Disciplina inteligente en la escuela - Vidal Schmill - E-Book

Disciplina inteligente en la escuela E-Book

Vidal Schmill

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Beschreibung

La escuela es más que un proceso académico, es también un proceso socializador para los niños y jóvenes. Este libro presenta estrategias prácticas para que profesores e instituciones conviertan los espacios educativos en ambientes propicios para el desarrollo de todas las capacidades de los alumnos. La propuesta: lograr que la práctica diaria en el aula esté basada en los valores universales e institucionales, y permita prevenir situaciones y conductas nocivas. Maestro: El propósito de este libro es ayudarte a crear entornos propicios para el aprendizaje. Auxiliarte a convertir tus espacios de trabajo educativo en ambientes que realmente fomenten el desarrollo de las capacidades de tus alumnos, reconociendo, aceptando y estimulando las diversas inteligencias en las que destacan. Este libro trata sobre cómo rescatar tu pasión por educar, sobre cómo restaurarte diariamente y evitar el desgaste en tu labor docente. Pretende enriquecer, actualizar tus estrategias para enfrentar los comportamiento inaceptables en la escuela y actuar con eficacia ante ellos. Trata sobre la congruencia entre los valores que ostenta la institución educativa y lo que realmente ocurre en el aula y en las interrelaciones humanas dentro de dicha institución. Este es un libro que le será útil tanto al docente como al directivo, pues trata de la vinculación entre ideario y práctica escolar. Trata de cómo ser honestos con los padres de familia que nos confían a los seres que más aman; sus hijos. Trata sobre cómo la escuela puede ser una institución que propone nuevas alternativas de interrelación social y no limitarse a ser el espejo de los vicios y la decadencia de la sociedad actual. Trata sobre el tema de los valores como punto de partida, medio y fin de la educación.

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Vidal Schmill Herrera. Pedagogo mexicano, especialista en Desarrollo Humano. Facilitador y consultor de procesos educativos para personal docente, padres de familia y alumnos de distintas instituciones educativas y públicas y privadas desde 1984.

Conferenciante con experiencia internacional. Ha impartido conferencias y cursos en Guatemala, El Salvador, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina, así como en las principales ciudades de la república mexicana.

Fundador del Liceo de la Familia, dedicado a mejorar la calidad educativa en la familia a través del cual ha conducido programas de Escuela para Padres de diversos colegios por más de veinte años.

Autor de los libros Formación Civica y Ética I y 2 autorizados por la SEP para jóvenes de secundaria, publicados por Limusa/Noriega Editores.

Colabora permanentemente con diversos Sistemas DIF estatales y municipales, contribuyendo con las actividades y objetivos altruistas de dicha institución.

Autor del concepto y de los contenidos del Programa "Familias que Aprenden" operado por el DIF Hidalgo en diversas comunidades de la entidad con el fin de mejorar la comunicación, reducir la violencia intrafamiliar y prevenir adicciones.

Capacita a personal docente para el desarrollo de sus habilidades emocionales y sociales, propiciando el mejoramiento de la relación maestro - alumno y la disminución del estrés en la función docente.

Direcctor y Editor de Producciones Educación Aplicada, sello editorial dedicado a apoyar y estimular a educadores y autores para que generen publicaciones con alternativas y soluciones que sirvan para estar a la altura del reto educativo que los niños y adolescentes de hoy presentan.

Disciplina Inteligente®en la escuela

Hacia una pedagogía de la no-violencia

Vidal Schmill

© Producciones Educación Aplicada S. de R.L. de C.V., 2017

Miguel Ángel de Quevedo 50-301

Col. Ex Hacienda de Guadalupe Chimalistac

Alvaro Obregón 01050 México, D.F.

Tel. +52 (55) 5543 0108 y +52 (55) 5543 0112

www.escuelaparapadres.com

©Vidal Schmill, 2017

PRIMERA REIMPRESIÓN: febrero de 2009

EDITOR: Vidal Schmill

CUIDADO DE LA EDICIÓN: Margarita Sologuren

DISEÑO DE PORTADA: Elisa Orozco

FORMACIÓN: Mabel de la Brena Rodríguez y Zuemmy A. Antón Romero

FOTOGRAFÍA DE PORTADA: archivo personal del autor.

Reservados todos los derechos © 2017

ISBN: 978-607-9347-29-1

La transformación a libro electrónico del presente título fue realizada por Sextil Online, S.A. de C.V./ Ink it ® 2017.

+52 (55) 52 54 38 52

[email protected]

www.ink-it.ink

La presentación y disposición en conjunto de este libro son propiedad del editor.

Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida o transmitida, mediante ningún sistema o método electrónico o mecánico (incluyendo el fotocopiado, la grabación o cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de información) sin consentimiento por escrito del editor.

Dedicado a todos los maestros comprometidos y que hacen su mejor esfuerzo por marcar la diferencia en la vida de sus alumnos.

Gracias a todos los directivos y maestros que a lo largo de más de veinte años me han abierto las puertas de sus escuelas y de sus aulas para compartir su práctica educativa, aportando los elementos indispensables para esta obra. Gracias por su dedicación, pasión e inteligencia.

Hay muchas instituciones educativas que ha lo largo de más de 20 años me han permitido crecer profesionalmente a través de conferencias para padres de familia, de capacitación y actualización docente, así como de programas complementarios para el desarrollo humano de sus alumnos. Me resulta imposible mencionarlas a todas sin cometer alguna omisión involuntaria. Con todas ustedes tengo una deuda de gratitud.

No obstante, de manera especial, deseo mencionar a las siguientes instituciones que en los últimos años han participado tratando de implantar el Programa Disciplina Inteligente en la Escuela, que aparecen en estricto orden alfabético dentro de su entidad.

