El arte de ser feliz - Emma García - E-Book

El arte de ser feliz E-Book

Emma Garcia

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Beschreibung

¿A qué estás esperando para ser feliz? ¿A conseguir tu pareja ideal? ¿Quizá un trabajo mejor? ¿A que te toque la lotería? 
La mayor virtud de este libro es la de decirte a la cara: ¡basta ya de esperar! Si quieres ser verdaderamente feliz debes pasar a la acción, tomar las riendas de tu destino y trasformarte en el capitán de tu propio barco. Debes ser 100% responsable de alcanzar la vida que deseas, ya que encontrar la felicidad es el mayor anhelo que tenemos los seres humanos. La mayoría iniciamos esta búsqueda en el escenario inadecuado y con la actitud equivocada. La sociedad actual y el sistema educativo modelan nuestros patrones de pensamiento de forma que creemos que nuestra dicha responde a estándares de éxito prefijados, anulando nuestra creatividad y desconectándonos de nuestros talentos. Por eso debemos ser conscientes de esta realidad y definir, en primera instancia, lo que nos hace feliz. Solo de esta manera podremos cambiar nuestro papel y reescribir el guión para convertirnos en protagonistas de nuestra vida y alcanzar la auténtica felicidad.

AUTOR:

Emma García es coach, MBA en Dirección General y empresaria. Ha creado y desarrollado cadenas de franquicia en sectores de moda, mobiliario y hostelería (co-fundadora de “Cañas y Tapas”), lo que le ha procurado contacto directo con cientos de emprendedores, a los que ayuda, a través del coaching y mentoring, a conseguir sus metas personales y profesionales.

SOBRE LA COLECCIÓN SUPÉRATE Y TRIUNFA

Vivimos en una época de estrés y de depresión profunda a causa de la crisis mundial que nos azota. Hemos perdido, en cierta manera, el norte como sociedad y vamos dando bandazos, caminando por la vida sin ilusiones, con una tendencia negativa que se refleja en nuestro rostro, en las relaciones con los demás y nuestros trabajos. Este planeta se ha convertido en un mundo gris, triste y desamparado. Cada día escuchamos decenas de historias que nos encogen el corazón y muy pocas que nos hagan emitir una sonrisa. Es una realidad.

Por eso, desde Mestas Ediciones buscamos cada día una manera de revertir esta situación, aportando nuestro pequeñito grano de arena. De ahí nace esta colección, Supérate y Triunfa, que contiene una serie de libros con los cuales queremos añadir optimismo y todas las demás herramientas necesarias para conseguir una vida plenamente feliz, en todos los aspectos posibles. De ahí el carácter heterogéneo de la colección, que tocará temas tan importantes como el económico, el amor, la salud, entre otros muchos. Y lo haremos de la mano de autores de primer orden, formados con gurús y conferencistas motivacionales mundialmente reconocidos, coaches tan importantes como Anthony Robbins, T. Harv Eker o John Demartini. Esperamos que os guste y que os sirva para disfrutar de la vida con la máxima pasión diaria y sonreír cuantas más veces, mejor.

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A mis hijos, Daniel y Alejandra,que han sido, son y serán el motor de mi vida

AGRADECIMIENTOS

Hay tantas personas a las que quiero dar las gracias por ayudarme, directa o indirectamente, a que este libro vea la luz que no sé por dónde empezar. Probablemente, la primera persona hacia la que siento gratitud es hacia mi misma por haber creído que esto era posible y un día desearlo con tantas fuerzas que Dios me escuchó. Así que gracias a Dios mi blog llegó a ser visto por Raül Pere; a él y a todo el equipo de Mestas Ediciones les agradezco no solo la oportunidad de publicar mi primer libro y la confianza depositada en mí, sino también el cariño que he recibido en estos meses. También agradezco a todos y cada uno de los lectores de mi blog, en especial a quienes con sus comentarios y mensajes personales me han ayudado a persistir en alimentarlo con contenido y a mantenerme conectada con eso tan inmaterial que es el ciberespacio. Desde luego que es de agradecer vivir en esta era tecnológica que nos facilita conocer personas maravillosas a través de internet, con las que de otra forma seguramente no hubiera podido coincidir. Es el caso de Francisco Castaño, a quien otorgo una mención especial por ofrecerme su colaboración para leer mis borradores y aportarme comentarios que han sido de gran valor para redondear algunos textos. También agradezco a las personas que han accedido a que exponga su caso como ejemplo: Maruja Esperante, Coté Soler, Chema de Aldecoa y Laura Prada. Son muchas las personas que me han mostrado su apoyo en esta aventura y a las que les debo muchas palabras de ánimo en los momentos de duda, no solo en estos meses de escritura intensa, sino durante los últimos años. Gracias a cada uno y cada una de ellas, en especial a mi madre, por ser mi soporte, y a mi padre, que me guía desde el cielo.

