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Varios autores

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Beschreibung

En 2014, Roma fue testigo de una extraordinaria reunión de cuatrocientos intelectuales y líderes religiosos de todo el mundo, convocados en un coloquio internacional para hablar sobre la complementariedad del hombre y la mujer en el matrimonio. Inaugurado por el Papa Francisco, el coloquio Humanum puso a los líderes religiosos en diálogo directo con académicos, investigadores, consejeros familiares, trabajadores sociales, y organizadores comunitarios, todo con el sencillo propósito de reflexionar juntos sobre el bien fundamental de la unión complementaria entre el hombre y la mujer.

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Editado por

Steven Lopes y Helen Alvaré

LA VIDA BELLA

La complementariedad entre

hombre y mujer

Papa Francisco, Rick Warren, Johann Christoph Arnold,

N. T. Wright, Jonathan Sacks, Jacqueline C. Rivers,

Tsui-Ying Sheng, Russell D. Moore, M. Prudence Allen,

Wael Farouq, Gerhard Müller, Kala Acharya,

Nissho Takeuchi, Henry B. Eyring,

Ignacio Ibarzábal, Jean Laffitte

EDICIONES RIALP, S.A.

MADRID

Título original: Not Just Good, but Beautiful.

© 2015 PLOUGH PUBLISHING HOUSE

Individual speeches copyright © 2014 HUMANUM

© 2016 de la versión española, por MARÍA JOSÉ LÓPEZ CEBRIÁN,

by EDICIONES RIALP, S.A.

Colombia, 63, 28016 Madrid

(www.rialp.com)

Realización epub: produccioneditorial.com

ISBN: 978-84-321-4714-2

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

ÍNDICE

PORTADA

PORTADA INTERIOR

CRÉDITOS

PREFACIO

1. PAPA FRANCISCO

2. GERHARD MÜLLER

3. JONATHAN SACKS

4. JOHANN CRISTOPH ARNOLD

5. WAEL FAROUQ

6. M. PRUDENCE ALLEN

7. NISSHO TAKEUCHI

8. JEAN LAFFITTE

9. N. T. WRIGHT

10. RICK WARREN

11. IGNACIO IBARZÁBAL

12. KALA ACHARYA

13. JACQUELINE C. RIVERS

14. TSUI–YING SHENG

15. HENRY B. EYRING

16. RUSSELL D. MOORE

PREFACIO

Del 17 al 19 de noviembre de 2014 Roma fue testigo de una extraordinaria reunión de cuatrocientos intelectuales y líderes religiosos de todo el mundo, convocados en un coloquio internacional para hablar sobre la complementariedad del hombre y la mujer en el matrimonio. Inaugurado por el papa Francisco, patrocinado por la Congregación para la Doctrina de la Fe y por el Pontificio Consejo de la Familia, el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristiana, el coloquio Humanum puso a los líderes religiosos en diálogo directo con académicos, investigadores, consejeros familiares, trabajadores sociales, y organizadores comunitarios, todo con el sencillo propósito de reflexionar juntos sobre el bien fundamental de la unión complementaria entre el hombre y la mujer.

La mera existencia de una reunión tan amplia, y la evidente buena voluntad de los participantes, es ya una afirmación de que la gozosa verdad de la complementariedad entre hombre y mujer en el matrimonio no es una proposición sectaria de una creencia limitada a uno u otro grupo religioso. Es más, las grandes tradiciones religiosas de todo el mundo reconocen que la verdad del matrimonio es algo escrito en el corazón humano por un Creador amoroso. Por lo tanto, esta iniciativa nace de la convicción de que la unión de marido y mujer en el matrimonio ofrece una contribución fundamental para la prosperidad de los cónyuges, los hijos, las comunidades y las sociedades enteras.

La reunión se llamó Humanum: un Simposio internacional sobre la Complementariedad del Hombre y la Mujer. «Humanum» significa hombre y mujer juntos: humanidad en la imagen de un Dios amoroso, creador de la vida y origen de la sociedad humana. El término «complementariedad» a menudo se usa mal y se malinterpreta como dominación de un sexo sobre el otro. Sin embargo, en su esencia, abarca la igualdad de mujeres y hombres sin ensombrecer ni disminuir sus diferencias.

