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"Mi concepto acerca de la seducción es radicalmente distinto, ya que considero que Ia seducción es placentera en si misma y una fuente de realizaci6n personal. Los juegos que se dan en las miradas, en el tono de voz, en las sonrisas, en las posturas corporales, en las sorpresas, en Ia ambigüedad, en las palabras, en el acercamiento,en las fantasías, en la incertidumbre. Todo esto (y mucho mas) merece ser disfrutado y vivido con placer, independientemente de que consigas o no tu objetivo de conquistar. La seducci6n es, a demás, una maravillosa oportunidad para conocer más acerca del otro y de conocerte para potenciar tus aspectos mas virtuosos, para superar tus propias limitaciones.Mi propia experiencia me ha enseñado que puede aprender a seducir quien se lo proponga, y por eso transmito mis creencias y conocimientos con seguridad, firmeza y convicci6n. Solo es necesario tener ganas, voluntad, capacidad de observaci6n y saber tomar 10 mejor de la experiencia. Propia y ajena." Ezequiel L6pez Peralta
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Primea edición
© 2021 Ezequiel López Peralta / @ 2021, Sin Fronteras Grupo Editorial / www.gruposinfronteras.com / ISBN: 9789585564985. Impresión en Colombia_ Abril 2021/ Coordinador editorial: Mauricio Duque Molano. / Edición: Juana Restrepo Díaz. Diseño & diagramación: Catalina Osorio Mojica. www.parentesisdc.com / Fotografía de portada: www.shutterstock.com // Impreso por
Reservados todos los derechos. No se permite reproducir parte alguna de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado - impresión, fotocopia, etc. -, sin el permiso previo del editor. / Sin Fronteras Grupo Editorial, apoya la protección de Copyright.
Diseño epub:Hipertexto – Netizen Digital Solutions
Agradecimientos
A Raúl López Peralta, mi padre y gran maestro en el arte de la seducción. Lástima que no heredé su voz para cantar boleros.
A José Luis Fasce, mi padrino, quien me enseñó a tratar a las mujeres como reinas.
A Raúl Serroni-Copello por las correcciones de este libro y por ayudarme a tomar las decisiones más importantes en mi vida profesional y personal.
A las personalidades que entrevisté: Flavia Dos Santos, Ana Von Rebeur, Rafael Lugo, Miguel Rueda Sáenz, Sylvia Blanco, Camila Canabal, Carolina Suarez Valencia y Nadima Al Nour.
A Moisés Guevara y Rodrigo Sabio, in memorian.
A Gustavo Cerati, quien con sus letras y su increíble carisma me orientó —sin saberlo— para construir un modelo muy personal. Entre tantas otras cosas le debo mi frase de cabecera: “Mereces lo que sueñas”.
A mis amigos más cercanos, con quienes mantenemos interminables conversaciones acerca de las mujeres, el amor, el sexo y la seducción.
A mis alumnos y alumnas de los talleres de El placer de seducir en América Latina y España, quienes son parte esencial de la magia de esos encuentros. ¡Cuánto nos divertimos juntos!
A mis fans de América Latina que me dan un interminable aliento, tan necesario en las buenas y en las malas. Una mención muy especial a los hombres y mujeres que me enviaron sus testimonios, anécdotas y otros aportes por medio de mis espacios en redes sociales. Este libro tuvo la particularidad de ser escrito junto con ellos.
A Mauricio Duque de Grupo Editorial Sin Fronteras por confiar en mi mano de escritor y darme un apoyo permanente con mis obras y proyectos en la región.
A las mujeres que me acompañaron en este camino de placer, dolor, alegría, tristeza, en fin, de gran aprendizaje. Madre, abuela, sobrina, madrina, hermanas de la vida, novias, amantes, compañeras de ruta, amigas cómplices. Gracias por existir.
INTRODUCCIÓN
1RAParteLA SEDUCCIÓN BAJO LA LUPA
La seducción en teoría
No todo medio es válido: seducir con ética
La seducción, mucho más de lo que ves
Los seductores paso a paso
El primer beso, un momento que marca el futuro
Todos podemos seducir
Adiós prejuicios: mitos y miedos sobre la seducción
2DAParteLA ATRACCIÓN AL DESNUDO
¿Por qué me gustas tanto? La atracción entre dos personas
Conociendo el territorio: los mapas del amor
La atracción sexual: ¿Qué atrae a hombres y a mujeres?
