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"El hombre de piedra" de H.P. Lovecraft e Hazel Heald es un relato corto sobre un narrador anónimo que cuenta un misterioso encuentro con una extraña figura. El hombre, aparentemente hecho de piedra, tiene un aura de poder antiguo y espeluznante. A medida que el narrador investiga, descubre una escalofriante conexión con oscuros rituales olvidados y antiguos horrores. La historia mezcla elementos de horror cósmico con una atmósfera inquietante, reflejando la exploración de Lovecraft de lo desconocido y la aterradora inmensidad de la existencia.
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Seitenzahl: 30
Veröffentlichungsjahr: 2024
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“El hombre de piedra” de H.P. Lovecraft e Hazel Heald es un relato corto sobre un narrador anónimo que cuenta un misterioso encuentro con una extraña figura. El hombre, aparentemente hecho de piedra, tiene un aura de poder antiguo y espeluznante. A medida que el narrador investiga, descubre una escalofriante conexión con oscuros rituales olvidados y antiguos horrores. La historia mezcla elementos de horror cósmico con una atmósfera inquietante, reflejando la exploración de Lovecraft de lo desconocido y la aterradora inmensidad de la existencia.
Cósmico, rituales, asombroso
Este texto es una obra de dominio público y refleja las normas, valores y perspectivas de su época. Algunos lectores pueden encontrar partes de este contenido ofensivas o perturbadoras, dada la evolución de las normas sociales y de nuestra comprensión colectiva de las cuestiones de igualdad, derechos humanos y respeto mutuo. Pedimos a los lectores que se acerquen a este material comprendiendo la época histórica en que fue escrito, reconociendo que puede contener lenguaje, ideas o descripciones incompatibles con las normas éticas y morales actuales.
Los nombres de lenguas extranjeras se conservarán en su forma original, sin traducción.
Ben Hayden siempre fue un tipo testarudo, y una vez que oyó hablar de aquellas extrañas estatuas de las altas Adirondacks, nada pudo impedirle ir a verlas. Yo había sido su mejor conocido durante años, y nuestra amistad de Damon y Pythias nos hacía inseparables en todo momento. Así que, cuando Ben decidió firmemente ir... bueno, yo también tuve que ir con él, como un fiel collie.
—Jack —me dijo—, ¿conoces a Henry Jackson, que estuvo en una choza más allá del lago Placid por aquella mancha bestial en el pulmón? Pues bien, el otro día regresó casi curado, pero tenía mucho que decir acerca de unas condiciones endiabladamente extrañas allí arriba. Se encontró con el asunto de repente y todavía no puede estar seguro de que sea algo más que un caso de escultura extraña; pero de todos modos su impresión inquietante se mantiene.
—Parece ser que un día estaba cazando y se topó con una cueva con lo que parecía un perro delante. Justo cuando esperaba que el perro ladrara, volvió a mirar y vio que aquello no estaba vivo. Era un perro de piedra, una imagen tan perfecta, hasta el más mínimo bigote, que no supo si se trataba de una estatua sobrenaturalmente inteligente o de un animal petrificado. Casi tuvo miedo de tocarlo, pero cuando lo hizo se dio cuenta de que seguramente era de piedra.
—Al cabo de un rato se animó a entrar en la cueva, y allí recibió una sacudida aún mayor. Sólo un poco más adentro había otra figura de piedra —o lo que parecía—, pero esta vez era la de un hombre. Estaba tendida en el suelo, de lado, llevaba ropa y tenía una peculiar sonrisa en la cara. Esta vez Henry no se detuvo a tocarla, sino que se dirigió directamente al pueblo, Mountain Top, ya sabes. Por supuesto, hizo preguntas, pero no llegó muy lejos. Descubrió que era un tema delicado, porque los nativos sólo movían la cabeza, cruzaban los dedos y murmuraban algo sobre un “Dan el Loco”, quienquiera que fuese.