La complementariedad conlleva una reciprocidad en la que el hombre y la mujer dependen y aprenden el uno del otro; beneficia directamente a los cónyuges mientras estén abiertos, receptivos y transmitiendo vida. Quizá en este momento histórico, cuando se proponen tantos otros modelos de relaciones sin suficiente reflexión, el testimonio común de los creyentes de varias tradiciones sobre el poder creativo del hombre y la mujer juntos, puede ser una fuente de esperanza e inspiración para las personas de buena voluntad en todo el mundo.

El carácter internacional, ecuménico e interreligioso de Humanum es de particular ayuda para alejar la discusión del matrimonio del ámbito político y posicionarlo en un fundamento más firme y esclarecedor. En las intervenciones del simposio que recogemos en este libro los autores echan mano de sus convicciones religiosas, es cierto, pero también de la filosofía, sociología, psicología y biología para considerar la naturaleza espiritual y encarnada de la persona humana y el intrínseco significado del matrimonio. También se consideran las necesidades de los pobres, los jóvenes, y el reto que supone que las naciones más privilegiadas intenten imponer sus nociones ideológicas y políticas sobre la familia a otros pueblos.

Si se considera la gran variedad de perspectivas tan dispares sobre la complementariedad, esta resulta un testigo elocuente de la interrelación entre hombre y mujer, entre lo masculino y lo femenino. Al mismo tiempo, los diferentes autores subrayan diversos aspectos del modo en que los sexos se relacionan de modo complementario. Algunos enfatizan cómo cada sexo toma algo de los dones del otro y después se lo expresa de un modo particular al receptor. Otros subrayan el modo único en que un sexo puede sacar lo mejor del otro y abastecer sus necesidades en una maravillosa sinergia que ciertamente tiene en cuenta la procreación y la educación de los hijos, pero que también impregna todas las otras interacciones y actividades de los cónyuges. Siguiendo estas reflexiones, los participantes del simposio afirman que los intentos políticos de redefinir la esencia del matrimonio, mientras se abandona su fuente de dinamismo nupcial, ignoran algo que es fundamental para la naturaleza de las relaciones humanas. Esos intentos no pueden triunfar.

Humanum no desconoce las implicaciones pastorales concretas de esta conversación sobre el matrimonio. El debate dentro de la Iglesia Católica durante el reciente Sínodo de los Obispos ha enfatizado la importancia de un nuevo lenguaje para describir la naturaleza y genio del matrimonio y la vida familiar, lenguaje que puede proponer la belleza de esta institución a un mundo cansado de una conversación centrada únicamente en los problemas en las relaciones, el divorcio, la disminución del número de matrimonios, y cosas por el estilo. Se ha dedicado relativamente poca energía a un debate sólido sobre el poder creador de la unión complementaria, o a estrategias dinámicas que apoyen el matrimonio y la familia. Las catorce tradiciones religiosas representadas por los participantes de Humanum ofrecen propuestas sobre el matrimonio y el valor intrínseco de ser padres y formar una comunidad, derivadas de la sabiduría y de esas culturas y tradiciones. Los textos recogidos en este libro manifiestan el rico tesoro de nuevos lenguajes y perspectivas de la familia desde su punto de partida: el marido y la mujer. Son discursos inteligentes y emotivos a la vez que bellos y racionales.

Esta colección de intervenciones se ofrece como contribución a un debate que debe continuar. Considerando despacio lo que el matrimonio lleva en su seno —la relación complementaria entre hombre y mujer— colaboramos al desarrollo de lo que el papa Francisco llama una nueva ecología humana, que afirma la igual dignidad y respeto de la diversidad entre hombre y mujer. Ciertamente el coloquio fue una ocasión única para el debate y la cooperación, y supuso un testimonio común sobre una materia fundamental para la humanidad. Pero esta puesta en común no puede constituir la última palabra. Con este libro, te invito a participar para que la conversación de Humanum continúe y la nueva ecología humana pueda triunfar.

Cardenal Gerhard Müller

Prefecto de la Congregación para La Doctrina de la Fe

Ciudad de El Vaticano, 30 de marzo de 2015

1.

PAPA FRANCISCO

No solo bueno, sino bello

«Reflexionar sobre la complementariedad no es otra cosa que considerar las dinámicas armonías que hay en el corazón de toda la Creación… No es solo algo bueno, sino también bello».