No me puedo resistir: la seducción de lo prohibido
Tropezar con la misma piedra, el encanto de la estupidez
La personalidad magnética
Carisma mata billetera
Cuando la timidez es ganadora
Mujeres que intimidan. ¿Los hombres las prefieren tontas?
Hombres que maltratan. ¿Las mujeres los prefieren rudos?
3RAParteEL ARTE DE SEDUCIR AL ALCANCE DE TUS MANOS
La seducción es un arte
Descubre tu propio modelo
Escenarios de la seducción y estrategias de acercamiento
El poder seductor de la danza
Complementos que adornan la seducción
Cualquier oportunidad es buena para seducir: una anécdota del autor
Decodifica el lenguaje corporal de la seducción
Los tres vértices de la expresión sensual: mirada, sonrisa y voz
Las bombas atómicas de la seducción
¿Qué va a pensar de mí? Sexo en la primera cita
Libreto del seductor principiante
¡Ya te sigo en Instagram! Seducción en línea
Olvídate de la discoteca. Aplicaciones para citas
4TAParteSEDUCTORES EN ACCIÓN
Aprende a observar
Ejercita los tres vértices de la expresión sensual
Identifica tus miedos
Planifica estrategias de acercamiento
¿Y entonces qué digo? Habilidades para el diálogo
Reconoce tus capacidades y limitaciones para seducir
Desarrolla tus potenciales y supera los límites
Carta de amor
5TAParteDIEZ COSAS SOBRE SEXO QUE TODO SEDUCTOR DEBE SABER
Volver a empezar. El sexo con una pareja nueva
Reglas de etiqueta entre las sábanas
El sexo responsable no es aburrido
Una cata de besos
Lecciones de sexo oral
69, ¿el número mágico?
¿Cuál es el verdadero placer del 69?
Activadores del deseo sexual femenino
Enseñanzas del Kamasutra: mucho más que posturas sexuales
Errores imperdonables en el sexo
El show debe continuar. El sexo después del orgasmo
6TAParteBONUS TRACKS
Academia de seducción
Novios para siempre: la seducción en la pareja estable
Seductores en problemas: los trastornos del cortejo
Seducción total. Entrevista a la famosa sexóloga Flavia Dos Santos
Los códigos de la seducción homosexual. Entrevista al psicólogo Miguel Rueda Sáenz
De padre a hijo. Diálogos sobre seducción
epilogoSEDUCIR PARA SER MEJORES PERSONAS
BibliotecaBIBLIOTECA PARA SEDUCTORES EXPERTOS
Pocos temas resultan tan seductores como, precisamente, la seducción. Cualquier libro, película, obra de arte o expresión cultural que incluya la palabra seducción o el verbo seducir, inevitablemente llamará tu atención.
Escribir un libro de seducción representa para mí un enorme desafío: no quedarme solamente con un bonito título, sino conseguir que tú encuentres atractivo su contenido y que los conceptos te faciliten alcanzar un mayor bienestar y desarrollo personal.
En general el material escrito sobre este tema está monopolizado por las llamadas Escuelas de seducción y los autodenominados Maestros de la seducción. Ellos —y me refiero en masculino porque casi siempre son hombres— escriben manuales extensos que incluyen mandamientos infalibles orientados al conquistador novato y sin experiencia en este campo. En estos textos vas a encontrar un vocabulario particular (como si se tratase de una subcultura) y estrategias que funcionan (¿?) en contextos y sociedades particulares. Además, subyace la idea de que seducir es un proceso mecánico en el que la clave consiste en aprender un conjunto de procedimientos a ser aplicados con facilidad, siempre del mismo modo, como si se tratara de cocinar hamburguesas en serie para un restaurante de comidas rápidas. Lo que me parece más pobre de estas propuestas es que incentivan la creencia de que el objetivo único es la conquista, mientras que nada te dicen acerca de los valores de la otra persona y del desarrollo de tus propios potenciales intelectuales, sociales, eróticos y afectivos.
