El erotismo infinito - Ezequiel Lopez Peralta - E-Book

El erotismo infinito E-Book

Ezequiel López Peralta

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"En este libro, Ezequiel López Peralta nos lleva a un viaje para descubrir qué es el erotismo, cómo se manifiesta, cómo y por qué lo inhibimos, cómo desbloquearlo, cómo enriquecerlo, cómo seducirnos y seducir a otra persona para poner nuestras potencialidades eróticas en función del bienestar erótico, sexual y afectivo personal y mutuo. El autor desarrolla las relaciones que el erotismo tiene con la sexualidad y la sensualidad y explica a profundidad todos los conceptos relacionados a él. Es un texto escrito con unlenguaje sencillo, salpicado de buen humor, apto tanto para las personas que no conocen mucho sobre el tema, como para aquellas que lo conocen y desean enriquecerlo".

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A mi padre Raúl López Peralta, quien desde algún lugar del universo sigue guiando cada uno de mis pasos. Siempre en mi corazón.

Primera edición

© 2023 Ezequiel López Peralta / @ 2023, Sin Fronteras Grupo Editorial / www.gruposinfronteras.com / ISBN: 978-628-7544-83-3. Impresión en Colombia_ Marzo 2023 / Coordinador editorial: Mauricio Duque Molano/ Edición: Juana Restrepo Díaz. Diseño & diagramación: www.parentesisdc.co / Fotografía de portada: www.freepik.com / Impreso por

Reservados todos los derechos. No se permite reproducir parte alguna de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado - impresión, fotocopia, etc. -, sin el permiso previo del editor. / Sin Fronteras Grupo Editorial, apoya la protección de Copyright.

Diseño epub:Hipertexto – Netizen Digital Solutions

Dedicatoria

A mis padres, Ana María Calloni y Raúl Héctor López Peralta, por haberme enseñado a pensar con libertad acerca de la sexualidad y por inculcarme valores esenciales como la honestidad, la solidaridad y el respeto por el otro.

A Raúl Serroni-Copello, por su apoyo incondicional, su generosidad y su estímulo permanente en mi profesión y en mi vida personal.

A mi maestra Laura Caldiz, por su cariño, los conocimientos que generosamente siempre me entrega y sus oportunos consejos.

A Fabián Melamed y Héctor Jiménez Rodríguez, los hermanos que elegí en esta vida.

A Lucía Arrayago, mi sobrina y futura colega.

A los colegas y amigos que hicieron sus valiosos aportes al libro: Claudia Rampazzo, Juan Fernando Uribe, Gerardo Gimenez Ramírez, Rodrigo Sabio (in memorian) y Marcelo Gobello.

A la memoria de Tomás López, Elba Peralta, Carlos Calloni, Martín Arrayago, José Luis Fasce y Eduardo Pellegrini. Ellos estarían felices de acompañar mi evolución profesional.

A las mujeres con quienes compartí momentos eróticos y relaciones de afecto. De todas aprendí algo, de algunas aprendí todo.

Prólogo

Introducción

Cap. 1 Antierotismo

Uno. Si rendimos, existimos: nuestros antieróticos mandatos sociales.

Dos. Sexo, genitalidad, ¿erotismo?

Tres. Una píldora azul por aquí, por favor…

Cuatro. ¡No lo hagas! Cosas a evitar si queremos ser buenos amantes.

Cap. 2 Superando mitos

Cinco. Consecuencias negativas de los mitos sexuales.

Seis. Las máquinas de sexo. Mitos masculinos.

Siete. En busca del torbellino orgásmico. Mitos femeninos.

Ocho. ¡Arriba las manos! Mitos sobre el autoerotismo.

Nueve. ¿Solo para lindos? Mitos sobre la seducción.

Diez. Doctor, ¿yo soy normal? Mitos sobre la respuesta sexual.

Cap. 3 Autoconocimiento, la base de la satisfacción sexual

Once. Barreras para el autoconocimiento erótico.

Doce. La geografía de Eros.

Trece. Conociéndonos: ejercicios prácticos.

Cap. 4 El placer de seducir

Catorce. La seducción como aspecto esencial de la vida erótica.

Quince. ¿Qué es la seducción? Definiciones.

Dieciséis. Radiografía de la seducción.

Diecisiete. Las fases que ningún seductor puede saltarse.

Dieciocho. Esto no es para mí, o… ¿podemos aprender a seducir?