PAPA FRANCISCO[1]

Me gustaría empezar compartiendo con ustedes una reflexión sobre el título del simposio. «Complementariedad» es una palabra preciosa, con muchos significados. Se puede referir a situaciones donde una de las dos cosas, añade, completa, o llena un vacío en otra. Pero complementariedad es mucho más que eso. Los cristianos encuentran su más profundo significado en la I Carta a los Corintios, donde san Pablo nos dice que el Espíritu nos ha otorgado a cada uno diferentes dones, de modo que —igual que los miembros del cuerpo humano trabajan juntos en beneficio de los demás—, los dones de cada uno pueden trabajar en beneficio de los otros (Cfr. 1 Co, 12). Reflexionar sobre la «complementariedad» no es otra cosa que considerar las dinámicas armonías que hay en el corazón de toda la creación. Esta es la palabra clave: armonía. Todas las armonías fueron hechas por nuestro Creador, porque el Espíritu Santo, que es su Autor, es Quien las logra.

Es bueno que os hayáis reunido aquí en este simposio internacional para reflexionar sobre la complementariedad entre el hombre y la mujer. Está en la misma raíz del matrimonio y la familia, que es la primera escuela donde aprendemos a apreciar nuestros propios dones y los de los demás, y donde comenzamos a adquirir el arte de la convivencia. A muchos de nosotros la familia nos proporciona el lugar principal donde podemos empezar a «respirar» valores e ideales, y a darnos cuenta de toda nuestra capacidad para la virtud y la caridad. Al mismo tiempo, como sabemos, en las familias hay tensiones entre el egoísmo y el altruismo, la razón y la pasión, los deseos inmediatos y los objetivos a largo plazo. Pero las familias también proporcionan el marco para resolver dichas tensiones. Esto es importante. Cuando hablamos de complementariedad entre hombre y mujer en este contexto, no hay que confundir el término con la idea simplista de que lo roles y relaciones de los dos sexos están fijos en un único patrón estable. La complementariedad tomará muchas formas a medida que cada hombre o mujer aporte sus distintas contribuciones en el matrimonio y en la formación de los hijos; su riqueza y su carisma personal. La complementariedad se convierte en una gran riqueza. No es solo algo bueno sino también bello.

En nuestros días, el matrimonio y la familia están en crisis. Ahora vivimos en una cultura de lo temporal, en la que cada vez más gente está dejando de considerar el matrimonio como un compromiso público. Esta revolución de las formas y la moral a menudo ha enarbolado la bandera de la libertad, pero en realidad ha traído la ruina espiritual y material a incontables seres humanos, especialmente a los más pobres y vulnerables. La evidencia muestra que el debilitamiento de la cultura del matrimonio se asocia con el aumento de la pobreza y conlleva otros males sociales que afectan de manera desproporcionada a las mujeres, a los niños y a los ancianos. Siempre son los que más sufren en estas crisis.

La crisis de la familia ha provocado la de la ecología humana, porque los ambientes sociales, al igual que los naturales, necesitan protección. Y aunque la raza humana ha llegado a entender la necesidad de abordar los problemas que amenazan a nuestros entornos naturales, hemos sido más lentos en reconocer que nuestros frágiles ambientes sociales también están bajo la amenaza, más lenta en nuestra cultura, y también en nuestra Iglesia Católica. Por lo tanto es esencial que fomentemos y promovamos una nueva ecología humana.

En primer lugar, es necesario promover los pilares fundamentales que gobiernan una nación: sus bienes no materiales. La familia es el fundamento de coexistencia y la garantía contra la fragmentación social. Los niños tienen derecho a crecer en una familia con un padre y una madre capaces de crear un ambiente adecuado para su desarrollo y madurez emocional. Por eso en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium subrayé que la contribución del matrimonio a la sociedad es «indispensable», es decir, que «supera el nivel de la emotividad y el de las necesidades circunstanciales de la pareja» (n. 66). Y por eso os agradezco el énfasis de vuestro simposio sobre los beneficios que el matrimonio puede proporcionar a los niños, a los mismos cónyuges, y a la sociedad.

Durante estos días que os embarcáis en una reflexión sobre la belleza y la complementariedad entre el hombre y mujer en el matrimonio, os animo a que elevéis otra verdad sobre el matrimonio: que el compromiso permanente de solidaridad, fidelidad, y amor fecundo responde a los más profundos anhelos del corazón humano. Tengamos especialmente en la cabeza a los jóvenes, que representan nuestro futuro. Es importante que no caigan en la mentalidad venenosa de lo temporal, sino que sean valientemente revolucionarios para buscar el amor verdadero que dura, en contra de la tendencia común.

