amigo). Y me parece que le conviene al hombre de Estado observar las otras cosas en torno a los enemigos, y oír a Jenofonte4 cuando dice, no de pasada, que es propio de un hombre inteligente sacar provecho, incluso, de los enemigos. Por ello, esto, que muy recientemente se me presentó la oportunidad de decir sobre este asunto, reuniéndolo casi con las mismas palabras, te lo envío, guardándome, en lo que pude, de no tocar las cosas escritas en mis Preceptos políticos5, ya que veo que aquel libro siempre lo tienes en las manos.

2

A los antiguos les bastaba con no ser atacados por animales extraños y fieros, y éste era el fin para aquéllos en sus luchas contra los animales salvajes. Pero sus sucesores, habiendo aprendido ya a usarlos, les sacan también provecho, alimentándose con sus carnes y vistiéndose con su pelo, curándose con su hiel y con su leche cuajada y armándose con sus pieles, de tal forma que es justo temer que, si le hubieran faltado los animales al hombre, su vida se habría vuelto salvaje y ruda6. Por tanto, puesto que es suficiente para los demás él no sufrir mal alguno por parte de los enemigos y Jenofonte7 dice que el hombre inteligente saca provecho incluso de los que difieren de él, no se debe desconfiar, antes bien buscar el método y el arte a través del cual este bien pueda ser alcanzado por aquellos a los que les es imposible vivir sin enemigos. El agricultor no puede cultivar cualquier árbol, ni el cazador domesticar cualquier animal salvaje. Por tanto, procuraron sacar provecho de ellos, según la necesidad, de unos y de otros: el agricultor, de los árboles que no dan fruto, y el cazador, de los animales salvajes. El agua del mar no es potable y es mala, pero alimenta peces y es un medio que conduce a todas partes, y para los viajeros un vehículo capaz de transportarlos. Cuando el sátiro quiso besar y abrazar el fuego, al verlo por primera vez, le dijo Prometeo:

tú, macho cabrío, después llorarás por tu barba8;

pues el fuego quema al que lo toca, pero proporciona luz y calor y es instrumento de todo arte para los que han aprendido a usarlo. Mira también al enemigo, por si, aunque sea perjudicial en las otras cosas y difícil de manejar, presenta, de alguna forma, algún asidero y utilidad particular y es provechoso. También la mayoría de las cosas son hostiles, odiosas y enemigas para los que las tratan; pero ves que algunos usaron de las enfermedades de su cuerpo para su ocio, y los trabajos que les sobrevinieron a muchos les dieron fuerzas y los ejercitaron. Algunos hicieron, como Diógenes9 y Crates10, del destierro de la patria y de la pérdida de riquezas viático para el ocio y para la filosofía.

Zenón, al romperse un navío fletado por él, cuando se enteró, dijo: "¡Oh destino!, haces bien al reducirnos al manto raído"11. Pues, igual que los animales fuertes de estómago y sanos, si comen culebras y escorpiones, los digieren, y hay algunos que se alimentan con piedras y conchas, que transforman a través de la fuerza y el calor de su aliento, pero los delicados y enfermos, si se llevan a la boca pan y vino se marean, del mismo modo los necios destruyen las amistades, y, en cambio, los prudentes pueden usar convenientemente incluso las enemistades.

3

En primer lugar, por tanto, me parece que lo más perjudicial de la enemistad podría convertirse en lo más provechoso para los que le prestan atención. ¿Qué significa esto? El enemigo está siempre acechando y velando tus cosas y buscando la ocasión por todas partes, recorriendo sistemáticamente tu vida, no mirando sólo a través de la encina, como Linceo12, ni a través de ladrillos y piedras, sino también a través de tu amigo, de tu siervo y de todos tus familiares, indagando, en lo que es posible, lo que haces, y escudriñando y explorando tus decisiones. Pues muchas veces, por nuestro abandono y negligencia, no nos enteramos de que nuestros amigos están enfermos y se mueren, pero de los enemigos nos ocupamos incluso de sus sueños. Las enfermedades, los préstamos y las diferencias con las mujeres pasan más desapercibidos a aquellos a quienes les tocan que al enemigo. Sobre todo, está pendiente de los yerros y sigue sus huellas. Y así como los buitres son arrastrados por los olores de los cuerpos muertos, pero no captan el olor de los limpios y sanos, así las cosas enfermas, malas y dolorosas de la vida mueven al enemigo, y contra éstas se lanzan los que nos odian, las atacan y las despedazan. Por tanto, ¿es esto provechoso? Sin duda lo es, procurando vivir con precaución y preocupándose de uno mismo, y tratando de no hacer ni decir nada con indiferencia e irreflexivamente, sino siempre mantener cuidadosamente, como en un régimen severo, la vida irreprensible. Pues el cuidado, que así reduce las pasiones y conserva el razonamiento, produce una costumbre y una resolución de vivir bien e irreprochablemente. Y, así como las ciudades castigadas por las luchas con los vecinos y las expediciones militares continuas se contentaron con unas buenas leyes y un gobierno sano, del mismo modo los que son obligados por algunas enemistades a ser sobrios en su vida y a guardarse de ser negligentes y confiados, y hacer cada cosa con utilidad, sin darse cuenta son llevados por la costumbre a no cometer ninguna falta y a ordenar su conducta, por poco que la razón les ayude. Pues el dicho