Chihuahua - Escuela Secundaria Bilingüe Isaac Newton (ITESM) (Chihuahua) - ITESM, Preparatoria (Chihuahua)

Distrito Federal - Centro Escolar Instituto La Paz - Colegio Eduardo Jenner - Colegio Nuevo Continente - Instituto Educativo Olinca - Comunidad Educativa Tomás Moro - Escuela Ameyalli - Grupo Educativo Alexander Bain - Instituto Ovalle Monday - Instituto Piaget - Instituto Técnico y Cultural

Estado de México - Colegio Las Américas (Tenancingo) - Colegio Buena Tierra (Metepec) - Colegio Springfield (Toluca) - Instituto Copán (Naucalpan) - Instituto Simón Bolívar (Toluca) - Jardín de Niños, Lorenzo Filho

Hidalgo - Instituto Hidalgo (Pachuca)

Jalisco - Escuela Pierre Fauré (Ciudad Guzmán)

Morelos - Grupo Educativo Americano (Cuernavaca)

Quintana Roo - Colegio Británico (Cancún)

Tabasco - Colegio Arjí (Villahermosa)

Ustedes son la esencia de este trabajo

Contenido

Sugerencias para utilizar mejor este libro

Capítulo 1 • Hacia una pedagogía de la no-violencia

1.1 •

Campo de aplicación y objetivos de este libro

1.2 •

Hacia una pedagogía de la no-violencia

1.3 •

Los objetivos de la escuela tradicional

1.4 •

La posible misión de la escuela posible

Capítulo 2 • La disciplina inteligente en la escuela inicia con la disciplina preventiva en el aula

2.1 •

Estilos disciplinarios en la escuela

2.2 •

Disciplina estúpida. Definición 1

2.3 •

Disciplina preventiva

2.3.1 •

Estructura de funcionamiento en el aula y en la escuela

2.3.2 •

Estrés, malestar docente y luchas de poder en el aula

2.3.3 •

La maestra, el maestro asertivo

2.3.4 •

El factor emocional en la relación maestro - alumno

2.4 •

La disciplina requerida en función del perfil de alumno que la escuela de hoy pretende alcanzar

Capítulo 3 • Los valores: punto de partida, medio y finalidad de la educación

3.1 •

El posible conflicto entre la ética de los maestros y la moral escolar

3.2 •

Una aproximación conceptual sobre los valores

3.3 •

Los valores primarios

3.4 •

Una pedagogía simplificada de los valores

3.5 •

La escuela como institución transmisora de valores

Capítulo 4 • La disciplina inteligente vs. la disciplina estúpida en la escuela

4.1 •

El cáncer en la educación: premios y castigos

4.2 •

Eliminando premios en la escuela: criterios y estrategias para reconocer a los alumnos tanto en lo actitudinal como en lo académico sin condicionar

4.3 •

Eliminando castigos en la escuela: criterios y estrategias para aplicar un sistema de consecuencias que propicien la vivencia de la responsabilidad, el respeto y la honestidad

4.4 •

“Catálogo” de consecuencias

4.5 •

Cuantificación para la evaluación del programa

Capítulo 5 • Implantación del Programa disciplina inteligente en la escuela

5.1 •

Objetivos generales de disciplina inteligente en la escuela

5.2 •

Secuencia general de intervenciones con directivos escolares, personal docente y personal especializado de apoyo psicopedagógico

5.3 •

Intervenciones sugeridas con los padres de familia

5.4 •

Intervenciones sugeridas con los alumnos

Reflexiones finales

Notas

Índice temático

Índice de citas y autores

Bibliografía

Sugerencias para utilizar mejor este libro

Maestra, maestro… bienvenidos a este libro cuya intención es contribuir con tu desarrollo personal y profesional.

Pretendo facilitarte el camino para encontrar tus propias respuestas frente a los retos que presentan los alumnos durante la interacción cotidiana que estableces con ellos en el ámbito escolar.

Los aspectos relativos a la disciplina escolar, la transmisión de valores, los reconocimientos y las sanciones a sus conductas, son la espina dorsal de este trabajo. Existen diversas publicaciones al respecto con propuestas útiles, sin embargo espero que ésta aporte algunos elementos novedosos, y sobre todo, enfoques prácticos.

Pretendo que este libro sea de lectura fácil y que lo puedas emplear como un “manual de operación”, por lo que procuré utilizar un lenguaje intencionadamente accesible y una redacción en segunda persona; siempre me dirigiré a ti, no a una tercera persona, no vagamente “a alguien”, no “a un profesor, una maestra o directivo” genérico sino a ti, directamente. Además, me he tomado la libertad de hablarte de “tú” y no de usted, con el fin de que percibas un acercamiento directo conmigo. Espero no tengas inconveniente.

El diseño y el armado de este libro están pensados para que puedas hacer consultas ágiles y rápidas, además de que en la mayoría de las páginas pares aparecerán frases, aforismos, reflexiones, listados y esquemas relativos a los temas tratados en el texto corrido que aparece en las páginas nones.

Modos de consulta

Este libro puede ser consultado y utilizado de varios modos:

A) Modo lineal.

B) Modo manual de operación.

C) Modo referencia rápida.

A) modo lineal.

Significa seguir lineal y completamente la secuencia numérica de los capítulos, lo que te permitirá encontrar un ordenamiento útil para evitar “lagunas” dentro del proceso global aquí propuesto. Lectura en orden, de principio a fin.

B) Modo manual de operación.

Significa que puedes ir directamente a la parte que necesites y, de esta manera, obtener de inmediato la información deseada sin tener que leer partes que no sean de tu interés, por lo menos por ahora, lo cual te ayudará a consultar el tema que más te inquieta como maestro(a), asesor psicopedagógico o directivo escolar. El no revisar un capítulo previo para ir directamente al de tu interés, no te impedirá comprenderlo pues la redacción de cada uno es similar a un módulo independiente, aunque debo reconocer que en especial el capítulo 5, correspondiente a la implantación del Programa de Disciplina Inteligente en la Escuela, es tan operativo que requerirá una constante referencia con los capítulos previos, pero respecto a los demás capítulos, no tendrás mayor problema o necesidad de referencias previas.

C) Modo referencia rápida.

Sgnifica consultar las frases, reflexiones o esquemas que encontrarás en las páginas pares del libro (las del lado izquierdo), las cuales sirven para ilustrar o reforzar los contenidos desarrollados en las páginas opuestas. Son de consulta rápida pues te pueden conducir a reflexiones y enfoques novedosos, inspirar ideas o aclarar conceptos. No está mal darle una lectura “hojeada” al libro antes de introducirte en él, estoy seguro que encontrarás algo que te atraiga.

Para ayudarte a elegir el modo de consulta que más te convenga, a continuación describiré un resumen de cada capítulo, que además te mostrará parcialmente la lógica de su estructura pedagógica:

 

El Capítulo 1. Hacia una pedagogía de la no-violencia delimita el campo de aplicación y los objetivos de este libro. Plantea los conceptos básicos para introducirte al tema de la “no-violencia” como una postura filosófica – pedagógica que te permitirá valorar la necesidad de trabajar sobre el tema de la socialización y el desarrollo de competencias de vinculación humana, además de las académicas.

