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"Ahora el fuego" reúne poemas que son entradas a ciertos espacios interiores donde la libertad se vuelva evidente y los espacios públicos sean liberados, tomados por quien lee, como si la poeta lanzara al horizonte un puñado de cartas marcadas que, al incendiarse, definen el único orden posible para salir o volver al laberinto sobre la tumba cuando ya todo aconteció en este decidido salto hacia las llamas azules de la poesía donde todo lo vivido se contiene y quema.
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Seitenzahl: 41
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©Copyright 2020, by Ximena Ramí[email protected] Colección Versos & Poemas «Ahora el fuego» Poesía chilena, 104 páginas Primera edición: diciembre de 2020 Edita y distribuye Editorial Santa Inés Santa Inés 2430, La Campiña de Nos, San Bernardo, Chile +56 9 42745447Instagram: santaines editorialFacebook: Editorial Santa Iné[email protected] Registro de Propiedad Intelectual N° 2021-A-291 ISBN: 9789566107019 eISBN: 9789566107033 Edición Gráfica y Literaria: Patricia González Maquetación Portada: Benjamín Vergara Edición electrónica: Sergio Cruz Edición de Estilo y Ortografía: Tania Guzmán Impreso en Chile / Printed in Chile Derechos Reservados
Prólogo
Transitar
Día 1
Día 2
Ojos rojos
22:30 Hrs
La ciudad
Profilaxis
El paso
Joven revolucionario
Lo imposible
Reencuentro
Dualidad
Viajar
La creación
Santiago, Chile 2019
Vivir o lo que se dice de aquello
El duelo
Temblor
Los días circulan como telarañas
Año nuevo 2007
LITORAL CENTRAL
Calles
Balneario poético
Solitario sin soledad
Río Maipo
Paseo Bellamar
AHORA EL FUEGO
Ahora el fuego
Perspectivas
Primer texto de temporada
Lo inmutable
Cuestión de estaciones
Cuento en colores
El amor
Más aire
Dormilona
En el jardín
El amanecer del adiós
Encuentro de almas
Retrato
Fusión
Transparencias
Retrato de una mañana
Llámame tres veces
Cristalina ocurrencia
En la ciudad
Tic-Tac
Compleja simplicidad
Ximena Ramírez, la autora.
«Toda bandera es un río de sangre». Stella Díaz Varín
«Ahora el fuego» reúne poemas que son entradas a ciertos espacios interiores donde la libertad se vuelva evidente y los espacios públicos sean liberados, tomados por quien lee, como si la poeta lanzara al horizonte un puñado de cartas marcadas que, al incendiarse, definen el único orden posible para salir o volver al laberinto sobre la tumba cuando ya todo aconteció en este decidido salto hacia las llamas azules de la poesía donde todo lo vivido se contiene y quema.
el bosque necesita incendio para cobrar fuerza el piñón necesita fuego para cobrar fuerza y expandirse
(«Ahora el fuego», pag. 16)
Chile debe abrir todas sus puertas y ventanas para airearse, permitirse cambiar y liberarse de paradigmas añosos, autoritarios, y dejar que el pensamiento colectivo cambie, pero, con la memoria de lo sucedido siempre resguardada, fresca, presente. El poema, al emitir poesía, puede ser esa entrada. Sería maravilloso en ese proceso que las ideas ancestrales volvieran a rugir como un coro de pueblos originarios danzando para que germinen los tiernos brotes del suelo con palabras y agua, anteriores a toda codicia, respetando la intuición del artista y sus creaciones como resultados de la naturaleza. ¡Qué importante labor! imaginar que vivimos la experiencia del territorio, la dicha y desdicha de los desplazamientos, el lugar irrepetible, las miradas que aún están y no, la memoria en la mitad del camino, el bote regresando a puerto, la sombra tragándose el mar, la alegría y el llanto de la juventud en las mesas y los vasos llenos con el poema en la punta de la lengua camino al trabajo, los años de constancia en la piel de los párpados y los dedos, el aprendizaje del esfuerzo, la sonrisa de algodón del conejo blanco llamando a la razón, el vaivén entre el bien y el mal como parte de la carne, ajustar el reloj o avivar el fuego, mantener el focus de las casas, el esfuerzo por un hogar en la maldita avenida y la escritura como deseo para vencer, con los afectos atravesando cuerpos y ciudades, valles y bocas al mar, logrando amarse y ser amada, con la neblina entrando entre las rocas que cantan a coro frente a las olas, la contemplación en la descendencia y la esperanza en las manos pequeñas que van creciendo y socializando, como si por cada latido fuese recuperado lo que nos fue negado, lo que no se podía decir y sentir en el fluir de la imaginación como parte de lo que viene.
Volver a la entrada, a la invitación salvaje del lenguaje y observar la llama azul en estos poemas para hallar la profundidad de los afectos como parte del cuerpo social que pide a gritos un desenlace. «Ahora el fuego» es clamor valiente de cara a la tragedia y una entrada posible al rincón que pudo quedar en secreto.