Mi concepto acerca de la seducción es radicalmente distinto, ya que considero que la seducción es placentera en sí misma y una fuente de realización personal. Los juegos que se dan en las miradas, en el tono de voz, en las sonrisas, en las posturas corporales, en las sorpresas, en la ambigüedad, en las palabras, en el acercamiento, en las fantasías, en la incertidumbre. Todo esto (y mucho más) merece ser disfrutado y vivido con placer, independientemente de que consigas o no tu objetivo de conquistar. La seducción es, además, una maravillosa oportunidad para conocer más acerca del otro y de conocerte para potenciar tus aspectos más virtuosos, para superar tus propias limitaciones.
Mi propia experiencia me ha enseñado que puede aprender a seducir quien se lo proponga, y por eso transmito mis creencias y conocimientos con seguridad, firmeza y convicción. Solo es necesario tener ganas, voluntad, capacidad de observación y saber tomar lo mejor de la experiencia. Propia y ajena.
Luego de estos comentarios acerca de la filosofía de El placer de seducir, te contaré brevemente su estructura.
Dividí El placer de seducir en seis partes. En las tres primeras desarrollo algunos conceptos teóricos sobre el tema. En la cuarta, incluyo ejercicios prácticos derivados de esos conceptos. En la quinta abordo, de manera directa, algunas temáticas de sexualidad y erotismo que, considero, serán de especial interés para los seductores. Claro, ya sabes que una cosa suele llevar a la otra. Finalmente, presento un capítulo con temas que complementan el material del resto de la obra.
“La seducción bajo la lupa” es una introducción básica en la que defino al término “seducción” y lo distingo de otros conceptos como el cortejo y la histeria. También analizo las diferentes etapas de la seducción y sus componentes innatos, aprendidos, conscientes y no conscientes. Por otro lado, afronto los mitos y miedos que inhiben el desarrollo de las capacidades de seducción. Quizás quieras pasar rápidamente a la práctica, pero te aseguro que estas bases conceptuales te serán de gran utilidad como un primer acercamiento al tema.
“La atracción al desnudo” es el análisis detallado de aquellas cualidades que hacen atractiva a una persona, tanto en el sentido social como en el sexual. Rescato específicamente aquellas características de imagen y de personalidad valoradas de forma positiva en hombres y en mujeres de la cultura latina, reforzando el concepto de que el arte de la seducción tiene más que ver con estos aspectos que con lo meramente estético. Estoy seguro de que leyendo este capítulo vas a empezar a pensarte de otra manera.
“El arte de seducir al alcance de tus manos” es la parte práctica por excelencia, la que seguro estabas esperando, en la cual presento diferentes recursos de seducción, para que los adecúes a tu estilo personal, a la relación particular que estableces con alguien, a los fines que persigues y al contexto.
“Seductores en acción” incluye tareas prácticas que te permitirán capacitarte en las habilidades para seducir y, por lo tanto, para llevar al campo de juego los conceptos desarrollados en el texto. Si eres constante, seguro te funcionarán.
“Diez cosas sobre sexo que todo seductor debe saber” es un interesante compendio de temas de sexualidad y erotismo que te proveerán de herramientas prácticas para disfrutar de a dos. Estos conocimientos te darán seguridad, lo que es importante ya que el momento de irte a la cama con alguien a quien estás conociendo suele tener su toque de ansiedad y nerviosismo.
El libro cuenta además con seis Bonus Tracks sobre temas específicos que no quiero dejar de abordar:
“Academia de seducción” es un resumen de mi experiencia personal como coordinador de talleres orientados a desarrollar habilidades para la seducción. Comento sus características, objetivos, actividades, repercusiones y también las conclusiones obtenidas junto con algunas anécdotas ilustrativas.
“Novios para siempre: la seducción en la pareja estable” está dedicado a la seducción en las relaciones que perduran en el tiempo. Entre paréntesis, es el tema central de mi primer libro, El erotismo infinito, en el que de hecho dediqué un capítulo a El placer de seducir como una suerte de abrebocas de esta obra, por supuesto desarrollado con mucha más profundidad en las páginas que siguen a continuación. En este apartado analizo los factores que intervienen para que las relaciones de pareja tiendan a la monotonía, al abandono de los juegos de seducción y al empobrecimiento erótico. Pero no te preocupes, todo tiene su solución.
“Cuando seducir es un problema: los trastornos del cortejo” está enfocado en la seducción vista como un inconveniente. Muchos hombres y mujeres sufren bastante por sus dificultades para iniciar o mantener una relación con las personas que despiertan su interés y su deseo. Eso afecta a su vida en el sentido social, emocional y obviamente erótico.