En este capítulo encontrarás una referencia entre las prácticas realizadas por la Escuela Tradicional, así como las premisas o supuestos sobre los que ha operado tantos años, que te sirva de comparación con la posible misión de la escuela posible de la actualidad. Planteando la “Educación Emocional” como una corriente de impacto mundial en los ámbitos escolares que es indispensable adoptar para estar a la altura del reto que los niños y jóvenes de hoy plantean a los adultos responsables de educarlos.

 

El Capítulo 2. La disciplina inteligente en la escuela inicia con la disciplina preventiva en el aula es un capítulo que será particularmente útil si eres maestro(a) de grupo, pues encontrarás alternativas prácticas de uso inmediato en aula, ya sea que la escuela en la que trabajas adopte o no la Disciplina Inteligente como sistema, ya que verás que lo propuesto a lo largo de este capítulo puedes llevarlo a la práctica directamente.

Se podría decir que es el capítulo más “en corto” entre tú y yo, pues lo que hagas en el aula con esta información raramente podrá ser cuestionado por directivos que no coincidan con la idea general planteada en esta obra. Aquí encontrarás un análisis exhaustivo de los llamados estilos disciplinarios, las corrientes educativas que han defendido las diferentes posturas disciplinarias escolares (“maestro a cargo”, “estudiantes a cargo” o “ambos a cargo”) y se te propondrá una visión novedosa para entender la disciplina como un medio no como un fin educativo.

Observarás que el conocimiento y el manejo cuidadoso de las dos principales variables disciplinarias: firmeza y benevolencia, te permitirán acercarte a una relación de “punto medio” que te permita mejorar tu efectividad y cercanía emocional con tus alumnos. Adicionalmente encontrarás estrategias prácticas para “desengancharte” o no engancharte por principio de cuentas, en luchas de poder con tus alumnos, y conocerás las diversas herramientas para establecer una disciplina preventiva que te ayude a mejorar la atmósfera de trabajo y la disposición de aprendizaje en tu aula.

Sabrás cómo establecer procedimientos de funcionamiento en el aula, cómo disminuir tu estrés y malestar docente, cómo comunicarte asertivamente sin agredir o someterte, y cómo mejorar la capacidad de control sobre tus propias emociones. Conocerás los aspectos que reorientarán tu práctica disciplinaria para acercarte consistentemente hacia los rasgos del perfil de alumno que la escuela de hoy pretende alcanzar.

 

El Capítulo 3. Los valores: punto de partida, medio y finalidad de la educación contiene información clave para mejorar la efectividad de la pedagogía de los valores que la escuela esté practicando, sentando los principios para simplificar y potencializar los resultados de los programas que sobre valores se están realizando. Además de ayudar a enfrentar y reducir los posibles conflictos entre la moral de los maestros y la ética escolar que puede generar desconcierto y desatinos en la toma de decisiones disciplinarias de la escuela.

La escuela puede y debe mejorar su efectividad como institución social transmisora y promotora de valores morales, independientemente de que sea confesional (adscrita a cierta religión) o laica.

 

El Capítulo 4. La disciplina inteligente vs. la disciplina estúpida en la escuela es esencial para penetrar en la médula de la propuesta de este trabajo pues establece los principios que pretenden eliminar la nociva y primitiva práctica ancestral de premios y castigos para establecer en su lugar una metodología que permita reconocer y fomentar conductas basadas en valores sin condicionar a los menor espara hacerlo y así evitar el “mercado de buenas conductas” en el cual los niños aprenden a “vender” su buena conducta a cambio de privilegios, de objetos y juguetes o incluso en efectivo.

Esta enfermedad lamentablemente se contagia desde la casa a la escuela y también desde la escuela a la casa.

Asimismo, los castigos fomentan la doble moral, la mentira, la culpa (no la responsabilidad) y la victimización, porque nunca conducen a las personas a dar la cara y reparar o resarcir el daño causado, sólo a sufrir el dolor del castigo, que no redime, sólo hiere, provocando fantasías de venganza abiertamente expresadas o encubiertamente maquinadas y fríamente ejecutadas. En este capítulo encontrarás diversas alternativas para eliminar tanto los premios como los castigos.

Aquí encontrarás ideas útiles para establecer, por primera vez que yo sepa, un sistema disciplinario escolar cuantificable que te permita evaluar y corregir con números en la mano, la toma de decisiones disciplinaria.

 

El Capítulo 5. Implantación del Programa Disciplina Inteligente en la Escuela intenta compartirte las experiencias que he tenido en diversas escuelas que han intentado implantar el programa de Disciplina Inteligente en la Escuela. Muestra objetivos, secuencias de intervención, temarios sugeridos y hasta situaciones de posibles conflictos u obstáculos para que el sistema funcione como tal. Aquí encontrarás que estas experiencias se plantean para los tres protagonistas del acto educativo escolar: los docentes, los padres de familia o tutores y los alumnos. Si “cierras la pinza” tendrás realmente más oportunidades de que estos conceptos y prácticas disciplinarias no sean sólo un “tema interesante” obtenido de alguna plática y se conviertan en un sistema que permita a la escuela tener una práctica disciplinaria institucional, sistémica y evaluable.

 

Las reflexiones finales pueden ser útiles para que tanto tú como tus colaboradores maestros rescaten conceptos que les revitalicen su propósito básico como educadores, como formadores que trascienden en las generaciones actuales pensando también en las futuras. Rescatar la pasión por educar es vital para que todo el sistema funcione, de otra forma, serán procedimientos muertos. Se requiere de la vitalidad de las personas para que “hagan escuela”, no sólo para que asistan a la escuela.

No olvides que la docencia es la profesión que más puede trascender en la vida de los demás, por lo tanto quien se dedica a ella, debe ser alguien con un alto nivel de conciencia ética.

 

Por último, encontrarás la sección de notas y referencias bibliográficas que se utilizaron para la realización de esta obra, además de recomendaciones de lecturas y fuentes que te ayudarán a profundizar o ampliar en los temas de tu interés.

 

Así pues, elige el modo de consulta que más te apetezca y que lo disfrutes.