Diecinueve. La seducción es un arte.

Veinte. Tipos de seducción y recursos para seducir.

Veintiuno. ¿Y ahora como hago? Lugares para seducir y estrategias de acercamiento.

Veintidós. “Accesorios” para la seducción.

Veintitrés. El lenguaje del cuerpo dice más que las palabras.

Veinticuatro. El triángulo de la seducción: mirada, sonrisa y voz.

Veinticinco. Las reglas de la seducción.

Cap. 5 Comunicación erótica eficaz

Veintiséis. Comunicación verbal y no verbal.

Veintisiete. Errores “fatales”.

Veintiocho. Entrenando la “asertividad erótica”.

Veintinueve. Ventajas de la comunicación erótica eficaz.

Cap. 6 Los cinco sentidos, puerta de entrada al erotismo

Treinta. Para mirarte mejor.

Treinta y uno. A flor de piel.

Treinta y dos. Aromas de la pasión.

Treinta y tres. Devorándonos.

Treinta y cuatro. Susurros al oído.

Cap. 7 Creatividad erótica

Treinta y cinco. Los mejores amantes.

Treinta y seis. ¿Qué es la creatividad erótica?

Treinta y siete. Condiciones para la creatividad erótica.

Treinta y ocho. Beneficios para la salud sexual.

Treinta y nueve. Creativos en acción.

Cuarenta. ¿Otra vez sopa?.El deseo sexual en la pareja estable.

Cap. 8 Abriendo el maletín de EROS

Cuarenta y uno. Fantasías sexuales, motor del erotismo.

Cuarenta y dos. Adornos para la intimidad.

Cuarenta y tres. Comiéndonos a besos.

Cuarenta y cuatro. Travesía sobre la dermis.

Cuarenta y cinco. A fuego lento: cocina sensual.

Cuarenta y seis. Baños de placer.

Cuarenta y siete. Los arpegios sexuales: música para amantes.

Cuarenta y ocho. Más allá del “misionero”: variantes coitales.

Cap. 9 Accesorios para extender el territorio del placer

Cuarenta y nueve. Prejuicios acerca de los “juguetes eróticos”.

Cincuenta. ¿Qué hay de nuevo?

Cincuenta y uno. Vibraciones poderosas.

Cincuenta y dos. Dildos.

Cincuenta y tres. ¿Quién dijo que son aburridos? Tipos de preservativos.

Cincuenta y cuatro. Pecados para dos: Lencería erótica.

Cincuenta y cinco. Tacto para Eros.

Cincuenta y seis. Juegos de lujuria.

Cincuenta y siete. Sadomasoquismo “light”.

Cincuenta y ocho. “Ero-terapia” asistida.

Cincuenta y nueve. ¡Tenga el pene deseado en dos semanas! Las estafas sexuales.

Cap. 10 Ejercicios para entrenar nuestros recursos eróticos

Sesenta. Autoevaluación de nuestras virtudes y limitaciones como amantes.

Sesenta y uno. Día del placer.

Sesenta y dos. Como si fuera la primera vez.

Sesenta y tres. De eso... Sí se habla.

Sesenta y cuatro. Adorándonos.

Sesenta y cinco. Escenas para la inspiración erótica.

Cap. 11 Anexos

Sesenta y seis. La bioquímica del amor. Por Juan Fernando Uribe Arcila (*)

Sesenta y siete. Sobre tamaños y placeres. Por Gerardo Giménez Ramírez. (*)

Sesenta y ocho.Polvo de estrellas: la mejor música para hacer el amor. Por Marcelo Gobello (*)

Epílogo. Yo, sexólogo. La historia del hombre detrás del personaje.

Bibliografía.

Prólogo

Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos.

Pablo Neruda

Del erotismo nadie se escapa: todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos hablado o pensado en él; sabemos más o menos a qué hace referencia; lo hemos confundido, hemos hecho chistes referentes a él o lo habremos usado aún sin darnos cuenta, a solas o acompañados. Ha sido perseguido y satanizado a lo largo de la historia y seguramente habrá sido uno de los temas que no pudimos platicar con nuestros padres, cuando niños. Tal vez lo hayamos asociado equivocadamente solo a la juventud y a la belleza, a una corporalidad armónica, a la pasión extrema o a una relación perfecta. Eventualmente nos habremos sentido carentes de él y sin posibilidades de desarrollarlo o, en otras ocasiones, nos habremos avergonzado de la manera en la que lo ejercimos. Como sea o haya sido, el erotismo es la potencialidad humana de experimentar placer sexual y nace, se desarrolla, florece, se enferma y muere con nosotros, independientemente de nuestro género, edad, orientación sexual, estado civil o estrato económico y sociocultural.

