Silencio - Osho - E-Book

Silencio E-Book

OSHO

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Beschreibung

A través de historias cargadas de humor y relatos prácticos, Osho nos ofrece en este sutil libro meditaciones y consejos prácticos para saborear el silencio de nuestro día a día. En sus palabras se palpa la atmósfera del retiro de meditación en el que fueron pronunciadas. Osho nos habla del misterio insondable de nuestra vida y cómo experimentarla con plenitud. Aborda tanto el tema universal del amor, la senda que nos conduce a lo absoluto, como de la palabrería, el ruido que nos desconecta de la verdad de la vida. Sus meditaciones nos ayudan a vivir con la máxima intensidad y en armonía con la existencia.

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OSHO

Silencio

El mensaje de tu ser

Traducción del inglés al castellano de Esperanza Moriones

Título original: SILENCE, THE MESSSSAGE OF YOUR BEING, by Osho

© 1975, 2015 OSHO International Foundation, Switzerland.

www.osho.com/copyrights

All rights reserved.

OSHO® es una marca registrada de Osho International Foundation

www.osho.com/trademarks

Publicado originalmente en 1975 en hindi como Shunya Ki Nav.

El contenido de este libro está formado por diferentes charlas que Osho impartió ante una audiencia en vivo. Todas las charlas de Osho han sido publicadas íntegramente como libros, y también están disponibles las grabaciones de audio. El archivo completo de audio y de texto puede ser consultado en la Biblioteca en línea en la página www.osho.com.

© de la edición en castellano:

2017 by Editorial Kairós, S.A.

Numancia 117-121, 08029 Barcelona, España

www.editorialkairos.com

© de la traducción del inglés al castellano: Esperanza Moriones

Revisión: Alicia Conde

Composición: Pablo Barrio

Primera edición en papel: Septiembre 2017

Primera edición digital: Marzo 2019

ISBN papel: 978-84-9988-570-4

ISBN epub: 978-84-9988-692-3

ISBN kindle: 978-84-9988-693-0

Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita algún fragmento de esta obra.

Sumario

Prólogo1. La verdadera peregrinación ocurre en tu interior2. El conocimiento es una ilusión3. La vida es un misterio infinito4. Experimenta unidad con la vida5. El arte de vivir con autenticidad6. El amor es un camino hacia la divinidad7. La meditación está presente las veinticuatro horas del díaSobre el autorOsho International Meditation ResortMás informaciónAccede a las OSHO Talks con tu Smartphone

Prólogo

La existencia solo se puede conocer por medio del silencio absoluto. Sin embargo, no se trata de un silencio muerto, no es como el silencio de un cementerio, sino como el de un jardín donde se oye el canto de los pájaros y el zumbido de las abejas, donde brotan las flores y todo está vivo.

El silencio que se conoce a través de la meditación, a través de la agnosia, es un silencio vivo. Está lleno de canciones, de música, de melodía, de felicidad, de amor…, y vacío de pensamientos. En él no están presentes ni el pensamiento del amor, ni el pensamiento de la felicidad ni el pensamiento del silencio, pero sí están presentes la felicidad y el amor. Lo que no está presente es el pensamiento del amor, de hecho, este pensamiento solo está presente cuando el amor está ausente. Solo piensas en la felicidad cuando no eres feliz. Cuando eres realmente feliz, no piensas en la felicidad.

La mente se inventa sustitutos. Como no conoces la felicidad, la mente se inventa una idea de la felicidad. Como no conoces el amor, la mente te da mil definiciones del amor. En cambio, cuando conoces el amor, la mente no puede hacer nada y se tiene que quedar callada. Tu verdadero silencio no está vacío, no es una ausencia de todo, al contrario, está lleno –está repleto, está rebosando, se desborda–, pero está lleno de experiencias reales, no de pensamientos. Y esta es la revelación del secreto.