 

Capítulo 1Hacia una pedagogía de la no-violencia

1.1 ·Campo de aplicación y objetivos de este libro

1.2 ·Hacia una pedagogía de la no-violencia

1.3 ·Los objetivos de la escuela tradicional

1.4 ·La posible misión de la escuela posible

“Los hombres no se perturban por las cosas que les suceden, si no por sus opiniones sobre las cosas que suceden”

Epicteto

Capítulo IHacia una pedagogía de la no-violencia

1.1 • Campo de aplicación y objetivos de este libro

Este libro pretende ayudarte, maestro, en tu transición hacia la función de facilitador de aprendizaje. Efectivamente, el papel del maestro requiere de una evolución, de un proceso en el cual reconozcas que el conocimiento no es exclusivamente tuyo. En la actualidad cualquier niño es capaz de obtener información amplia sobre la materia de tu especialidad si cuenta con una conexión a internet y sabe cómo buscar información.

Algunos profesionales de la educación me han manifestado sus temores y reservas con respecto al papel del maestro en la escuela del futuro; otros, se aferran a esquemas caducos, intentan seguir con patrones memoristas, dictan apuntes que no han actualizado en años y controlan a sus grupos con amenazas sobre las calificaciones.

Se acabó el tiempo de las vacas sagradas de la educación, tiempo en el cual los maestros eran los únicos poseedores de la información, no aceptaban cuestionamiento alguno de sus planteamientos e incluso castigaban con ironía o agresión abierta el conocimiento o las iniciativas de participación de sus alumnos.

 

“Ojalá puedas hacer una declaración de dignidad para ti mismo y la profesión de maestro cuando reconozcas que tú marcas la diferencia. Que tú representas algo para los alumnos y eres una referencia clave para ellos. Tal vez nunca te des cuenta de la magnitud del impacto que tú produces en la vida de un niño o de un joven. Eres indispensable para esta sociedad y serás respetado en la medida en que seas consciente de que has elegido la profesión más noble que puede haber: la de proporcionar conocimiento y sabiduría para vivir con carácter, virtudes, principios y buenos hábitos”.

Harry K. Wong

 

Este libro pretende ayudarte a crear entornos propicios para el aprendizaje. Auxiliarte en la tarea de convertir tus espacios educativos en ambientes que verdaderamente fomenten el desarrollo de las capacidades de tus alumnos, mediante el reconocimiento, la aceptación y el estímulo de las diversas inteligencias en las que destacan.

El antecedente de este libro es el título Disciplina inteligente. Manual de estrategias actuales para una educación en el hogar basada en valores, el cual escribí pensando en la educación en el hogar y su público objetivo lo constituyen los padres de familia en interrelación con sus hijos. Los principios fundamentales son los mismos; sin embargo, las aplicaciones en el contexto escolar le otorgan una orientación estratégica diferente.

Evidentemente, no es lo mismo tratar de educar a tus hijos en casa que educar a 20, 30 o más alumnos en un aula; además, la escuela persigue objetivos educativos diferentes a los del hogar y, por lo tanto, requiere procedimientos diferentes.

Este libro plantea cómo rescatar tu pasión por educar, cómo restaurarte diariamente y disminuir el desgaste en tu labor docente. Educar, estoy seguro de que lo sabes, puede ser un verdadero placer que le otorga sentido a la vida del educador... y en ocasiones a la del educando.

Este no es un libro que parta del supuesto de que lo estás haciendo mal y por eso necesitas estudiarlo; por el contrario, pretende enriquecer y actualizar tus estrategias para enfrentar los comportamientos inaceptables en la escuela y actuar con eficacia ante ellos.

Es un libro que intenta cerrar posibles brechas entre los valores que ostenta la institución educativa y las prácticas que realmente ocurren en el aula. Habla de las interrelaciones humanas dentro de esa institución, ya que la oferta educativa de una escuela debe revisarse periódicamente de manera detallada a fin de actualizar las estrategias que permitan ser congruentes con ellas.

Este es un libro que le será útil tanto al docente como al directivo, pues trata de la vinculación entre ideario y práctica escolar, aspecto fundamental para corresponder honestamente a los padres de familia que nos confían a los seres que más aman: sus hijos.

En muchas ocasiones los problemas disciplinarios son consecuencia de una didáctica inadecuada, pues los niños y jóvenes de hoy cuentan con una serie de recursos para obtener información mucho más interactivos que los que podemos proporcionar los maestros. Sin embargo, en esta obra nos centraremos en los elementos emocionales y relacionales que generen entre maestros y alumnos el interés y la colaboración mutua, de modo que se ayude a mejorar la atmósfera del aula y ésta sea propicia al aprendizaje.

Tomando las ideas del maestro Harry K. Wong(1), ojalá puedas hacer una declaración de dignidad para ti mismo y para la profesión de maestro cuando reconozcas que tú marcas la diferencia, que representas algo para los alumnos y eres una referencia clave para ellos.

Se trata de que la escuela sea placentera para ti, maestro, gracias a que tus alumnos compartan contigo el placer de aprender con ellos. Se trata de rescatar la raíz de la palabra educar: sacar a la luz lo mejor de ellos y lo mejor de ti.

 

Para ser maestro hay que ser profeta, porque uno está tratando de preparar gente para un mundo que está a 30 o 50 años en el futuro.Gordon Brown

 

1.2 • Hacia una pedagogía de la no-violencia

 

Se trata de un nuevo llamado por una práctica educativa en la que no haya crueldad social, en la que no haya hostigamiento o abuso entre los protagonistas del acto educativo. Una llamada más, entre tantas, contra la apatía y la inercia, así como contra las relaciones que requieran la sumisión de alguna de las partes.

La pedagogía de la no-violencia intenta eliminar del contexto escolar las prácticas basadas en el maltrato y todas las variantes que se utilizan con el fin de controlar el comportamiento de los menores o simplemente para ejercer poder y dominio sobre los demás. También significa educar en la paz y para la paz, con base en valores primarios y en los derechos humanos.

¿Por qué no mejor nombrarla pedagogía de la paz?

Porque el momento histórico en el que esta obra se realiza es particularmente violento, enfermo y decadente. Porque quiero enfatizar contra qué se debe luchar. Se puede argumentar que al propiciar la paz se erradicará la violencia. Coincido en parte, pero también creo que la violencia está arraigada socialmente de una manera muy perniciosa, y estamos tan acostumbrados a ella que puede pasar inadvertida, por lo que vale la pena no negarla ni en cuanto a su nombre.

