Las Ratas de las Paredes - H.P. Lovecraft - E-Book

Las Ratas de las Paredes E-Book

H. P. Lovecraft

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Beschreibung

En "The Rats in the Walls" de H.P. Lovecraft, un hombre restaura su finca ancestral en Inglaterra, sólo para ser perseguido por misteriosos ruidos dentro de las paredes. Mientras investiga, descubre horripilantes secretos sobre el oscuro pasado de su familia y los antiguos horrores que acechan bajo la mansión.

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Seitenzahl: 39

Veröffentlichungsjahr: 2024

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Las Ratas de las Paredes

H.P. Lovecraft

SINOPSIS

En “Las Ratas de las Paredes” de H.P. Lovecraft, un hombre restaura su finca ancestral en Inglaterra, sólo para ser perseguido por misteriosos ruidos dentro de las paredes. Mientras investiga, descubre horripilantes secretos sobre el oscuro pasado de su familia y los antiguos horrores que acechan bajo la mansión.” de H.P. Lovecraft, un hombre restaura su finca ancestral en Inglaterra, sólo para ser perseguido por misteriosos ruidos dentro de las paredes. Mientras investiga, descubre horripilantes secretos sobre el oscuro pasado de su familia y los antiguos horrores que acechan bajo la mansión.

Palabras clave

Locura, herencia, horror.

AVISO

Este texto es una obra de dominio público y refleja las normas, valores y perspectivas de su época. Algunos lectores pueden encontrar partes de este contenido ofensivas o perturbadoras, dada la evolución de las normas sociales y de nuestra comprensión colectiva de las cuestiones de igualdad, derechos humanos y respeto mutuo. Pedimos a los lectores que se acerquen a este material comprendiendo la época histórica en que fue escrito, reconociendo que puede contener lenguaje, ideas o descripciones incompatibles con las normas éticas y morales actuales.

Los nombres de lenguas extranjeras se conservarán en su forma original, sin traducción.

 

Las Ratas de las Paredes

 

El 16 de julio de 1923 me instalé en el priorato de Exham, después de que el último obrero terminara su trabajo. La restauración había sido una tarea colosal, pues del edificio abandonado no quedaban más que ruinas en forma de concha; sin embargo, como había sido la sede de mis antepasados, no dejé que ningún gasto me disuadiera. El lugar no había sido habitado desde el reinado de Jaime I, cuando una tragedia de naturaleza intensamente horrenda, aunque en gran medida inexplicable, había acabado con el amo, cinco de sus hijos y varios criados, y expulsado bajo una nube de sospecha y terror al tercer hijo, mi progenitor en línea y único superviviente de la aborrecida estirpe. Con este único heredero denunciado como asesino, la hacienda había revertido a la corona, y el acusado no había hecho ningún intento de exculparse ni de recuperar su propiedad… Sacudido por un horror mayor que el de la conciencia o la ley, y expresando sólo un deseo frenético de excluir el antiguo edificio de su vista y su memoria, Walter de la Poer, undécimo barón de Exham, huyó a Virginia y allí fundó la familia que en el siglo siguiente había llegado a ser conocida como Delapore.

El priorato de Exham había permanecido deshabitado, aunque más tarde pasó a formar parte de las propiedades de la familia Norrys y fue muy estudiado por su peculiar arquitectura compuesta; una arquitectura con torres góticas que descansaban sobre una subestructura sajona o románica, cuyos cimientos eran a su vez de un orden o mezcla de órdenes aún más antiguo: romano, e incluso druídico o cívico nativo, si las leyendas hablan con verdad. Estos cimientos eran muy singulares, ya que por un lado se fundían con la sólida piedra caliza del precipicio desde cuyo borde el priorato dominaba un valle desolado a tres millas al oeste del pueblo de Anchester. A los arquitectos y anticuarios les encantaba examinar esta extraña reliquia de siglos olvidados, pero la gente del campo la odiaba. La habían odiado cientos de años antes, cuando mis antepasados vivían allí, y la odiaban ahora, con el musgo y el moho del abandono sobre ella. No había estado ni un día en Anchester cuando supe que venía de una casa maldita. Y esta semana los obreros han volado el Priorato de Exham, y están ocupados borrando las huellas de sus cimientos…

Siempre había conocido las escuetas estadísticas de mi ascendencia, junto con el hecho de que mi primer antepasado americano había llegado a las colonias bajo una extraña nube. De los detalles, sin embargo, me había mantenido totalmente ignorante gracias a la política de reticencia mantenida siempre por los Delapores. A diferencia de nuestros vecinos plantadores, rara vez presumíamos de antepasados cruzados u otros héroes medievales y renacentistas; tampoco se transmitía ningún tipo de tradición, salvo lo que pudiera haber quedado registrado en el sobre sellado que cada terrateniente dejaba antes de la guerra civil a su hijo mayor para que lo abriera a título póstumo. Las glorias que atesorábamos eran las conseguidas desde la migración; las glorias de un linaje orgulloso y honorable, aunque algo reservado y poco social, de Virginia.