El agujero negro - Alicia Molina - E-Book

El agujero negro E-Book

Alicia Molina

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Beschreibung

Camila tenía un pequeño problema. "Si me siento debajo de la escalera y pienso, lo puedo resolver en un ratito." Se acomodó debajo de la escalera que daba al jardín y pensó un ratito y otro más. Entonces se dio cuenta de que entre más pensaba, más grande se hacía el problema. ¿A dónde van a parar las cosas que olvidamos?

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El agujero negro

Alicia Molina

ilustrado porEnrique Martínez

Primera edición, 1991 Segunda edición, 1995       Decimoquinta reimpresión, 2012 Primera edición electrónica, 2013

D. R. © 1995, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho Ajusco 227, 1473 México. D. F. Empresa certificada ISO 9001:2008

Comentarios: [email protected] Tel.: (55) 5227-4672

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.

ISBN 978-607-16-1346-2

Hecho en México - Made in Mexico

Índice

Un pequeño problema

Un duende verde

Un regalo genial

La casa de muñecas

Un cambalache

Una fiesta de Kinding

Un agujero negro

Un cumpleaños especial

Posdata.

Para Ana

Un pequeño problema

♦ CAMILA tenía un pequeño problema. “Si me siento debajo de la escalera y pienso, lo puedo resolver en un ratito”. Se acomodó debajo de la escalera que daba al jardín y pensó un ratito y otro más. Entonces se dio cuenta de que entre más pensaba, más grande se hacía el problema.

Se trataba de hacerle un regalo de cumpleaños a su mamá. Quería hacerle un regalo bonito y muy alegre, que la pusiera contentérrima. Eso no era problema porque a su mamá le encantaban las cosas locas que a Camila se le ocurrían y, además, ya sabía que si se usaba un poco de pintura amarilla otro poco de rojo y de verde, su mamá diría: “¡Qué alegre es!”

A lo mejor necesitaba comprar alguna cosas, pero eso tampoco era el problema porque había ahorrado sus domingos durante tres semanas.

Pensó en los últimos regalos que le había hecho a su mamá:

Por Navidad le tejió una bufanda larga, larga, larga con rayas de todo colores que su mamá no se quitó en dos semanas, pero una mañana en que salió el sol se la quitó y la perdió.

El día de su santo le hizo un llavero rojo de resina. Fernanda, su mejor amiga, le enseñó a hacer los moldes. Hizo una “A” muy grande (el nombre de su mamá empieza con A). A su mamá le encantó. “Así ya no voy a perder las llaves”, dijo y las puso en el llavero nuevo. Se fueron al parque a andar en bicicleta y cuando regresaron tuvieron que llamar al cerrajero para abrir la puerta porque se habían perdido las llaves, con llavero y todo.

Y es que éste era el problema, su mamá perdía todo:

Perdía las llaves, perdía la canasta del mandado cuando iba al mercado perdía aretes, papeles importantes y papeles insignificantes, la tapa de la pasta de dientes, su anillo de bodas, las hombreras de su suéter favorito y, una vez, hasta perdió una cebolla cuando estaba cocinando.