OSHO

Teología mística

1.La verdadera peregrinación ocurre en tu interior

Hay una antigua historia…

Había un emperador que estaba llegando a los últimos días de su vida. Estaba muy preocupado, pero no era su muerte lo que más le preocupaba, sino sus tres hijos. Quería que uno de ellos heredara el trono, pero no era capaz de decidirse por ninguno. Sabía que lo mejor era darle el poder al que estuviera en paz consigo mismo. ¿Qué prueba podría hacerles para saber cuál de sus tres hijos era el más capacitado para ser su sucesor? En la vida hay ciertas cosas que se pueden medir desde fuera, pero no tenemos un método o una escala para medir las cosas más importantes de la vida. Hay cosas que se pueden juzgar desde fuera, aunque no hay ninguna forma de juzgar las cosas más importantes. ¿Cómo podía elegir, descubrir o decidirse por uno de ellos?

El emperador consultó a un místico y este le sugirió un método. Al día siguiente llamó a sus tres hijos, les dio cien rupias a cada uno y les dijo:

–Cada uno de vosotros tiene un palacio. Os acabo de dar cien rupias y quiero que las utilicéis para llenar vuestros palacios sin que quede un espacio vacío. El que mejor lo haga, heredará el imperio. Será el próximo emperador.

¿Solo con cien rupias? Los palacios de sus hijos eran enormes. El primer príncipe pensó: «¿Cómo voy a llenar todo el palacio solo con cien rupias?». Y decidió apostar su dinero. Pensó que si ganaba tendría suficiente dinero para llenar su palacio, porque era imposible llenarlo con cien rupias. Desgraciadamente, cuando alguien pretende ganar mucho dinero en las apuestas, suele acabar con las manos vacías tras perder lo poco que tenía. Esto es lo que le pasó a este joven; perdió las cien rupias y se volvió a casa. El palacio se quedó como estaba.

El segundo príncipe también pensó que cien rupias no bastaban para llenar el palacio, era imposible llenarlo de diamantes y joyas con tan poco dinero. Solo se le ocurrió una solución: comprar toda la basura que se acumulaba cada día a las afueras de la cuidad y llenar su palacio con ella. De modo que la compró y la amontonó dentro del palacio. El palacio estaba lleno, ¡pero despedía un olor nauseabundo! Se notaba incluso al pasar por delante del edificio.

El tercer príncipe también llenó su palacio y enseguida os describiré cómo lo hizo.

Al llegar el día señalado, el emperador fue con un equipo de jueces a inspeccionar los palacios. El del primer príncipe estaba vacío. El príncipe dijo:

–Te pido perdón. Como no tenía bastante con cien rupias, decidí apostarlas para intentar ganar dinero y poder llenar el palacio. Desgraciadamente, lo he perdido todo y no he podido llenarlo con nada.

Al acercarse al palacio del segundo príncipe, todo el mundo empezó a sentirse tremendamente incómodo. ¡Despedía un olor nauseabundo! Estaba lleno de basura. El príncipe explicó con resignación:

–Era la única opción que tenía, solo he podido comprar basura. ¿Qué más podía comprar con cien rupias?

Finalmente, el emperador y su equipo se dirigieron al palacio del príncipe más joven, el tercero. ¡Los jueces se quedaron sorprendidos, estaban maravillados! El palacio desprendía un aroma delicioso. Era una noche de luna nueva y todo el palacio estaba iluminado con velas.

El emperador le preguntó:

–¿De qué has llenado tu palacio?

Y el príncipe contestó:

–Lo he llenado de luz, de iluminación.

En cada rincón resplandecía una vela. El aire estaba impregnado de una agradable fragancia y había flores colgando de todas las ventanas y de todas las puertas. Todo el palacio estaba inundado de luz y de perfume. Por supuesto, al tercer príncipe fue nombrado el nuevo emperador.

