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"Llamar hombres (y mujeres) a que abandonen la condición malvada de su corazón y mente; exponer el pecado y peligro de ella; dirigirlos a los métodos y medios adecuados para abandonarla; abastecer sus pensamientos y afectos con objetos mejores, y descubrir y alentar el ejercicio dichos medios (lo que es indispensable para todos los creyentes si anhelan la vida y la paz) es parte de lo que hace el siguiente volumen". ¡Así sea! -John Appleby
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Publicado por:Publicaciones Faro de GraciaP.O. Box 1043Graham, NC 27253www.farodegracia.orgISBN: 978-1-629462-95-0
© Traducción al español por Publicaciones Faro de Gracia, Copyright 2021. Todos los Derechos Reservados.
©2021 Publicaciones Faro de Gracia. Traducción al español realizada por Giancarlo Montemayor; edición de texto, Julio Caro Alonso, diseño de la portada y las páginas por Juan Diego Chaves Aceves. Todos los Derechos Reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación o cualquier otro— excepto por breves citas en revistas impresas, sin permiso previo del editor
©Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina–Valera ©1960, Sociedades Bíblicas en América Latina.
©Renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas, a menos que seanotado como otra versión. Utilizado con permiso.
Cómo ocuparse del Espíritu
Una versión abreviada del clásico The grace and duty of being spiritually minded [La gracia y el deber de tener una mente espiritual], de John Owen, publicado por primera vez en 1681.
Reescrito para los lectores de hoy por John Appleby del compendio preparado por Philip Grist.
“Los hombres caminan y hablan como si este mundo fuera todo, cuando comparativamente no es nada” (Del prefacio original de Owen).
Contenido
Prefacio a esta versión
Parte 1: La naturaleza de los pensamientos espirituales
¿Cómo se explica Romanos 8:6?
Un análisis de la mentalidad espiritual
¿Tienes una mentalidad espiritual? ¡No necesariamente!
Cómo poner a prueba la mentalidad espiritual
Cómo cultivar los pensamientos espirituales
Cómo pensar en las cosas espirituales
Cómo pensar espiritualmente en Cristo
Cómo pensar espiritualmente en Dios
Más ideas sobre la meditación en Dios
¡Ayuda! Cuando pensar espiritualmente es difícil
Parte 2: El cultivo de la mentalidad espiritual
Maneras en que Dios nos anima a tener una mentalidad espiritual
El amor verdadero por lo espiritual
Cómo saber si el cambio en nosotros es espiritual
Otra evidencia del cambio espiritual genuino
El verdadero deleite en la adoración
El crecimiento de la mentalidad espiritual
El decaimiento espiritual
El modelo de la mente espiritual
¿Qué hace que las cosas espirituales sean tan deseables?
Cómo obtener una mente espiritual
¡Vida y paz!
El libro de Owen, Grace and duty of being spiritually minded declared and practically improved [La gracia y el deber de tener una mente espiritual presentada y aplicada en la práctica], se publicó por primera vez en 1681. En su prefacio, Owen escribió: “Creo que es necesario darle al lector un breve recuento de la naturaleza y el diseño del volumen que leerán a continuación, para que tengan una guía para la lectura y también sirva como una especie de disculpa por publicarlo. El lector puede saber, por lo tanto, que los pensamientos aquí plasmados en un principio eran meditaciones privadas para uso personal, en una época en la que yo era incapaz de hacer cualquier cosa para la edificación de los demás y en la que no esperaba volver a hacerlo en este mundo. Puesto que recibí, según mi parecer, cierto beneficio y satisfacción de mis propias meditaciones, cuando Dios en Su gracia se complació en restaurarme un poco de vigor, insistí en el mismo tema al instruir a una congregación” (Owen estaba muy enfermo y pensaba que iba a morir).
No fue la intención de Owen sugerir que los cristianos no deberían preocuparse por pensar o disfrutar de las cosas que se pueden gozar lícitamente en esta vida. Pero sí lo preocupaba profundamente que esas cosas dominaran tanto la mente de los creyentes que no tuvieran deseo ni deleite en las cosas espirituales.
Owen estaba perturbado por la falta de compromiso cristiano y la inmadurez espiritual de muchos que profesaban ser creyentes en su época. Escribió:
“Llamar hombres (y mujeres) a que abandonen la condición malvada de su corazón y mente; exponer el pecado y peligro de ella; dirigirlos a los métodos y medios adecuados para abandonarla; abastecer sus pensamientos y afectos con objetos mejores, y descubrir y alentar el ejercicio dichos medios (lo que es indispensable para todos los creyentes si anhelan la vida y la paz) es parte de lo que hace el siguiente volumen”. ¡Así sea!
-John Appleby
“Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz”.
¡Vida... paz... muerte! ¿Quién no elegiría la vida y la paz? Pero estas, dice Pablo, solo se producen cuando una persona tiene una mentalidad espiritual. No tener esa mentalidad es equivalente a la muerte. Pablo no permite una tercera posibilidad. Entonces, ¿qué es la mentalidad espiritual? ¿Qué se entiende por vida y paz? ¿Cómo podemos saber si tenemos una mentalidad espiritual o no? Estos son los asuntos que quiero examinar y analizar en este libro.