“Seducción total. Entrevista a la famosa sexóloga Flavia Dos Santos” está dedicado a una sexóloga brasileña, residente en Colombia, a quien entrevisté para este libro y que me parece un reflejo de lo que llamaría la seducción total, es decir, alguien que integra en su persona los tres estilos de seducción.
“Los códigos de la seducción homosexual. Entrevista al psicólogo Miguel Rueda Sáenz” profundiza un tema que me parecía necesario incluir para superar la mirada heterosexista de la seducción. En esta lectura te darás cuenta de que, a la hora de seducir, es más determinante el estilo y las preferencias de una persona que su orientación sexual.
“De padre a hijo. Diálogos sobre seducción” es una entrevista que realicé en un programa de radio a mi padre, Raúl López Peralta, reconocido médico psiquiatra, cantante de boleros y gran seductor. Sus consejos son tan interesantes que decidí volcarlos en este último apartado, así todos aprendemos de su sabiduría.
Todos los capítulos incluyen anécdotas, consejos, opiniones de expertos y de personas con sentido común. Así, la lectura se hace más amena, cotidiana, y sentirás que este libro es tuyo, pues incluye vivencias que de una u otra manera te resultarán cercanas.
Espero que El placer de seducir no sea un libro más para ti. Lo escribí pensando en que la seducción no solo es un camino al placer, al amor, a la sexualidad… sino, ante todo, una oportunidad para superarte como persona.
Definir el término seducción me resultó una tarea poco sencilla: cada persona, desde su experiencia, puede describirla de una manera particular. De todas formas, intentaré tomar algunas definiciones conocidas y rescatar algunos testimonios para aunar criterios y esbozar una definición que sirva de guía para este libro.
En el Diccionario Enciclopédico de Salvat —vieja pero efectiva fuente de consulta que ojalá no revele mi edad— se define el término seducción como la “acción y efecto de seducir” y se lo toma como sinónimo de soborno. Cuando consulto en la misma obra el significado del verbo seducir, dice que es “hacer caer, persuadir al mal mediante engaños o halagos”.
En este caso encontrarás una definición negativa del término, ligada a la manipulación intencional del otro, orientada por una finalidad egoísta y que solamente beneficia al sujeto activo de la seducción. Desde este punto de vista, la seducción es una trampa, porque consiste en conductas que utilizas para conseguir lo que quieres del otro y de alguna manera dominarlo. Por lo tanto, implica ocultar algo y no ser auténtico. Por supuesto que hay responsabilidad compartida, ya que también hay del otro lado alguien que refuerza esa conducta y no quiere ver la realidad.
Para un grupo grande de personas, la seducción está ligada específicamente al erotismo. En ese marco, está pensada como un conjunto de estrategias que tienen como objetivo conquistar al ser deseado para un encuentro erótico y sexual. Esa conquista, a su vez, puede perseguir fines más puntuales como una relación amorosa estable, una aventura, una relación informal o servir para (re)confirmar la propia capacidad de conquista y sostener la autoestima.
Aquí voy a introducir la interesante distinción entre histeria y seducción. Cuando hablo de histeria lo hago desde el sentido popular del término. La histeria consiste en utilizar la seducción para manipular a alguna víctima, sabiendo claramente que llegarás hasta un límite, pero dándole a entender a esa persona que le darás mucho más. Eso sí es un engaño evidente, porque se plantea un juego en el cual el otro ignora que está participando. El objetivo es cautivar su deseo y su mirada para sentir que te desean, lo cual te reconfirma tu atractivo erótico. Se asocia más a las mujeres, pero también a los hombres —cada vez más en estos tiempos—. No se convencen de sus propios valores sensuales, y necesitan la confirmación permanente por medio de la mirada deseante de los demás que saben generar, pero nunca satisfacen porque también está presente un gran temor al compromiso y a la entrega.
También puedes pensar la seducción como un proceso presente en todas las relaciones humanas: las amorosas, las de amistad, las familiares, las laborales, las circunstanciales. La seducción opera en el momento en que rindes un examen y quieres mostrar tu seguridad y preparación; cuando tienes una entrevista para obtener un puesto de trabajo y debes hacer evidentes tus competencias para desempeñarlo; cuando le pides a un amigo que te escuche porque necesitas de su ayuda y de su comprensión; cuando hablas en público o en una reunión intentando captar la atención de los demás. Y si te pones a pensar en tu vida cotidiana, quizás en cada uno de los contactos que estableces con las demás personas, ya sea que mantengas con ellas una relación de treinta años de historia o de dos minutos de encuentro, la seducción se pone en juego.