Paulo Freire menciona: «…creo que la crisis no es propia de la educación sino que es la crisis de la sociedad toda, es la crisis del sistema socioeconómico en el cual estamos insertos que necesariamente se refleja en la educación… La educación es una práctica eminentemente política. De allí la imposibilidad de implementar una pedagogía neutra. En el fondo, no hay nada neutro».(2) Debemos asumir una posición: o nos oponemos a la violencia con prácticas conscientemente incluyentes o somos parte de la violencia que excluye, que segrega, que somete.

Dependiendo de nuestras prácticas educativas, podemos sacar a la luz lo mejor o lo peor de alguien. La violencia y el miedo, con todas sus variantes, formas y manifestaciones, sacan a la luz lo peor de un ser humano. Sale a la luz lo peor de la víctima y lo peor del victimario. Esta práctica tiene raíces muy profundas y antiguas. Es un cáncer que carcome los cimientos de la autoestima, la creatividad y la iniciativa para intentar lo que en la vida vale la pena.

 

“La tarea fundamental de educadores y educadoras es vivir éticamente, practicar la ética diariamente con los niños y jóvenes; esto es mucho más importante que el tema de la biología, si somos profesores de biología. Lo importante es el testimonio que damos con nuestra conducta. Inevitablemente cada clase, cada conducta, es testimonio de una manera, ética o no, de afrontar la vida”.

Paulo Freire

 

Los niños, al llegar diariamente a su escuela, no están pensando en las materias que van a estudiar sino en las relaciones con sus amigos o, lamentablemente con demasiada frecuencia, en las relaciones con quienes no lo son.

Normalmente se dice que a la escuela “se va a aprender”, considerando exclusivamente los contenidos académicos. No es así. Hacer amigos, tener enemigos, jugar en equipo, solidarizarse con quien cometió una falta o con quien fue víctima de dicha falta, tomar partido, conquistar el primer amor, ser rechazado, saber sobrevivir a los embates de los niños mayores, emularlos; todo esto, y más, es lo primero que los niños aprenden en la escuela. Luego tal vez vendrá, si usas una didáctica adecuada, lo que los programas de estudio intentan enseñar al alumno.

Las prioridades de los niños y jóvenes por lo general no coinciden con las de los adultos.

 

Si partimos de la máxima de que nadie enseña nada sino que cada persona aprende lo que quiere, el profesorado actual se encuentra muy frustrado, ya que su finalidad es “enseñar” un programa y el alumnado lo que desea es aprender a vivir; el alumnado aprende lo que le interesa, desestima lo que se le quiere enseñar y memoriza —sin sentido— conceptos carentes de utilidad que olvida en cuanto “puede comenzar a vivir”. Y mientras esto sucede, durante casi dieciocho años de la vida, para unos, y una media de casi cuarenta años para otros, una estructura de piedra, rejas, puertas cerradas, castigos, calificaciones, horarios rígidos, programas, exámenes, etcétera, ahoga las ansias de vida y felicidad de unos y otros.

Pasarse la vida profesional tratando de imponer a la gente joven el aprendizaje de unos larguísimos programas, realizando constantes y traumáticos exámenes, aburridísimas evaluaciones, otorgando implacables notas y frustrantes suspensos... con uno que otro aprobado y pocos notables y sobresalientes, no parece un resultado muy gratificante para la realización personal de los trabajadores de la enseñanza y la educación. No es de extrañar el índice tan alto de profesionales de este ramo que sufren depresiones u otras psicopatologías.

Sabemos que un estado de frustración continuo ocasiona más o menos manifestaciones de violencia y esa violencia se hace manifiesta en las relaciones existentes entre alumnado y profesorado, alumnado contra alumnado, profesorado, alumnado y familias en desacuerdo y con finalidades e intereses diferentes. Todo un cúmulo de realidades que consigue que nos encontremos con unas generaciones jóvenes desajustadas, violentas, competitivas, discriminativas, apáticas, acríticas, apolíticas y expresamente conservadoras. Todo ello, consecuencia directa del sistema educativo que se padece.

Toda esta situación ha producido una importante crisis de valores, porque se han considerado valores el dinero y el éxito personal, por encima de los valores humanos universales. Y la escuela se ha hecho eco de ellos y ha colaborado en desestimarlos y obviarlos, mientras potenciaba un sistema competitivo que reforzaba la construcción de personalidades carentes de objetivos “nobles” en sus vidas, buscando una cotidianeidad acomodaticia, sin compromiso y explícitamente conservadora».

Josefa Martín Luengo (3)

 

La escuela proporciona conocimientos, saberes, pero principalmente sirve como laboratorio de relaciones interpersonales y de habilidades sociales. Lamentablemente, no todas las escuelas enfatizan suficientemente la enseñanza de habilidades sociales, de acuerdo con las necesidades de la mayoría de los niños que tienen problemas con ellas. La convivencia es fuente de posibilidades y fuente de conflictos, manantial de dichas y desventuras.

La escuela es el reflejo de la sociedad en la que está inserta; sin embargo, no debe claudicar de su misión fundamental: proponer mejores formas de convivencia.

La escuela es el sitio donde muchos niños pueden adquirir hábitos útiles para hacer frente a su vida, pues en muchas ocasiones la familia no les ofrece aprendizaje funcional sino todo lo contrario; muchos hogares fomentan la neurosis y la incapacidad de sus hijos para hacer frente a la vida de manera autónoma y constructiva.

En la escuela se funda el futuro. La escuela es la institución social que representa el pasaporte para ingresar al futuro y, por lo tanto, debe marcar pautas y romper esquemas viciados que evidentemente no han dado, no dan y no darán resultados.

Los valores son su punto de partida y su fin.

La pedagogía de la no-violencia es un llamado a crear un futuro basado en valores primarios que penetren en todas nuestras elecciones: respeto, responsabilidad, honestidad. La aplicación de estos valores en las diversas esferas de la vida de una persona nos dará la posibilidad de que el respeto por los derechos humanos sea verdaderamente una práctica cotidiana.

Para algunos niños, la escuela es su único salvavidas. Una isla donde pueden tener amigos, conocer la solidaridad y el compañerismo que un hogar en crisis no les puede ofrecer.

No se trata solamente de desarrollar las habilidades de los alumnos, sino de desarrollar su capacidad para elegir en un marco de valores, a fin de que den un uso constructivo a sus habilidades.