Y en último lugar, y no por ello menos importante, mi especial gratitud es para mi amor Óscar Durán Yates, que ha sido además de un gran apoyo para completar este proyecto, un maravilloso compañero de escritura; me siento feliz de que compartamos la aventura de publicar nuestro primer libro dentro de la misma colección.

PRÓLOGO

La vida es una elección, y cómo vives la vida es también una elección que tienes que hacer cada mañana, decidiendo cómo abordar el día. La cuestión es acordarte de que tienes esa libertad, pues no sé por qué motivo, seguramente por pereza mental, la mayoría de los/as mortales olvidamos tomar esta decisión, y olvidamos incluso que tenemos la capacidad de decidir sobre cómo vivir la vida. Yo olvidé cómo quería vivir mi vida durante casi cuarenta años, y es ahora que escribo este libro cuando siento que por fin he decidido hacer lo que siempre he querido hacer, que es escribir. Me he atrevido durante los últimos años a escribir tímidamente, pidiendo permiso a la cuenta bancaria, y siendo temerosa de la conveniencia o la finalidad de mis palabras escritas. Así, además de alimentar mi blog con un post a la semana sobre desarrollo personal, también he alimentado mi creatividad literaria con un cuento semanal. Con eso tranquilizaba mi alma, postergando la misión con la que decidí llegar a este mundo. Pensaba que tenía que esperar a alcanzar un buen estilo de vida para ver mi sueño hecho realidad, y por el camino he aprendido que mis sueños son el modo de vivir mi vida. Ver publicado mi primer libro es ya un sueño cumplido, y escribirlo ha sido un ejercicio de chequeo y un examen que superar para pasar a la siguiente etapa. No sé cuántos libros pueda llegar a escribir y a publicar, ojalá sean muchos. Pero soy plenamente consciente de que lo que escribo es fruto de mis desavenencias pasadas, ya que quien soy hoy, con lo bueno y con lo malo, es el resultado de todas mis experiencias, sumando las positivas y las negativas. Por tanto, a mis pesadillas les debo gran parte de lo que cuento en este libro, porque me han obligado a levantarme cada día para buscar un mejor futuro, a luchar por superar las dificultades, y a enfrentarme a situaciones muy difíciles que me han hecho más fuerte y más sabia. Sólo puedo agradecer mi pasado. En los últimos cinco años he vivido la vida de forma mucho más consciente que en todos los años anteriores, y para eso he necesitado enfrentarme a situaciones muy complicadas tanto a nivel personal como económico. En busca de respuestas inicié un viaje que me ha transformado profundamente, a través de todas las enseñanzas que he recibido de diferentes personas y canales, y cuyos mensajes he recopilado en mi blog a lo largo de este tiempo y ahora lo hago en este libro. Nada de lo que cuento es la verdad, tan solo es mi interpretación de esos mensajes que me han servido para entender un poco mejor la vida y para mejorar en algo mi mundo interior. Y si a veces hablo en forma de consejo no es porque pretenda llevar la razón, sino porque como alguien dijo alguna vez “enseño aquello que necesito aprender.” El trabajo de recopilar parte de mi aprendizaje en este libro me ha servido para repasar las lecciones olvidadas, para aplicarlas y compartirlas. Ahora espero que algo de lo que leas en las líneas o entre líneas en las páginas siguientes te sirva en tu camino y te ayude en los momentos difíciles. Solamente con que una frase de todo lo que escribo sirva a una sola persona me daré por satisfecha. Ahora mi sueño sería llegar a un millón de lectores, si eres uno/a de ellos/as, puedes compartir tu experiencia personal en mi blog www.coachemmagarcia.es o en la página de facebook “El Arte de Ser Feliz”.

PRIMERA PARTE:REESCRIBE ELGUIÓN DE TU VIDA

ELIGE TU PAPEL:¿VÍCTIMA O PROTAGONISTA?

¿Cómo te cuentas la película de tu vida? ¿Quién la dirige? ¿Quién escribe el guión y quién decide qué papel tienes en ella?