Definitivamente, el concepto erotismo es bastante complejo y tiene por primas hermanas a la insinuación y la picardía y, eventualmente, es confundido con la pornografía; si bien tiene manifestaciones biológicas, el hecho de que tenga significados y representaciones mentales y tenga que ser regulado, lo hace una característica específicamente humana y en el texto queda claro que tiene una relación íntima con la sensualidad, el sexo y la capacidad de atracción entre las personas. El erotismo incluye, totaliza, une y humaniza lo sexual. Según Freud, el erotismo se manifiesta a través de la líbido y representa la pulsión de vida y de autoconservación que el ser humano tiene, opuesta, por supuesto, a la pulsión de muerte, de destrucción y agresión.

Desde hace mucho tiempo, deseé que esta obra fuera escrita; no solamente porque Ezequiel López Peralta sea un entrañable amigo y colega al cual quiero profundamente y del que he aprendido, sino porque es de las pocas personas a las que he conocido, que se ha especializado y desarrollado en un tópico que, desafortunadamente, ha sido tratado desde múltiples puntos de vista pero muy frecuentemente de una manera poco profesional y sin sustento: el erotismo. Bien decía Anaïs Nin, escritora francesa, que el erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía; sin embargo, es muy frecuente que lo confundamos con sexo y los tomemos como sinónimos o bien, al pensar en el concepto, lleguen a nuestra mente solo imágenes de genitales y personas en pleno orgasmo.

En este libro, el autor desarrolla las relaciones que el erotismo tiene con la sexualidad y la sensualidad y explica a profundidad todos los conceptos relacionados a él. Es un texto escrito con un lenguaje sencillo, salpicado de buen humor, apto tanto para las personas que no conocen mucho sobre el tema, como para aquellas que lo conocen y desean enriquecerlo así como para los profesionales de la salud que necesitan herramientas para conocer, explorar y tratar las quejas eróticas de sus pacientes.

Ezequiel López Peralta nos lleva, a través de este texto, de viaje para descubrir qué es el erotismo, cómo se manifiesta, cómo y por qué lo inhibimos, cómo desbloquearlo, cómo enriquecerlo, cómo seducirnos y seducir a otra persona para poner nuestras potencialidades eróticas en función del bienestar erótico, sexual y afectivo personal y mutuo. Sin ser enfatizado, Ezequiel fundamentó su trabajo sobre gran parte de los Derechos Sexuales declarados en el XIII Congreso Mundial de Sexología, 1997, Valencia, (España), revisados y aprobados por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología (WAS) el 26 de agosto de 1999 en el XV Congreso Mundial de Sexología en Hong Kong (República Popular China) y que son derechos humanos universales basados en la libertad, dignidad e igualdad inherentes a todos los seres humanos y como la salud es un derecho humano fundamental, la salud sexual debe ser un derecho humano básico, pues es esencial para el bienestar individual, interpersonal y social. Los derechos sexuales promovidos en esta obra, desde mi manera de ver, son el derecho a la libertad sexual, que establece la posibilidad de la plena expresión del potencial sexual de los individuos y excluye toda forma de coerción, explotación y abuso sexual en cualquier etapa y situación de la vida. El derecho a la autonomía, a la integridad y a la seguridad sexual del cuerpo: incluye la capacidad de tomar decisiones autónomas sobre la propia vida sexual en un contexto de ética personal y social; están incluidas también la capacidad de control y disfrute de nuestros cuerpos, libres de tortura, mutilación o violencia de cualquier tipo. El derecho al placer sexual: prerrogativa al disfrute y goce sexual (incluyendo el autoerotismo), fuente de bienestar físico, intelectual y espiritual. El derecho a la expresión sexual emocional: abarca más allá del placer erótico o los actos sexuales y reconoce la facultad a manifestar la sexualidad a través de la expresión emocional y afectiva como el cariño, la ternura y el amor. El derecho a la información sexual basada en el conocimiento científico: demanda que la información sexual sea generada a través de procesos científicos y éticos, que sea difundida de forma apropiada y que llegue a todas las capas sociales; derecho a la atención de la salud sexual: conlleva la prevención y el tratamiento de todos los problemas, preocupaciones, enfermedades y trastornos sexuales. El derecho a la educación sexual integral: impartición de la educación sexual durante toda la extensión de la vida, desde el nacimiento hasta la vejez, exhortando la participación de todas las instituciones sociales.