Ser emperadores de nuestra propia vida es todavía más difícil. Solemos apostarnos la vida. Esperamos ganar algo en cada apuesta para disfrutar de nuestra vida. Y ocurre lo que siempre ocurre en las apuestas: empiezas a perder. Al final, el palacio de nuestra vida se queda vacío.

Algunos de nosotros dedicamos nuestra vida a acumular basura; compramos cosas inútiles para llenar nuestro palacio. Acumulamos basura, y con el tiempo comprobamos que no valía para nada y no tenía sentido. Pensamos con cierta lógica que la vida es muy corta y nuestra energía es limitada, y que no lograremos llenar el palacio de nuestra vida con diamantes y joyas. Disponemos de una energía tan limitada que solo conseguimos llenar el palacio de nuestra vida de basura. Empezamos a acumular basura sin darnos cuenta de que el palacio despide un olor que nos impide vivir en él…, es insoportable.

¿Por qué hay tanto caos, tantos problemas y tanta desesperación? La desesperación y el caos no provienen del cielo, de la luna o de las estrellas. Provienen simplemente del palacio que hemos llenado de basura. El caos, la desesperación y la infelicidad proceden de la misma fuente. Es el resultado de tus obras, es tu propia creación, es lo que has conseguido con tu esfuerzo. En nuestro interior residen los primeros dos tipos de príncipe, pero no tenemos sitio para el tercero, que llena su palacio de luz y de perfume.

Os he invitado estos próximos tres días a esta costa alejada para hablaros de cómo podéis iluminar vuestro palacio, cómo podéis decorarlo con flores y salpicarlo de perfume. Si lo consigues, quizá puedas encontrar tu tesoro interno. ¿Quién sabe? Puede ser que solo hayamos venido a la Tierra para esto. ¿Quién sabe? Quizá la vida misma sea un examen, una prueba. ¿Cómo podemos saber quién va a pasar el examen de la vida y quién no?

Hay un hecho irrefutable, y es que algunas personas se llenarán de luz. Llenarán el palacio de su vida de perfume, sus vidas tendrán una melodía. Si existe la divinidad, si existe la dicha, si existe el esplendor en alguna parte, les corresponde a estas personas porque se lo han ganado.

Te cuento esta historia al comenzar estos tres días de conversaciones para que el palacio de tu vida no se quede vacío, para que en vez de llenarlo de basura lo llenes de luz, y nos inunde con su música y su perfume. ¿Cómo puedes conseguirlo? Esta noche te diré los primeros pasos que debes seguir, y durante estos tres días vamos a intentar vivir la vida de acuerdo con estos tres pasos.

¿Cómo puedes llenar tu palacio de luz? Los próximos tres días te daré algunas pistas, te hablaré de los pasos científicos que puedes dar. Pero antes, esta noche, vamos a intentar entender algunos puntos básicos de cómo vamos a vivir y a pasar los próximos tres días en este retiro de meditación.

Hay algo que tenemos que entender muy bien, y es que si conseguimos aprender a vivir correctamente durante tres minutos nuestra vida puede cambiar. Cuando alguien ha dado pasos en la dirección correcta y se ha conectado con la dicha, aunque solo sea un instante, no podrá desconectarse en los años sucesivos. Cuando has abierto los ojos y has mirado a tu alrededor, ya no puedes volver a cerrarlos, no puedes seguir estando ciego.

Tres días es un intervalo de tiempo bastante largo. Te doy la bienvenida y las gracias por haber reservado estos tres días para estar aquí. En el mundo actual la gente no suele estar dispuesta a emplear tres días para llenar su vida de luz.

Un mercader estaba a punto de partir en un barco a lugares lejanos para ganar muchos millones de rupias. Sus amigos le dijeron:

–Tu embarcación está muy vieja y en el mar siempre hay tormentas. Va a ser un viaje muy arriesgado y podrías naufragar. Por lo menos deberías aprender a nadar.

–Ahora no tengo tiempo para aprender a nadar –contestó el mercader.

