Allan Kardec fue un traductor, profesor, filósofo y escritor francés, considerado el sistematizador de la doctrina llamada espiritismo. Su nombre real era Hippolyte Léon Denizard Rivail. Fue testigo de inexplicables fenómenos paranormales y empezó a asistir con regularidad a sesiones, preparado siempre con una serie de preguntas que le eran respondidas a través de los «médiums». Toda esta materia, repasada y corregida por la entidad espiritual que se identificó ante él como «la Verdad», sirvió de base al cuerpo de doctrina de El libro de los espíritus. Su «espíritu protector» le había informado que, en una existencia previa, en el tiempo de los druidas, ambos se habían conocido en la Galia y él se llamaba «Allan Kardec». Sus obras serían sustanciales en la labor de sistematización de las ideas espiritistas, ideas que, siendo la clave de su interpretación de las religiones, de orientación unificadora, Kardec no consideraba de índole propiamente religiosa sino científica, por no estar fundadas en fe ni revelación sobrenatural algunas, sino en la reflexión sobre el hecho de experiencia de las comunicaciones de los propios seres fallecidos. Para Kardec, el espiritismo es la prueba patente de la existencia del alma, de su individualidad después de la muerte, de su inmortalidad y de su suerte verdadera; es, pues, la destrucción del materialismo, no con razonamiento, sino con hechos.