El papel que tomas en la película de tu vida determina la actitud con la que la afrontas. Si estás en el papel de víctima sentirás que todo te sale mal, que todas las desgracias te ocurren a ti, y que no puedes hacer nada por cambiar ni por mejorar tu situación. Creerás que tienes la partida perdida antes de jugarla, tendrás miedo a arriesgar y pensarás que fracasarás en cualquier proyecto que emprendas. Por tanto, ni siquiera te molestarás en mover ficha y alguien lo hará por ti. Ese alguien te dirá lo que tienes que hacer, en qué y cómo trabajar, dónde y cuándo ir de vacaciones, qué comprar y a quién votar…

¿Estás actuando como secundario/a en tu propia vida? ¿Cómo quieres que sea el final de tu película? ¿Qué aventuras quieres vivir?

Observa tu vida como si de una obra teatral se tratara, puedes convertirte en un espectador activo/a y hacer una crítica constructiva sobre ella. Cambia de butaca, mira desde ángulos diferentes, observa desde otra perspectiva. Si cambias de lugar lograrás expandir tu pensamiento y crear otros escenarios. ¿Cómo actúas ante los acontecimientos, tomas el control o ellos te controlan a ti? Si te sientes atrapado/a en un papel que no te gusta siempre estás a tiempo de parar la función y cambiar de papel para la próxima escena. Tú diriges la obra, tú asumes el papel que más te conviene en cada momento, tú decides dónde poner el foco, quiénes forman parte del reparto, y cómo es el decorado. Sólo tienes que decidirlo, al fin y al cabo, la vida es teatro.

Hubo un momento en mi vida en que sentía que todo alrededor mío era hostilidad, pensaba que la vida era una auténtica lucha, y por tanto había declarado la guerra a todos los hombres de mi familia: a mi hijo, a mi ex marido, y a mis dos hermanos mayores. En aquella época mi padre acababa de fallecer y mi matrimonio se había roto, así que mientras peleaba con los términos del divorcio y la custodia de mis hijos, defendía los intereses de mi madre y los míos propios en la empresa familiar, donde se habían creado dos bandos. Yo peleaba en varios frentes, defendía mi territorio y mi dignidad a capa y espada, y no permitía que nadie ni nada me derribara. Mi vida por aquel entonces podía titularse “Fuego cruzado”. Con el tiempo descubrí que era mi propio miedo a la incertidumbre lo que me hacía estar a la defensiva y en posición de ataque. Creía ser una heroína salvando mi mundo, pero en realidad eso era solo mi escudo, ya que en el fondo me sentía como una pobre víctima inocente y desvalida a punto de ser devorada por los lobos. Hasta que descubrí la diferencia entre ser víctima y sentirse una víctima: ser víctima es un hecho objetivo, ya que haber sufrido una situación de agresión física o emocional por parte de alguien, conocido o no, es un acontecimiento que marca tu vida; sin embargo, el victimismo es algo subjetivo, sujeto a la propia interpretación de los acontecimientos. Entonces decidí volver a interpretar mi película.

Todo lo que ocurre en nuestra vida lo percibimos a través de nuestros cinco sentidos, por lo que la realidad es primero filtrada por nuestra percepción y después, también la tamizamos por nuestro marco de referencia, que es la ventana por la cual miramos el mundo, y que está definido por nuestras experiencias, creencias, educación y escala de valores. Además, nuestros modelos de pensamiento están condicionados por los determinismos genéticos y culturales, que suelen limitarnos la libertad de actuar sobre nuestras vidas. Es decir, damos por sentado que según desde donde partimos estamos determinados/as a llegar a un destino concreto. Lo cierto es que aquello que percibimos es solo una parte de la realidad, y responde a una experiencia individual y única. Sin embargo, cuando vemos una película, como espectadores podemos meternos en el interior de cada personaje, y llegar a saber cómo piensa, siente y actúa porque tenemos información sobre cómo cada uno de ellos interpreta la realidad. En la vida real, por el contrario, a menudo pensamos que estamos en posesión de la verdad y que la realidad es tal cual como la vemos. Actuamos según esta premisa, y esta certeza nos sitúa en un estado de arrogancia que dificulta la comunicación y el aprendizaje.

