Ámame - Monica Murphy - E-Book

Ámame E-Book

Monica Murphy

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Beschreibung

Hoy por fin llevaré al altar a Marina, la mujer más sexi y hermosa del mundo. ¿Quién lo hubiera dicho, después de nuestra aventura de una noche? Es el día de la boda de Gage y Marina, pero la felicidad conyugal parece muy lejana: Ivy se acaba de poner de parto, Marina echa de menos a su dama de honor y Bryn no habla con Matt. Depende de Archer, Gage y Matt asegurarse de que este día transcurra sin contratiempos. Sin embargo, entre novias y bebés, hay que atender el no tan pequeño asunto de la apuesta del millón de dólares. Si tan solo pudieran averiguar quién ganó… y quién tiene que pagar. ¿Han ganado todos? ¿O alguien se irá con el corazón roto? La autora superventas del New York Times Monica Murphy concluye su electrizante serie El Club de los Solteros Millonarios con una boda para recordar. Pero, esta vez, ya no son solteros, y el novio… es uno de ellos. Títulos de la serie El club de los solteros millonarios: Deséame Elígeme Sedúceme Ámame

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Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.

www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47

 

 

Editado por HarperCollins Ibérica, S. A.

Avenida de Burgos, 8B - Planta 18

28036 Madrid

 

Ámame

Título original: Intoxicated

© 2014, Monica Murphy

© 2024, para esta edición HarperCollins Ibérica, S. A.

Publicado por HarperCollins Publishers Limited, USA

© De la traducción del inglés, HarperCollins Ibérica, S. A.

 

Todos los derechos están reservados, incluidos los de reproducción total o parcial en cualquier formato o soporte.

Esta edición ha sido publicada con autorización de HarperCollins Publishers Limited, USA.

Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos comerciales, hechos o situaciones son pura coincidencia.

Imagen de cubierta: Dreamstime.com

 

ISBN: 9788410640528

 

Conversión a ebook: MT Color & Diseño, S.L.

Índice

 

Créditos

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Agradecimientos

 

 

Capítulo 1

 

Archer

 

 

 

 

—Voy a tener un bebé —sentencia Ivy mientras se para justo delante de mí.

Bueno, su barriga se ha detenido directamente frente a mí, el resto de ella pronto la ha seguido.

En efecto, mi mujer va a tener por fin un bebé. En breve.

Me estoy vistiendo, mirándome al espejo mientras me arreglo la corbata para que quede perfecta, cuando ella se me acerca. Le dedico una sonrisa, sintiéndome bien, sintiéndome en la cima del mundo. La vida no podría ir mejor, ¿a que no? Hoy estamos de celebración y con motivo.

—Lo sé, sexi mamá. —Me doy la vuelta y le guiño un ojo—. Créeme, no he olvidado que fui yo quien te ha dejado embarazada.

Me mira fijamente, sin reaccionar a mi guiño ni a mis palabras. Por lo general me da una palmada en el culo y me besa. Como mínimo dice algo sarcástico. En cambio, no me contesta nada. Y es algo desconcertante.

—Archer, hablo muy en serio. Voy a tener al bebé.

—Lo sé, nena. Y me muero de ganas. —La estudio, noto que está un poco pálida y tiene las pupilas dilatadas. Humm—. ¿Estás bien?

Pone los ojos en blanco y se apoya la mano sobre la prominente barriga, frotándola distraídamente. Luego, no tan distraídamente. Se sujeta el vientre como si le doliera.

—Estoy… —respira con fuerza, conteniendo el aliento unos segundos— de parto, maldita sea.

—¡Oh, Dios! —Corro hacia ella y le pongo las dos manos en la barriga. El bebé da una patada en ese preciso momento, siento el golpe contra mi palma y empiezo a reírme—. Parece que está lista para salir.

No tenemos ni idea de lo que vamos a tener. Ivy ha querido que sea una sorpresa y yo he seguido su plan; sin embargo, no saberlo me está volviendo loco. Me muero por conocer a este mocoso y saber si tengo un hijo o una hija.

Mi predicción es que es una niña que se parecerá a mi mujer.

Ivy me lanza dagas imaginarias con la mirada.

—Este es el peor momento posible para que me ponga de parto. Te das cuenta, ¿verdad?

Me encojo de hombros, frotándole la barriga. No puedo resistirlo. Mi mujer está jodidamente atractiva embarazada. Incluso cuando es grande y está incómoda, como ahora. Saber que su cuerpo está trabajando duro, haciendo crecer un hijo dentro de ella, mi hijo… No puedo evitarlo. Me excita.

Me ha dicho más de una vez que soy un puto loco, pero me da igual. Se me permite encontrar atractiva a Ivy cuando está embarazada. Es mi mujer.

—Tu hermano lo entenderá. —Seguro que lo hará. Porque Gage está a punto de convertirse en tío, y sé que está muy emocionado por ello, aunque nunca lo admitirá ante nadie.