Ciertamente se alegrarían Príamo y los hijos de Príamo13

éstos siempre lo tienen a mano, los vuelve, los desvía y los aleja de aquellas cosas de las que sus enemigos se alegran y se ríen. Y vemos que los artistas dionisíacos14 muchas veces contienden en los teatros entre ellos mismos con negligencia, sin ánimo y sin esmero, pero cuando existe contienda y porfía con otros, no sólo se cuidan de estar más atentos ellos mismos, sino que también se cuidan más de su instrumento, tensando las cuerdas y ajustando y tocando sus flautas con gran armonía. Por eso, el que ve que su enemigo es un rival de su vida y su fama pone más atención en sí mismo, examina con cuidado sus acciones y ordena su vida. Puesto que también esto es propio del vicio, avergonzarse ante los enemigos más que ante los amigos por los errores que cometemos. De aquí que Nasica15, creyendo y diciendo algunos que los asuntos de los romanos estaban seguros, después de haber sido aniquilados los cartagineses y sometidos los aqueos, dijo: "Precisamente ahora estamos en peligro, pues no nos hemos dejado a quién temer ni ante quién avergonzarnos".

4

Además, toma aún el dicho de Diógenes16, muy propio de un filósofo y un político: "¿Cómo me podré vengar de mi enemigo?". "Siendo tú mismo bueno y honrado". Los hombres se afligen cuando ven que los caballos de los enemigos son celebrados y sus perros alabados. Si ven cultivado el campo o el jardín florido, se lamentan. ¿Qué crees, pues, que harán si te muestras como un hombre justo, sensato y bueno, celebrado en discursos, limpio en tus obras, ordenado en tu género de vida,

cultivando a través de tu pensamiento rica sementera, de la que brotan prudentes consejos17 ?

"Los hombres vencidos están atados con un silencio de muerte", dice Píndaro18, pero no sencillamente todos, sino cuantos se ven a ellos mismos vencidos por sus enemigos en solicitud, honradez, magnanimidad, humanidad y favores. Estas cosas "retuercen la lengua", dice Demóstenes19, "cierran la boca, ahogan y hacen callar":

Tú, por tanto, distínguete de los malos, ya que te es posible20.

Si quieres afligir al que te odia, no lo taches de hombre degenerado ni cobarde, ni libertino, ni bufón, ni innoble, sino tú mismo sé un hombre, muéstrate moderado, sincero, y trata con amabilidad y justicia a los que tienen trato contigo. Pero, si eres empujado a censurar, ponte a ti mismo muy lejos de las cosas que tú censuras. Penetra en tu alma, examina tus puntos débiles, no sea que algún vicio, desde alguna parte, te diga suavemente lo de aquel escritor de tragedias:

estando tú mismo lleno de llagas, eres médico de otros21.

Si le llamas ineducado, aumenta en intensidad tu amor al estudio y al trabajo; si cobarde, muestra más tu valentía y tu audacia; y si libertino y desesperado, borra de tu alma cualquier huella de amor por el placer que haya pasado desapercibida. Pues nada hay más vergonzoso ni doloroso que la blasfemia que se vuelve contra el que ha blasfemado, sino que, así como parece que la reverberación de la luz molesta más a los ojos enfermos, también dañan más los reproches que se vuelven, a causa de la verdad, contra los mismos que los hacen. Pues, así como el viento del Nordeste22 arrastra las nubes, también la vida mala arrastra sobre sí misma los reproches.

5

Así pues, Platón, cuantas veces se encontraba con hombres que obraban torpemente, volviéndose hacia sí mismo, solía decir: "¿Seré yo acaso igual que ellos?"23. El que censura la vida de otro, si enseguida observa su propia vida y la cambia hacia lo contrario, enderezándola y corrigiéndola, sacará algún provecho de la censura, que, de lo contrario, parece ser, y lo es, inútil y vacía. Por eso, la mayoría se ríe si uno que es calvo o jorobado censura y se mofa de otros por las mismas cosas, y, en general, es risible censurar y mofarse de cualquier cosa que puede devolverle la censura. Como León el Bizantino, quien, habiendo sido injuriado por un jorobado por la enfermedad de sus ojos, dijo: "Tú me echas en cara una desgracia humana, cuando llevas a tus espaldas la venganza divina"24. Y, bien, no injuries a otro por adúltero, si tú mismo eres un loco por los jóvenes; ni por desordenado, si tú mismo eres ruin:

Tú eres de la misma estirpe de la mujer que mató a su marido,

le dijo Alcmeón a Adrasto. ¿Qué hacía, en verdad, aquél? No le echaba en cara la injuria de otro, sino la suya propia:

y tú eres el asesino de la madre que te engendró25.

Y Domicio26 dijo a Craso27: "¿No lloraste tú por la murena28 que alimentabas en tu vivero?". Y Craso respondió: "¿No enterraste tú a tres mujeres sin derramar una sola lágrima?". No es necesario que el que vaya a injuriar sea gracioso, de voz potente y audaz, sino irreprochable e intachable. Pues a ninguno parece la divinidad ordenar tanto su "conócete a ti mismo" como a aquel que va a censurar a otro, para que, por decir lo que quiere, no haya de escuchar lo que no quiere. Ciertamente, una persona de este tipo "quiere", según Sófocles,

Soltando su lengua vanamente, oír involuntariamente aquellas palabras que dice voluntariamente29.

6