Si te sientes como un títere, donde otros mueven los hilos de tu vida, y piensas que no eres responsable de lo que te ocurre, que tus resultados dependen de las circunstancias y de las personas que te rodean, o que tu pasado te persigue impidiéndote avanzar, es porque has elegido el papel de víctima. Los rasgos principales de este personaje son el pesimismo, la evitación de la realidad, la resistencia al cambio y la constante postergación de tareas y objetivos. Y su diálogo es siempre el mismo: “todo me pasa a mí”, “si me quieres deberías hacerlo por mí”, “no seré capaz de soportarlo”, “lo haré cuando tenga más tiempo y/o dinero”… dejando las cosas para más adelante lo único que consigues es perder la credibilidad en ti mismo/a y ante los demás, dañando sistemáticamente tu autoestima. Esto ocurre sobre todo cuando tienes que hacer algo que no te gusta hacer o piensas que deberías ser alguien que no quieres ser. En ese momento entras en lucha contigo mismo/a, sintiéndote culpable por no asumir tus obligaciones y machacándote por no ser capaz de cumplir con tu papel.

Si has llegado a ese extremo es porque has perdido el rumbo, porque ya no recuerdas para qué haces lo que haces, o porque aparcaste tus sueños en alguna cuneta y te convertiste en una marioneta del destino. En ese momento es cuando empiezas a sentir que la vida se te hace cuesta arriba y a buscar culpables para despejar balones fuera. Piensas que no puedes hacer nada para mejorar tu situación porque has perdido el control sobre ti mismo/a, si es que alguna vez lo tuviste. Por ello opinas que es mejor no hacer nada, quedarte quieto/a, en tu zona de confort, en el mismo escenario de siempre, donde se repite la misma función noche tras noche, donde siempre ocurre lo mismo, porque sabes lo que va a pasar desde que se sube el telón hasta que se baja. En ese escenario te sientes cómodo/a porque está todo lo que estás acostumbrado/a a hacer, pensar, sentir, aunque también es donde se encuentran todas tus preocupaciones, tus dudas y tus miedos.

Si quieres modificar el final de tu película estás a tiempo, solo has de cambiar de escenario, es decir, salir de tu zona de confort. Esto no es tarea fácil, ya que te enfrentarás a fuerzas externas que te frenarán y te atraparán en tu área cómoda, por lo que es necesario que tengas una gran motivación al cambio, que te permita vencer tus miedos. Puedes elegir entre seguir sintiéndote víctima de las circunstancias, contándote los mismos argumentos de siempre para obtener las mismas justificaciones y los mismos resultados; o puedes decidir buscar una salida a tu situación abriendo tu mente a nuevas oportunidades, aprendiendo cosas novedosas, pensando de otra forma, exponiéndote a experiencias distintas y valorando perspectivas diferentes. En definitiva, tú decides si avanzar o estancarte. Solo fuera de tu zona cómoda provocas nuevas experiencias y por tanto nuevos aprendizajes. Son la acción y la responsabilidad proactiva lo que te permitirá mejorar y pasar de la situación actual (zona de confort) a la situación deseada (zona de ilusión), para así convertirte en dueño/a de tu destino. Por muy adversas que sean las circunstancias, por muy limitada que sea tu capacidad de acción, siempre tienes el poder de tomar una decisión que cambie tu vida. Como sucede en la película “Matrix”, de los Hermanos Wachowski, puedes elegir entre la píldora roja o la azul. ¿Qué píldora tomas cada mañana?

En cualquier momento puedes retomar las riendas de tu vida, pues aunque no puedas cambiar el pasado, siempre puedes influir sobre tu futuro. ¿Cómo? Cambiando el papel de víctima y convirtiéndote en protagonista de tu vida. Para ello solo necesitas un cambio de actitud, y éste puede generarse a través de tres decisiones importantes:

La primera decisión es reconocer tu parte de responsabilidad en tu situación actual. Sólo así te darás cuenta de que haciendo lo que haces hoy eres responsable de tu vida futura.

La segunda decisión es aprender de los errores para poder avanzar. Mientras las víctimas remueven el pasado buscando justificaciones, las protagonistas buscan lecciones. Recuerda que si sigues haciendo lo mismo obtendrás los mismos resultados.

La tercera decisión y la más importante es planificar tu vida. A diferencia de las víctimas que miran al mañana con preocupación porque son presas del miedo, los/as protagonistas influyen en su presente como única forma de alcanzar un futuro mejor, confiando en sus habilidades personales para llegar a donde se proponen.