De hecho, este libro constituye una herramienta de educación sexual, basada en el conocimiento científico que fomentará el placer sexual y el bienestar de los lectores que aprovechen todo el conocimiento que Ezequiel vertió en él. Así como yo aprendí y disfruté su contenido, estoy segura de que el leerlo será una experiencia grata y educativa para todos aquellos que se atrevan a enriquecer las relaciones eróticas y afectivas consigo mismos y con sus parejas.

Dra Claudia Rampazzo.

Médica, terapeuta familiar y de pareja. Terapeuta sexual.

Introducción

El erotismo es uno de los grandes temas de la humanidad. ¿Quién se atrevería a ponerlo en duda? Y, como otros temas esenciales de la existencia humana, despierta diversas emociones, controversias, conflictos, frustraciones y satisfacciones.

Mi idea en esta obra no es ocuparme en detalle de esos puntos, sino en todo caso proveerte a ti de herramientas clave para construir un erotismo pleno.

Probablemente la inquietud al acercarte a esta lectura sea desde lo que percibes como un déficit o falta, y lo que busques sea información para salir de ese estado. Sin embargo, puedes beneficiarte de estos conocimientos sin necesidad de una problemática preexistente, y tan solo con la inquietud de potenciar tus habilidades eróticas.

Antes de meternos en este apasionante tema, debemos ser conscientes de algo: el sexo es limitado, mientras que el erotismo es infinito. Dejemos entonces que la influencia de “Eros” nos sorprenda. Atrevámonos a abrir nuestras estructuras y llevar sus límites un poco más lejos. Utilicemos la creatividad al servicio del erotismo. Superemos la soberbia del “yo lo sé todo”, característica de los amantes más mediocres. Vamos a darnos permiso para seguir aprendiendo, y el erotismo nos hará así personas más felices y con una mejor calidad de vida.

El erotismo infinito puede ser leído desordenadamente, comenzando por cualquiera de sus capítulos. Sin embargo, el orden en el que están dispuestos sigue una línea de pensamiento, de modo que te sugiero una lectura organizada desde el principio hasta el fin.

El capítulo 1, “Antierotismo”, describe la tendencia a pensar el erotismo desde la genitalidad y siguiendo una estructura rígida de comportamientos y creencias. Conocer en detalle lo que muchas veces hacemos ignorando que así empobrecemos nuestra vida erótica, es entonces el punto de partida de este trabajo de ingeniería erótica.

El capítulo 2, “Superando mitos”, es una síntesis de las creencias erróneas que más han dañado la relación entre los hombres y las mujeres con su erotismo. Trabajamos mitos sobre erotismo masculino, erotismo femenino, autoerotismo, seducción y respuesta sexual.

El capítulo 3, “Autoconocimiento, la base de la satisfacción sexual”, es básicamente un encuentro o reencuentro con nuestro propio cuerpo. Es una frase ya muy divulgada (y que comparto plenamente) esto de que «para disfrutar del sexo y permitir que alguien nos conozca, primero debemos conocer nuestro propio mapa erótico». Mi propuesta es en este caso dedicarnos un tiempo a hacernos algunas preguntas, encontrar ciertas respuestas y realizar unos placenteros ejercicios de autoconocimiento que te van a encantar.

El capítulo 4, “El placer de seducir”, es el producto de años de lecturas, reflexiones y experiencias como coordinador de seminarios de seducción en Iberoamérica. Es tan importante la seducción que sin este proceso no habría acto sexual posible. Entonces te presento los conocimientos y las técnicas para que logres ser, dentro de tu estilo personal, mucho mejor a la hora de seducir. Y ya si deseas ampliar el conocimiento, tienes mi libro completo que lleva el mismo nombre.

El capítulo 5, “Comunicación erótica eficaz”, profundiza en uno de los ejes fundamentales del erotismo que es la comunicación. Las perturbaciones en ese aspecto son causa de disfunciones de la vida erótica y a veces de severas problemáticas del vínculo de pareja. El entrenamiento en asertividad erótica que propongo es una interesante alternativa para sostener un erotismo sano y que sea fuente de bienestar.