Si analizas los ejemplos anteriores, encontrarás en común uno de los aspectos que distinguen al fenómeno de la seducción: la búsqueda de aceptación por parte del otro.
Los recursos por medio de los cuales logras esa aceptación son variables en cada caso, y a veces adoptan modalidades tales que cuesta pensar que se trata realmente de un acto de seducción. Hay quienes seducen de forma directa, poniendo en práctica sus mejores recursos positivos: el tono de voz, la mirada, la postura corporal, la simpatía, el sentido del humor, la solidaridad. Se trata de recursos directos, que pueden ser actuados o no, pero que para la mirada atenta resultan claros y también inconfundibles. Otros seducen con la indiferencia. Esa indiferencia puede ser una estrategia consciente y planificada, por medio de la cual se busca desorientar y sorprender. Pero a veces es un signo de timidez, de temor o de no saber cómo actuar ante la persona deseada. También están aquellos que inducen sentimientos de culpa y de lástima en los demás. Se trata de una forma de seducción por recursos indirectos, en la cual existe una manipulación consciente o no consciente para generar atracción o evitar un abandono. Es la seducción del depresivo, del indefenso, del que desempeña el papel del mártir, ideal para personalidades culpógenas. Y podría describir infinidad de situaciones más.
Lo que queda claro, y aquí tienes un segundo punto de acuerdo, es que la seducción es un proceso que involucra al menos a dos partes. Así como sabes que para que haya guerra tiene que haber dos bandos dispuestos a luchar, para que exista un proceso de seducción hacen falta dos actores. Cada uno asume un rol determinado que puede variar o redefinirse. Tienen consciencia o no de que están participando, coinciden o no en sus pensamientos y emociones, comparten o no los objetivos, pero existe una reciprocidad entre ellos.
Por otro lado, es necesario distinguir entre dos conceptos que por lo común se toman equivocadamente como sinónimos: seducción y cortejo. El cortejo hace referencia a los comportamientos de búsqueda sexual programados genéticamente para una determinada especie. Los animales, machos y hembras, se cortejan. En el comportamiento de los seres humanos también están presentes ciertas determinaciones genéticas de herencia ancestral. Pero esas determinaciones biológicas evolutivas no son las únicas que le dan forma a tu accionar. La seducción incorpora a lo biológico, lo psicológico, los vínculos y la cultura. Por lo tanto, es un fenómeno más complejo que incluye al cortejo pero no se reduce al mismo, y es específico del ser humano.
La psicología de la seducción hace referencia a los modelos que aprendiste como punto de referencia, a tu historia de vida, a tu estructura y estilo de personalidad, a tus preferencias sexuales, a tus creencias, a tu autoestima y a tus habilidades sociales.
Los vínculos que estableces también condicionan la manera de seducir, ya que se presenta una relación entre dos partes que interactúan creando sus propias reglas de juego, sus estructuras de poder y de dominación, sus proyectos, sus estilos y sus códigos.
La cultura es común a quienes comparten un tiempo y un espacio determinados, y establece unos ciertos modelos de hombres y de mujeres seductores, así como unos ritos particulares para seducirse. El concepto de belleza, los roles de género (es decir, los comportamientos esperados en hombres y en mujeres), los juegos de seducción (incluyendo sus pasos, tiempos y formas), son específicos a cada cultura y a cada subcultura. Basta con que mires unas fotos eróticas de hace ochenta años, y te darás cuenta de que no te producen nada más que un poco de curiosidad o quizás risas. Pero en ese momento, esas imágenes seguro que eran excitantes.
Estableciendo entonces un tercer punto de acuerdo, pienso que el cortejo es un fenómeno del reino animal, mientras que la seducción es específica de la especie humana y engloba al anterior aunque lo trasciende.
Para seducir, y quizás sin darte cuenta, tú despliegas los recursos que consideras más eficaces. Con el tiempo aprendes a conocerte mejor, descubres cualidades propias que probablemente no tenías presentes y también perfeccionas la manera de mostrarlas y de utilizarlas. En síntesis, sacas tus mejores plumas, cual pavo real.