Como diría Germán Dehesa, es tiempo de que nuestros hijos y alumnos “observen que la decencia es un elemento indispensable para vivir civilizadamente en sociedad, contrarrestando las cam-pañas de medios empeñados en ‘informar’ mediante noticias exclusivamente de nota roja. Es tiempo de que observen que el trabajo recompensa, que no siempre ganan los tramposos y los perversos, que se puede alcanzar la dicha sin consumir todo lo que la publicidad nos muestra, que se pueden sobrellevar las penas y se puede ascender económica y moralmente sin necesidad de atropellar a nadie”.

La ciencia sin conciencia es peligrosa. Los conocimientos no son suficientes. Los saberes sin valores que los encaucen pueden ser peligrosos. Esto puede significar que las personas con conocimientos lleguen a ocupar puestos de poder y los utilicen con fines mayormente destructivos para su entorno social. Esta es una realidad que todos conocemos y hemos padecido.

Alcanzar la excelencia académica es un factor clave para el futuro profesional y económico del alumno, pero el dinero o el éxito profesional no sustituirán el valor que tendrá para su vida desenvolverse como un buen padre o una buena madre de familia, un buen hijo o como alguien capaz de llevar una relación de pareja viva y nutricia.

La pedagogía de la no-violencia sugiere que los principios de universalidad, humanismo, socialización y ética se coloquen por encima de la formación tecnológica, la cual debe ser orientada por ellos.

Uno de los principales propósitos de esta pedagogía es formar seres humanos sensibles a los problemas del mundo que habitan y no sólo personas con metas de consumo.

El término más afortunado que se ha acuñado para este concepto es educación emocional (4), la cual está encaminada a favorecer la madurez emocional del sujeto, permitiéndole comprender y trabajar con los demás, así como comprenderse y trabajar consigo mismo.

Estamos frente a una revolución emocional que afecta la psicología, la educación y la sociedad en general, y esta revolución propone que la educación emocional llegue a la práctica educativa para crear metas orientadas hacia la estructuración futura de la sociedad de forma tal que posibilite un mundo más inteligente y más feliz.La escuela es la institución social con más posibilidades de influir positivamente en las familias y los individuos. La escuela debe rescatar su misión propositiva para el cambio social.

 

1.3 • Los objetivos de la escuela tradicional

 

Cuando cargamos un recién nacido no vemos a un niño inteligente o torpe; vemos el milagro de la vida que se reproduce a sí misma. La pérdida de la conciencia es la mayor pérdida que nos acarrea el sistema prevaleciente de educación, en la escuela y fuera de ella.Peter Senge

 

De acuerdo con la tesis de Peter Senge (5), el objetivo fundamental de la escuela tradicional es insertar a los egresados en un mundo de corte industrial, cuyas prioridades son la productividad, la eficiencia, las utilidades y “el éxito”.

El sistema escolar de la era industrial está diseñado a imagen de las líneas de montaje y producción de las fábricas. El conocimiento está fragmentado, especializado. La escuela funciona de manera uniforme, con timbres o chicharras y con supervisores tipo capataz que se aseguran de que los alumnos (obreros) hagan lo que deben hacer.

El maestro/supervisor debe cubrir un programa en un tiempo determinado sin considerar variables de velocidad, preferencias o posibilidades de aprendizaje de sus alumnos; primero está el programa, luego el alumno. Es un modelo de escuela separada de la vida diaria, del alumno, de escuela gobernada de manera autoritaria, destinada a dar un producto estándar.

Una de las grandes mentiras de la escuela tradicional es la creación de clasificaciones artificiales para los alumnos: “listos y tontos”, “aplicados y burros”. Los que no aprenden a la velocidad de la línea de producción corren el riesgo de considerarse scrap (desecho, lenguaje utilizado en el mundo industrial) y simplemente unirse a las filas de los desertores escolares.

 

“Hemos convertido la escuela en una tribuna donde hay un auditorio condenado a escuchar, aunque sea de un modo aburrido y somnoliento. Hemos reducido la escuela a un lugar para aprender cosas, cuando debe ser un lugar para vivir, relacionarse, cooperar. Un lugar de amistad y de encuentro”.

Dr. José María Valero García

 

La curiosidad natural del niño por aprender y construir conocimiento no es considerada en absoluto; el maestro debe saber “motivarlo”, aunque este concepto no se entienda del todo y presuponiendo, erróneamente, que el alumno es un sujeto pasivo que requiere de estimulación externa, pues es incapaz de autogenerar interés por los contenidos o actividades escolares.

La disciplina, en lugar de ser un proceso que a la larga conduzca a una conducta auto regulada, de auto contención, de aprendizaje para la convivencia civilizada, se convierte en una serie de reacciones punitivas de los adultos ante los estímulos que los menores presentan, faltando a las reglas y fomentando la doble moral para evitar castigos.

La evaluación sirve para pasar exámenes que no necesariamente muestra las competencias. Guy Avanzini (6)menciona: «Se considera fracasado al alumno cuyas notas son generalmente inferiores a la media que se sitúa al final de la clasificación. Sin duda se trata de determinaciones relativas y parcialmente discutibles, ya que podría objetarse con razón que el sistema de notas es muchas veces criticable».

En la escuela tradicional, el estudiante es el producto del aprendizaje y no el creador del aprendizaje. Es un objeto pasivo que no influye en su propio proceso. En una sociedad industrial, se puede decir que este modelo educativo funciona (con reservas) para sus propios fines, pero en una sociedad convulsionada por la transición tecnológica, en la cual los modelos y papeles sociales están transformándose profundamente, la escuela tradicional ha quedado rezagada y en muchos casos ha caducado.

 

Hemos hecho una escuela triste, monótona, pasiva. En no pocas escuelas predomina la rutina, el cansancio, el aburrimiento. Es interesante ver un aula de estilo tradicionalista cuando el maestro se ausenta de la clase. Al instante se percibe una sensación de liberación, que se traduce inmediatamente en jolgorio e indisciplina.Dr. José María Valero García(7)

 

“La ironía del punto de vista deficitario está en que sustituye el autodominio por un dominio ejercido por padres y maestros. En lugar de cultivar el sentido de responsabilidad personal del niño haciéndole ver las consecuencias de sus actos, lo que hace en realidad es provocarle un hondo sentido de victimización y falta de responsabilidad”.

Peter Senge

 

Volviendo a citar a Peter Senge (8), los principales objetivos de la escuela tradicional nacen de supuestos erróneos, algunos de los cuales son:

 

Suposición errónea 1:La “perspectiva deficitaria del aprendizaje”. (9) La cual parte de la creencia de que la escuela existe para compensar fallas innatas del estudiante mismo. Siendo la estandarización de resultados el gran objetivo de la escuela, toda desviación es considerada un defecto.

