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Entre 1893 y 1894, algunos lectores de la época pudieron descubrir, en las páginas de algunas revistas, diversos cuentos protagonizados por animales surgidos de la imaginación del escritor británico Rudyard Kipling. Tiempo después, esos relatos fueron agrupados en un mismo libro, cuyo título se conoce en español como “El libro de la selva” o “El libro de las tierras vírgenes”.Aunque esta colección haya tenido, en un primer momento, fines literarios, es probable que muchos niños, jóvenes y adultos de la actualidad hayan conocido esta entretenida y didáctica propuesta gracias a la pantalla grande, ya que el contenido del libro fue convertido en película por los estudios Disney.Kipling elaboró este trabajo que, hasta el día de hoy, está considerado como un clásico del género de aventuras, inspirado en la selva de la India. Con ese escenario como centro de la acción, el también creador de obras como “Capitales intrépidos” optó por “hacer hablar” a los animales con el propósito de brindar consejos o lecciones morales para generar, de este modo, conciencia y reflexiones en torno a la relación existente entre la naturaleza y el hombre.Ese perfil instructivo que se vuelve evidente, por ejemplo, al descubrir las reglas de convivencia útiles para sobrevivir “en la selva” que el autor incluyó en estos cuentos, hizo de “El libro de las tierras vírgenes” un material indispensable para la motivación de muchos exploradores.Aunque los relatos son más de diez, no se puede dejar de reconocer que los más famosos son los que tienen a Mowgli como protagonista. Como recordará más de un fanático ya sea de la versión impresa como del largometraje, este personaje es un cachorro humano que fue educado por un grupo de lobos y, a diferencia de otros seres de su especie, consiguió adquirir el lenguaje y las costumbres del entorno selvático.
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Entre 1893 y 1894, algunos lectores de la época pudieron descubrir, en las páginas de algunas revistas, diversos cuentos protagonizados por animales surgidos de la imaginación del escritor británico Rudyard Kipling. Tiempo después, esos relatos fueron agrupados en un mismo libro, cuyo título se conoce en español como “El libro de la selva” o “El libro de las tierras vírgenes”.
Aunque esta colección haya tenido, en un primer momento, fines literarios, es probable que muchos niños, jóvenes y adultos de la actualidad hayan conocido esta entretenida y didáctica propuesta gracias a la pantalla grande, ya que el contenido del libro fue convertido en película por los estudios Disney.
Kipling elaboró este trabajo que, hasta el día de hoy, está considerado como un clásico del género de aventuras, inspirado en la selva de la India. Con ese escenario como centro de la acción, el también creador de obras como “Capitales intrépidos” optó por “hacer hablar” a los animales con el propósito de brindar consejos o lecciones morales para generar, de este modo, conciencia y reflexiones en torno a la relación existente entre la naturaleza y el hombre.
Ese perfil instructivo que se vuelve evidente, por ejemplo, al descubrir las reglas de convivencia útiles para sobrevivir “en la selva” que el autor incluyó en estos cuentos, hizo de “El libro de las tierras vírgenes” un material indispensable para la motivación de muchos exploradores.
Aunque los relatos son más de diez, no se puede dejar de reconocer que los más famosos son los que tienen a Mowgli como protagonista. Como recordará más de un fanático ya sea de la versión impresa como del largometraje, este personaje es un cachorro humano que fue educado por un grupo de lobos y, a diferencia de otros seres de su especie, consiguió adquirir el lenguaje y las costumbres del entorno selvático.
Rudyard Kipling
Título Original: The Jungle Book
Autor: Rudyard Kipling
Numerosas son las consultas a especialistas generosos que exige una obra como la presente, y el autor faltaría, a todas luces, al deber que le impone el modo como aquéllas han sido contestadas, si dejara aquí de hacer constar su gratitud para que tenga la mayor publicidad posible.
Debo dar gracias, en primer término, al sabio y distinguido Bahadur Shah, elefante destinado a la conducción de bagajes, que lleva el número 174 en el libro de registro oficial de la India, el cual, junto con su amable hermana Pudmini, suministró con la mayor galantería la historia de Toomai el de los elefantes y buena parte de la información contenida en Los servidores de Su Majestad. Las aventuras de Mowgli fueron recogidas, en varias épocas y lugares, de multitud de fuentes, sobre las cuales desean los interesados que se guarde el más estricto incógnito. Sin embargo, a tanta distancia, el autor se considera en libertad para dar las gracias, también, a un caballero indio de los de vieja cepa, a un apreciable habitante de las más altas lomas de Jakko, por su persuasiva aunque algo mordaz crítica de los rasgos típicos de su raza: los presbipitecos[1]. Sahi, sabio diligentísimo y hábil, miembro de una disuelta manada que vagaba por las tierras de Seeonee, y un artista conocidísimo en la mayor parte de las ferias locales de la India meridional donde atrae a toda la juventud y a cuanto hay de bello y culto en muchas aldeas, bailando, puesto el bozal, con su amo, han contribuido también a este libro con valiosísimos datos acerca de diversas gentes, maneras y costumbres. De éstos se ha usado abundantemente en las narraciones tituladas: «¡Al tigre! ¡Al tigre!», «La caza de Kaa» y «Los hermanos de Mowgli». Deber de gratitud es igualmente para el autor el confesar que el cuento «Rikki-tikki-tavi» es, en sus líneas generales, el mismo que le relató uno de los principales erpetólogos de la India septentrional, atrevido e independiente investigador que, resuelto «no a vivir, sino a saber», sacrificó su vida al estudio incesante de la Thanatofidia oriental. Una feliz casualidad permitió al autor, viajando a bordo del Emperatriz de la India , ser útil a uno de sus compañeros de viaje. Quienes leyeren el cuento "La foca blanca" podrán juzgar por sí mismos si no es éste un espléndido pago a sus pobres servicios.
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
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