El capítulo 6, “Los cinco sentidos, puerta de entrada al erotismo”, es una guía para aprovechar al máximo los placeres de la vista, el tacto, el olfato, el gusto y el oído.

El capítulo 7, “Creatividad erótica”, está dedicado a lo que denomino “el sexto sentido del erotismo”. Una persona que logre aplicar la creatividad a la sensualidad tendrá grandes ventajas, va a dar y a recibir un placer más exquisito y será difícil de olvidar. Afortunadamente, la creatividad erótica se puede entrenar si tenemos la actitud necesaria y una buena guía. Y te cuento algo más: no hay otro libro que hable de este tema… así que disfrútalo, aprende y aplica estos conocimientos en tu vida íntima.

El capítulo 8, “Abriendo el maletín de EROS”, desarrolla algunas de las infinitas variantes del erotismo poniendo énfasis en las fantasías sexuales, las palabras y actos sugerentes y recursos casi “infalibles” como el beso, las caricias, la cocina sensual, la aromaterapia erótica, la música sensual y las posturas amatorias.

El capítulo 9, “Accesorios para expandir los límites del placer”, abarca los diferentes tipos de juguetes sexuales con propuestas concretas para potenciar el erotismo y también ayudar en la solución de algunas dificultades relacionadas con la disminución del deseo sexual y el retardo orgásmico femenino y masculino. Considerando que pasaron diez años desde la primera edición de este libro, este capítulo incluye una muy buena actualización en relación a las novedades de la tecnología erótica.

El capítulo 10, “Ejercicios para entrenar nuestros recursos eróticos”, incluye ejercicios prácticos para autoevaluarnos en el aspecto erótico, hacernos conscientes de limitaciones a superar y de nuestras virtudes a potenciar.

El capítulo 11, “Anexos”, es un complemento del libro con algunos temas que decidí poner en manos de profesionales que se han especializado en cuestiones más puntuales del erotismo.

Y cerramos con el Epílogo: “Yo, sexólogo. La historia del hombre detrás del personaje”. Aquí te cuento cómo ha sido mi proceso de construcción como profesional en sexología y ser humano. Considerando la pasión que tengo por mi profesión y cómo me ha ayudado a cumplir mis sueños más profundos, puedo decir que en mi caso el trabajo, el placer y el desarrollo personal van absolutamente de la mano.

Uno. Si rendimos, existimos: nuestros antieróticos mandatos sociales.

Cuando observamos las libertades que existen hoy en día, corremos el riesgo de pensar que el erotismo es un tema resuelto. ¿Algunos ejemplos? Apertura al tema en los medios de comunicación; la divulgación de la sexología y la aparición en escena de los profesionales sexólogos; las conductas sexuales de los adolescentes; el avance de las llamadas “minorías sexuales”; eventos cada vez más explícitos dedicados al erotismo (como museos, ferias, festivales). Sin embargo, más allá de que no son tan comunes los niveles de represión sexual de algunas décadas atrás, nos encontramos con mandatos sociales que son igualmente dañinos y perturban el natural disfrute del erotismo. De nada sirve liberarnos de emociones antieróticas como la vergüenza y la culpa, si a cambio tenemos el mandato de cumplir con un rol sexual masculino o femenino que se nos impone (aunque sea de manera implícita y sutil).

Vamos a revisar algunas creencias que de manera persistente aparecen en el imaginario erótico occidental. Hacernos conscientes de ellas y comenzar a pensar alternativas será el primer paso de nuestra ingeniería erótica.

El erotismo se desarrolla a través de la genitalidad. Parece que el sexo equivale al contacto entre los genitales. Con suerte, el resto de los componentes de esta maravilla que es la sexualidad humana se incorporan relativamente a los guiones eróticos pero siempre y cuando contribuyan a la preparación para el coito. Por eso hablamos de una cultura coitocéntrica que deja “fuera de juego” dos metros cuadrados de piel, los cinco sentidos, los rituales de preparación del ambiente, un gran caudal de fantasías y la creatividad al servicio del placer.

