Cuentos populares de pícaros y necios - Anónimo - E-Book

Cuentos populares de pícaros y necios E-Book

Anónimo

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Beschreibung

Once cuentos tradicionales de todas partes del mundo, con mucho humor y en versiones especialmente realizadas para esta colección. Incluye "El ingenioso zorro rojo" (chino), "La salchicha que no quería ser asada" (suizo), "La niña lista" (ruso), "Perro y Cerdo" (laosiano), "Los dos jóvenes y los dos chichones" (japonés), "El país de los perezosos" (hebreo), "El rey necio" (birmano), y "Juan el Tonto", "Una moneda de ¡ay!", "Pedro el Listo" y "El real del sastre" (españoles).

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Cuentos populares de pícaros y necios

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Relatos Anónimos

Versión  -  Liliana López de Maturana y otros

Ilustraciones  -  Wally Gómez

COLECCIÓN La Puerta Secreta REALIZACIÓN: Letra Impresa AUTOR: Anónimo VERSIONES: Liliana López de Maturana y otros EDICIÓN: Patricia Roggio DISEÑO: Gaby Falgione COMUNICACIÓN VISUAL ILUSTRACIONES: Wally Gómez

Cuentos populares de pícaros y necios / adaptado por Liliana López de Maturana ; editado por Patricia Roggio ; ilustrado por Wally Gómez. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Letra Impresa Grupo Editor, 2020. Libro digital, EPUB - (La puerta secreta) Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-4419-10-1 1. Material Auxiliar para la Enseñanza. I. López de Maturana, Liliana, adap. II. Roggio, Patricia, ed. III. Gómez, Wally, ilus. IV. Título. CDD 371.33

© Letra Impresa Grupo Editor, 2021 Guaminí 5007, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Teléfono: +54-11-7501-1267 Whatsapp +54-911-3056-9533contacto@letraimpresa.com.arwww.letraimpresa.com.ar Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total, el registro o la transmisión por un sistema de recuperación de información en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin la autorización previa y escrita de la editorial.

Esta colección se llama La Puerta Secreta y queremos invitarlos a abrirla.

Una puerta entreabierta siempre despierta curiosidad. Y más aun si se trata de una puerta secreta: el misterio hará que la curiosidad se multiplique.

Ustedes saben lo necesario para encontrar la puerta y para usar la llave que la abre. Con ella podrán conocer muchas historias, algunas divertidas, otras inquietantes, largas y cortas, antiguas o muy recientes. Cada una encierra un mundo desconocido dispuesto a mostrarse a los ojos inquietos.

Con espíritu aventurero, van a recorrer cada página como si fuera un camino, un reino, u órbitas estelares. Encontrarán, a primera vista, lo que se dice en ellas. Más adelante, descubrirán lo que no es tan evidente, aquellos “secretos” que, si son develados, vuelven más interesantes las historias.

Y por último, hallarán la puerta que le abre paso a la imaginación. Dejarla volar, luego atraparla, crear nuevas historias, representar escenas, y mucho, mucho más es el desafío que les proponemos.

Entonces, a leer se ha dicho, con mente abierta, y siempre dispuestos a jugar el juego.

Antes de leer las historias que elegimos para este libro les proponemos averiguar qué saben sobre cuentos populares. Y para descubrirlo vamos a contarles uno de los indios de Nicaragua, de Costa Rica y también del sur de los Estados Unidos. Cuentan que el coyote y el conejo se llevaban muy mal. El coyote vivía obsesionado con la idea de comerse al conejo y el conejo, que era un pícaro, siempre se le escapaba. Un día, el conejo estaba en el bosque cuando llegó el coyote y le preguntó qué andaba haciendo.

—¿Qué estoy haciendo? ¿Qué anda haciendo usted? —le respondió el conejo, de mala manera.

—Yo, viendo cómome lo voy a comer a usted —le respondió el coyote.

—¡Atrévase —lo desafió el conejo y salió corriendo.

Y tan rápido como pudo entró en una pequeña cueva. El coyote lo siguió, metió la cabeza en el agujero y empujó con las patas traseras todo lo que pudo. Empujó y empujó, pero solo logró introducir la mitad de su cuerpo. Y ahí se quedó, sin poder entrar y sin poder salir. Mientras tanto, el conejo, que ya había aparecido por otra boca de la cueva, vio que el coyote estaba atorado. Y como le encantaba burlarse de él, aprovechó paramolestarlo una vez más: se paró detrás del coyote, apuntó, le dio una fuerte patada en la cola y se fue riendo, lo más campante.

Ahora dibujen mentalmente las imágenes que les sugiere el cuento: el coyote persiguiendo al conejo, el conejo entrando a la cueva, el coyote encajándose en ella, el conejo asomando por otra salida… Ahora cambien el personaje del coyote por el de un viejo cazador muy conocido: Elmer Gruñón. Y al conejo pónganle un nombre propio: Bugs Bunny. Sí, han visto esta escena muchísimas veces, con castigos de patadas o de palos, con o sin escopeta, porque ha inspirado algunos de los famosos dibujos Looney Tunes.

Los dibujos animados tienen en común con muchos cuentos populares la presencia de un personaje que parece el más fuerte pero que, por lo general, resulta engañado y burlado por otro más débil pero más inteligente. Por ejemplo, un gato y un ratón, un rey tonto y un criado astuto, y otros, como el coyote de este cuento, que es muy parecido al eterno perseguidor del Correcaminos.

Esta relación muestra cómo los cuentos populares se han repetido y, al mismo tiempo, transformado desde el origen de la humanidad hasta hoy. Antes, cuando no existía la televisión, cuando ni siquiera había radio y, más atrás todavía, cuando la mayoría de la gente no sabía leer, solía reunirse en las chozas, en las casas o en la plaza a contar sus novedades. Y era común que, entre los presentes, hubiera algún buen contador de cuentos que los entretenía con sus relatos. Aprendidas de tanto escucharlas, esas historias luego eran contadas por otro y por otro narrador. Conservaban lo importante, pero cada uno le iba dando su toque personal: las acortaba, las alargaba, destacaba una parte más que otra, según su gusto y, sobre todo, según la ocasión y el público. Este es el secreto de que tantos cuentos hayan desafiado el tiempo, y sigan siendo narrados ahora por papá o mamá, por las maestras o por las abuelas, y de que sean adaptados a las nuevas tecnologías.

También siguen contándose porque hay cuentos populares para cada ocasión: de miedo, para los campamentos; de amor, para los pijamas party; cortitos y graciosos, para el recreo. Muchos, además de divertir, enseñan algo que ayuda a las personas a vivir mejor en sociedad. Por eso es bueno saber algunos para usarlos en distintas circunstancias. ¿Cuáles? Por ejemplo, si hay alguien egoísta, se le contará un cuento de gente que vive feliz porque es generosa. Para un chico asustado, lo ideal será un cuento de cómo un niño superó sus miedos. Y para alguien que suele no decir la verdad, seguro conocen el del pastorcito mentiroso. Dice así: “Había una vez un pastorcito que se aburría cuidando sus ovejas. Un día decidió hacerles una broma a los otros pastores y gritó: «¡El lobo…! ¡Auxilio, que viene el lobo!». Pero cuando los pastores llegaron a socorrerlo…”

¿Quién lo sigue contando para todo el grado?