—Pero es el día de su boda —subraya Ivy—. Eres el padrino de Gage. Yo soy la madrina de honor de Marina. Esto no está bien, Archer. Ella nos va a matar.

—La novia pesadilla necesita tomarse un relajante —le digo a Ivy a regañadientes y me dirijo al armario donde la maleta para el hospital está preparada y a la espera desde hace dos semanas. Mi mujer es eficiente, tengo que reconocerlo—. Tenemos que irnos ya, nena. Deja que me quite el traje y nos vamos al hospital. —Saco la maleta y la dejo encima de la cama.

Los nervios bullen en mi interior, pero los ignoro. Tengo que ser el fuerte. Se lo prometí a mi mujer hace semanas. No quiero que entre en pánico ni que se asuste durante el parto, así que uno de los dos tiene que mantener la calma.

Ivy ladea la cabeza, estudiándome. Sigue con su sedosa bata blanca que ahora apenas le cubre por delante. Apenas le cabe el vestido para la boda, así que debería alegrarse de no tener que hacer acto de presencia.

—Marina va a ponerse furiosa.

—Lo superará. Le faltan horas para formar parte de nuestra familia para siempre. Podemos decepcionarla, enfadarla, lo que sea, pero no puede hacer nada porque somos familia. Así que no te preocupes. —Me quito del cuello la corbata con la que he estado peleando pacientemente hace unos momentos, la dejo caer al suelo y empiezo a desabrocharme la camisa con una mano, con la otra cojo el móvil y marco rápido a Gage.

Vigilo a mi mujer mientras se mueve por la habitación, llevándose la mano a la barriga cada pocos segundos, como si le doliera. Probablemente sea así.

La preocupación me inunda. ¿Y si algo va mal? ¿Y si hay complicaciones y le pasa algo al bebé? O peor aún, ¿y si le pasa algo a…?

No. No puedo pensar en eso.

—Eres la última persona a la que quiero oír en este momento —dice Gage cuando responde; suena divertido. También un poco irritado, pero más divertido, gracias a Dios; la noticia que estoy a punto de darle podría no gustarle mucho si está de mal humor—. Será mejor que vengas de camino. Esta boda tiene que empezar a tiempo o Marina va a volverse loca.

Frunzo el ceño y dejo caer la mano con la que me estoy quitando la camisa, ahora desabrochada.

—Pues va a ser que no.

—¿Por qué diablos no? Será mejor que vengas ya para la bodega.

Gage y Marina van a celebrar su boda en la bodega de nuestro amigo Matt, que está considerando abrirla a eventos privados; gracias a la idea de su novia, Bryn, somos los primeros en usar las instalaciones.

—La ceremonia es en poco más de una hora. Todo está listo, tío. Ya ha llegado el momento. —Al menos no suena como si lo estuvieran llevando a la horca.

—Sí, sobre eso… —Hago una pausa, escuchando a alguien hablar con él durante un momento—. Ha surgido algo.

Hay un silencio incómodo en la línea durante demasiado tiempo antes de que Gage explote.

—¡¿Cómo que ha surgido algo?! ¿Qué puede ser más importante que tu mejor amigo y tu cuñado se casen, gilipollas?

—¿Que tu sobrino o sobrina por fin viene al mundo?

De nuevo me encuentro con más silencio, lo que empieza a ponerme de los nervios.

—No lo pillo —responde finalmente Gage.

Empiezo a reírme y eso me vale una mirada severa de mi mujer, que poco a poco se va vistiendo con ropa normal, un jersey oversize y unos leggings negros. Me pongo serio de inmediato. Se mueve como una anciana y ese no es su estilo habitual.

—Tu hermana pequeña se ha puesto de parto. Salimos para el hospital ahora.

—Un momento. ¿Ahora? ¿Cuánto tiempo lleva de parto? ¿Aún no estás en el hospital? —me pregunta Gage, poniéndose en plan hermano mayor preocupado.

—No, acaba de decirme que estaba de parto. Salimos ahora. Pero te das cuenta de lo que eso significa, ¿verdad? —Hago una pausa, sintiéndome culpable, pero sabiendo que no puedo hacer nada al respecto—. Vamos a perdernos la boda.

Afortunadamente, Gage ni siquiera duda en su respuesta.

—No pasa nada. Lo entendemos perfectamente —dice emocionado.

Tal y como esperaba, a Gage le parece bien que no vayamos a la boda. ¿Cómo podría echárnoslo en cara? Por el amor de Dios, va a nacer un bebé. Mi bebé. El bebé de su hermana. Su futura sobrina o sobrino. Esto es grande, como lo es su matrimonio con Marina. Y todo va a suceder el mismo día.

—Solo asegúrate de llamar y mantenernos informados.

—Hecho, pero por mensaje —digo—. No queremos interrumpir la ceremonia, ¿a que no?

—Sí, cierto —confirma Gage—. Buena suerte. Dile a mi hermana que la quiero.

—Lo haré. Te lo prometo. —Cuelgo y contemplo lo que está a punto de ocurrir.