–No vas a tardar mucho tiempo –le dijeron sus amigos–. En tu ciudad hay un nadador profesional que asegura que puedes aprender a nadar en tres días.

–Quizá sea verdad, pero ¿de dónde voy a sacar tres días? –respondió–. En esos tres días hay millones de rupias que cambian de manos. Ya aprenderé a nadar cuando tenga más tiempo.

–Vas a estar permanentemente en peligro porque la mayor parte del tiempo estarás en la nave. Un día te encontrarás con un problema, ¡y no sabrás nadar! –insistieron sus amigos.

–Mirad, no puedo perder el tiempo. Si sabéis de algún truco que me pueda ayudar a salvarme, contádmelo –dijo el mercader.

–En ese caso, ten dos barriles vacíos siempre a mano. Si ocurriera una desgracia, podrás mantenerte a flote con ellos –le aconsejaron.

El mercader se llevó dos barriles vacíos y los guardó debajo de su cama. Un día se desató súbitamente una tempestad y la embarcación empezó a zozobrar. El mercader gritó:

–¿Dónde están mis barriles?

Los demás marineros estaban seguros de que él mismo los encontraría ¡porque estaban debajo de su cama!

Como sabían nadar perfectamente, saltaron al agua. El mercader encontró los barriles, pero al lado de ellos había otros dos barriles llenos de monedas de oro que había guardado para llevarse a casa. Y se encontró en un dilema. ¿Qué barriles debía coger, los que estaban llenos o los que estaban vacíos? La embarcación se estaba hundiendo. ¿Qué iba a ganar si cogía los barriles vacíos? Al final decidió saltar con los barriles que estaban llenos.

Ya os podéis imaginar lo que pasó. No tuvo tiempo de dedicarle tres días a aprender a nadar. Yo me alegro de que puedas dedicarte tres días para estar aquí. Aquel hombre tuvo la oportunidad de saltar con los barriles vacíos, sin embargo, escogió los llenos. Prefería que las cosas estuviesen llenas porque era a lo que estaba acostumbrado. No estaba dispuesto a quedarse sin nada ni un solo instante.

Durante los próximos tres días te voy a enseñar a agarrarte a los barriles vacíos, pueden serte útiles si tienes que cruzar un río. Sin embargo, para cruzar el océano de la vida, el océano de la existencia, es mejor que te vacíes. Cuanto más vacío estés, mejor podrás nadar en el océano de la vida, de la existencia.

Por desgracia, nos utilizamos a nosotros mismos como si fuésemos cubos de basura. Hay gente que se llena de oro y otros se llenan de barro, algunos se llenan de guijarros y otros de diamantes y joyas. Pero eso no cambia nada, puedes llenar los barriles de lo que quieras porque se seguirán hundiendo.

Al mercader no le salvaron sus barriles llenos de oro. Cuando se estaba ahogando, debía haberles dicho: «Mis pobres barriles, os he llenado de oro y, a pesar de ello, sois incapaces de salvarme. Me vais a ahogar, aunque no os haya llenado de barro. A pesar de estar llenos de oro, os estáis hundiendo». Aunque los barriles no le habrían hecho caso, porque un barril lleno solo puede hundirse, no puede flotar, no importa de qué lo hayas llenado.

Lo que hayamos acumulado en nuestro interior no tiene importancia, solo nos estamos preparando para hundirnos, no nos estamos preparando para nadar. La religiosidad es el arte de nadar. Todo lo que hemos aprendido hasta ahora en la vida solo nos ayuda a hundirnos, entonces ¿cómo podremos conducir el barco de nuestra vida a esa orilla desconocida que llamamos lo divino, la divinidad, la verdad? ¿Cómo?

Vamos a repasar los pasos preliminares…

Siempre me preguntan: «¿De qué trata este retiro de meditación?». Ayer precisamente, cuando venía hacia aquí, alguien me preguntó: «¿De qué va a tratar este retiro de meditación? ¿Qué significa satsang?».