Todo alumno diferente es visto como algo que no encaja en la línea de producción y tiende a desecharse del sistema. Al reprobar o ser criticados por no desempeñarse de acuerdo con el estándar esperado, los niños son golpeados seriamente en su autoestima e interiorizan un par de conclusiones sencillas pero devastadoras:

"A mí no me respetan” y “Yo no valgo”.

Dice Senge: La perspectiva deficitaria supone que algo está roto y hay que arreglarlo. Es una manera razonable de pensar en las máquinas porque las máquinas no se pueden arreglar ellas mismas. Pero es una pobre manera de ver los sistemas vivos, como son los niños que crecen y evolucionan por su propia cuenta.

Esta perspectiva es especialmente nociva, pues la mayoría de los adultos la damos por hecho y no se discute, pues tiene antecedentes que van más allá de la era industrial; incluso algunas actitudes religiosas señalan que los niños nacen malos y “hay que volverlos buenos”. La psicoanalista alemana Alice Miller(10) cita el aterrador término Pedagogía Negra (Schwarze Pädagogik) para referirse a la práctica dirigida a quebrantar y quitarle la voluntad al niño mediante diversos métodos como manipular, amedrentar, quitar el cariño, aislar, desconfiar, humillar, despreciar, burlarse, avergonzar y aplicar la violencia.

Aunque son innegables los avances contra la pedagogía negra y en su mayoría las escuelas ya no son los centros represivos de antaño, desgraciadamente algunos de sus métodos sobreviven en muchos hogares y en algunas escuelas.

 

“Es hora de que las escuelas, así como los padres, empiecen a centrar su atención en las capacidades interiores de todos y cada uno de los niños. Hemos sabido durante muchos años que los seres humanos utilizamos sólo una mínima fracción de nuestro potencial. La parte del cerebro que prospera mediante hojas de ejercicios y conferencias de los profesores probablemente ocupa menos del uno por ciento del total disponible para el aprendizaje”.

Thomas Armstrong (11)

 

Incluso muchos padres de familia sufren y se descalifican a sí mismos como tales al tener un hijo que reprueba o tiene malas calificaciones, considerándolas como criterio o referencia válida para evaluar su propio desempeño como padres. Algunos, al observar los problemas escolares que padecen sus hijos, recuerdan sus propias angustias cuando estaban en edad escolar y le proyectan diversas ansiedades mediante exigencias neuróticas.

Un niño que reprueba su primer examen de aritmética probablemente no llegue a la conclusión de que las respuestas eran equivocadas, sino de que él mismo es una equivocación. Experimenta su avance o su retroceso en la escuela como una auto evaluación positiva o negativa de su persona.

 

Suposición errónea 2: El aprendizaje es un proceso exclusivamente intelectual. Como lo explica Howard Gardner(12), el aprendizaje involucra toda una serie de inteligencias que abarcan destrezas musicales, visuales, cinéticas, interpersonales, emocionales, al igual que intelectuales-cognitivas. El énfasis que las escuelas tradicionales ponen en el proceso cognitivo, hace que muchos niños con habilidades en otras áreas e inteligentes de forma diferente, tengan una pobre imagen de sí mismos al creerse incapaces, por su imposibilidad para “estarse quietos y atentos”, de aprender. Cada quien posee énfasis en diferentes canales corporales para procesar la información del medio ambiente. De acuerdo con la tesis de la Programación Neurolingüística o PNL (13), hay tres clases de sistemas de representación para entrar en contacto con la realidad: auditiva, visual y cinética; es decir, cada persona estructura las percepciones provenientes de los sentidos en forma diferente; hay personas que aprendemos mejor escuchando, otros observando y otros haciendo y manipulando objetos.

 

“Más educación puede ayudarnos sólo si produce más sabiduría”.

E. F. Schumacher (14)

 

La escuela tradicional simplemente hace que los niños se sienten quietos y escuchen, viendo un pizarrón sobre el que el maestro escribe. Por supuesto, para el cinético la clase será desesperante y probablemente sea acusado de “hiperactivo” y se le obligará a ser valorado para ver si presenta algún trastorno neurológico.

Se considera que materias como matemáticas, física o química son indispensables, y arte o deportes son opcionales o menos importantes. ¿Por qué? ¿Para quién? ¿Por qué el desprecio hacia aquellas actividades no relacionadas con la lógica y la cognición? No creo que en la actualidad alguien se atreva a decir que un deportista o un artista no logre hacerle frente a la vida y necesariamente “fracasará” económicamente. Además, ¿es la economía el único indicador que estamos usando para evaluar el éxito?

Si se considera que el aprendizaje es un asunto puramente intelectual, que sólo se aprende con la cabeza, entonces el resto del cuerpo se podría dejar a la entrada del salón de clase. El resultado es un ambiente pasivo de aprendizaje.

 

Todos los niños pasean cada día por los pasillos de su escuela llevando a cuestas su perfil mental, una lista en parte oculta de virtudes y defectos personales. Y este perfil es puesto a prueba cada instante a lo largo de la jornada escolar. Algunos niños tienen la suerte de contar con perfiles que encajan perfectamente con las expectativas ajenas, mientras que otros cargan con perfiles que no concuerdan con estas exigencias... Creo que gran parte de la educación de los niños consiste en ayudarles a superar las épocas en las que se sienten incompetentes. Esto es algo que nos pasa a todos de vez en cuando.Mel Levine(15)

 

Suposición errónea 3: El buen desempeño escolar garantiza el éxito en la vida. Se nos hace creer que una mala calificación es una especie de boleto al infierno futuro: “Serás un don nadie”. La vida es mucho más que lo que la escuela puede ofrecer. El supuesto de que quien tiene buenas calificaciones es automáticamente inteligente y el que reprueba es por default un tonto, es una falacia dañina, muy dañina.

 

“El mundo no es. El mundo está siendo... No sólo soy objeto de la Historia sino que soy igualmente su sujeto... Al comprobar, nos volvemos capaces de intervenir en la realidad, tarea incomparablemente más compleja y generadora de nuevos saberes que la de simplemente adaptarnos a ella... Nadie puede estar en el mundo, con el mundo y con los otros de manera neutral... En mí la adaptación es sólo el camino para la inserción, que implica decisión, elección, intervención en la realidad... ¿A favor de qué estudio? ¿A favor de quién? ¿Contra qué estudio? ¿Contra quién estudio?... Cambiar es difícil pero es posible”.