El cuarto componente de la definición de seducción es el estratégico: utilizas ciertos recursos (que reconoces como exitosos en determinadas situaciones o con determinadas personas) de manera consciente o no consciente. Aquí entra en juego la autoestima: si tienes una autoestima fuerte sabrás identificar tus mejores virtudes, desarrollarlas y ponerlas en práctica adecuadamente. En cambio si la autoestima es débil jerarquizarás más tus defectos, minimizando tus virtudes, y por lo tanto proyectarás una imagen congruente con la que tienes de ti mismo: una imagen negativa.
Una distinción, también interesante, la escuché de un teórico de “Epistemología de la Psicología” mientras estudiaba mi carrera de grado. El profesor en ese momento era el Doctor Raúl Serroni-Copello, quien además ha hecho grandes aportes a este libro. En medio de una clase que trataba un tema arduo —filosofía de la ciencia, imagínate—, y de manera casi inconexa —porque creo que notaba que estábamos empezando a dormirnos—, empezó a hablar de relaciones humanas y de la diferencia entre seducir y cautivar. Su explicación fue más o menos la siguiente: si te sientes seducido por alguien, entonces estás con esa persona porque te atrae, te produce deseo y una genuina necesidad de compartir diferentes momentos y situaciones que suelen estar asociadas al placer. En cambio, el sentirte cautivado indica que permaneces en esa relación porque no puedes escapar de ella, es decir, que no eliges a la persona como tal sino que en realidad no ves otra alternativa. Y si te pones a pensar, cuántas veces escuchas historias de hombres y de mujeres que persisten en un vínculo porque se sienten amenazados, creen que nadie los va a querer si no es esa pareja, tienen una realidad económica o familiar que los ancla o son presos de los mandatos sociales que, por ejemplo, condenan a quienes se separan. En conclusión, cuando tienes una relación estable es bueno que te preguntes, al menos de vez en cuando, si te sientes seducido o cautivado.
Considerando todos estos elementos, defino la seducción de la siguiente manera:
Es un proceso en el cual están involucradas al menos dos personas que interactúan entre sí, con el objetivo de conseguir la aceptación del otro, ya sea como fin en sí mismo o como puente para alcanzar otros fines. En ese proceso se utilizan, de manera planeada o involuntaria, determinados recursos verbales y no verbales.
Antes de seguir avanzando en la teoría y la técnica de la seducción, es preciso que te haga una pregunta importante. ¿Para qué seduces? Ya te conté que todos seducimos en diferentes ámbitos, a distintas personas, y los objetivos varían. Pero especialmente cuando se trata de un acercamiento que involucra a la sexualidad y al afecto, piensa siempre que hay alguien del otro lado que siente, y que tiene derecho a conocer cuáles son tus intenciones reales para poder elegir de verdad.
Volviendo a las Escuelas de seducción a las que me referí más arriba, hace poco estaba viendo un video de unos españoles que se dedican a entrenar a hombres que se consideran poco expertos en estos temas. En su discurso —que decía muchas cosas y a la vez no decía nada— uno de los jóvenes afirmaba: “Te enseñaremos a tocar las emociones de una mujer, y así conquistarás a quien quieras. Es más, hasta puedes estar con una chica distinta cada día de la semana”. ¿Qué te parece? Movilizar emocionalmente a una mujer, así llamas su atención. Crear la expectativa de que eres el hombre que ella quiere a su lado, para compartir diferentes espacios en su vida, con una proyección juntos. Y luego de unos cuantos movimientos entre las sábanas, desapareces de su vida como si fueras un ilusionista. No me parece justo.
No te estoy diciendo que debes firmar un contrato especificando cada una de tus intenciones. Tampoco pienso que todo es tan rígido. De hecho, ¿cuántas veces pasa que alguien te gusta solo para revolcarte en la cama, y terminas enamorándote? O al revés, el enamoramiento se esfuma en unos instantes, pero queda una química genial entre los dos. Pero lo que sabes es qué sientes en este momento, qué intereses te movilizan, qué esperas de esa relación, y no es ético prometer amor si solo quieres sexo.