Le contesté que satsang es estar en la presencia de la verdad y va dirigido a alguien que está preparado para oír, para escuchar, para un buscador. Este retiro de meditación no es solo para los buscadores que han venido a escuchar, sino para los que quieran practicar, para los que quieren hacer algo. Si has venido a escuchar, estás en el lugar equivocado. He estado en todas vuestras ciudades y podríais haberme escuchado allí. Si os he invitado a este remoto lugar, es porque aquí vamos a hacer algo más. En esta soledad que hay aquí podréis conseguir algo.

En los próximos tres días no hagas demasiado hincapié en la escucha. Quiero que quede claro que estos días vamos a practicar algo. Aunque conozcas muchas palabras, el simple hecho de oírlas o conocerlas no va a provocar una revolución o una transformación en tu vida. En cierto sentido, también está bien conocer algunas palabras inútiles para que no pienses equivocadamente que has conseguido algo por el simple hecho de escucharlas. Cuando oyes algo que tiene valor, es muy fácil caer en la ilusión de creer que has conseguido alguna cosa, que has logrado alcanzar algo importante. Aunque no podrás conseguir nada solo escuchando.

Para empezar, hay una cosa que todo buscador tiene que entender: tiene que hacer algo, tiene que ser algo. Tiene que transformar su forma de vida, tiene que modificar su estilo de vida. Si logra provocar una revolución en su ser, sucederá algo. De lo contrario, no sucederá nada. No sirve de nada ser un simple oyente. Oír no es más que un entretenimiento; hay gente que es feliz oyendo música y otros son felices oyendo la verdad, oyendo hablar de la existencia. Aunque eso tampoco deja de ser un entretenimiento. Es una forma de olvidarte un rato de ti. Para transformar tu vida, tienes que hacer algo.

Todo lo que te diga los próximos tres días estará enfocado a producir una transformación real en tu interior. Esto puede provocar un cambio esencial. Sin embargo, yo solo no puedo provocar esa transformación, necesito que participes activamente, y solo así podré asegurarte que ocurra algo.

En primer lugar, este retiro de meditación es una oportunidad para transformar tu ser. Puede revolucionar, reconstruir y recrear activamente tu vida. Es una oportunidad, pero no solo para la mera escucha, el pensamiento, la contemplación o el razonamiento. Tienes una gran oportunidad para darle una nueva forma a tu vida, una nueva dimensión, para tener una nueva vida. Si comprendes esta cuestión claramente, durante los próximos tres días dejarás de comentar con los demás lo que se está diciendo. Por favor, os pido que no lo habléis entre vosotros, sino que experimentéis lo que estoy diciendo.

Tres días es un plazo muy corto y de nada sirve perder el tiempo en pensar o discutir. Tendrás que realizar algunos experimentos porque lo que estoy diciendo solo se puede comprobar experimentándolo. Solo puedes entenderlo y comprender su significado si lo experimentas. Si puedes dar un paso en la dirección que te digo, el significado estará mucho más claro para ti, pero si sigues pensando, contemplando o hablando con los demás, no te quedará claro. Y no solo eso, sino que fracasarás y perderás lo poco que habías entendido antes.

En la vida hay ciertas cosas que solo se pueden ver y aprender sabiéndolas. Si intentas explicarle a una persona ciega el significado de la luz, no te entenderá. Pero, si se cura la vista, entenderá todo lo referente a la luz sin que tengas que darle explicaciones. Tu situación actual es como la de un ciego. Aunque puedes hacer algo para que abra los ojos, no puedes explicarle lo que es la luz.

¿Cómo se pueden abrir los ojos? ¿Cuáles son los pasos iniciales? Primero hay que entender que nos hemos reunido aquí para hacer algo, que no hemos venido solo a escuchar o pensar acerca de ello. Solo podrás apreciar lo que te estoy diciendo cuando sepas que hay que hacer algo para despejar el camino.