La finalidad del encuentro erótico es el orgasmo. El sexo (o mejor dicho, el “coito” en lenguaje occidental) es pensado como una carrera hacia el orgasmo. Todo apunta hacia el mismo lugar, y no puede concebirse de ninguna forma la idea de penetración sin orgasmo: es incompleto, o inexistente quizás. El orgasmo cierra el círculo de la… ¿satisfacción? mecánica para darnos tranquilidad y sentir que nos desempeñamos “como se debe”. El orgasmo es también el director de orquesta que marca el timing del encuentro: cuántas veces habremos escuchado contar la cantidad de relaciones sexuales usando como criterio la cantidad de orgasmos.

El erotismo es como un reloj que debe funcionar a la perfección. En esta línea tenemos al menos dos elementos que explican no solamente cómo funciona la sexualidad en occidente, sino también por qué tantas veces no funciona.

En primer lugar el concepto de sexo como algo mecánico, estructurado y previamente estipulado. Como un libreto del cual los actores no pueden ni deben desviarse. Y el secreto de la plenitud sexual consiste, visto de esta manera, en encontrar los mecanismos y puntos mágicos que disparan con precisión las diferentes manifestaciones de la respuesta sexual.

En segundo lugar se ve claramente la exigencia que se expresa en el “debe funcionar a la perfección”. Los genitales deben responder de acuerdo a lo que se espera de ellos. No importan las circunstancias, los deseos, la química ni las personas. Y si alguna vez no funcionan, es difícil que podamos tener una mirada humanizada de nuestro supuesto fracaso y comprender qué es lo que pasó. Ni hablar de llegar a pensar que lo ocurrido era esperable y hasta saludable. ¿Cuántas veces por ejemplo en un episodio de falta de erección podemos encontrar un signo de una masculinidad más madura? ¿O en un episodio de ausencia de orgasmo femenino la señal de que ese tipo de erotismo no seduce a esa mujer?

La satisfacción sexual se mide por el rendimiento sexual. El concepto de satisfacción sexual está siendo en la actualidad discutido y revisado en reuniones científicas de expertos, por ser considerado de gran importancia en las intervenciones clínicas y educacionales. Sin embargo, la idea que predomina es pensar la satisfacción de acuerdo al rendimiento genital: rigidez o duración de la erección, intensidad y cantidad de los orgasmos, facilidad de recuperación, control eyaculatorio. Quien consiga esta “espectacular” respuesta podrá considerarse una persona afortunada. Y quien no la consiga…

Dos. Sexo, genitalidad, ¿erotismo?

De las creencias que examinamos más arriba se desprende la confusión entre sexo, genitalidad y erotismo. Es más, resulta notoria la reducción del erotismo a sus aspectos más instintivos y biológicos. La mayoría de las preguntas que llegan a mi correo electrónico y espacios en redes sociales se enfocan precisamente en la genitalidad: ¿Es importante el tamaño del pene para que la mujer goce? ¿Cómo hago para recuperarme más rápido entre un acto sexual y otro? ¿Me diría de qué manera estimular el punto G? ¿Es necesario que sea multiorgásmica, o está bien si tengo un único orgasmo? ¿Qué técnicas me puede recomendar para tener un acto sexual más prolongado? ¿Hay alguna manera de darme cuenta si una mujer está teniendo un orgasmo? ¿Cuál es la frecuencia normal de relaciones sexuales en una pareja estable? La lista sigue, tan solo estoy ilustrando la cuestión con algunos ejemplos. Todos nos indican la tendencia a vivir la sexualidad por medio de la genitalidad. Se trata de dar y recibir placer utilizando como vehículo estímulos circunscriptos a las zonas erógenas más conocidas y con las técnicas más convencionales.

Pero el erotismo es mucho más amplio. De hecho me queda la sensación de que esta manera de pensar el erotismo es como tener una Ferrari para dar una vuelta en el barrio los fines de semana. Estamos desaprovechando las inagotables posibilidades que nuestros cinco sentidos y nuestras fantasías eróticas nos permiten. La ingeniería erótica implica entonces abrir nuestro cuerpo y nuestra mente a nuevas experiencias, que no tienen por qué ser necesariamente acrobáticas, súper transgresoras ni espectaculares. Se trata simplemente de identificar y sacar ventajas de pequeñas sensaciones que, en su conjunto, nos pueden llevar a placeres intensos.