La persona protagonista se ocupa de su vida, se responsabiliza de forma proactiva de sus circunstancias, su guión es: “todo lo que pasa/creo/lo provoco/permito”. Cuando la protagonista piensa en el pasado lo hace para extraer un aprendizaje sobre la situación y sobre su reacción: ¿qué ocurrió?, ¿quién tiene el problema?, ¿a quién le afectó?, ¿cuáles fueron las consecuencias?, ¿cómo puedo cambiarlo y/o remediarlo?, ¿qué puedo aprender? Y cuando la protagonista piensa en el futuro es para planificarlo, para visualizarlo y traerlo al presente. Ser protagonista de tu vida significa marcar una diferencia positiva, tener el control, llevar las riendas y asumir la responsabilidad de tus actos. Para ello, primero has de controlar tu mente, evitando que otros la controlen por ti, para tener libertad de pensamiento y poder ejercer así tu propia voluntad, por encima de creencias inculcadas y opiniones ajenas. Cuando tomamos conciencia de nuestro libre albedrío podemos crear nuestro propio destino. Protagonizar tu vida es estar atento/a y ser consciente de la expresión del alma. Solo fortaleciendo el espíritu encontraremos la paz interior y el camino a la verdad. Si cambias al papel de protagonista sabrás a ciencia cierta que tomes la decisión que tomes habrás hecho lo correcto, porque tuviste en cuenta todas las variables y elegiste a conciencia; perseguirás tus sueños, serás un héroe o heroína viviendo acorde a tus valores fundamentales y realizando tu misión en este mundo; aniquilarás a cualquier villano que se interponga en tu camino, superando tus miedos y convirtiéndote en mejor persona; serás la pareja ideal, el/la amigo/a perfecto/a, el padre o la madre más admirado/a y alcanzarás el éxito en todo lo que te propongas.

“Ser protagonista de tu vida significa marcar una diferencia positiva, tener el control, llevar las riendas y asumir la responsabilidad de tus actos.”

VENCE TUS MIEDOS, ¿QUÉ VILLANO QUIERES ELIMINAR?

Todos los superhéroes se enfrentan tarde o temprano a su mayor temor, representado en su peor enemigo, el villano de turno. Batman, mi superhéroe favorito, cuando era niño se cayó a un pozo de donde salieron miles de murciélagos, desde entonces sentía verdadero pánico por esos mamíferos voladores, y al convertirse en el hombre murciélago se convirtió en su miedo, de esa forma lo aniquiló, y de ahí surgió su fuerza, transformando aquello que temía en su arma más poderosa.

Para ser capaz de superar tus miedos has de enfrentarte a ellos. Es la única forma. Tener miedo es una de las emociones más primitivas y a la vez más complejas que sentimos las personas. A pesar de que biológicamente sentir miedo tiene el propósito de la supervivencia, en la mayoría de las ocasiones es irracional e inexplicable. Aún así, nuestras vidas están prácticamente dominadas por nuestros miedos. Nos asusta la soledad o el abandono, el dolor de la enfermedad o el sufrimiento por la pérdida de un ser querido, la escasez de recursos económicos o no tener empleo, la frustración de no alcanzar nuestras metas, el depender de los demás, las deudas, el conflicto, el rechazo, el fracaso, hablar en público, hacer el ridículo, la falta de reconocimiento, la manipulación, la estafa, la traición, la infidelidad, el desamor… Todas estas situaciones destapan nuestras debilidades y nos hacen sentirnos vulnerables, superarlas implicaría cambios profundos, a los que nos resistimos porque nos da pánico enfrentarnos a lo desconocido, del mismo modo que evitamos relacionarnos con extraños, y desconfiamos de las situaciones y lugares nuevos. Es así como nuestra mente ha sido programada para mantenernos “a salvo” de los peligros. De esa forma, gran parte de nuestras decisiones están basadas en la necesidad de evitar ciertos riesgos.

Igual que el malo de la película no está solo, los miedos que nos acechan incorporan a su vez una gran gama de emociones que van desde la angustia y la ansiedad, hasta el enfado o la ira, la impotencia y la frustración, la envidia, el rencor, la culpa, la vergüenza… Este tipo de emociones pueden llegar a ser muy dañinas, yo las llamo “emociones Atila”, porque arrasan a su paso con todo lo que encuentran. Pero en realidad tienen un buen propósito, que es ponernos en alerta de que algo anda mal. Si sientes que te domina alguna de estas emociones y no sabes por qué, pregúntate a qué tienes miedo exactamente. Ve a la raíz, averigua el origen de tu temor buscando en tus recuerdos. Puede que se deba a alguna idea o creencia que se formó en tu pasado por algo que ocurrió y que te perjudicó, y que ahora habita en tu inconsciente, y vives con el temor a revivirlo; o bien por algún comentario a modo de consejo repetido por parte de alguno de tus progenitores, debido a alguna de sus experiencias pasadas.