Nuestras vidas están cambiando por completo. Ya no seremos solo Ivy y yo. Tendremos a alguien a quien cuidar, alguien que dependerá exclusivamente de nosotros.

Da miedo.

—Oh, Archer —dice Ivy, sacándome de mis pensamientos.

Me vuelvo hacia ella y veo que tiene los ojos llenos de lágrimas y por su cara parece a punto de derrumbarse. Me acerco a ella, le cojo las manos y se las aprieto.

—¿Qué pasa, cariño?

—Me siento fatal. —Se le escapa un pequeño sollozo mientras sacude la cabeza. La atraigo hacia mí todo lo que puedo y le rodeo la cintura con el brazo—. Voy a fastidiar la boda de Gage.

—No, para nada. Va a ser una de las bodas más memorables de la historia. Nadie olvidará este día —le digo, pasándole la mano por el pelo. Quiero tranquilizarla, que no se preocupe por la boda. Todo va a cambiar en cuestión de horas.

—Exactamente. Se supone que es el día de Gage y Marina; en cambio, se va a convertir en nuestro día. El día de nuestro hijo. ¿Cómo podemos ser tan egoístas?

—No somos egoístas. No podemos evitar que te pongas de parto justo hoy. No es que lo hayamos hecho a propósito. —Me quito el resto de la ropa rápido y me pongo unos vaqueros y una camiseta—. Hablando de parto, tenemos que irnos. ¿Estás lista? Ponte unos zapatos, nena. —La aparto suavemente y se dirige a la puerta del armario que hay al otro lado de la habitación.

—¿Nosotros? ¿Quién es la que está a punto de dar a luz? —murmura Ivy mientras arrastra los pies hacia el armario. Se le escapa un pequeño bufido—. Tú no tienes nada que ver con esto del parto, Archer. Todo esto me toca a mí.

—Y creo que vas a hacerlo increíble. Eres la mujer más fuerte que conozco —le digo.

Al oír estas palabras, mi mujer rompe a llorar.

 

 

 

Gage

 

—No te lo vas a creer —digo al teléfono.

Doy vueltas por la habitación, distraído por la noticia que me acaba de dar mi mejor amigo.

Mi hermana está a horas de convertirse en madre. Estoy emocionado y nervioso a la vez. Es mi hermana pequeña y siempre la he protegido. ¿Y si le pasa algo? Es un sentimiento de impotencia, y no envidio lo que Archer está experimentando en este momento. Ha expresado su preocupación antes, pero siempre la ha dejado pasar por alto rápidamente, como si no fuera gran cosa.

Pero ahí sigue. Lo sé.

—¿Qué pasa ahora? —Marina suena ansiosa, aunque eso no es nada nuevo.

Mi prometida lleva nerviosa semanas. Meses incluso. Estoy más que listo para casarme y acabar con todo este asunto de la ceremonia.

Lo que más me apetece es pasar a la luna de miel. Hace semanas que no toco sexualmente a mi casi mujer, por decisión suya, no mía. Lo estoy llevando mal.

—Archer ha llamado. Ivy se ha puesto de parto. —Mantengo mi voz calmada, pero en el fondo soy un manojo de nervios.

No voy a admitirlo ante nadie. Ni siquiera ante Marina. Es el primer bebé de la familia y hasta los fríos padres de Archer están emocionados. Ivy no nos ha dicho si va a tener un niño o una niña y eso me está volviendo loco. Está volviendo locos a todos.

—Van de camino al hospital.

—¡¿QUÉ?! ¿Hablas en serio? ¡Dios mío! Esto va a arruinarlo todo —dice Marina prácticamente chillando.

Me siento ofendido. No puedo evitarlo. Por la forma en que Marina ha estado actuando estas últimas semanas, se ha vuelto irreconocible. Culpo a los preparativos de la boda. La está estresando muchísimo, lo que, a su vez, me está estresando muchísimo a mí.

—¿Hablas en serio? Sabíamos que esto podía pasar. ¿Cuál es el problema? ¿No has previsto un plan B o algo así?

—¿De verdad esperabas que tuviera un plan B secreto? Gage, trabajo a tiempo completo y he estado organizando esta boda. Apenas si consigo mantenerme en pie. —Marina suelta un suspiro exasperada.

—Ya se nos ocurrirá algo.

Mi futura esposa está en el hotel propiedad de Archer, preparándose. Yo ya estoy en la bodega, en una sala privada que Matt ha arreglado para que me vistiera. Nuestra boda es en más o menos noventa minutos.

Marina está probablemente a punto de enloquecer, y con razón.

—La ceremonia es casi ya. —Su voz ha bajado hasta convertirse en un susurro—. ¿Qué vamos a hacer? ¿Quién va a reemplazarlos? Esto es un desastre, Gage. Un gran desastre. Mi madre va a volverse loca.

—¿Por qué? —No me lo creo. A su madre le gusta agobiarse por muchas cosas. Es la italiana que hay en ella. Puede ser un poco… dramática. Marina también.