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Cuatro amigos lograron por fin escapar del estrés navideño y se fueron a una cabaña en el bosque sueco. Los interminables árboles afuera están cubiertos de nieve y la cabaña está gélida, pero pronto es vuelta cálida y se convierte en un paraíso navideño. Así, los amigos empiezan a sentir la paz de las vacaciones y, tras unas copas de vino, encienden la sauna. Pero sus cuerpos desnudos y el alcohol producen algo más que paz navideña...-
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Seitenzahl: 24
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My Lemon
Translated by Carolina Gandia
Lust
17 de diciembre: La casa de la montaña - un calendario erótico de Navidad
Translated by Carolina Gandia
Original title: Fjällstugan
Original language: Swedish
Copyright © 2020, 2021 My Lemon and LUST
All rights reserved
ISBN: 9788726699692
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
El estrés navideño no era algo que ninguno de nosotros apreciara y llevábamos muchos años hablando de escapar de él… ahora por fin lo habíamos conseguido. El trayecto hasta Vemdalen siempre nos llevaba más tiempo del que pensábamos, pero por fin estábamos allí. Después de llegar a la casa de madera y guardar todas las cosas, sentimos que una calma muy necesaria se apoderaba de nosotros. Aunque en la cabañano se estaba muy cálido, se respiraba un ambiente natural y acogedor. Los olores y el sonido de los radiadores que crepitaban al calentarse lentamente ayudaban.
Mientras yo encendía el fuego de la chimenea, Joel, mi pareja, calentó el vino y después nos sentamos los cuatro, mezclados, en el sofá de la esquina. El fuego crujía de fondo y la bebida me calentaba las manos. Sonreí a nuestros amigos, que se habían unido a nosotros en elpiso de arriba. Se abrazaron bajo una manta y vi cómo él le acariciaba suavemente el brazo. Era un tipo de roce que iba mucho más allá de simplemente mantener el calor.
Celosa, me acerqué a Joel. Me acurruqué en sus brazos y me envolvió con una manta. Me recosté con la espalda contra su pecho y apoyé la cabeza sobre él. El sonido de los latidos de su corazón era relajante. Me transmitía seguridad, cerré los ojos y dejé que mis pensamientos vagaran. Me quitó el vaso de vino caliente cuando notó que me estaba durmiendo y me despertó.
—¿De qué estábamos hablando?
Se rieron de mí amigablemente.
—Hablamos de las pocas ganas que tengo de quitarmela ropa y meterme en esa cama fría —dijo Hanna.
—Tenemos que tratar de mantenernos calientes de alguna manera.
La clara alusión al sexo, por parte de Anders, hizo que Hanna me mirara, expectativa. Al mismo tiempo, también parecía avergonzada y nos reímos para quitarle hierro al asunto. Aunque no me sorprendería que escucháramos crujidos y ruidos rítmicos procedentes de su habitación durante la noche.