¡La casa está en llamas! Si le digo a la gente que su casa está en llamas y se ponen a pensar en lo que he dicho, en el significado o el propósito de lo que he dicho, es imposible que apaguen el fuego. Si te digo que tu casa está en llamas, no estoy predicando ni discutiendo una propuesta filosófica, solo te estoy diciendo que tienes que salir cuanto antes de tu casa. Te estoy pidiendo que tomes parte activamente y des algunos pasos para salir de la casa.

«Tu casa está en llamas» no es una doctrina, no una disputa, una controversia o una conclusión filosófica. Solo es una advertencia. Es una advertencia para quienes pueden actuar de una forma activa para salir de la casa. Todo lo que diga estos próximos tres días es para que se desencadene algo en tu interior. Es fundamental que lo tengas en cuenta.

Tienes que entender que mis palabras sirven para que des un paso activo hacia lo que te estoy diciendo. Son una invitación. Mis declaraciones no están pensadas para que las escuches, las entiendas o para filosofar. Es una nueva comprensión de la práctica de la meditación, es la esencia de la disciplina meditativa.

En segundo lugar, no va a ocurrir nada simplemente porque nos hayamos reunido todos en este retiro de meditación en un lugar remoto. Todo depende de nuestro propósito. ¿Por qué nos hemos reunido? ¿En qué estado interior te encuentras? ¿Cómo te sientes? Se han reunido muchos amigos, unos serán capaces de aprovechar esta preciosa oportunidad y otros se la perderán. Estamos acostumbrados a vivir la vida fútilmente. Durante estos tres días os pido, por favor, que dejéis esa costumbre a un lado.

Cuando estás en casa, eres un tipo de persona. Durante estos tres días, deja de ser esa persona. Nuestros hábitos son muy mecánicos. Al levantarte por la mañana, lo primero que haces es buscar el periódico. Si aquí sigues haciendo lo mismo por las mañanas, yo diría que aún no has llegado aquí. No te has movido de donde estabas, porque sigues repitiendo las mismas cosas. Quieres traerte tu casa aquí, quieres llevar la misma vida que llevas allí, seguir con la misma rutina. Estas repitiendo las mismas cosas que haces a diario, pero es una rutina mecánica. Todos tus hábitos son mecánicos, sigues un patrón. Tienes que liberarte de ese patrón.

Durante estos tres días intenta vivir como una persona nueva, sin perder de vista tu ser interior. Procura no usar el mismo esquema de funcionamiento o el mismo patrón que tienes en casa. Si aquí sigues haciendo lo mismo, significa que todavía estás en tu casa y tu venida habrá sido una pérdida de tiempo. Si estuvieras en tu casa, no importaría que siguieras teniendo los mismos hábitos de antes.

Recuerda que si alguien está muy atado a sus costumbres diarias y no logra prescindir de ellas ni un solo momento, no podrá experimentar una revolución espiritual en su vida. Está cerrado y protegido y no tiene el coraje de salir, ni siquiera es capaz de intentarlo. Es como un árbol encerrado en una semilla que no puede romper la cáscara. Esa semilla nunca podrá brotar, nunca se elevará hacia el cielo, nunca florecerá.

Todos estamos fuertemente atados a la prisión de nuestras costumbres. Lo primero que debemos recordar en este retiro de meditación es que tenemos que empezar a romper estas limitaciones. Recuerda que todo el mundo tiene una serie de pequeñas costumbres, un patrón de comportamientos triviales particular; y una costumbre, por muy pequeña que sea, puede aprisionar al alma.