Para gestionar los miedos lo primero es conocerte bien e identificar lo que te asusta. Lo segundo es entrenarte en superarlo, todo héroe necesita entrenamiento. Si te da miedo a hablar en público, ve a conferencias y lanza preguntas al orador ante una gran audiencia. Si te asusta la soledad, ve solo/a al cine. Si te da pánico volar, súbete a un avión cada vez que tengas ocasión. Si te aterrorizan las alturas atraviesa un puente elevado. Ser valiente no es exclusivo de los superhéroes, tener valentía no significa no tener miedo, sino combatirlo, actuar a pesar de él. Ten el coraje de mirar cara a cara a todo aquello que te asusta y persevera hasta derrotarlo. (Todo esto siempre y cuando no se traten de fobias, si te sientes paralizado/a por el pánico ponte en manos de un especialista). No estoy diciendo que te expongas al peligro, la prudencia es una gran compañera, solo que superes tus miedos.

Si nuestro cerebro percibe que estamos en un momento de tensión, activa las señales de peligro. Entonces reaccionamos de forma automática e inconsciente, nos ponemos a la defensiva, protegemos nuestro territorio, y procuramos imponernos para defender nuestros intereses y a nuestra prole. En momentos trágicos las personas sacamos un poder sobrehumano para proteger a nuestros seres queridos, pues contamos con una fuerza más allá de nuestra capacidad que hace que actuemos sin sentir nuestro propio dolor y sin pensar en los riesgos. Es increíble como los personajes de la película “Lo imposible” de J.A. Bayona, basada en una historia real ocurrida durante el tsunami en Tailandia, activan sus fuerzas al máximo y agudizan su instinto al límite para reencontrarse en medio de la catástrofe. Pero en ocasiones, cuando la amenaza es demasiado grande, o bien nos bloqueamos y nos quedamos paralizados/as, intentando pasar desapercibidos, o bien salimos huyendo para escapar. Estas reacciones automáticas han sido necesarias para la supervivencia de nuestra especie. Sin embargo, aunque las deudas puedan parecernos lobos hambrientos o el jefe un león enojado, en el mundo en que vivimos actualmente la mayoría de nuestros temores no son reales. Son más bien preocupaciones, es decir, anticipaciones de un resultado negativo, ya que tenemos la capacidad de ponernos en lo peor, de imaginar auténticos desastres, y solo con pensarlo nos convertimos en presas del pánico. Eso hace que nuestro cerebro perciba la amenaza como si fuera real y ponga en marcha los mismos mecanismos fisiológicos que nos paralizan físicamente o nos hacen huir. Pero un temor no desaparece por sí solo, más bien se agranda si lo evitas o lo ignoras.

En múltiples ocasiones nos enfrentamos a situaciones de cambio en nuestras vidas que nos asustan. La mayoría son cambios esperados y de alguna manera naturales, provocados para mejorar o evolucionar y por tanto, aunque nos asusten, no nos paralizan. Cambiamos de casa para vivir en pareja o ampliar la familia, de ciudad por un nuevo trabajo o un nuevo amor, de coche por uno más seguro y familiar, de forma de vestir según nuestras nuevas circunstancias, de empleo por uno mejor remunerado o con mejor horario, de escuela para nuestros hijos por una más cerca de casa o con mejor educación, de hábitos de vida... Todos ellos son socialmente aceptados y considerados como etapas naturales que nos ayudan a avanzar. Por otro lado, existen otra serie de cambios que por ir en otra dirección diferente a esta “evolución natural”, no están aceptados en nuestro entorno, considerándose entonces retrocesos o fracasos. Por tanto, quien se enfrenta a ellos también se enfrenta a la crítica social. A veces estos retrocesos son simplemente tres pasitos hacia atrás para coger carrerilla y tomar impulso. Sin embargo, vivimos en una sociedad neurótica donde lo anormal se considera locura y donde la valentía se condena, porque todo se rige por los mismos patrones de comportamiento. Por ello, cualquier decisión o acción que sea diferente y que se salga de la norma, entraña un riesgo que pocos/as quieren asumir. Porque lo natural se supone que es querer vivir sobre seguro, sin sobresaltos ni alteraciones.