Recordemos entonces: el erotismo no es sinónimo de pornografía. El erotismo es el arte de sugerir, de provocar, de disfrutar, de combinar estímulos como si fueran ingredientes de cocina. El erotismo es un juego que requiere de cierta curiosidad crónica y espíritu aventurero: conducirnos por un camino que quizás sea distinto al que recorrimos antes. Deja que las cosas sucedan, y si tienes buena imaginación, lo que sucederá será el erotismo.

Dice Carlos Di Césare, un amigo erotólogo de nacimiento y creador de un restaurante afrodisíaco en Buenos Aires: el sexo es prosa, el erotismo en cambio es poesía. Y repito la frase que escribí en la introducción de esta obra: el sexo es limitado, el erotismo infinito. Si la sexualidad es básicamente un ámbito de descarga de un impulso biológico; si el goce pasa por caminos de placer casi fotocopiados; si no encontramos la singularidad de cada persona con la que compartimos esos momentos de placer y nuestro criterio de selección es de muy amplio espectro… quizás no valga la pena avanzar en esta lectura. La actitud erótica en cambio es la de un gourmet que disfruta del aroma de la comida, del sonido del vino que se zambulle en la copa, de la preparación de la mesa, de saborear cada bocado. Está en nosotros decidir si queremos ser solamente sexuales o incorporar más y más la dimensión erótica a nuestra experiencia de vida.

Tres. Una píldora azul por aquí por favor…

La búsqueda de una poción o píldora mágica para resolver el problema de la disfunción eréctil o potenciar al máximo el rendimiento sexual tanto del hombre como de la mujer ha existido prácticamente desde que el hombre es hombre. Desde extrañas recetas, pócimas mágicas, penes de perro disecados, polvo de testículo de bovino, cuernos de rinoceronte, plantas extravagantes y, todo lo que al lector se le pueda ocurrir, se ofrecieron como afrodisíacos efectivos para lograr el resultado soñado.

Actualmente estamos viviendo una nueva revolución sexual disparada por la aparición en escena de, en primer lugar, el Sildenafil (Viagra es su nombre comercial y como se lo conoce en todo el mundo) cuyo lanzamiento en el año 1998 surge como la salvación de millones de hombres y sus respectivas parejas. En los años siguientes aparecen en escena otras alternativas farmacológicas. La Apomorfina sublingual (Uprima) con bastante menos eficacia y efectos secundarios absolutamente incómodos (como náuseas y vómitos), de hecho hace tiempo se retiró del mercado. El Tadalafilo (Cialis) que tiene como ventaja comparativa su tiempo de acción en una ventana de aproximadamente 36 horas. Además su nueva versión de uso diario resulta bien interesante en la medida en que no afecta a la espontaneidad en el inicio del encuentro sexual, y es de alta eficacia cuando el paciente padece enfermedades crónicas que inhiben su respuesta sexual; el Vardenafilo (Levitra) presenta una eficacia similar y su acción es de mayor tiempo que el Sildenafil y menor tiempo que el Tadalafilo. Hace unos años se lanzó en varios países –incluso de América Latina- el primer fármaco para el tratamiento de la eyaculación precoz, la Dapoxetina (Priligy), que por cierto no ha tenido el impacto clínico que se esperaba. Pero esto no es todo: se vienen nuevas drogas para el tratamiento de la disfunción eréctil, y además se están investigando otros productos prometedores en lo referente a resolver el problema de la anorgasmia femenina y medicaciones que ayudarían a tratar el complejo problema del bajo deseo sexual en hombres y en mujeres.

Independientemente de lo que hoy vemos que se va perfilando, seguramente no tenemos la menor idea de los adelantos tecnológicos que se pondrán al servicio de la práctica clínica en sexología y nos asombrarán en cuestión de muy poco tiempo.

El interrogante que se nos impone es: ¿cómo hacemos un uso racional de estas alternativas terapéuticas sin tapar otros temas y problemas de fondo?

La respuesta no es fácil. Por un lado considero un gran progreso científico poder tener la posibilidad de resolver con eficacia, rápidamente y de modo muy poco invasivo problemas que resultan tan difíciles y angustiantes para una persona. Las medicaciones son cada vez más efectivas, con menos efectos secundarios y más simples de utilizar, y no podemos negarnos a prescribirlas o derivar al médico especialista si la situación es la indicada. Es más, veo cada vez más en los pacientes que el hecho de sentirse más seguros por el apoyo de la medicación les permite relajarse, disfrutar del encuentro y ser más creativos eróticamente. Pero por otro lado, no tenemos que olvidarnos de que la medicación facilita la erección pero no resuelve otros factores psíquicos, de pareja o incluso de estimulación sexual que pueden en algunos casos estar más en lo profundo. Es más, la fascinación generada por lo rápido y lo sencillo, lleva al paciente a no preocuparse por indagar en su interior y descubrir algunas creencias que probablemente necesita revisar para resolver sus problemas de manera definitiva.