No son asuntos sencillos, porque a menudo podemos tener conciencia de las influencias de la mentalidad espiritual y la mentalidad terrenal al mismo tiempo. Los cristianos están conscientes de las batallas continuas entre ambas (Gálatas 5:17). ¿Cómo podemos saber qué tipo de mente realmente tenemos? ¿Cómo podemos estar seguros de que no nos estamos engañando a nosotros mismos? Ser controlados por la mente terrenal significa que no podemos agradar a Dios (Romanos 8:8) y, por lo tanto, moriremos (Romanos 8:13). ¡Qué triste contraste con la vida y la paz!
¿Qué quiere decir Pablo con “mentalidad espiritual”? La palabra “espíritu” en las Escrituras puede significar “el Espíritu Santo” (como en Romanos 8:9) o “la nueva vida espiritual producida en el creyente por el Espíritu Santo” (como en Juan 3:6). Sugiero que por mentalidad espiritual, Pablo entiende aquí “la actividad de esta nueva vida espiritual en el creyente”.
Esa nueva vida espiritual hace que el creyente piense y se deleite en las cosas espirituales, ¡lo que nunca fue un hábito antes de la conversión! Los incrédulos solo aman las cosas de esta tierra, pero los creyentes ahora le dan más prioridad al amor por las cosas de Dios.
Podemos definir la mentalidad espiritual como algo que consiste en tres cosas: una mente que siempre dirige activamente los pensamientos a las cosas espirituales, un amor creciente por las cosas espirituales y un verdadero sentido de satisfacción en el creyente, producido por las cosas espirituales.
En nuestro versículo, Pablo señala que esta mentalidad espiritual es la marca distintiva principal del creyente y que solo ella conduce a la vida y la paz. Entonces, ¡qué vital debe ser!
Puede ser de ayuda considerar brevemente lo que significa ser terrenal. Entonces podremos apreciar mejor el valor de la mentalidad espiritual. Por ejemplo, cuando las personas tienen una mentalidad terrenal, el amor por las cosas terrenales domina sus mentes. No hay amor por las cosas espirituales. Incluso los cristianos verdaderos a veces pueden amar demasiado las cosas de este mundo. Entonces su vida espiritual se vuelve enfermiza. No tendrán la paz que conlleva una vida espiritual saludable. Algunas personas saben sobre las cosas espirituales, pero no tienen fuerzas para buscarlas. En todos estos ejemplos, la mentalidad terrenal se muestra como enemiga de la mentalidad espiritual.
Por lo tanto, sugiero que los que no desean alcanzar el nivel más alto de mentalidad espiritual posible y se contentan con menos no dan evidencias genuinas de ser creyentes verdaderos.
Es posible que tengan vida espiritual, pero no tendrán la paz de Dios. Incluso pueden estar engañándose a sí mismos y no poseer vida espiritual en absoluto.
En primavera, vemos los árboles cubiertos de flores. Parte de esas flores caen demasiado pronto y quedan reducidas a la nada. Parte de ellas permanecen y después dan fruto. Las mentes de las personas, al igual que los árboles llenos de flores, están llenas de pensamientos. Muchos pensamientos llegarán a ser nada. Algunos producirán fruto, bueno o malo. El tipo de pensamientos que tenemos puede decirnos si poseemos una mentalidad espiritual o no. ¡Como piensa una persona, así es ella! (Proverbios 23:7).
La mente controlada por una nueva vida espiritual produce fruto espiritual. Así como la calidad de la tierra se juzga según cuán bien crecen los cultivos en ella, nuestras mentes pueden ser juzgadas por la forma en que pensamos, especialmente en tiempos de estrés. ¿Entramos en pánico y olvidamos a Dios? ¿O recurrimos a Él naturalmente para encontrar la solución a nuestros problemas?
Sin embargo, puede haber ocasiones en que incluso los incrédulos parecen tener pensamientos espirituales. Por ejemplo, las personas pueden tener la costumbre de leer la Biblia de vez en cuando, pero es posible que no practiquen lo que aprenden. Cuando Dios y Su voluntad solo están ocasionalmente en el pensamiento, no hay una mentalidad espiritual verdadera. Como Dios le dijo a Ezequiel: “Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia” (33:31).
Cuando repentinamente llega una dificultad o una tragedia severa, algunas personas pueden pensar en las cosas espirituales. Sin embargo, cuando el problema termina, olvidan su resolución de buscar a Dios. Es como si esas personas confiaran en las tormentas repentinas para producir agua potable. Cuando termina la tormenta, el agua se acaba. ¡Cuánto mejor es tener agua que fluye de una fuente perpetua! La nueva vida espiritual producida por el Espíritu Santo en el creyente es como un manantial de agua pura en la mente.
Por otro lado, algunas personas pueden comenzar a pensar en Dios solo cuando algo bueno les sucede de repente. Nuevamente, después de un momento, su interés espiritual desaparece. Son como un terreno que solo produce cosechas si está bien abonado. ¡Cuánto mejor es que la mentalidad espiritual verdadera produzca frutos espirituales continuos!