Respecto a esto quiero decir algo: no caigamos en la trampa de ser calificados según conceptos ideológicos. La familia es un hecho antropológico, una realidad social y cultural. No podemos calificarla con conceptos de naturaleza ideológica que únicamente son relevantes en un momento concreto de la historia y luego pasan. No podemos hablar de una noción conservadora o progresista de familia. ¡La familia es la familia! No se puede calificar con conceptos ideológicos. La familia es fuerte en sí misma y por sí misma.

Que este simposio sirva de inspiración para todos los que buscan apoyar y fortalecer la afirmación de que la unión entre hombre y mujer es única, natural, fundamental, y un hermoso bien para las personas, las familias, las comunidades, y las sociedades enteras.

[1] El papa Francisco es el líder de la Iglesia Católica. Antes de ser elegido Pontífice el 13 de marzo de 2013 era el Cardenal Jorge Mario Bergoglio de Argentina. Es el primer papa jesuita, el primero de América, y el primero en tomar el nombre de Francisco, inspirado en san Francisco de Asís, que fue llamado «el hombre de los pobres, el hombre de paz, el hombre que amaba y cuidaba la creación».

2.

GERHARD MÜLLER

La apertura al misterio de Dios

«Este hecho indeleble en la naturaleza humana revela nuestra radical dependencia: no nos completamos a nosotros mismos, no somos totalmente autosuficientes».

GERHARD MÜLLER[1]

Nos hemos reunido para considerar con más profundidad la complementariedad entre el hombre y la mujer. Cada uno de nosotros, reflexionando sobre su condición humana, percibe cómo su propia humanidad no se agota en sí misma. El ser masculino o femenino de cada uno no es suficiente para uno mismo. Cada uno de nosotros se siente necesitado y tiene que ser completado. Este hecho indeleble en la naturaleza humana, revela nuestra radical dependencia: no nos completamos a nosotros mismos, no somos totalmente autosuficientes.

Esta sencilla consideración, totalmente clara, bastaría para demostrar lo inadecuado del marcado rasgo individualista tan característico de la mentalidad moderna. En las raíces de nuestro «yo» hay una tensión natural inscrita que se opone a esa mentalidad, que por desgracia se ha difundido en muchas partes del mundo.

Nuestra reunión toma como punto de partida esta reflexión elemental abriéndola al misterio de Dios. Y da lugar a la siguiente pregunta: ¿qué importancia tiene la complementariedad entre el hombre y la mujer respecto a la relación entre la persona humana y Dios? Es la pregunta que cada una de nuestras tradiciones culturales y religiosas está invitada a considerar.

Una apertura de perspectiva desde la Biblia

En la perspectiva judeo-cristiana, este asunto es bastante relevante y emerge inmediatamente en la lectura e interpretación que encontramos en la tradición sobre la base de algunos textos bíblicos esenciales.

Comienzo con un pasaje del Libro de los Proverbios, un conjunto de dichos sapienciales de Israel: «Tres cosas hay que me maravillan y cuatro que ignoro: el camino del águila por los cielos, el camino de la serpiente por la roca, el camino de la nave por el mar y el camino del varón por la doncella» (Prov 30, 18-19).

Lo que se propone para nuestra consideración es un misterio de la sabiduría, relevante para el deseo de todas las religiones: entender cómo Dios se manifiesta en el mundo. El texto ofrece tres enigmas: el camino del águila en el cielo, de la serpiente en la roca, del barco en el agua. A estos tres se une un cuarto, según un paradigma que, en la literatura sapiencial, representa la síntesis y compleción de los otros tres: «El camino del varón por la doncella». Se sabe que la literatura sapiencial habla de Dios no directamente, sino desde el punto de vista de su presencia en ella y su acción en lo creado.

Los primeros tres enigmas reúnen todas las esferas del cosmos: el aire, la tierra, el agua, en su movimiento desde Dios y hacia Dios. En este sentido traen a la mente el primer capítulo del Génesis, que cuenta la creación de todos los elementos del cosmos y de todos los seres vivos, siguiendo el ritmo temporal de la semana hacia el descanso en Dios del Sabbat. Este relato culmina con la creación del hombre y la mujer, invitándonos de este modo a considerar el cuarto enigma, «el camino de un varón por una doncella», como la compleción de todos los modos en los que el Creador se hace presente en lo creado y lo atrae hacia sí. En este sentido, si el primer relato de la creación acaba precisamente con el Sabbat como día de alianza (Gn 2, 2-3), el segundo relato encuentra su cumplimiento en la aparición del hombre y la mujer, símbolo de la gran alianza entre Dios e Israel (Gn 2, 22-24).