Es responsabilidad de los médicos entonces no solamente indicar el medicamento, sino sugerir el abordaje psicológico de las cuestiones ligadas a la angustia, la autoestima, las exigencias y el estímulo sexual que se deben trabajar para solucionar sus problemas de base.

Resumiendo, propongo un debate a fondo con respecto a la utilización de los recursos médicos y el tratamiento más sensato del tema en las diferentes instancias de la comunicación social (incluyendo los consultorios médicos y psicológicos).

Cuatro. ¡No lo hagas! Cosas a evitar si queremos ser buenos amantes.

Como señalaba recién, muchas veces (por desconocimiento o por elección) nuestro comportamiento refleja un erotismo muy limitado. Pero determinadas conductas son características de un antierotismo que puede sumergirnos en un estado de entropía erótica (o, para decirlo más sencillo, resultar empobrecedor y casi destructivo).

Veamos entonces una lista de conductas y tendencias antieróticas que desde mi punto de vista es necesario superar, sobre todo si en nuestro haber acumulamos más de un comportamiento de los indicados.

Exigirnos. El erotismo es placer, diversión, compartir, comunicarse. No es una carrera en la cual competimos para batir marcas. El erotismo es calidad, no necesariamente cantidad. La exigencia solamente lleva a perder capacidad para el placer y el mismo rendimiento sexual.

Genitalizar. En occidente utilizamos muy poco de nuestro potencial erótico. En general estamos acostumbramos a focalizar nuestras conductas sexuales en torno a las zonas erógenas típicas y nos olvidamos de otras zonas sensibles en la piel y los cinco sentidos, a lo que podemos integrar la creatividad (el sexto sentido del erotismo).

Apurarnos. La ansiedad es el enemigo número uno del placer. Apresurarnos, en general, tiene que ver con una mirada orgásmica del sexo, es decir el orgasmo como objetivo fundamental y único. Este modo de conducirnos sexualmente impide apreciar la riqueza característica del erotismo.

Buscar puntos mágicos. La búsqueda de puntos mágicos, como por ejemplo el polémico Punto G, es una característica de nuestra cultura. Parece que quisiéramos saber cómo estimular determinada zona del cuerpo para provocar una respuesta efectiva, infalible y extremadamente placentera en el otro. Esta mirada mecánica del sexo solo lleva a buscar fórmulas que no existen y limitan la espontaneidad.

Homologar. Todos somos diferentes, cada persona tiene su mapa erótico y la esencia del sexo tiene que ver con descubrir nuestra propia geografía erótica y la de nuestra pareja.

Adivinar. En relación con lo anterior, la adivinación es uno de los enemigos principales del erotismo. Como cada persona es un ser único, constituye un error estimular al otro como nos gusta a nosotros o basándonos en esquemas/preconceptos universales. Por lo tanto comunicarnos (es decir observar reacciones, preguntar, escuchar) es lo que nos permite conocer esa singularidad.

Comparar. No hay nada más deserotizante que sentirnos comparados en algún aspecto con amantes o parejas anteriores. A veces con la intención de lograr un cambio en la conducta sexual se llega a ese extremo: “Ella tenía muchos orgasmos”, “Él se controlaba”, “Ella era activa y me buscaba”, “Él sí que me entendía”. De esta manera es más probable que se promuevan emociones negativas antes que una conducta de comprensión y cambio.

Presionar. Obligar a nuestra pareja a hacer algo que rechaza no lleva a nada positivo: o lo hace solo para satisfacernos (y no lo goza) o directamente lo padece, o da lugar a enojos y a frustraciones. Entonces, si algunas preferencias no coinciden se pueden desarrollar otras alternativas o incluso por la vía del diálogo y la creatividad lograr que aquello aparentemente tan desagradable le termine gustando. ¿Ejemplos? El sexo anal (motivo de largas y arduas discusiones en muchas parejas), la frecuencia sexual (uno quiere más o menos que el otro), el sexo oral, determinadas posturas coitales.

Rutinizar.