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Este libro surge desde distintas motivaciones personales de índole académico, así como de la reflexión que nos hace considerar que el duelo es un tema transversal y atingente al área de la salud, espacio de formación donde estamos insertos. Nuestra motivación se profundiza desde lo íntimo de cada uno de nosotros, ya que hemos experimentado una vivencia significativa de pérdida de algún ser querido.
Percibimos que en la formación de futuros profesionales del área de la salud, se enfatiza en preservar la vida y curar la enfermedad, pero normalmente no se habla de la posibilidad de muerte que acompaña a la vida. De esta forma, el tema del duelo por pérdidas significativas se invisibiliza y, por lo tanto, se hace necesario que durante el transcurso de los años de estudio de pregrado en el área de la salud, existan espacios formales de profundización a objeto de desarrollar competencias en los estudiantes para la comprensión y el acompañamiento en el proceso de duelo por pérdida de un ser querido.
Junto con el surgimiento de la vida, siempre aparece la probabilidad de la muerte. La muerte es una presencia inquietante en la vida humana, sabemos que así como nacemos algún día tenemos que morir, pero nos angustia el sentimiento de pérdida de la vida por muy conscientes que seamos de que nacemos, crecemos y morimos. Se dice que vivimos de espaldas a la muerte, la contemplamos como una realidad que sucede a otros. Cuando esto ocurre profesionalmente, suele ser para nosotros un momento que racionalizamos, dándole explicaciones tales como: ¡Es lo que tenía que ocurrir! ¡Es mejor así ya no sufre! ¡Dios sabe lo que hace!
Para nosotros como profesionales de la salud y para los estudiantes que acompañamos en su proceso de formación profesional, un saber cuidar a las personas no debe implicar solamente un profundo conocimiento y un dominio de técnicas y habilidades profesionales, sino que es fundamental comprender las necesidades psicológicas de la persona, sus motivaciones, sus deseos, sus sentimientos, emociones y tener la capacidad empática con el otro, que nos permita acoger sus sentimientos.
Como se plantea más adelante en el libro, duelo es la respuesta universal al sentimiento de pérdida significativa, etimológicamente significa “dolor”. Este dolor puede significar un dolor total, donde duele el cuerpo, duele la personalidad, duele el dolor de otros, duele el alma. La vida en su conjunto duele. Sin embargo, un duelo bien elaborado, puede ser una oportunidad de crecimiento, maduración, de donde emergemos fortalecidos luego de un profundo dolor o al contrario puede ser que nos aferremos a este dolor haciendo del duelo un proceso crónico o patológico que requiere de atención, comprensión y tratamiento. El proceso del duelo es único y particular para cada uno de nosotros, la forma de enfrentarlo se relaciona con nuestra historia de vida, experiencia, nuestra forma de ser, cultura, prejuicios, mitos y creencias.
Este libro es una invitación a reflexionar en torno a la muerte, a inquietarnos no sólo por conocer del tema sino a cuestionarnos sobre el significado que tiene para cada uno de nosotros. Invitamos a profundizar en un autoconocimiento que favorecerá una mejor comprensión personal, pero al mismo tiempo será un apoyo para otras personas que sufren una pérdida significativa.
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Duelo, palabra que tiene su origen en el latín dolus, dolor, es la respuesta emotiva a la pérdida de alguien o de algo, y se manifiesta en el proceso de reacciones personales que siguen a una pérdida o a un alejamiento significativo. El duelo puede ser la respuesta a la separación de los hijos en la edad adulta, a la pérdida de status o de un rol; también lo es la pérdida del trabajo o ser descendido dentro de una empresa; en estos casos se trata de una pérdida que implica arraigo a un lugar físico y psicológico, significa cambios en las costumbres y hábitos, a la pérdida de identidad que brinda la pertenencia a una empresa, pérdida del proyecto de vida que se había armado alrededor del trabajo, por lo tanto, la persona enfrenta incertidumbre hacia el futuro. También puede referirse a la pérdida de algún órgano o extremidad como, por ejemplo, la pérdida de una pierna tras una amputación o la pérdida del útero con todas las pérdidas psicosociales o secundarias que involucran estas pérdidas físicas.
En esta ocasión nos referiremos al duelo posterior a la pérdida de un ser querido. Sabemos que, en algunos casos, la pérdida de una persona amada es parte inevitable de la vida, por ejemplo, existe gran probabilidad de muerte de aquellas personas que envejecen o que viven en zonas de mucha violencia. Otra de las grandes pérdidas en la vida de una persona, pero en este caso inesperada, es la pérdida de un hijo (Roccatagliatta, 2001). Aun cuando sabemos que son experiencias traumáticas y las más dolorosas que vive el ser humano, también sabemos que son parte de nuestro ciclo vital y que, por lo tanto, muy pocas personas, por no decir nadie, escapa a ellas.