También es necesario referirme al autoengaño. No siempre hay alguien del otro lado que te hace falsas propuestas, el estafador puede estar dentro de ti. “Yo sé que él quiere tener sexo conmigo, nada más. Y lo puedo manejar perfectamente, aunque reconozco que me estoy enamorando”. Palabras más, palabras menos, lo escuché varias veces, especialmente en las mujeres. Cuidado. No te desconectes de tus sentimientos, escucha a tu corazón, porque puede estar sufriendo en silencio y cuando se decida a hablar vas a sufrir más de lo que crees. Nada puedes reprocharle a alguien si actuó con honestidad, su discurso fue claro, y las ilusiones que construyes solo tienen como sustento a tus fantasías.
Manejarte con ética en las relaciones sociales, incluyendo a las amorosas y a las eróticas, es una condición básica de un buen seductor. De nada sirve tener la mejor pinta, una mirada irresistible, una voz provocativa, una labia enredadora, si no te pones en el lugar de quien tienes enfrente y piensas, ante todo, en no hacerle daño.
Para el ojo estudioso, la seducción va más allá de un acercamiento en el espacio físico y sus consecuencias. Haciendo una radiografía detallada, encontrarás elementos muy interesantes que forman parte de un proceso de seducción. Comprenderlos no solo tiene una finalidad de estudio, sino también de autoconocimiento y de desarrollo personal.
La seducción se compone de aspectos innatos y aprendidos, conscientes y no conscientes.
Los aspectos innatos de la seducción involucran a aquellas actitudes y conductas que heredas de tus antepasados por el solo hecho de ser parte de la especie humana, así como de tus padres biológicos. Algunos comportamientos arquetípicos han sido estudiados en varias investigaciones: todas concluyen que existen coincidencias, independientemente de las variables culturales. De este modo, hay manifestaciones típicas del hombre y de la mujer cuando estás en una situación de cortejo, y que son comunes a todas las épocas y a todos los lugares.
Por otro lado, tienes aquellas cualidades físicas como la voz, la belleza facial, la estatura, la contextura corporal y el color de ojos, entre otras, que recibes en tus genes. Esas cualidades son consideradas más o menos deseables de acuerdo con cada cultura. La belleza es una construcción social, ya lo expresé antes, y por lo tanto la misma persona que en un cierto tiempo y espacio es considerada bella, tres siglos antes podría haber resultado poco atractiva. Del mismo modo, hay que destacar que existe una programación genética para que determinados rasgos y características tiendan a ser considerados atractivos, independientemente de la cultura. Por ejemplo, las mujeres tienden a buscar hombres altos, con una contextura física fuerte, un rostro simétrico, voz grave y conducta proactiva. Los hombres deseamos mujeres en las que observamos una cierta distribución de la grasa corporal, acumulada principalmente en sus nalgas, caderas y pechos. Esas características estudiadas por la biología evolucionista —en la bibliografía se citan algunos autores— serían indicadores de cualidades saludables masculinas y femeninas, respectivamente. No quiere decir que si no tienes esos atributos quedas fuera del casting, así que no te vayas a deprimir. Solo son tendencias generales, pero como te conté antes la seducción va más allá de los factores biológicos.
Los aspectos aprendidos de la seducción se refieren a aquellos recursos que desarrollas a partir de tu experiencia personal y que serán objeto de análisis y de trabajo un poco más adelante: rasgos de personalidad (como la simpatía, la inteligencia, la sensibilidad, la suavidad, el sentido del humor, la autoafirmación, las habilidades sociales) y el perfeccionamiento de las estrategias de conquista.
Para aprovechar al máximo tus condiciones innatas es necesario identificarlas y potenciarlas. Eso implica que necesitas un trabajo profundo al observar tus acciones, escuchar los comentarios constructivos de otros, aprender del comportamiento de los demás y ensayar diferentes recursos para seducir mientras vas encontrando tu propio estilo.
Los aspectos conscientes de la seducción comprenden a aquellas estrategias planificadas: las palabras, los piropos, los tiempos, la preparación de la imagen, las formas de acercarte. Desde este punto de vista, la seducción incluye un plan de acción en el cual utilizas las herramientas que de acuerdo con tu intuición, experiencia y conocimiento te permiten conseguir determinados fines. Por ejemplo, si tienes una cita con alguien a quien consideras bastante formal, quizás la vestimenta que uses sea más seria que de costumbre para sintonizar mejor con esa persona. También adoptas una postura corporal y utilizas un lenguaje acorde con esa situación. No es lo mismo una primera cita en un bar rockero que en un club de la alta sociedad.