Tenía un amigo que era un abogado famoso. Y solía jugar con el botón de su chaqueta, sobre todo cuando tenía que dirigirse a la corte o pensar detenidamente en alguna cuestión crítica. Cuando lo hacía, se liberaba algo en su mente y los pensamientos fluían con libertad. En cierta ocasión, tenía un pleito muy sencillo y parecía imposible que lo pudiera perder. Pero el abogado de la parte contraria había observado que tenía esa costumbre de jugar con el botón de la chaqueta cuando se encontraba en una disyuntiva. Consiguió sobornar al chófer para que le quitara ese botón de la chaqueta.

El abogado llegó al juicio con la chaqueta colgada del hombro. Se la puso y empezó a defender su caso. Cuando llegó el momento crítico de la defensa, la mano buscó el botón, ¡pero no lo encontró! Inmediatamente, empezaron a caerle gotas de sudor por la frente. Perdió el control de los brazos y las piernas, se agarró a la silla y se sentó. ¡Y perdió el caso! Más tarde me confesó que se había sorprendido de la importancia que podía tener un simple botón. ¿Cómo es posible que ese botón estuviera tan íntimamente conectado a su mente? ¿Cómo es posible que alguien esté tan esclavizado por un botón y todo acabe siendo un desastre si lo pierde?

Todos somos esclavos en este sentido. Si queremos cambiar la dirección de nuestras vidas, tendremos que liberarnos de los viejos hábitos. Da igual que sea un botón o cualquier otra cosa. Os pido, por favor, que durante estos tres días hagáis un esfuerzo consciente en este sentido. Y estad atentos para no caer de nuevo en los mismos patrones. No hace falta que leas el periódico mientras estás aquí, ni que oigas la radio ni que pases el rato con parloteos inútiles. Estos días dale un descanso a tus hábitos. Si algunos de vosotros habéis venido con vuestras parejas, no hace falta que mostréis vuestro parentesco a los demás. Las emociones que te atan en casa deben quedarse allí estos días, de lo contrario no saldrás de tu casa y no podrás estar aquí con totalidad.

Es muy fácil ir de peregrinación a alguna parte, pero la verdadera peregrinación ocurre en tu interior. Este retiro de meditación no tiene lugar en Nargol. Si fuera así, ya habrías llegado. Es un retiro que tiene lugar dentro de ti. La peregrinación solo ocurre cuando estás en un estado de alerta permanente. Las vías del tren o las carreteras pueden llevarte a cualquier sitio, pero no pueden alejarte de ti mismo, siempre estás contigo mismo. Es fundamental que te quedes en casa para este retiro de meditación. Si no lo has hecho todavía, hazlo ahora mismo. Compórtate durante estos días como una persona nueva, como una persona sin costumbres ni patrones. Intenta ser más consciente de tus propias costumbres, de esos patrones con los que has amordazado tu mente.

Estamos acostumbrados a hablar constantemente durante todo el día, hablamos sin parar, nunca se nos ocurre quedarnos en silencio. No nos damos cuenta de que las personas que no dejan de hablar no pueden encontrar la verdad última. Solo puedes acercarte a ella a la verdad última si conoces el silencio. Nadie puede llevar a otra persona a la verdad ni llevarse a sí mismo a menos que conozca el silencio. Nos pasamos las veinticuatro horas del día inmersos en conversaciones. Cuando tenemos la ocasión de estar en silencio un momento, el silencio nos abruma, nos sentimos incómodos y buscamos alguna forma de pasar el rato.

Intenta experimentar el silencio durante tres días. Permanece todo el tiempo que puedas en silencio. Habla lo menos posible, trata de ser telegráfico, como si tuvieras que pagar por cada palabra que pronuncias. Cuando mandas un telegrama, no usas frases largas. Simplemente, eliminas todas las palabras superfluas y usas solo unas ocho o diez. Eliminas todas las palabras innecesarias, sobrantes. Un telegrama de ocho palabras puede ser más efectivo que una carta de ocho mil. Cuando solo se usan las palabras necesarias, se condensan y son más importantes; son más intensas y tienen más poder. Cuando usas más palabras, su impacto y la agudeza de su significado se reducen.