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"Hop-Frog" de Edgar Allan Poe explora los temas de la venganza y la libertad. Sigue la historia de un bufón, Hop-Frog, y su íntima compañera, Trippetta, ambos maltratados por un rey cruel y su corte. La narración se adentra en los límites de la resistencia y hasta dónde se puede llegar para recuperar la dignidad y la autonomía.
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Seitenzahl: 17
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"Hop-Frog" de Edgar Allan Poe explora los temas de la venganza y la libertad. Sigue la historia de un bufón, Hop-Frog, y su íntima compañera, Trippetta, ambos maltratados por un rey cruel y su corte. La narración se adentra en los límites de la resistencia y hasta dónde se puede llegar para recuperar la dignidad y la autonomía.
Venganza, Horror, Ironía
Este texto es una obra de dominio público y refleja las normas, valores y perspectivas de su época. Algunos lectores pueden encontrar partes de este contenido ofensivas o perturbadoras, dada la evolución de las normas sociales y de nuestra comprensión colectiva de las cuestiones de igualdad, derechos humanos y respeto mutuo. Pedimos a los lectores que se acerquen a este material comprendiendo la época histórica en que fue escrito, reconociendo que puede contener lenguaje, ideas o descripciones incompatibles con las normas éticas y morales actuales.
Los nombres de lenguas extranjeras se conservarán en su forma original, sin traducción.
Nunca conocí a nadie tan vivo para las bromas como el rey. Parecía vivir sólo para bromear. Contar una buena historia de broma, y contarla bien, era el camino más seguro para ganarse su favor. Así fue como sus siete ministros destacaron por sus dotes como bromistas. Todos se parecían al rey, también, en ser hombres grandes, corpulentos y aceitosos, así como bromistas inimitables. Nunca he sido capaz de determinar si la gente engorda bromeando, o si hay algo en la propia grasa que predispone a la broma; pero lo cierto es que un bromista delgado es una rara avis in terris.
Sobre los refinamientos o, como él los llamaba, el "fantasma" del ingenio, el rey se preocupaba muy poco. Sentía especial admiración por la amplitud de las bromas, y a menudo soportaba la longitud en aras de ella. Las nimiedades le cansaban. Hubiera preferido el "Gargantúa" de Rabelais al "Zadig" de Voltaire; y, en general, las bromas prácticas le gustaban mucho más que las verbales.