Paulo Freire (16)

 

De hecho, la dosis de estrés que acompaña los exámenes, los festivales escolares donde se reconoce a los mejores estudiantes, los padres que presionan para que sus hijos aparezcan en el cuadro de honor, son formas de preparar el terreno para el combate despiadado, sin ética y de doble moral que caracteriza a nuestra decadente sociedad. Seguramente recordarás algunos casos de estudiantes pésimos cuya vida no fracasó, pues tuvieron la fortuna o las agallas de demostrarse a sí mismos que tenían talentos que, aunque en la escuela no eran valorados, en la vida son muy útiles. En mi caso personal, todavía recuerdo a un compañero de secundaria etiquetado como problemático y “burro”, que sin embargo, era el único que siempre tenía dinero propio, pues poseía una gran habilidad para vendernos lo que todos necesitábamos en el momento oportuno: sándwiches, refrescos, gomas, estampas, etcétera, y además era una persona muy agradable y siempre con conversación interesante. A pesar de que iba a exámenes extraordinarios en casi todas las materias, en su vida le ha ido bastante bien, y no sólo económicamente.

Citando a Juan Domingo Argüelles(17), la empresa escolar ha obedecido casi exclusivamente a la preocupación dominante de mejorar las técnicas de adiestramiento para que el animal sea rentable; es decir, en lugar de proporcionar una educación humanista, se transita por el camino de las conveniencias, que conduce, nada más, a la certeza de un empleo y un salario, y a últimas fechas ni siquiera a esa certeza: tan sólo a una vaga esperanza de un posible empleo futuro.

 

“Toda la educación parte de una determinada imagen del futuro. Si la imagen del futuro que tiene la sociedad es gravemente imprecisa, su sistema de educación traicionará a su juventud”.

Alvin Toffler

 

Aquellos conocimientos que no se adquieren en las aulas acaban teniendo el estigma de la duda, de la sospecha y hasta de la invalidez: como si únicamente la escuela pudiera generar educación.Raoul Vaneigem(18)

 

Así las cosas, vale la pena plantearnos una misión clara para el acto educativo. Si pretendemos tener un mejor futuro, debemos tener una imagen de dicho futuro y educar en esa dirección a nuestros niños; de otra forma, la inercia de la decadencia nos puede arrastrar de manera irremediable.

 

1.4 • La posible misión de la escuela posible

 

¿Qué es una misión para cualquier organización productiva?

Es su razón de ser, es la respuesta a la pregunta que todo grupo debe hacerse a sí mismo: ¿para qué existimos?

Como parte de una profunda revisión escolar, es necesario hacerse esta pregunta y que los directivos la respondan de manera concisa. No dar nada por hecho o por entendido, sólo se deberá enfatizar la razón de ser de la escuela.

"Esta institución educativa existe para....”, podría ser un buen inicio para la redacción correcta de una misión clara y concisa, que toda la comunidad educativa conozca, entienda y comparta.

En términos generales, y con variantes en su redacción, una misión educativa debería incluir la idea de contribuir al desarrollo humano de todos los integrantes de la comunidad educativa.

Por desarrollo humano entiendo el florecimiento de atributos y capacidades que contemplen las siguientes esferas de la vida:

El concepto de desarrollo humano que expongo a lo largo de esta obra incluye estos aspectos, y parto del supuesto de que compartes conmigo que el desarrollo de tales esferas es un propósito educativo por el que vale la pena trabajar con pasión y vocación, invirtiendo tu energía vital en él.

Estos seis aspectos deben considerarse en cualquier proyecto educativo, sea familiar o escolar. De hecho, en una sociedad civilizada la función primordial de los adultos respecto de los menores, es contribuir a su desarrollo humano integral.

Esta función debemos desarrollarla directamente con nuestros hijos, en nuestra propia familia, pero la institución social que los seres humanos hemos creado para este fin, y a la que por antonomasia le corresponde esta función, es la escuela.

La escuela debe ser un centro para el desarrollo físico, intelectual, emocional, ético, espiritual y social de sus alumnos. Toda oferta educativa debe partir del principio de que el cambio es posible en todas y cada una de estas esferas, de que podemos ser mejores de lo que somos en la actualidad.

Los objetivos, contenidos, metodologías, actividades, la “transversalidad de contenidos en el currículum”, etcétera, deberán contemplar todos y cada uno de los factores arriba enunciados —alineándolos para su desarrollo— y considerarlos para su evaluación.

Considéralo en detalle. Las carencias en el desarrollo físico, las atrofias intelectuales, el daño emocional, el retraso moral, el vacío espiritual y la conducta antisocial, son la base de todos nuestros males.

Los adultos no estamos haciendo lo suficiente por nuestros niños, y los efectos de esta insuficiencia la padecemos todos. Basta verla descomposición y el deterioro de lo que nos rodea social, política, económica y moralmente.

Sé que en el campo educativo somos muchas las personas, profesionales y no profesionales, que deseamos marcar la diferencia en este sentido. Sin embargo, tenemos que empezar por replantearnos a fondo hacia dónde vamos, para entonces revisar lo que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo.

Una educación que no se base en el miedo puede ser un buen punto de partida. Una educación sin simulaciones o manipulaciones. Generar un cambio social que, aunque difícil, es posible mediante niños sin miedo, capaces de amar la vida e interesarse en ella.

 

La finalidad de la educación —en realidad la finalidad de la vida— es trabajar con alegría y hallar la felicidad. Felicidad quiere decir interesarse en la vida o responder a la vida no sólo con el cerebro, sino con toda la personalidad... La educación debe ser a la vez intelectual y afectiva.Erich Fromm(19)

 

¿Cuál debería ser el resultado deseable de la educación? Bruno Bettelheim lo expresa de manera clara y brillante: “Amar y ser amado por las personas con quienes se comparte la vida, así como ser útil a la sociedad, de tal modo que puedas enorgullecerte justificadamente de lo que consigues hacer, a pesar de las inevitables penalidades de la vida y prescindiendo de lo que otros puedan pensar de tus logros”. (20)

Debemos estar a favor de que los hijos se independicen de sus padres y se hagan realmente autónomos; estar a favor de que amen la vida y sean promotores de ella. Esto implica estar en contra de quien suprime la libertad humana y promueve una cultura de la muerte directa o indirectamente.