Finalmente, los aspectos no conscientes de la seducción incluyen a los comportamientos de los cuales no eres consciente: tu tono de voz, tus gestos faciales, tu postura corporal, la distancia entre los dos, la dilatación de tus pupilas, tus miradas. El mismo comportamiento puede ser gobernado por la consciencia en algunos momentos y ser involuntario en otros. En ocasiones pones una voz melosa y acariciante en acción, pero quizás más adelante se haga un hábito incorporado que no requiere de la intervención de la consciencia. O, incluso, pienso que algunas conductas, las mismas, son puestas en marcha voluntariamente por algunas personas y son involuntarias en otras. Están quienes tienen una mirada espontánea y naturalmente sensual, así como también los que ajustan detalles de su mirada (intensidad, profundidad, duración, movimientos de las cejas) de manera planificada. Es interesante que tomes consciencia de lo que estás haciendo al seducir a alguien. Quizás te des cuenta de algunas zonas de tensión corporal que en vez de generar un acercamiento producen rechazo. Por ejemplo fruncir el ceño, cruzar los brazos o una mirada esquiva. Y también aprovecha ciertos recursos que, según lo que observas, están teniendo una buena aceptación en la persona deseada: la mirada sugerente, la voz susurrante o los juegos de tus dedos con el cabello.
Según la célebre antropóloga norteamericana Helen Fisher, el cortejo consta de cinco etapas que se han estudiado en diferentes, y muy variadas, culturas actuales así como en numerosas especies animales. Me parece muy interesante contarte de qué se trata, así tú te vas analizando y encuentras puntos fuertes a explotar así como los débiles a trabajar.
A) ETAPA DE LLAMAR LA ATENCIÓN. Como hombre o como mujer tú utilizas técnicas y recursos para llamar la atención de los demás. Implementas estrategias características de cada género, edad, contexto, cultura y personalidad, emitiendo señales de importancia y disponibilidad. Es decir que mediante la postura corporal, los movimientos, los gestos, la ubicación en el lugar, la vestimenta, se hace evidente tu disponibilidad para iniciar un proceso de seducción y por lo tanto intentas mostrar que tienes valor, el suficiente como para que se fijen en ti. Esta fase tiene la importancia de dejar una buena imagen en otras personas (sobre todo pensando en aquella que te atrae) y a partir de allí generar el interés por un acercamiento. Dicen que no hay una segunda oportunidad de crear una primera buena impresión… y no quiero ponerte presión, pero si no logras llamar la atención de alguna forma, la seducción es imposible: no te van a percibir o al menos esa percepción no estará cargada de interés hacia tu lado. Porque claro, tampoco basta con que te vean, sino que debes resultar interesante. La seducción consiste en llamar la atención, transformándola en deseo. Con ese objetivo tiendes a aprovechar los que consideras tus mejores atributos: si eres hombre te pones una camiseta ajustada y muestras tus brazos trabajados en el gimnasio; como mujer, combinas una minifalda con zapatos de tacón alto y muestras tus piernas, además de realzar tus curvas con una manera sensual de pararte. También te sientas en la barra de un bar riéndote a carcajadas con tus amigos o amigas, dando a entender que eres alegre; o te vistes combinando colores y prendas con muy buen gusto, expresando así tu interés por el cuidado personal y también (si la ropa es de ciertas marcas) una determinada capacidad adquisitiva.
B) ETAPA DE RECONOCIMIENTO Y ACERCAMIENTO. Por algún motivo que quizás no es del todo consciente (y que analizaré más adelante), te interesa una persona en particular entre tantas que pueden haber pasado frente a ti. Tu mente se centra en él o ella de manera automática. Entonces agudizas tus recursos para generarle curiosidad por conocerte. La mirada ocupa un lugar preponderante en esta etapa. Utilizas lo que entre los mamíferos se denomina “mirada copulatoria”, una mirada particular que suele estar acompañada por una respuesta automática (la dilatación de las pupilas) que expresa atracción interpersonal. La mirada copulatoria tiene el objetivo de mostrar interés por acercarte y a la vez verificar si existe disposición del otro lado. La sonrisa es otro recurso que acompaña a la mirada y dice mucho acerca de las personas y de sus intenciones.